Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Presa de un demonio por AngelDeTinieblas

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

CAPITULO 1. — HUMANO

Todas las noches eran iguales.

Lo sacaban de aquel pequeño y sucio cuarto, le obligaban a darse un baño de agua helada y lo llevaban hasta un recamara donde uno o varios seres con aspecto de hombres le esperaban, en ocasiones incluso alguna mujer. Y poco antes del amanecer lo devolvían a su habitación. Si las heridas eran profundas y estaban de buen humor las untaban con una sustancia verde y pegajosa, a veces hasta vendaban, si por el contrario, al cliente no estaba satisfecho o el Jefe había tenido un mal día le propinaban algún que otro golpe.

El cuarto era oscuro y pequeño, tenía dos pequeños colchones y un foco que iluminaba débilmente. Cualquiera habría enloquecido en un lugar como aquel en donde los rayos de luz jamás penetraban.

Y lo hubiera hecho desde hace mucho, sino fuera por su compañero, se llamaba Alois…estaba ahí antes de él y siempre hablaba como si fuera a continuar mucho después de que él se fuera.  

En ocasiones creía que su compañero había enloquecido, un momento reía…al siguiente lloraba, primero cantaba, después gritaba.

Pero siempre le protegía. En ocasiones incluso seducía a sus clientes para que le llevarán pequeños “regalos”, algunas veces volvía al cuarto y le obsequiaba una barra de chocolate, un pequeño bote de leche, un sencillo libro que después se veían obligados a quemar. Él le había enseñado a hablar aquel extraño idioma, como comportarse para agradarle a los clientes, que palabras decir para atraer su atención y conseguir un poco de benevolencia; aunque siempre estaban aquellos cuyo objetivo era lastimarlo…si no conseguían tenerlo a sus pies suplicando de dolor no estaban satisfechos.

El último cliente de aquello noche había salido, tomó sus ropas desperdigadas por la habitación y se vistió en silencio.

Al principio, hacía algún tiempo…lloraba después de cada turno, pero las constantes golpizas habían terminado por disuadirlo. Ahora jamás lloraba, se quejaba y gritaba más de lo necesario porque era inevitable, simple y sencillamente no soportaba el dolor; pero cuando todo terminaba se limitaba a sentarse al borde de la cama a esperar que vinieron a recogerlo; en ocasiones hecho un ovillo, en otras tirado cual trapo viejo, dependía de que tan bruscos hubieran sido los clientes de esa noche. Afortunadamente en esta ocasión fueron “amables”, ninguno le golpeó…al menos no con los puños, aunque si estuvo aquel que no dejaba de insultarlo.

“Pedazo de basura, puta…no vales para nada. Seguramente tus padres deben estar felices por haberse deshecho de alguien como tu…”

El recordar las palabras casi consiguió que las lágrimas fluyeran de sus ojos, pero reprimió el impulso mordiéndose los magullados labios hasta hacerlo sangrar, reprimiendo un grito.

Poco después vivieron a recogerlo.

Un hombre abrió la puerta y emprendió el camino de regreso, atravesaron aquel conocido camino: puertas cafés, pasillos oscuros, escaleras pequeñas…y dócilmente entró a aquella habitación que era su prisión.

Alois ya estaba dentro, sus ojos se encontraron…dio un paso dentro y cayo al suelo, el otro muchacho lo sostuvo entre sus brazos. Exhausto se dejo acunar entre sus brazos y apenas alcanzó a escuchar como en un suave murmullo el otro le decía al oído.

“Nos iremos esta noche. Te lo prometo”

Sonrió amargamente con la perspectiva y lo estúpida que era  antes de entregarse al sueño, un profundo sueño.

*******************

Claude le reprochó con la mirada a Sebastián, el otro se limitó a lanzar una mirada divertida y reír suavemente.

—Así que…—empezó Claude recalcando lo que acababa de escuchar—. Vamos a entrar en guerra con otra Familia sólo por un niño. Habrá muertes, pérdidas monetarias y caos por un par chiquillo que llamó tu atención.

Sebastián torció el rostro en una cómica expresión de incredulidad y asintió.

—Intenté pedírselo amablemente al jede del burdel—comenzó a explicar dándole un pitido a su cigarro—pero no accedió a darme a esos niños…

—¿Niños?—interrumpió Claude—creí que sólo estábamos hablando de uno. Explícate.

—Mi pequeño amigo insiste en que no se irá sin el otro. Supongo que son dos en un mismo paquete.

Claude asintió en silencio, si a su “hermano” se le metía una idea no había manera de disuadirlo. A lo mucho podría quejarse durante horas, pero de nada serviría, sin embargo  intentó negociar.

—Ya intentaste negociar con el Jefe de la Familia Capelli, comprárselo o algo similar.

Sebastián lanzó un largo suspiro y apagó el cigarrillo en el suelo.

—Lo he intentado por cualquier medio diplomático, al parecer ese cerdo de Capelli los tiene como sus mascotas, son algo así como sus juguetes favoritos. Amenazó con matarme si se los arrebataba y créeme, la cantidad que ofrecí por ellos fue más que generosa.

Claude arqueó una ceja con escepticismo. Seguramente Sebastián ni siquiera estaba interesado en esos niños, era una cuestión de orgullo, caprichosa como era su naturaleza, ansiaba tener todo aquello que le negaban, poco importaba que se tratará de objetos sin vida o criaturas vivientes. Si Sebastián lo quería, debía tenerlo.

Hizo a un lado los papeles en los que trabajaba y se puso de pie.

