Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un mundo para nosotros por szukei

[Reviews - 68]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 Capítulo nº22: Ángeles y demonios en la tierra nuestra


 


Era la primera vez desde que vivía con el doctor Romney que visitaba el palacio real. Desde el primer día se había quedado a su lado, estudiando arduamente, y aunque bien sabía que su hermano se sentía algo incómodo con la situación, nunca se apartó del científico. Ni siquiera en ese momento dudaba en seguirle.


 


Tras la breve visita de Ed, Hans se había quedado de brazos cruzados, observando detenidamente la medicina recién transmutada, como hipnotizado. Al pensó que lo reprendería ya que se encontraban solos, pero en su lugar, pudo ver a Hans sonreír con disimulo.


 


-  ¿Hice algo mal, Señor Romney?


 


- No, nada. Al contrario, haz hecho un trabajo excelente.


 


Quiso agradecerle, pero Hans se marchó antes de que alcanzara a hablar. Volvió entonces con otros frascos, uno de ellos con una semilla, y los colocó en el suelo, junto a una maseta vacía.


 


Los ojos de Hans brillaban como luceros en medio de la noche, brillantes y desconcertantes, tanto que Al temió por su salud mental. Entonces, otra vez sonrió, y fijó sus ojos de loco en la armadura de acero.


 


-  Transmuta esto, y haz una planta.


 


-  ¿Di-disculpe?


 


-  Ya me oíste, quiero que hagas rentanjustu para crear una planta... verde y firme.


 


-  Está bien, lo intentaré.


 


Hans se lamió los labios, y se colocó de pie junto a Al, mirando cada uno de sus movimientos. No sabía por qué, pero se sentía más presionado que cuando estaba transmutando frente a Ed. Ahora, sentía que su propia vida estaba en juego, tenía la leve sospecha de que si llegaba a fallar, Hans no se lo perdonaría jamás.


 


Tembloroso, dibujó el círculo de rentanjutsu, y colocó los frascos sobre él, también la semilla sobre la tierra húmeda de la maseta virgen. Entonces, se concentró, sintiendo las ondas de calor que despedían cada uno de los objetos a su alrededor, sintiendo la energía de cada uno envolverse y entrelazarse con la de los demás. Como serpientes hambrientas en el desierto, como si él fuese el último pesado de carne, Al se quedó quieto y se dejó abrazar por las auras de cada artefacto del lugar, hasta que sintió que su alma se ahogaba entre tanta energía, y fue la señal que necesitaba para poner ambas manos en el círculo y crear en segundos una planta brillante y saludable.


 


-  No cabe duda alguna, estás listo, Alphonse.


 


-  ¿Listo para qué?


 


-  Ya verás, por ahora sígueme... sin decir ni una sola palabra.


 


Y ahí estaba. Siguiendo sus pasos en silencio, como un perro fiel a su amo. No se le pasaba por la cabeza qué era lo que tramaba Hans, pero algo había en su persona que Al confiaba en él ciegamente. Sabía que ambos habían pasado por situaciones parecidas, tenían anhelos parecidos, tenía claro que la única persona en el mundo que sabía cómo se sentía, aparte de su hermano, era Hans. Por eso confiaba, por él y en él.


 


Sin embargo, no podía evitarlo, se moría de ganas por preguntar qué ocurría, por qué estaban caminando en el palacio como si fuera su propia casa. La duda lo iba matando por dentro, pero Hans lo conocía bien, y buscó las palabras exactas que sabía harían sentir un poco mejor a Al. A lo lejos, la figura de alguien se aproximaba lentamente, y Hans decidió hablar.


 


-  El rentanjustu funciona en base a la energía del mundo, como ondas electromagnéticas que fluyen en todas direcciones. Por lo tanto, la más mínima alteración afectará a cada energía adyacente como un efecto en cadena.


 


Entonces mientras caminaban por los pasillos, una figura angelical se detuvo frente a ellos, la cual parecía caminar en sentido contrario. Al ver a Hans, la chica se sorprendió y llevó sus manos al rostro, ocultando su boca. El doctor se acercó a ella, y le susurró algo en el oído, algo que Al no pudo escuchar, pero al ver a la muchacha acariciarse el vientre y ponerse en marcha, comprendió que algo bastante serio estaba ocurriendo.


 


-  Lan Fan es una amiga de Ling, y una conocida mía. Ella está embarazada, y si algo llegara a ocurrirle a su hijo, jamás me lo perdonaría. Pero esto es algo que debo hacer, que debemos hacer tú y yo.


 


-  ¿Y qué vamos a hacer?


 


- Te dije que me siguieras en silencio, Alphonse. Si vuelves a hablar, no acabaremos con esto. Y ambos lo vamos a lamentar.


 


Hans se detuvo de golpe, y miró con detenimiento la armadura que lo seguía. Podía escuchar en su mente la voz de Fyodor cuando le hablaba sobre su truco especial, y veía a Al como a sí mismo, sin tener idea de nada, aturdido por las palabras de su hermano. Ahora lo entendía todo, que el silencio era mejor que sacar a la luz un secreto corrosivo, aún cuando el corazón se iba carcomiendo por la intriga, por la desesperación de no saber nada. Que su hermano en el más allá lo perdonara por su ignorancia, ahora lo entendía todo.


