Cuando Jinki nació, una de las primeras cosas que hizo fue sonreír. Era una acción peculiar para un bebé que recién llegaba al mundo, sin embargo, era algo que había que tener en consideración, algo que anunciaba algo más grande. Una sonrisa tan gloriosa, que la frase que volaba por el vecindario, era que la familia Lee, dueños de la carnicería, habían tenido un “sol”.
Esto era cuando aún no tenía dientes.
Al crecer Jinki se convirtió en un niño gentil. Nunca pateó un hormiguero, nunca arrojó piedras a las colmenas, nunca le arrancó las alas a una mariposa. Nunca dijo palabras crueles, nunca le gritó a nadie, incluso si la falta era evidente. Difícilmente se le veía involucrado en peleas o discusiones. No tenía problemas relacionadas con la ira. Era casi como si estuviera caminando por un sendero mas iluminado, con una completa tranquilidad en su corazón. Para todos los que lo conocían, Jinki era un ser humano diferente.
Su disposición era el reflejo de su sonrisa. Esa sonrisa lo definía y a su estilo de vida. Y atraía a tantos hacia él. Con su belleza, podía sanar fácilmente el dolor de un alma herida.
Mucha gente vive su vida haciendo sonreír a los demás. Jinki, u Onew como era conocido por el mundo, sonreía para los demás. Había descubierto tempranamente que ésta era su mayor habilidad, no sus calificaciones ni sus talentos.
Convirtiéndose en el líder de un reconocido grupo K-pop solo acentuaba ésta característica. Con la responsabilidad de cuidar de sus dongsaengs, la sonrisa se había vuelto más poderosa que nunca. Cada vez que Taemin se angustiaba por no estar con sus padres, Onew sonreía. Luego imitaba a un mono. Cada vez que JongHyun se encontraba frustrado frente a algún paso que era un poco difícil, Onew sonreía. Y entonces hacia su torpe imitación de algún baile femenino mientra se tropezaba con sus propios pies. Cada vez que MinHo lloriqueaba sobre ser “un perdedor y un fracaso”, Onew sonreía. Y deliberadamente perdía un juego de ajedrez para calmar al menor.
Pero eso no era todo. El se las ingeniaría para divertirlos durante los aburridos viajes en auto. Incluso en los recesos de las grabaciones, o en los sets de sus videos musicales – cuando tuvieran hambre – él empacaría algo para alimentarlos, aunque solo fuera comida chatarra. Saldría a beber con sus sunbaes cada vez que necesitaran compañía, y por suerte tenía gran tolerancia al alcohol. Incluso haría algún tiempo en su apretada agenda para enviar un mensaje a sus amigos en el ejército lo más frecuente que pudiera, esperando que estuvieran saludables. Onew sentía satisfacción al ser capaz de realizar todo esto, amar a la gente a su alrededor, poder cuidar de ellos y dar su mejor esfuerzo para que disfrutaran su compañía.
Cuando preguntaban por Onew, todos dirían inmediatamente, que él poseía su propio sol brillando en su interior.
Por lo tanto, era una sorpresa cuando el siempre agradable, siempre alentador líder tenía sus momentos de desánimo. Ser un idol también tenia sus aspectos incómodos. Y la torpeza de Onew no ayudaba realmente. Los momentos en que se enredaba en el escenario, con los pasos o incluso la letra, los momentos en que perdía el tono o su voz se quebraba. Esos momentos lo herían, y dolían infernalmente.
¿Quién hubiera imaginado que también tenía a alguien que sonriera por él?
Luego de los programas, bebiendo de su botella de agua, exhausto y decepcionado de sí mismo, Onew se sentaría en un tranquilo rincón, maldiciéndose. Y Key se abalanzaría sobre él y lo levantaría hacia las nubes. Mostraría una sonrisa traviesa y se burlaría de los errores de los otros miembros, dejando entrever que no debía cargar con la culpa por sí solo. Trataría de crear distracciones, levantando el espíritu de Onew, aunque sea por un momento. Elogiaría todas las cosas que hizo bien, y se enfocaría en éstas. Soltando largas señales de admiración. Estaría ahí, al lado de Onew, y se quedaría testarudamente pegado alrededor hasta que pudiera lograr aunque sea una pequeña sonrisa en el rostro del líder. Y por todo eso estaba agradecido con la diva. Extremadamente agradecido.