—Haz los preparativos para esta misma noche. Arreglaré todo para que esto no pase de un incidente aislado—. Guardo silencio un momento y ajusto sus gafas—. ¿Sobrevivientes?—preguntó.

—Ninguno—respondió con frialdad el otro—. Yo me encargaré de esto personalmente.

Su sed de sangre no conocía límites cuando la liberaba. Y en realidad, había pocas, muy pocas ocasiones para hacerlo.

Segundos después abandonaron el despacho juntos.

*************************

Alois acarició la cabeza de Ciel, sus finas hebras eran suaves y su rostro hermoso. Lo amaba.

Quizás porque le recordaba a Lucas, su sonrisa era sincera, aunque hacía mucho que la había perdido. Su risa inocente, poco importaba que aquel sonido les estuviera prohibido y sus lágrimas…lo destrozaban.

Si Ciel sufría, Lucas lo haría.

No protegió a Lucas, protegería a Ciel, sin importar el precio…lo haría.

—¿Sino quiere sexo a que has venido?—preguntó cubriéndose con una delgada bata.

El otro no contestó, le observo con evidente aburrimiento. Una parte de si se sintió ofendido.

—¿No te parezco atractivo?—preguntó dirigiéndose seductoramente hasta el mayor, sentándose sobre sus piernas y pasando sus brazos alrededor de su cuello—. ¿No lo soy, eh?

—No, de alguna manera no lo eres. Demasiado insípido—le contestó el otro sin intención de apartarlo ni responder.

—¿Entonces a que has venido?

—Un amigo me dijo que tenías hermosos ojos. Quería verlos, observar lo que había en ellos.

Alois le observó incrédulo y se apartó aterrorizado. Podría ser la criatura más atractiva que hubiera visto en su vida, pero sus ojos brillaban de manera frenética.

—¿Me arrancarás los ojos?—preguntó divertido yendo a recostarse sobre la cama.

—No en realidad. Si fuera a matarte, lo haría en la máxima brevedad.

—Supongo que eso me pone a salvo por el momento—concluyó ocultando su nerviosismo. Aquel hombre era peligroso, pero no le haría nada. No estaba interesado en él más de lo que lo estaría en un molesto ratón—. Tomaré una pequeña siesta, despiértame cuando tu tiempo haya terminado.

Y dándole la espalda fingió dormir.

Pero aquel hombre había vuelto, varias veces, muchas más…intercambiaban un par de palabras antes de sumergirse en un profundo silencio.

Un día le hablo de Ciel.

—Él no pertenece a este lugar—le dijo—tiene dos padres y un perro en otro lado.

—¿Cómo es él?

—Pequeño para su edad, demasiado pequeño y delgado…tiene dos hermosos ojos azules y su cabello negro por momentos se torna azul. Sus ojos ya no brillan, cuando llego estaban llenos de vida, pero ahora…

Y poco a poco sus conversaciones se fueron centrando más y más en Ciel, lo que le gustaba, lo que odiaba…quién era antes de venir a ese lugar. Hasta que consiguió que aquel extraño sujeto de quién no conocía ni siquiera el nombre se interesara en su amigo.

Una noche, aquel hombre vino y le dijo.

“Mañana los sacaré de aquí”

************************

Sebastián había acudido a aquel lugar a causa de la recomendación de un amigo. Había escuchado sobre dos lindos niños que eran vendidos en aquel burdel barato.

Tan hermosos como cualquier ángel o demonio, pero humanos. De carne y hueso. Su piel no se regeneraba cuando los herían e incluso dejaban cicatrices.

En un mundo donde los seres humanos estaban extintos eran un espectáculo digno de admirar.

Además uno de aquellos muchachos tenía hermosos ojos azules, unos que destilaban emociones con gran fuerza, no vacías imitaciones como los de su raza. Así que acudió a aquel lugar esperando encontrarse con algo inolvidable, casi mágico.

Y lo halló.

Pero no significó nada.

Aquel chiquillo humano era hermoso, cierto…pero había algo demoniaco en él.

Era un mestizo, hijo de alguna criatura y un humano. Sus ojos no representaban nada excepcional.

Pero continuó visitándolo con la esperanza de encontrar algo interesante.

¿Instinto? ¿Curiosidad? ¿Aburrimiento?

Probablemente todo y a la vez nada. Y fue ahí cuando escuchó por primera vez de Ciel, un niño “humano”, secuestrado de su propio mundo y apresado en este. Alois le relató detalles relacionados que lo hacían creer que era cierto, no se encontraba frente a otra mentira.

En su mundo, Ciel había ido a la escuela, tenidos amigos y un par de padres. En este era poco más que una pieza de museo, menos que una rata de laboratorio.

Hacía mucho tiempo se había prohibido el tráfico de “humanos”, pero en el mercado negro aun se llevaban a cabo tal práctica.

Todos los humanos de los que se tenía constancia murieron a los pocos días de llegar, apenas importaba los muchos o pocos cuidados que se les dieran, algo en el ambiente les era tóxico. Así que aquel pequeño era una excepción, él coleccionaba rarezas…y humano, demonio o mestizo no sería la excepción.

Su hermano Claude no tardaría en averiguarlo, y cuando así fuera él ya lo tendría entre sus manos.

No tenía tiempo que perder.

A una señal sus hombres atacarían…y sería suyo.

 

Notas finales:

Muchas dudas que poco a poco tendran respuesta. Lo prometo.

¿Será digno de un review?

Sólo ustedes lo deciden.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).