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La katana del rōnin y el rōnin del yakuza por 9DokuroChan8

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Notas del fanfic:

¡Wai! ¡Pues estoy muy cotenta de haber podido hacerme (por fin) una cuenta en Amor Yaoi! Creo que aunque sea alguien pudo haber visto este fic en Mundo Yaoi, pero déjenme decirles algo: Este fic está SUPER-MEGA-HIPER-ULTRA EDITADO. Incluso cambié los primero capis... Pero en fin, ¡espero que les guste!

Notas del capitulo:

Ne~ Pues me alegra mucho ue hayan decidido leer este "nuevo" fic (si consideramos lo editado que está, se puede considerar como nuevo -w-U). Espero que les guste y que lo disfruten mucho! nwn

Muchas historias comienzan con “hace mucho, mucho tiempo, en un reino muy, muy lejano...” pero esta ¡No! Nuestra historia comienza en la era Edo, en dicho país (claro, es en lugar muy, muy lejano, y si es de hace mucho, mucho tiempo), con unas lindas mujeres que trabajaban en una casa de té. Ellas estaban concentradas en una plática acerca de un apuesto príncipe de un pueblo vecino, hasta que tocaron el tema de un personaje muy conocido por aquellos lugares de Edo…

—Ne, tú conoces a Takahashi Misaki, ¿no es así?—preguntó una de ellas a su acompañante.

—Por favor, quien no haya escuchado siquiera su nombre debería vivir en una cueva—ambas rieron.

— ¿Y ya lo has visto?

—Pues…—la muchacha solo miró hacia otro lado con una sonrisa, intrigando a la otra.

— ¡No me digas que…!—la muchacha sonrió.

— ¡Si!—gritó. La otra imitó este acto, y agarró las manos de su amiga.

— ¿Y es guapo?—preguntó con una sonrisa pícara.

— ¡Es extremadamente guapo! ¡Casi me desmayo al verlo!

De pronto, pasó algo que casi les causa un infarto. El mismísimo Takahashi Misaki, del cual se hablaban muchas cosas en los barrios bajos de Edo (cosas como que era un lobo solitario y era tan fuerte como un oso), estaba a su lado, y les dirigió la palabra exactamente a ellas.

—Este… disculpen, pero ¿Saben donde esta el Dojo del Clan Usami?

Una de las muchachas simplemente se quedó con los ojos como platos, y la otra a penas y pudo pronunciar unas cuantas palabras, ambas rojas como tomates.

—E-este, ¡s-s-sí! P-primero t-t-tienes que ir ha-a-cia el puente, p-para que lo cruces y ll-llegues a un puesto de c-calamares… ¡Ahí está el Dojo!

Misaki volteó a ver dicho puente, y sonrió con satisfacción.

—Ya veo. Gracias, en verdad me ayudaron—dicho esto, caminó hacia ahí, dejando a ambas perplejas y completamente sonrojadas.

El menor continuó su camino, pensando que debía apurarse, ya que le había prometido a su hermano pasar a recogerlo a su trabajo en el Dojo del Clan Usami para luego ir por su esposa, Manami, e ir a comer a un puesto de Oden cerca de su hogar.

Cuando termino el recorrido que le había indicado la jovencita, comenzó a buscar con a mirada algún dojo que se pareciera al que buscaba. Grande fue su sorpresa, cuando se topó con un gran letrero que decía con letras enormes <Dojo del Clan Usami>, y cómo este se encontraba en la entrada de un gran lugar. Dio un pequeño respingo, y pudo observar como los dos samuráis en la puerta lo miraban sospechosamente. Solo se aclaró la garganta.

—Disculpen, busco a Takahashi Takahiro. ¿Puedo entrar a verlo?

Uno de los samuráis miró al otro.

—Bien, no creo que haya problema si te acompaño—dicho esto, abrió la puerta y lo invitó a que lo siguiera. Después de todo, ¿quién creería que un niñito como él pudiera ser peligroso?

Así, el samurái guio al menor hacia una especie de sala de espera.

—Usami-dono, buscan a Takahashi-san—dijo desde un lado de la puerta de madera y papel.

— ¿Quién lo busca?—preguntó una voz grave del otro lado.

—Un tal Takahashi Misaki.