Sería una mentira si se dijera que Onew no amaba a Key. Porque Key tenía gracia, tenía elegancia. A los ojos de Onew, tenía una belleza incomparable a cualquier otro ser en la tierra. Era excesivamente quisquilloso, abrumadoramente maternal, con una confianza salvaje y un talento glorioso. Estaba claro que no era como los otros hombres. Pero tampoco era exactamente femenino. El era... Kibum. Y era tan perfecto para Onew. Eventualmente, sin notarlo, Key se convirtió en el sol brillando en su interior.
Esta era la razón por la cual Onew sufría cada vez que Key se enojaba.
Y cada vez que esto pasaba, Onew sonreía más brillante que nunca. Ponía todo su corazón y todo su amor, cada gota de éste que pudiera reunir, y lo proyectaba en su sonrisa. Y sentía ganas de saltar, de gritar con alegría cada vez que una sonrisa le era devuelta. Se sentía completo, tan feliz que encantado dejaría de comer pollo a cambio de más de esas sonrisas.
Concursos donde ganaban prestigiosos premios, conciertos donde las fans gritaban sus nombres como devotas fanáticas. Cualquier gran gesto por parte de sus seguidores que lograra sacar lágrimas de Key, Onew estaba presente, siempre consolando, disfrutando del calor de la mano de Key en la suya, abrazándolo apretadamente, irradiando todo su afecto hacia el menor.
Deseaba tener el valor para decirle a Key como se sentía. Cada vez que le dirigía una mirada al rubio, sentía su estómago revolverse ante el pensamiento de profesar su profundo y sincero amor.
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El trabajo y el inminente Comeback los mantenían ocupados. Sus días pasaban ruidosamente entre estilistas y diseñadores. Corriendo de un estudio de grabación a otro, y buscando pequeñas oportunidades para descansar sus adoloridos pies después de exhaustivos ensayos. Pero frente a todo esto, Onew encontró fuerza gracias a Key. Gracias a todos las pequeñas muestras de cariño que le demostraba, Key se volvió la motivación de Onew.
Y la recompensa era más dulce de lo que imaginaba, con su nueva canción ganando el voto de los fans por segunda vez en un mes.
Era increíble. El sentimiento de alegría absoluta que corría por sus venas, se alojaba en su sangre y se expandía a cada rincón de su cuerpo era increíble. MinHo y JongHyun saludaban a la audiencia desde el otro extremo del escenario y se inclinaban llenos de gratitud. Onew miró hacia donde estaba Key. Sus manos sosteniendo ese gran ramo de flores mientras reía junto a Taemin, mirando el trofeo que recién se les había otorgado. Lucía tan perfecto, ridículamente maravilloso. El menor se había instalado en el pecho de Onew, como gruesas cuerdas conectadas a su corazón, cuyos extremos eran manejados por el rapero a su antojo. Era ahora o nunca. Debería revelar sus sentimientos y multiplicar la felicidad de Key, o... No. Definitivamente el menor estaría feliz con su confesión ¿cierto?
Onew caminó a través del escenario, haciendo su recorrido hacia la persona que más amaba en este mundo. Su corazón latiendo tan rápido, pensó que se desmayaría de la presión. Pero sus sentidos se volvieron mucho más agudos, sus hombros cubiertos podían incluso sentir el confeti que caía sobre él. Las palabras para confesarse quemaban en su lengua, amenazando con salir antes de que se acercase a Key.
Y entonces detuvo sus pasos, probablemente su corazón de detuvo junto a él. Porque Key también se estaba moviendo. Poniendo un pie frente al otro y sonriendo dulcemente. Avanzó hasta donde quería llegar y se detuvo. Colocando un brazo sobre el otro hombre.
Aquel otro hombre no era Onew. Aquel otro hombre era JongHyun.
Su orgullo le permitió dar otro paso antes de que fuera atravesado por la flecha de los acontecimientos que iban a ocurrir.
JongHyun se inclinó hacia atrás, como si supiera que Key iba a estar a su lado, y depositó un beso en su mejilla. Mientras todo el público miraba. Mientras todos sus compañeros artistas miraban.
Mientras Onew miraba.
Lava caliente recorría su rostro, quemándolo. Quemando su alma y despedazando su cerebro, su cruel cerebro que volvía a reproducir aquellos recuerdos.
