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Un mundo para nosotros por szukei

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Capítulo nº3: "Una historia más"

 

Hans Romney había nacido hace 26 años. Sus padres, Miroslav y Vasilicia, vivían en un pequeño pueblo de Briggs, y trabajaban en una posada: su padre como recepcionista, y su madre como cocinera, y algunas veces hasta hacía de enfermera. Tenían un hijo, Fyodor, que cumplió 8 años cuando nació Hans.

Fyodor y Hans asistieron a la misma escuela, la única que había por los alrededores, y desde el primer año Hans fue un excelente alumno, con una gran capacidad de deducción y una memoria increíble.

Su relación con su familia era buena, jamás hubo indicios de agresión o violencia, además era muy consentido por ser el hijo menor. Sus padres trabajaban durante el día, mientras que los niños asistían a la escuela, y de noche tenían una vida familiar normal.

Un día, cuando Hans, de 7 años de edad, volvía solo de la escuela más tarde de lo usual, se encontró con su familia reunida en el sótano. Con algo de miedo, Hans se sentó junto a la puerta, y esperó hasta poder escuchar algo. La voz de su madre sonó de pronto, y rompió aquél tenebroso silencio.

- No hay otra opción, Fyodor. Debes hacer esto por el bien de todos.

- Pero prometo esforzarme aún más en la escuela.

- ¡No basta con eso, niño! Ya demostraste ser un asco en los estudios, así que aprenderás alquimia quieras o no. Tu madre se encargará de enseñarte todo lo que sabe.

- Descuida, mi vida, serás un gran alquimista. Iremos hasta Central cuando Hans acabe su primer año escolar, y harás el examen de admisión.

- Pero madre, yo no quiero ser alquimista, ¡no es justo!

- Nada en esta vida lo es, Fyodor. Basta ya con el tema, mañana trabajarás arduamente con Vasilicia, y después sólo nos quedará esperar. Más te vale que te esfuerces esta vez, no hay marcha atrás.

Hans se escondió tras la puerta al escuchar los pasos de su padre, y por primera vez desde que hubo nacido, sintió miedo de su progenitor. Observó con dificultad que su padre había salido de casa, de seguro iba por una cerveza, o a lo mejor sólo daría un paseo. Pero de lo que estaba muy seguro, era de que volvería.

Durante los días siguientes, Hans notó que Fyodor estaba cada vez más deteriorado, con unas ojeras que le llegaban a los talones, y había bajado mucho de peso. No sabía qué clase de entrenamiento estaba haciendo su hermano, pero si seguía así, no terminaría nada bien. Sus calificaciones en la escuela eran más desatrosas de lo usual, y sus maestros estaba muy preocupados.

De la nada, Fyodor cogió una gripe de los mil demonios, y Vasilicia lo cuidó como era debido. Lo quería demasiado, le partía el corazón en dos el hecho de verlo en ese estado, pero Miroslav le pidió a su esposa que continuara con el entrenamiento. Era completamente ridículo que un chico de 15 años pudiese realizar una transmutación alquimica de forma adecuada con 48 grados de fiebre, con sudor frío, y con los pulmones obstruidos.

Con el coraje que jamás tuvo, Vasilicia se negó a continuar con el entrenamiento, y defendió a Fyodor ante su autoritario padre. Los ojos de Miroslav se nublaron, y tratando de calmarse, cogió a su esposa del brazo y la llevó hasta su alcoba, donde cerraron la puerta con llave, y comenzaron a gritarse.

Hans aprovechó de infiltrarse en la habitación de su hermano, y se sentó junto a él sobre su cama. Tenía un trapo burdeo empapado en agua fría que cubría su frente y alcanzaba a taparle los ojos, pero por la forma en que respiraba, Hans supo que estaba despierto.

- Hermano, ¿estás bien?

- Seguro, pulga. La cabeza me explotará en cualquier minuto, pero estoy bien. Descuida.

- No quiero que te mueras.

- Diablos, no seas infantil, es sólo un resfriado.

- Dime, ¿por qué papá está tan enojado contigo y con mamá? ¿Por qué te quieren hacer un alquimista si tu no quieres?

Fyodor se mordió el labio, y apretó fuertemente sus puños. Nadie se había molestado en decirle nada a su hermano menor, todo a su alrededor había cambiado drásticamente, y Hans no tenía ni una maldita idea de por qué. La rabia contra sus padres, y contra él mismo, por haber dejado de lado a Hans de un asunto familiar que le incumbía a todos era algo que no podía soportar. Pero tampoco se sentía capaz de decirle todo, quizás no comprendería bien todo el asunto...

- Es algo complicado, Hans. Es algo que debo hacer.

- ¿Para qué?

- Mmm... verás... ¿has escuchado alguna vez sobre los préstamos de dinero?

- Yo creo que sí, ¿por qué?

- Nuestro padre pidió dinero prestado para pagar nuestra casa, nuestra comida, nuestra ropa... para pagarlo todo. Su empleo es un asco, y mamá tampoco puede ayudar demasiado.

- ¿Así que siendo alquimista harás dinero?

- Bueno, algo así, la verdad trabajaré como soldado en Central. Haré un truco especial que nadie más ha hecho, y ganaré mucho dinero. Nuestros padres ya no estarán endeudados. Es mi deber como su hijo mayor, además sólo así tendrás un futuro digno.

- ¿Y qué es lo que harás? ¿Un truco de magia?

- Ya verás, me repondré de este resfriado, y lo podrás ver con tus propios ojos. ¡Será asombroso!

Notas finales:

Sé que este capítulo no tiene mucho que ver con los anteriores, pero es algo introductorio al nuevo personaje que aparecerá pronto.

No olviden dejar reviews, muchas gracias por leer ^-^


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