—Ah, ese es Misaki—el oji jade pudo distinguir perfectamente la voz de su hermano—Usagi, Misaki ya está aquí, así que ya me tendré que ir.

Misaki escuchó como el individuo le pedía a su hermano que no se fuera, y cómo este le decía que ya le había hecho una promesa y que no podía dejar plantado a su hermanito cuando había venido por él. Dicho esto, el hombre se cayó y dejó a Takahiro en paz, el cual abrió la puerta de papel.

— ¡Misaki!—lo llamó, dejándole ver al castaño cómo un misterioso hombre de cabellos plateados y ojos amatistas abrazaba a su hermano por el cuello. Misaki, por supuesto, solo lo miró extrañado.

—Este… ¿Nii-chan?…

—Disculpa por hacer que vinieras a recogerme, es que el trabajo me tiene muy ocupado, y pues sabes que para mí es difícil—dijo, señalando su muñón en el lado izquierdo de su cuerpo, donde le faltaba uno de sus brazos. Misaki no quiso recordarle esto, así que solo dijo:

— ¡No, no te preocupes! Siempre es bueno salir de la casa alguna vez—movió la cabeza para ambos lados.

— ¿Es ese tu hermano menor?—interrumpió el que lo abrazaba. Takahiro lo miró con una gran sonrisa.

—Así es. Misaki, este es mi jefe y amigo, Usami Akihiko—Misaki lo vio y le dedicó una pequeña reverencia, con un “mucho gusto”. Aunque este muy seco. El peli plata lo miró de pies a cabeza.

—Así que el hermano menor de Takahiro…—el menor pudo sentir la insistente mirada del mayor—No se parece en nada a ti—formó una pequeña sonrisa, cosa que fastidió a Misaki.

— ¿Quieres pleito, marica?—dijo desafiante, haciendo alusión al abrazo que mantenía este con su hermano. Usagi frunció el ceño.

— ¡Bueno, bueno, ya está bien!—dijo Takahiro para tratar de calmar las cosas—Misaki, no digas esas cosas. Discúlpate con Usagi ahora mismo.

— ¡Pero…!—trató de protestar.

—Nada de “peros”. Discúlpate—Misaki frunció la boca con fastidio, y miró al peli plateado con molestia.

—Perdón, Usami-san—dijo de forma molesta. El mayor no pudo evitar reír de forma burlona al escuchar esto, haciendo enfadar más a Misaki—bueno, ya vámonos, ¿no? ¡Tengo hambre!—Takahiro rio.

—Claro, claro—acarició la cabeza del más pequeño—Nos vemos, Usagi. Te veo mañana.

—Sí, nos vemos, Takahiro—dijo el mayor, soltando al de lentes.

Los hermanos se dirigieron hacia la puerta del lugar mientras platicaban acerca del clima tan caluroso de aquellas fechas. Estaban a punto de salir, cuando otros compañeros sirvientes de Takahiro lo miraron y sonrieron con malicia. Uno de ellos se acercó hacia él, y puso su pie en el camino del muchacho, haciendo que este se diera un fuerte golpe en el suelo.

—Ah, lo siento. Normalmente no puedo a ver a una persona manca. ¿Quieres que te de una mano?—rio burlón, mientras sus acompañante también se burlaban desde donde estaban. Misaki se agachó hacia su hermano, preocupado.

—Nii-chan, ¿te lastimaste?

—No, no te preocupes… Ya estoy acostumbrado…

Cuando Takahiro dijo esto, Misaki pudo asumir que esa no era la primera vez. Se levantó de golpe, totalmente molesto, y se dirigió hacia el joven que le había hecho eso a su hermano.

— ¿Qué? ¿Quieres pele…?

Sin poder terminar la oración, Misaki le dio un gran y brusco puñetazo en la nariz, ocasionando que el violento sonido de su cartílago rompiéndose retumbara por toda la habitación.

—A ver si así aprendes a respetar, imbécil—habló despectivamente, tronándose los nudillos.

—Hijo de…—a penas y podía hablar el de la nariz rota.

—No te hagas el machito. Si tantas ganas tienes de pelear, levántate y hazlo.

