Sabía que iba a ser un mal día.
Cuando me desperté, sentía un peso en el estómago, una sensación de que algo malo iba a pasar, y conforme avanzaba el día mi presentimiento fue creciendo.
Primero me caí de la cama, al levantarme me di con la mesilla de noche en la cabeza. Al ir a ducharme me di cuenta de que no había agua caliente, y me tuve que duchar con agua fría. Ahora me dirigía asustado hacia el salón, donde me quedaría tranquilo leyendo un libro intentando no morir aplastado por alguna estantería.
Estaba tan metido en mis pensamientos que no me di cuenta de que Mello estaba justo delante de mí, y me choqué con él.
- ¡¡A ver si miras por donde vas!!
- ¿Y a ti que te pasa? Pareces un poco enfadado.- Dijo Mello haciendo unas comillas en el "un poco".
- Déjalo, no es algo que un ser inferior como tú pueda entender.
- Near, esa boca... Voy a tener que castigarte.- Me dijo Mello con voz... ¡¿Sexi?!
Vale, ahora si que mi día estaba jodido.
Se acercó a mí y cerré los ojos. Notaba su aliento a milímetros de mi cuello, y un escalofrío me recorrió el cuerpo. Mello deslizó sus labios hacia mi oído.
- No deberías llegar tarde a clase.- Me susurró bajito.
Le empujé, aunque me costó reaccionar. Tenía razón, no podía llegar tarde a clase, era el primero de la Wammy´s house y debía seguirlo siendo.
Me giré para irme, pero me choqué con algo y noté como algo pegajoso me caía encima. ¡Caramelo! ¡Estaba lleno de asqueroso y pegajoso caramelo!
- ¡Los siento!- Me dijo Matt antes de irse corriendo.
- Ven.- Dijo Mello tirándome de la mano hacia su habitación.- Tienes que limpiarte.
Mello tenía una prisa que nuca le había visto. Me empujó hacia su habitación. Una vez dentro se dirigió hacia el baño u abrió el grifo del agua para llenar la bañera.
- ¡Quítate la ropa!- Me gritó desde el baño.
Me puse rojo. ¿Pretendía que me quedase desnudo delante de él? Si no fuese Mello pensaría que quería seducirme. O quizás quería violarme, eso sí me lo esperaba de Mello. Lentamente me quité la camiseta y los pantalones, quedándome en ropa interior.
En ese momento Mello salió del baño. Me miró y sonrió, pasando por mi lado cerrando la puerta con llave.
- ¿Sabes Near? Hace mucho tiempo que quería hacer algo, pero hasta ahora no me había atrevido.- Me cogió por la cintura y me acercó a él.
Estábamos pegados, su piel rozaba con mi piel y nuestros alientos se entremezclaban. Se acercó más a mí, hasta que nuestros labios se rozaron. Empezó siendo un beso tranquilo y beso, pero rápidamente se tornó salvaje y pasional; su lengua recorrió mi boca y yo gemí quedamente. Jamás me había sentido así, parecía que iba a estallar en llamas de un momento a otro.
Mello bajó con sus labios a mi cuello, lamiendo el caramelo que me había quedado. Fue bajando hasta mi pecho, y mordió juguetonamente mis pezones. Yo solo podía gemir y dejarme hacer, me tenía completamente inmovilizado.
Bajo por todo mi cuello hasta llegar a mi erección. La cogió con sus manos y comenzó a masturbarme a un ritmo lento, tortuoso. Jadeé y eché la cabeza hacia atrás. Entonces se metió mi erección en la boca. Di un grito ahogado e intenté retener mis gemidos, pero me costaba bastante,
Antes de que me viniese Mello se separó y me empujó a la cama. Se tumbó encima de mí y acercó un dedo a mi entrada, yo me tensé.
- Tranquilo.- Me susurró dulcemente.
Metió un dedo en mi entrada lentamente. Cuando me acostumbré metió otro, preparándome con mucha paciencia.
- Near.- Me dijo mirándome a los ojos.- No quiero hacer esto si no estás seguro.
Pensar en parar en ese momento casi me causaba dolor físico. Asentí sin mirarlo a los ojos.
- Pues pídemelo.- Dijo presionando su erección contra mi entrada.
- Po- por favor. – Tartamudeé.
-¿Por favor qué?
- Tómame.- En cuanto lo dije Mello entró en mí. Sentí un dolor como nunca antes, era como si me partieran en dos.
Mello esperó a que me acostumbrase, besándome suavemente. Una vez que me acostumbré me moví un poco dándole a entender a mello que estaba listo. Él empezó a moverse lentamente, y pronto las estocadas se tornaron fuertes y rápidas.
- ¡Me vengo!- Le dije a mello, y sin poder evitarlo me vine en su mano. Él dio un par de estocadas más antes de venirse dentro de mí.
Salió lentamente y se dejó caer a mi lado. Me sentí terriblemente mal, pensando que mi primera vez había sido sin amor. Mello me miró y me atrajo hasta su pecho.
- ¿A que viene esa cara tan seria?- Me dijo acariciándome el pelo.
- Tú ahora estás conmigo, pero luego me iré y será como si nada hubiera pasado.- Dije tragándome las lágrimas.
Mello se sentó frente a mí y me miró serió.
- Yo te quiero, y te aseguro que cuando te vayas de aquí no olvidaré lo que ha pasado, y tampoco dejaré que tú lo olvides.
Sentí que el corazón me iba a explotar de felicidad. Mello me quería.
- Yo también te quiero.- Dije después de besarnos.
Él no me dejaría olvidarlo, y yo siempre recordaría el día en el que el caramelo nos juntó, para siempre.