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Un mundo para nosotros por szukei

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 Capítulo 23: Aguas turbias que se aclaran ligeras


 


Un destello celeste lo hizo reaccionar. Estaba sobre el suelo, pero no recordaba por qué. Tampoco tenía idea de dónde estaba, ni cómo había llegado ahí. Quizás su alma ya se estaba evaporando, jamás podría ayudar a su hermano a traer su cuerpo de vuelta. Era un miserable, tan débil, todo su esfuerzo y sacrificio terminaría en la basura.


 


Sintió una angustia terrible, que aprisionaba su corazón y lo hundía en su pecho. Su vista se nubló, y pudo sentir un líquido suave recorrer sus mejillas... ¿estaba llorando? ¿pero cómo? Entonces, en unos cuantos microsegundos, todo se le vino a la mente, todo lo que había ocurrido y cómo había llegado a este sitio sin luz alguna: estaba en su cuerpo, en el de verdad, y todo gracias al señor Romney.


 


La urgencia y el temor lo invadieron mientras se tocaba el rostro, convenciéndose de estar despierto. Si su cuerpo estaba con él, entonces lo más probable era que el señor Romney... ¡No! ¡No podía aceptarlo! Un destino tan terrible para una persona tan pura y valiente era injusto. Viviría con remordimiento lo que le quedaba de vida si algo le hubiera pasado a ese hombre. Le debía todo, estaba dispuesto a emprender un viaje hasta el infierno con tal de traerlo, tal como lo hizo él.


 


- Alphonse...


 


Una voz lejana se pudo oír a su lado, y notó que Hans estaba recostado a unos pocos centímetros de él. Sudaba a mares, y jadeaba, con la piel pálida y los ojos vidriosos. Un recuerdo fugaz paseó por la mente de Al, y su corazón se detuvo: la ley de equivalencia de intercambio. Si su cuerpo estaba allí, entonces el precio que Hans pagó debió ser... ¡No podía ni imaginárselo!


 


-  ¡Señor Romney!


 


-  Eres muy bonito, Alphonse... Oye, quédate tranquilo y sonríe para mí


 


-  Pero si ya está delirando...


 


-  No, no, no estoy delirando. Estoy así por el cambio de presión, es todo. No perdí nada, solo el cuerpo que transmuté para traer de vuelta el tuyo. Estoy perfectamente, de hecho, no podría estar mejor ahora que te veo. ¿Estás feliz, Alphonse?


 


-  ¿Cómo quiere que esté feliz, Señor Romney? Usted casi pierde la vida con semejante hazaña, y todo por traer mi cuerpo.


 


Hans se sentó sobre sus piernas, y acarició la mejilla de Al, recorriéndola con el pulgar mientras los ojos dorados del adolescente resplandecían como estrellas. Sus mejillas se tornaron más rosadas de lo usual, sintiendo la primera caricia que disfrutaba en años.


 


-  Soy capaz de todo con tal de hacerte feliz, Alphonse. Esto era lo que más deseabas, tu cuerpo, y lo he traído... solo quiero una sonrisa como paga.


 


Y en ese momento, unos dientes blancos aparecieron tímidos tras unos labios suaves y rosados, con la misma endemoniada magia que tenía la sonrisa de su hermano mayor. El científico se mordió la uña del pulgar, repitiéndose a sí mismo que esa sonrisa valía todo. Su vida ahora tenía sentido, un motivo para seguir adelante: hacer lo que fuese con tal de ver esa perfecta sonrisa en el rostro de Alphonse cada día de su existencia. Haría lo que tuviese a su alcance, porque hacer feliz a ese muchacho lo hacía feliz a él también. La sonrisa aquella era evidencia de la felicidad que podrían compartir juntos desde ese momento hasta el final de sus días.


 


* * * * *


 


Le dolían las caderas al caminar, pero el goce valía la pena el dolor. Perderse en el cuerpo de Ling era el único placer que se podía permitir sin pensar en nada más, porque sabía que ambos sentían lo mismo, y sabía también que Ling lo respetaba demasiado como para dejarlo a la deriva después de consumirse juntos.


 


Ambos estaban callados, mirándose de reojo, disfrutando la presencia del otro sin prisa por llegar a palacio. Sin embargo, la voz de una muchacha rompió el hechizante lazo que compartían, pero por conocer bastante a la chica, ninguno de los reclamó.


 


-  Su Majestad, joven Elric, ha habido un estruendo cerca de los jardínes, y el puente ha colapsado. Creemos que fue obra de la naturaleza, pero... no estamos muy convencidos.


