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Un mundo para nosotros por szukei

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Notas del capitulo:

ADVERTENCIA: ESTE CAPÍTULO CONTIENE LEMON, ES DECIR, UN ENCUENTRO SEXUAL EXPLÍCITO ENTRE DOS HOMBRES.

 

SI NO TE GUSTA, NO LEAS POR FAVOR.

 Capítulo nº13: Fuegos artificiales durante la noche

 

 

 

 

 

-  Ling... ¿Pero qué crees que estás haciendo?

 

 

 

-  No puedo contenerme más, Ed.

 

 

 

Las manos del príncipe se posaron en las mejillas del rubio, mientras sus labios se unían una vez más. Fue un beso tímido, simples roces, pero eso bastó para que Ling comenzara a inquietarse, dejando que sus dedos bajaran de a poco y quedaran un poco más abajo del ombligo del alquimista, quien apenas sintió ese contacto por sobre la ropa lo puso en alerta.

 

 

 

-  Ya basta, ¡detente!

 

 

 

-  Eres un chico muy hablador, será mejor silenciarte de una buena vez.

 

 

 

-  ¡Ni se te ocurra hacerlo, bastar...!

 

 

 

Pero no pudo terminar de hablar, su boca estaba unida otra vez a la de Ling. Era como si sus labios encajaran a la perfección, y que habían necesitado sentir ese encaje desde hace tiempo. Su mente estaba completamente confusa, no podía pensar claramente en una situación así.

 

 

 

-  ¿Eres estúpido o no entiendes lo que te digo? ¡He dicho que te detengas!

 

 

 

-  No quiero detenerme, ya deja de hablar.

 

 

 

Ling lo cogió por las muñecas usando la mano izquierda, y colocó sus brazos por sobre su cabeza. Ed pensó que podría zafarse, pero le fue imposible, ¿acaso Ling era tan fuerte? Su cuerpo era bien marcado, con unos brazos varoniles algo musculosos, pero Ed no creía que fueran tan fuertes. Tampoco podía moverse de piernas, el maldito estaba sentado sobre ellas. Estaba jodido por todos lados.

 

 

 

Con una destreza y rapidez increíble, la mano derecha de Ling fue capaz de desnudar a Ed y a sí mismo también. Cerrando sus ojos, Ling comenzó a lamer con la punta de su lengua traviesa todo el cuello del rubio, quien tenía ya la garganta seca de tanto gimotear y hacer fuerza para escaparse de las manos del príncipe pervertido.

 

 

 

Pero cuando Ling dejó que su respiración rozara la oreja del rubio mientras sus dedos profanaban el miembro del alquimista, Ed entró en pánico. La situación se le estaba escapado de las manos, no le quedaban muchos argumentos para terminar con eso.

 

 

 

-  Yo... yo soy un chico, y tu también lo eres.

 

 

 

-  ¿Y eso qué? No es como si fuese un argumento para detenerme, y yo sé que tú tampoco lo considerarías como algo válido.

 

 

 

Ambos se miraron a los ojos por unos segundos, pero Ed desvió la mirada primero, sabiendo que estaba perdiendo la batalla. Entonces, los dedos de Ling aumentaron la presión, y Ed no podía contener sus gemidos. Jamás había disfrutado tanto ser tocado por alguien, nunca pensó que un desconocido fuera a excitarlo de tal manera, y aquello lo tenía vuelto loco. La punta de los dedos lo acaribian de arriba a abajo, mientras presionaba el dedo índice en su punto más sensible, consiguiendo extraer un líquido blanco que se escurría por entre los dedos de Ling.

 

 

 

Deseaba gritar, pero los labios de Ling lo atacaban entonces sin piedad, y Ed entreabrió sus labios para permitir que sus lenguas se unieran. Fue un contacto suave al principio, pero Ling fue aumentando la intensidad del beso, devorando los labios de Ed con cada movimiento, perdiendo el control de sus dedos que todavía exprimían el miembro del rubio.

 

 

 

-  Que no se te ocurra detenerte ahora, imbécil.

