Sus negrísimos cabellos empapados de sudor, el movimiento de la cama por el efecto de las embestidas, el cuerpo del más bajo que se movía al mismo ritmo que el del moreno. Su boca entreabierta, sus dedos clavándose en la espalda de Yunho mientras éste lo llevaba a un nivel inalcanzable de placer. La mano de Yunho masajeando la erección de Jaejoong completaba la sesión de placer y los llevaba al borde de la locura. Pronto Yunho cambió la posición en la que se encontraban quedando éste parado junto a la cama mientras el ángel pelinegro era arrastrado al borde de ella. Durante el proceso, el menor no dejó de masturbar el pene de su compañero. Una vez que lograron estar en la posición adecuada, el peli castaño continuó con sus embestidas, saliendo por completo de vez en vez para volver a adentrarse del todo, provocando los espasmos en el otro. La piernas de Jae estaban flexionadas por encima de los hombros de Yunho, provocando que las estocadas fueran más placenteras. Siguieron así durante unos minutos hasta que Yunho levantó la pierna derecha de Jae y cruzó la suya, de modo que podía penetrarle de lado.
Sólo se escuchaban suspiros que se perdían en el aliento del otro, más gemidos, y palabras de amor que el viento no podía llevarse, ni siquiera la muerte era más grande que su amor, que su pasión y todos esos momentos juntos que nadie les arrebataría… nunca.
Jae acariciaba la espalda de Yunho, y disfrutaba sentir la lengua del menor en su boca, en su cuello, en su clavícula y en cualquier lado. Pronto, Yunho lo volteó y el tatuaje de alas en la espalda de Jae quedó expuesto. Y Yunho quiso arrancarle esas alas que se lo llevaban todas las mañanas de su lado, pero sabía que no debía alejarse de su realidad. Olvidando el doloroso recuerdo, la lengua del peli castaño recorrió la espina dorsal del chico de piel blanca, haciéndole estremecer. Yunho mantenía a su novio de a cuatro, era tan erótica las voces mezcladas de ambos. Jae se sentía morir, dejó caer su cabeza en la cama y su trasero se mantenía elevado, el ángel mordió las sábanas luchando por no correrse aún.
-Yu-Yunho… voy a…
-Aún no amor, espera… hagámoslo juntos –unas cuantas embestidas más y ambos dejaron se corrieron, Yunho lamió la entrada de Jae tragándose su propia esencia y dándole un poco más de placer a Jaejoong
Durmieron abrazados, Jae encima de Yunho, apresándolo entre sus brazos. Palabras de amor que se perdieron en sus alientos. Yunho no quería dormir, quería contemplarlo para siempre. Su vida no era lo mismo desde que su hermoso Boo se fue
-No te vayas de nuevo, amor
-Te amo Yunho… siempre estaré contigo
Había amanecido, Yunho despertó… de nuevo, como todas las mañanas se encontró con su cama limpia y él arropado. La pluma de ave de las alas de Jae estaba en el buró.
-Esperaré por ti de nuevo Jaejoong