— ¡Maldito, a ver si sigues diciendo eso después de haberte roto los dedos!—dijo otro de los sirvientes lanzándose hacia Misaki. Este, sin mucho esfuerzo, esquivó el golpe y le dio uno mucho más fuerte en la espalda, el cual fue tan potente, que hasta hizo que un poco de sangre saliera de su boca. Cayó al suelo bruscamente, mientras Misaki solo se sacudía las manos.

—Y tú—le dijo al que lo veía anonadado— ¿no vas a pelear?—el muchacho lo miró con algo de miedo, y se quedó estático en ese mismo lugar. Misaki lo miró más molesto de lo que ya estaba. Se acercó a él con pasos pesados, y de un solo movimiento tomó sus patillas y lo lazó hacia el aire, ocasionándole un gran dolor al joven— ¡Te pregunté que si ibas a pelear!

— ¡Perdóname! ¡Perdóname!—suplicó el joven, al sentir que ya casi la piel se le estaba despegando. Misaki solo lo soltó y azotó en el piso, para luego decirles de una manera casi siniestra:

—Si me llego a enterar de que otra vez se andan metiendo con él, los mataré.

Los tres muchachos solo sintieron que el terror recorría todo su cuerpo, y se levantaron casi corriendo para salir huyendo de ahí.

Misaki se quedó ahí parado, y dijo de forma triunfal.

—Imbéciles—formó una pequeña sonrisa—Nii-chan, ¿estás bien?

—Misaki…—Takahiro bajó la cabeza con una gota de sudor en la frente, confundiendo al castaño—Mira todo el desastre que hiciste…

El menor volteó a ver, y se dio cuenta de que tanto el tatami como la puerta de papel estaban rotos. Volteó a ver por reflejo al peli plateado, y se dio cuenta de que este a su vez lo veía totalmente sorprendido. En verdad no se esperaba que ese pequeño muchachito pudiera hacer semejante cosa, y sobretodo que sus movimientos fueran tan precisos y elegantes, pero sin perder el impacto de un gran guerrero. Volvió en sí cuando escuchó las disculpas de Takahiro, y vio que Misaki se daba cuenta de que lo estaba viendo.

—Espera, Takahiro—puso su mano en la frente de Takahiro—no te preocupes, solo es una puerta y un tatami. No es la gran cosa

— ¡Pero lo rompimos! ¡De alguna forma hay que pagarte!

—Te equivocas, Nii-chan—habló Misaki—no lo “rompimos”, sino lo “rompí”. Si alguien tiene que pagar ese soy yo, no tú.

—Misaki…

El peli plata miró a Misaki nuevamente. No supo por qué, pero lo encontró muy apuesto. Sonrió, encontrando la forma de sacarle provecho a la situación.

—Entonces—se dirigió a Misaki— ¿qué te parece si trabajas un tiempo para mí? He escuchado de Takahiro que tu comida es realmente buena, por lo que bien podrías hacer eso.

Misaki pensó que no debía ser muy confiado, así que por un momento quiso negarse, pero sabía que así sería mucho más difícil para Takahiro, por lo que supo que no tenía otra opción.

—D-de acuerdo—El peli plata sonrió satisfecho. Hace mucho que no encontraba a alguien como él, por lo que no podía dejar pasar la oportunidad. Después de todo, ¿quién podría ignorar a un joven tan enigmático como el peli marrón? Definitivamente no él. Hasta hace poco, había estado muy interesado en Takahiro —gracias a que pensaba que era  interesante que le faltara un brazo— pero ahora, como acostumbraba, ya había cambiado de opinión. Quería tener al oji jade.

—Bien, entonces—volteó a ver al de lentes— ¿te importa si viene mañana? Creo que es más conveniente para  ambos, ya que, según lo que sé, tú y Manami-san planean salir, ¿me equivoco?

—Ah, tienes razón—dijo Takahiro. Misaki solo quería saber qué tenía que hacer para saldar su deuda, y terminar rápido. No le agradaba para nada deberle cualquier cosa a cualquier persona.

—Entonces mañana, ¿no?

—Así es—Akihiko, como de costumbre, no sonrió muy marcadamente, pero se podía ver cierta fachada triunfadora en su forma de hablar, cosa que fastidió más al menor.

—Entonces nos vemos. Vámonos, Nii-chan—jaló a su hermano como si fuera un niño pequeño, y salieron del lugar, mientras Takahiro se despedía con un ademán de manos.


