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Un mundo para nosotros por szukei

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 Capítulo nº18: Universos dentro de un caleidoscopio

 

Ling se había marchado casi corriendo, y no entendía por qué. Pensó que quizás el hambre lo estaba matando, y creyó que era adorable. Pero Ed ni siquiera sospechaba que había sido su sonrisa la que casi deja a Ling inconsciente.

 

Exhaló de forma brusca, y colocó sus brazos tras la cabeza. Tenía claro que debía pensar, pero no tenía muchos ánimos de hacerlo. Pensar y reflexionar le resultaba ajeno y tedioso, ¿qué ganaría si pensaba en su pasado? ¿a qué le tenía tanto miedo? De algo estaba seguro, sabía que debía hacerlo. Después de todo, ese era el motivo por el que se encontraba solo en ese instante.

 

Tras unos pasos, notó que estaba en la parte de enfrente del palacio. Exactamente en el mismo lugar donde había hablado con Ling por primera vez. En aquél entonces, estuvo comparando a Ling con Roy, y se sentía avergonzado de haberlo hecho. Alguien como ese jodido coronel no le llegaba ni a los talones a Ling Yao.

 

Pero, si Ling era tan distinto a Roy, ¿por qué le tenía miedo a quererlo? Es decir, se había estado excusando al pensar que las cosas podían acabar de la misma forma que con Roy, pero en realidad ni siquiera habían empezado de la misma manera. Ling fue, desde el primer momento, un hombre hecho y derecho, que se mostraba preocupado por Ed y buscaba hacerlo feliz a toda costa. En ningún segundo se guardó lo que pensaba, era sincero y directo, e incluso respetaba el espacio de Ed sin siquiera verlo como algo negativo.

 

El alquimista suspiró, agotado. Sabía que Roy era todo lo contrario a Ling, y que no podía negarlo. El hecho de haber tenido una mala experiencia, sobre todo por su propia culpa, no ayudaba en nada. Estar estancado en el pasado era algo a lo que no estaba habituado, y lo estaba atormentando más de la cuenta. Encerrarse en el pasado jamás asegurará un mejor futuro.

 

Lo que realmente no sabía era lo que sentía hacia Ling. Era estúpido reconocer que no comprendía bien lo que sentía. Había experimentado el amor antes, había estado enamorado antes, pero no se sentía de la misma forma con Ling que aquellas veces. Ahora, era un sentimiento completamente diferente, y eso lo tenía bastante confundido. ¿Entonces, qué diablos sentía por Ling?

 

* * * * *

 

El desayuno seguía en la mesa, no podía comer ni un solo bocado. ¿Por qué? Bueno, la noche anterior se quedó hasta altas horas de la noche comiendo con Ling, y la verdad pensó que la sensación de saciedad no seguiría en la mañana. Pero no fue así, de hecho ahora sentía asco, y le dolía un poco el estómago.

 

Como se sentía incapaz de comer algo, decidió ir a tomar un baño. Ling le había dicho que habían unas termas exclusivas al final del palacio, y que podía ir cuando quisiera, ya que nadie más que la familia real podía utilizarlas, así que jamás sería interrumpido. Y, bueno, en ese momento, lo único que podía hacer era relajarse.

 

Aquella noche no había pasado nada entre ellos, ni siquiera hablaron sobre lo que había pensado Ed. Simplemente se dedicaron a comer y a hablar trivialidades, como frutas o colores favoritos. La verdad es que Ed no podía estar más contento por dentro, sinceramente no había llegado a ninguna conclusión respecto a lo que sentía por Ling, y tenía miedo de que el príncipe le exigiera algunas respuestas, puesto que ni él mismo las sabía. Pero no tenía claro por qué Ling no le preguntó sobre el tema, si en realidad él había insistido en todo ese embrollo.

 

Ed no se había dado cuenta, pero estaba caminando por un pasillo del palacio, directamente hacia una joven de tez clara y ojos brillantes. La muchacha estaba acariciando su vientre, y tampoco notó la presencia de Ed, quien terminó estrellándose contra la chica.

 

- Oh, lo siento mucho, señorita. ¿Se encuentra usted bien?

 

- Sí, no se preocupe. Espero que usted también esté bien.

 

-  ¿Yo? ¡Sí, claro, yo soy un hombre fuerte, señorita! Ja ja ja.

 

- ¡Lan Fan!

 

La voz de Ling se hizo presente de forma brusca. Se aproximaba casi corriendo, de seguro había visto la colición, y quería asegurarse de que ambos estuviesen bien. La muchacha le sonrió delicadamente, y Ling puso sus ojos en su vientre.

 

- Lan Fan, ¿te encuentras bien?

 

- Hola, señorito Ling. Descuide, no ha ocurrido nada grave.

 

-  Vaya, me alegro. Me has dado un susto tremendo.

 

Ed estaba de pie, algo consternado. ¿Quién era esa mujer, y por qué Ling estaba tan pendiente de ella que ni siquiera se dio cuenta de su presencia? Hizo un puchero, y cruzó los brazos, conteniendo unas inexplicables ganas de saltarle encima a Ling y molerlo a golpes.

 

La joven notó los gestos de Ed, y colocó una de sus manos en el hombro de Ling, empujándolo suavemente hacia adelante, hasta que se fijó en el rubio.

 

-  ¡Oh, Ed! Ran Fan, él es Edward Elric, un alquimista de Ametris que ha venido con su hermano a investigar al señor Romney.

 

-  Mucho gusto, joven Edward.

 

-  El gusto es mío, señorita Lan Fan.

 

-  Por favor, Lan Fan, adelántate un poco. Debo hablar un asunto privado con Ed.

 

-  Claro, con su permiso.

 

Ling chasqueó los dedos, y cuatro niñas de alrededor de doce años aparecieron y siguieron a Lan Fan, mientras ella caminaba sin prisa alguna hacia el estanque del jardín real. En todo ese andar, Ling no le quitó los ojos de encima, y hasta se podía decir que brillaban más de lo usual.

 

Ed no comprendía qué le ocurría, por lo que carraspeó para llamar su atención. Realmente no estaba de humor para andar perdiendo el tiempo.

 

-  Edward, bueno... Quería decirte que pasaré toda la mañana con Lan Fan.

 

-  Yo no te he pedido explicaciones.

 

-  No te pongas así, pareces un anciano malhumorado.

 

-  ¿A quién le dices... ?

 

-  Bueno, debo irme, hablaremos más tarde, ¿está bien?

 

En segundos, Ling desapareció, y dejó a Ed con la palabra en la boca. ¿Pero qué diablos le pasaba a Ling? Sabía que era un hombre atento y preocupado, pero en esta situación parecía desesperado por tener frente a sus ojos a esa chica.

 

Ed infló sus mejillas, y se encaminó dando grandes saltos hacia las termas. Lo que hacía Ling le tenía sin el más mínimo cuidado. Después de todo, no era la primera vez que era amante de alguien, y sabía perfectamente que las exigencias estaban descartadas. Y aunque sabía eso, una parte de su corazón se rompió: no tenía ni la menor idea si era amante de Ling, y él tampoco se había dado el lujo de dejarselo claro. Estaba, a pesar de no haberlo querido, en una relación inestable otra vez.

Notas finales:

Disculpen la demora, me estanqué en un capítulo que espero poder terminar esta semana :P

 


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