JongHyun y Key tomados de la mano. JongHyun y Key compartiendo su comida. JongHyun y Key usando ropa de pareja. JongHyun y Key quedándose dormidos en el sofá en un abrazo. JongHyun y Key siempre eligiendo asientos junto al otro en los programas. JongHyun y Key siendo emparejados en fanservice. JongHyun y Key sonriendo entre ellos en el set, mientras el menor movía las caderas al ritmo de algún grupo femenino. JongHyun y Key... JongHyun y Key... JongHyun y Key. Siempre era así. Siempre era JongHyun y Key.
Nunca había un Onew al comienzo.
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Saludó a la audiencia, sin contener sus emociones. Dejando todo salir disfrazado de una felicidad abrumadora. ¿Felicidad? Su cerebro se hundía en el significado de esa palabra mientra Onew comenzaba a morir, poco a poco. El más torpe siempre se queda solo. El que siempre sonríe para los demás, nunca sonríe para sí mismo.
Una mano se posó en su hombro.
“Hyung” susurró MinHo, sin aliento, habiendo cruzado todo el escenario, “¿estás bien?”
“Por- por supuesto” sollozó Onew “¿por qué no lo estaría...?”
MinHo colocó su brazo alrededor de su hyung y lo llevó detrás del escenario, susurrando palabras de consuelo durante todo el camino. No encontró resistencia, Onew sin decir nada se dejó llevar.
Cuando llegaron al vacío cuarto verde, MinHo sentó a su hyung en una silla y lo abrazó, acercando la cabeza del líder a su propio cuerpo.
“Lo siento hyung” dijo, “sé que estas herido, y no puedo arreglarlo. Por eso lo siento. Pero por favor deja de llorar”.
Onew se sobresaltó frente a las palabras del más alto. Él sabía. Y luego de un momento tuvo sentido que el tranquilo MinHo, el MinHo que poseía un corazón bondadoso, supiera la verdad. Pero eso no lo hacía sentir mejor.
“Oigan chicos, necesitan una foto para una entrevista, así que... ¿Qué pasa con Onew hyung?” JongHyun irrumpió de improviso.
“Está bien. Ahí estaremos. Gracias, hyung” MinHo contestó, JongHyun se encogió de hombros y se fue.
“M-MinHo...” Onew susurró.
“Shh... está bien. Yo estoy aquí. Todo va a pasar. Cálmate. Solo respira ¿ya? Respira.”
Onew lloró, y apretó la polera del rapero en sus manos, como si fuera lo único que lo mantuviera con vida. MinHo no podía hacer nada más que quedare quieto y abrazar a su hyung fuertemente, acariciando su cabello, abatido por el hecho de que el siempre alegre líder se había vuelto un desastre en sus brazos.
“No quiero sonar como un idiota, pero tenemos que irnos. Por favor siéntete mejor. Es difícil, es muy difícil, lo sé, pero por favor inténtalo” MinHo susurró gentilmente, deslizando su mano por el cabello del mayor.
“No, no, está bien, estoy bien” Onew murmuró, parándose de improviso y secando su rostro con el dorso de sus manos. Miró hacia MinHo y dejo salir una sonrisa poco convincente, “¿Nos vamos?”.
Uniéndose a los otros tres en el siguiente cuarto, todos les gritaban rápidas felicitaciones, cientos de luces provenientes de las cámaras brillando y apagándose... Onew se encontraba solo en su isla de auto-compasión, rezando porque la marea subiera y se llevara todo su dolor.
“Esto es increíble. Voy a llamar a casa cuando terminemos aquí” Taemin rió.
“¡Lo hicimos! Fuimos los mejores allá arriba” gritó Key, agitando el trofeo en sus manos.
“Es la mejor noche de mi vida. Incluso mejor que anoche” JongHyun le dio un codazo a Key, sonriendo de manera sugestiva.
“MinHo-yah...” Onew susurró mientras se ordenaban en fila frente al periodista con la cámara.
“Si, hyung” MinHo miró hacia la miserable cara de su líder, aún sosteniendo su brazo fuertemente.
“¿Por qué mi sol ya no está brillando?”
Onew colapsó en los brazos abiertos de MinHo.
Y la luz de la cámara se apagó.