Al día siguiente, un malhumorado Misaki se aproximaba a las entradas del amplio Dojo del Clan Usami. Cómo detesto a la gente ricachona como él… pensaba eso, mientras sonreía con un aura molesta.

Los mismos samuráis del día anterior seguían ahí. Misaki pensó eso como una ventaja, ya que no tendría que volver a presentarse. Entró sin problemas, luego de explicarles al par de hombres lo que hacía ahí. Tragó saliva antes de entrar a la habitación del mayor, y jaló con decisión la puerta corrediza, solo para poder apreciar al peli plata sentado en una pequeña mesa, escribiendo algo.

—Hey, ya llegué.                       

—Ah, bienvenido.

Eso lo único que dijo.

— ¿Y ahora?, ¿qué hago?

—Por ahora prepárame algo de comer. Tengo hambre.

Lo dijo de una forma tan simple, que molestó a Misaki. Bueno, también era porque la primera vez que lo vio había sido desastrosa. Aunque le era muy fastidioso tener que estar ahí, no podía hacer nada más. Mejor se apuraba, si quería terminar rápido. Le preguntó al mayor cómo llegar a la cocina, y este le señaló una pequeña puerta. Misaki se dirigió hacia ahí sin decir nada, mientras Akihiko solo lo miraba.

— ¿Quieres algo en especial?—dijo desde el otro cuarto, aunque solo los separaba una delgada pared de papel.

—Sólo prepara algo que creas que me guste, pero sin pimientos.

Eh… Así que resultó ser “selecto” para la comida… Solo se puso a buscar en un gabinete que contenía la mayor parte de la comida, y se dio cuenta de que tenía ingredientes de muy alta calidad, además de carne y verduras que se veían muy frescas. Pronto se le ocurrió un muy buen platillo que podía servirle al mayor, así que se apresuró a sacar todo y a prepararlas lo mejor que se pudiera.

Mientras tanto, un oji lila podía escuchar el sonido del menor preparando todo lo que debía y veía a través de la pared de papel la silueta del castaño. Pensó con gracia que eso era digno de una gran esposa, y se imaginó una escena donde Misaki aparecía con un kimono diciéndole “cariño” al mayor, llevándole té a su habitación mientras este trabajaba.

Siguió imaginándose eso, hasta que se dio cuenta de que lo imaginaba con mucho entusiasmo. Casi como si deseara que eso pasara. Esto no es bueno, estoy metiéndome demasiado con ese niño… trató de reprenderse, pero la imaginación se hacía cada vez más grande dentro de su cabeza. No podía parar sus pensamientos.

— ¡Usami-san!—lo llamó el menor, haciendo reaccionar al peli plateado—hay una gran variedad de tés aquí. ¿Cuál quieres?

—Eh…—se aclaró la garganta, mientras se pasaba una mano sobre su frente—Lo que tú quieras esta bien. Sólo apresúrate.

No volvió a escuchar ninguna otra palabra del menor. Pensó que era mejor concentrarse en su trabajo, pero no podía aclarar sus pensamientos. Ya sé, usaré esto como inspiración; escribirlo siempre ayuda. Dicho esto, se apresuró a mover su pincel, y comenzó a trazar los kanjis uno a uno, mientras, prácticamente, todo se escribía solo.

Pasaron algunos instantes, hasta que pasó algo que lo desconcertó de sobremanera: Misaki entró a la  habitación y dejó una pequeña bandeja de porcelana sobre la mesita, la cual contenía un pequeño vaso con un té de tono rojizo.

—No sabía cuál sería el más indicado, así que serví el que tenía el color que más me gustaba. Que conste que tú me dijiste que podía escoger el que yo quisiera.

Akihiko solo lo miró. No era muy parecido a lo que había pensado. Para empezar, le había hablado de una forma muy informal (y a la vez formal), además de que no traía puesto un kimono, sino un kinagashi.

Pero, aun así…

Esto es malo… no debo dejarme llevar por este impulso… el menor volvió a salir por la puerta, dejando a Akihiko pensativo acerca de esta nueva sensación que surgía por aquel joven…

Notas finales:

Bueeeeeno.... Esto fue! >//w//<

Ojalá y les haya gustado! Nos  vemos en un futuro no muy lejano! (?) Bueno, eso espero... TwT

Ya, ne! >w<)/


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