 


-  ¿Han evacuado a todos del palacio? ¿Está Lan Fan todavía aquí?


 


-  Sí, hemos evacuado a la mayoría del lugar, la señorita Lan Fan está a salvo, sin embargo no todos han sido podido ser evacuados, Su Majestad


 


-  ¿Y mi hermano?


 


-  El señorito Elric y el Señor Romney son unos de los que faltan, no tenemos ni la menor idea de dónde están, no se encuentran en la casa del señor Romney. Pero descuiden, lo tenemos bajo control.


 


-  ¡Qué control ni que nada! Escúchame, Ling, tú vete con Yun, y cuida de Lan Fan.


 


Ed sujetaba a Ling de los hombros, tratando de convencerlo. Pero no se daba cuenta que en realidad se estaba convenciendo él mismo, porque todavía Lan Fan le daba algo de inseguridad. Su impulso por proteger a Al era mucho más fuerte que ese pequeño dolor en el corazón, pero debía confiar en Ling si anhelaba encontrar a su hermano.


 


Antes de que el príncipe pudiera decir algo, Ed ya estaba corriendo por el palacio, siendo guiado por la intuición, por la desesperación, necesitaba saber que Al estaba a salvo. Pero le resultaba difícil, es decir, si no estaban en la casa de Romney entonces... ¿dónde demonios estaban?


 


Se encontró entonces en el jardín del que hablaba Yun, y pudo divisar el puente desplomado sobre el río. Observó a su alrededor, hasta que fijó su mirada en la pequeña casa de colores pasteles escondida más allá. Entrecerró los ojos, y caminó con paso firme hacia ella, un sentimiento de esperanza lo llenaba por dentro, y una vez allí, se quedó de pie contemplando el interior. A pesar de todo el estruendo que había menciado Yun, la casa estaba intacta. Era demasiado sospechoso.


 


Un crujido lo hizo ponerse en guardia, y notó entonces que aquél ruido provenía... ¿del suelo? No comprendía bien, pero todo en ese mundo podía ser posible, debía estar preparado para lo que fuera.


 


Sin embargo, tras palmar el suelo y abrir la escotilla que había encontrado, su cuerpo completo se paralizó, y comprendió que no lo había visto todo en esta vida. ¿Cuántos años habían pasado ya desde la última vez que había visto lo que sus ojos le mostraban? ¿Cuántas horas, días, meses había soñado con el día en que viera... el cuerpo de su hermano otra vez frente a él?


 


A duras penas logró caminar hacia Al, los millones de pensamientos que le cruzaban la cabeza pesaban como toneladas sobre su cuerpo. Era incapaz de moverse correctamente, ni mucho menos de pensar con claridad.


 


-  Alphonse... ¿cómo...?


 


-  ¡Hermano!


 


Su voz... ¡era la voz de Alphonse la que estaba escuchando! Las lágrimas entonces inundaron su rostro, y se dejó caer sobre su hermano, abrazándolo y sollozando a gritos. Si Al no volvía a ser humano jamás, nunca podría perdonárselo, no podría seguir viviendo con el peso de saber que había fallado. La alquimia por fin parecía ser justa, ya no más precios que pagar, ya no más intercambios, de ahora en adelante, su hermano estaba completamente a su lado, de pies a cabeza.


 


Se quitó la larga capa roja y se la colocó a Al en los hombros, escondiéndolo de la fría brisa que se colaba por la puerta. Limpió su rostro ya empapado, y miró a Al a los ojos, todavía no entendía bien cómo había obtenido su cuerpo de vuelta, pero las palabras no le salían de la boca.


 


-  Fue el doctor Romney, hermano. Gracias a él obtuve mi cuerpo de vuelta.


 


-  Pero eso quiere decir que Romney... Maldición


 


-  Cierra la boca, enano. Se nota que te falta mucho por aprender.


 


Romney estaba sentado junto a Al, entrelazando sus dedos con los del chico. Se acomodó las gafas, y notó que Ed estaba aún más confundido que antes. La necesidad de saber cómo había traído el cuerpo de su hermano le nublaba la vista a tal punto que no era capaz de percibir que Romney indirectamente le estaba indicando que Al era solamente suyo, y que ni siquiera él se le podía acercar demasiado. Entonces, una suave carcajada salió de su garganta, y recordó que si había algo más poderoso que cualquier justu de la tierra, era el amor de hermanos.

Notas finales:

Perdonen la demora!

Acá les traje el antepenúltimo capítulo, espero que les haya gustado y sigan pendientes al próximo :)


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