 


Se encontraron en un jardín inmenso, con una fuente hecha de piedras que daba a luz a un río luminoso y puro que pasaba más allá hasta llegar a una casa pequeña, escondida bajo un cerezo voluminoso, que parecía llorar dejando caer sus flores.


 


Caminaron sin prisa hacia la casita, de colores pasteles. Un portón de madera hacía de entrada, y usando rentanjustu, Hans consigió abrirla sin mayor esfuerzo. Al observó con cuidado el interior de la casita, notando que parecía ser una sala de estar, con mesas bajas y cojines blancos. La luz del sol se colaba a través de las paredes, que parecían estar hechas de papel. Era un lugar tranquilo, casi tanto como el hogar de Hans, incluso si hubiesen más papeles tirados por todos lados se le asemejaría aún más.


 


Hans selló la puerta con rentanjustu, y caminó entonces por la habitación, como una fiera enjaulada planeando su escape. Miraba el suelo, con una mano escondida en el bolsillo de su pantalón, y la otra descansaba en sus labios, pensando en algo. Si no lo conociera bien, Al pensaría que estaba ideando un asesinato, pero quizás lo que Hans tenía en mente era mucho peor que eso. Al ignoraba aquello, seguía pensando que estaban allí para cambiar de aire nada más, de seguro Hans todavía no se acostumbraba a un lugar tan aseado.


 


De la nada, Hans se arrodilló en el suelo, y levantó la alfombra de un golpe, haciendo volar la mesa que estaba cerca. Y entonces Al vió algo que lo asustó de muerte: una puerta. ¿Qué hacía una puerta en el suelo? ¿Qué tenía planeado Hans? ¡Nada tenía sentido!


 


-  Tú vas a seguirme


 


-  Pero...


 


-  Calla, Alphonse. Ven conmigo, tengo algo que mostrarte.


Hans abrió la puerta y se dejó caer, esperando que Al hiciera lo mismo. Temió por unos segundos que Al entrara en pánico y se marchara, pero no fue así. Sentir la armadura caer le hizo pensar en que Al confiaba tanto en él que hasta quizás lo seguiría hasta el mismo infierno. Estaba agradecido por ello, y no se daría el lujo de perder a alguien así.


 


Tanteando a su alrededor, Hans encontró una lámpara a gas, y la fue encendiendo de a poco, mirando fijamente a Al para ver su reacción. Pero Al seguía en el mismo lugar, temblando de miedo, y sin querer decir palabra alguna para no desobedecer a Hans.


 


-  Recoge los papeles del suelo, y dime qué ves dibujado en él.


 


Con mucho esfuerzo, Al obedeció, y observó el suelo. Estaba repleto de hojas, muchas más de las que habían incluso en casa de Hans. El científico colocó la lámpara sobre un escritorio de madera, y mientras Al iba reuniendo de a poco los papeles, se dedicó a caminar a su alrededor hasta llegar a un estante repleto de botellas transparentes. Los frascos no estaban vacíos, contenían semillas, al igual que la que Al había transmutado antes.


 


Entonces, cuando Hans llevaba entre sus manos los frascos que necesitaba, escuchó el sonido del acero de la armadura estremeciéndose de horror: ante sus ojos, y después de muchos años, estaba dibujado un círculo de transmutación humana.


 


-  ¿Qué.... qué significa esto, señor Romney?


 


-  Tranquilo, Alphonse. No haremos nada malo


 


-  ¿Haremos? ¿Qué haremos exactamente? ¡Usted sabe perfectamente qué es este círculo! Cualquier cosa que usted quiera hacer con él no saldrá bien


 


-  Cálmate, y observa.


 


El hombre se arrodilló en el suelo, dibujó un círculo de rentanjustu, y colocó uno a uno los recipientes que había traído consigo. En segundos, realizó una transmutación increíble, que más que calmar a Al, lo aterró todavía más. Sobre el círculo, reposaba un cuerpo humano sin rostro, esquelético, y al parecer, muerto.


 


-  Deténgase, Señor Romney. Por favor. No sé qué trama, pero ya basta


 


-  Alphonse, ¿sabes por qué hago esto? ¿por qué te he traído hasta aquí? ¿tienes una idea de por qué te acepté y te instruí en el rentanjustu? Por que tú, Alphonse Elric, vales mi vida. Me enamoré de ti en el momento en que te vi, y por esa razón vales mi vida. Yo haré lo que sea para demostrártelo, y por eso, este día traeré tu cuerpo de vuelta. Es una promesa.

Notas finales:

Las fans de LingxEd no me maten por favor xD Ya les di 2 lemons así que piedad *-*

No sé si les había dicho, pero mi fic tiene en total 25 capítulos, lo que quiere decir que en 3 capítulos más todo termina :O ¿Ya se imaginan lo que va a pasar?

Pues sigan imaginando y esperen al próximo cap -risa malvada de fondo-

Gracias por leer :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).