 

 

 

Ling esbozó una sonrisa. Deseaba llegar a mayores con Ed, pero violarlo no tenía sentido alguno. No soportaba el hecho de hacer algo que Ed no quisiera, incluso si ya no podía contenerse por más tiempo. Quería hacerlo suyo, y agradeció a los dioses porque Ed finalmente había acabado accediendo. Pensó que jamás lo aceptaría, o que le costaría más trabajo, pero no iba a quejarse, ahora tenía al rubio solo para él.

 

 

 

Acarició las mejillas del alquimista, luego sus labios, y de a poco fue introduciendo un dedo en la boca del rubio. Ed cerró sus ojos y lamió el dedo de Ling con la punta de la lengua, de forma lenta y cuidadosa, volviendo loco al príncipe quien se excitaba con tan solo mirar al chico lamer con tanta dedicación. Introdujo entonces un segundo dedo, y mientras Ed los lamía, Ling llenaba de besos la frente del rubio, dejando escapar a veces un gemido lejano.

 

 

 

Sin poder contenerse ni un segundo más, Ling penetró lentamente la entrada de Ed con los dedos que habían sido lamidos tan maravillosamente. El rubio, quien apenas sintió esa íntimo contacto, gritó a causa de una exquisita mezcla de placer y dolor. No era la primera vez que se deleitaba con esa sensación en su vida, pero en ese momento se sentía como todo un primerizo.

 

 

 

-  Lo siento, creo que fui un poco brusco.

 

 

 

-  ¿Tú crees? No importa, no te detengas, te mataré si lo haces.

 

 

 

-  Eres un mazoquista, y un pervertido también. Me gusta.

 

 

 

Ling fue moviendo sus dedos en círculos dentro de Ed, mientras el príncipe le resoplaba la oreja y se la mordiqueaba. Estaba siendo sobreestimulado, y lo estaba disfrutando, era una deliciosa perdición. Se había dado el lujo de dejar caer las barreras entre ellos para bien, sabía que Ling era de los chicos que sabían lo que hacían, era un excelente amante, y se sintió aliviado que así fuera.

 

 

 

-  Aaah, aaah...

 

 

 

-  Eres adorable cuando gimoteas

 

 

 

-  Ca-cállate, Ling... aaah, aaaah, ¡aaahhh!

 

 

 

Esa fue la señal, Ling colocó las piernas de Ed sobre sus hombros, y penetró con fuerza al rubio mientras éste entralazaba sus manos con las de Ling. El joven príncipe comenzó a mover sus caderas de atrás hacia adelante, provocándole a Ed un escalofrío por toda la espalda que lo hizo estremecerse. Ling soltó entonces una de sus manos, y paseó sus dedos por el torso del rubio, aumentando de a poco las embestidas, entrando y sacando su miembro. Despacio fueron bajando sus dedos hasta encontrarse con la erección de Ed, y comenzó a manosearlo de arriba a abajo, siguiendo el ritmo de las penetraciones

 

 

 

Todo el cuerpo de Ed estaba bañado en sudor, y su garganta a duras penas podía emitir gemidos. Estaba muriendo de placer, mientras su leche bañaba los dedos del príncipe, sin que éste se decidiera a detenerse. Estaba muy cerca del clímax, y podía notar por las rojas mejillas de Ed que él también estaba cerca.

 

 

 

Sin separarse, Ling cogió a Ed de los hombros y lo ayudó a colocarse sobre él, como si lo estuviese montando. Dicho cambio de posición volvió al rubio más estrecho que antes, y Ling no pudo evitar gemir mientras Ed lo miraba divertido.

 

 

 

-  Vaya, mira quién está perdiendo el control ahora.

 

 

 

-  No cantes victoria todavía.

 

 

 

Ling entonces colocó sus manos sobre las caderas de Ed y lo fue empujando hacia atrás, a la vez que él movía sus caderas adelante y atrás.

 

 

 

-  ¡Aaaahhhh!

 

 

 

-  Y eso no es todo...

 

 

 

Cuando Ed ya había cogido el ritmo, una mano de Ling fue a dar al miembro de Ed, el cual estaba tenso y demostraba que se la estaban pasando de maravilla. Por su parte, el rubio no podía dejar de gritar, podía sentir cómo Ling se había corrido dentro suyo, y estaba a punto de correrse él mismo. Las embestidas, las caricias, los jadeos de Ling, se sentía embobado en ese ambiente sexual que nuna antes había experimentado. Todo le resultaba como un torbellino que aumentaba de velocidad sin piedad, con los gruñidos de Ling el fondo que lo hacían gritar también, perdiéndose cada vez más y más en el calor de sus movimientos.

 

 

 

Entonces su estómago se contrajo, y se sintió envuelto en una ola de placer que lo recorrió de cabeza a pies, sintiendo que su miembro palpitaba entre los dedos del príncipe, quien apretanto una nalga del rubio, se dejó llevar él también con un grito de placer, como un gruñido bestial.

 

 

 

La trenza de Ed se había desarmado, y su cabello estaba hecho un desastre, empapado en sudor, al igual que todo su cuerpo, que temblaba por los espasmos que le provocaban los besos de Ling, pues éste se había acercado a su boca y la regaba con suaves besos. Sus jadeos se mezclaban entre sí, no eran capaces de mantener sus labios unidos porque no podían respirar con facilidad, estaban exhaustos. Ling colocó sus manos en las mejillas del rubio, y justo cuando pensaba decirle algo, un estruendo los hizo saltar de sorpresa.

 

 

 

-  ¿Qué demonios fue eso?

 

 

 

-  Creo que son los fuegos artificiales.

 

 

 

Sin separarse, ambos miraron hacia el ventanal, y vieron unas maravillosas luces de colores que caían del cielo. Ed nunca había visto fuegos artificiales, estaba encantado con el espectáculo. Y Ling pudo percibirlo, esbozando una sonrisa: Ed era demasiado adorable a veces.

 

 

 

Con delicadeza, y sin decir una sola palabra, movió a Ed hacía atrás para separarse, y mientras la entrada cada vez más estrecha del rubio aprisionaba más su miebro, Ling trataba de no pensar en ello, sino terminaría penetrándolo otra vez.

 

 

 

-  Aaaah, ¡aaaahhh!

 

 

 

-  No gimas, me excitas cuando lo haces.

 

 

 

-  ¡No puedo evitarlo, tonto! En serio me duele... ¡aaaahh!

 

 

 

Finalmente y con bastante esfuerzo se separaron, y Ling se dirigó desnudo y sin verguenza hacia un sofá al otro lado del salón, donde habían dos trajes largos, como túnicas. Las cogió, y le tendió una a Ed, quien se estaba esmerando en trenzarse el cabello.

 

 

 

Ambos se vistieron, y Ling condujo de la mano a Ed hasta otro sofá frente al ventanal. Lo ayudó a sentarse, el dolor de caderas le molestaba un poco, y Ling se sentó a su lado. En silencio ambos apreciaron el espectáculo pirotécnico que los bañaba en diferentes colores, creando una atmósfera mágica entre ellos. Ed tenía los ojos fijos en el cielo, con una sonrisa de oreja a oreja, como cuando pequeño había descubierto que el estofado poseía leche y eso lo convertía en una mezcla increíble.

 

 

 

-  Me la he pasado de maravilla, ¿sabes? Creo que debemos repetirlo alguna vez.

 

 

 

Pero no hubo respuesta a las palabras de Ling, pues el rubio no estaba prestando atención. Además, el príncipe apenas podía sacar la voz, y solo pudo ser capaz de susurrarle. Sin embargo, el ser ignorado no le importó en absoluto, la sonrisa de Ed era motivo suficiente para sentirse feliz.

Notas finales:

Lamento cualquier falta de ortografía, lo he escrito durante la noche (para entrar en ambiente jijji xD) pero apenas pueda lo releeré para editarlo si es que hay problemas :P

Ojalá les guste, lo hice con mucha dedicación :B


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