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MPREG por Hudson

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Notas del fanfic:

Declaimer: The GazettE y las fans no me pertenecen.

Haciendo publicidad a fanfic antiguo? xD Si!

Notas del capitulo:

La tragedia, el drama, el horror, la tortura y todo lo demás, siempre como una pisca de sal en el humor xD

Provecho!

MPREG

 

Sí, definitivamente esas cinco letras eran una gran incógnita que se metieron en su vida en ese momento, lo preocupante era que no sabía qué significado tendrían estando adjuntas a otras palabras, o un pequeño párrafo en una pequeña, y quizás, peligrosa carta.

La estudió en privacidad, desde el muy “Ruki-sama eres mi ídolo” – que lo regocijo de orgullo– hasta lo que termino en “mi sueño de MPREG”. La verdad bastante perturbadora, siendo que no tenía ni idea de lo que podría significar esa palabra, si es que era una –se repetía.

Se acomodó en su asiento junto a la mesa con muchas otras cartas de fans, de las cuales el manager de la banda se encargaba hasta que llegaran a los cinco miembros de la banda, en que cada uno de ellos las leyeran, y a veces respondieran, ya que el tiempo era escaso. Miró a estos igual de centrados en sus cartas e intentó leer sus mentes –si de verdad pudiera hacerlo–con la curiosidad de saber si algo parecido a su carta se escribía en las de ellos, mientras concentrados leían y se veían muy tranquilos. ¡Por qué él no podía estar así!

Nuevamente centró su vista a la carta y la volvió a leer, sintiéndose algo halagado del hecho de que alguien de una cultura tan diferente a la suya se diera el tiempo de escribirle en japonés, vislumbrando de vez en cuando una que otra falta ortográfica que dejaba pasar.

 

“¡Ruki-sama usted es mi ídolo!

Sé que esto debe saberlo por muchas otras fans que lo siguen, pero creo que tengo la obligación también de decirlo desde el fondo de mi corazón, porque usted me dio otra visión de la vida y el amor.

Puede que esté muy ocupado, ya que son una banda importante y como dicen sobre los japoneses; no andan perdiendo el tiempo. Por eso también admiro a Japón, además de usted, y me siento muy feliz que ambos estén conectados.

Ahh… tengo tantas cosas en la cabeza y no sé que empezar a escribir ¡kiaaaaaaa…!

Sabe, yo tengo unos amigos que, al igual que mí, aman su música, su estilo, TODO. Personas que antes nunca imaginé conocer y que gracias a su música, a ustedes como banda, llegamos en poco tiempo a ser muy unidos. Es increíble… además de hacer covers de sus canciones, escribimos sobre ustedes en historias inventadas. No sabe qué daría yo porque fueran reales, como que usted fuera parte de mi sueño MPREG. ¡No sabe lo que daría por ver eso!

¡Ahhh! Me he ido por las ramas, aun así parece que di con lo esencial que quería que supiera (¿?) Ya que como mi japonés no es muy bueno, quise resumirlo y así no tener problema en traducirlo.

Cuide mucho su voz y saludos a Reita-san, Uruha-san, Aoi-san y Kai-san.

¡Fuerza y the GazettE!”

 

Simplemente era una fan que lo apreciaba por sus pensamientos escritos en la carta, además de estar definitivamente LOCA.

Se recargó en la silla y pensó en cómo podía descubrir lo que significaba aquello, repasando como primera opción el internet; lamentablemente aun recordaba con pesar como tuvo que enviar su MAC a un técnico por mantenimiento, ya que no quería sufrir una segunda pérdida. Miró a sus compañeros como segunda opción, pero dudó cuando Aoi preguntaba al viento y todos le miraban interrogantes:

– ¿Cómo es eso que lo único bueno es mi música? Mi escultural cuerpo también es muy bueno, además de mi inteligencia.

Se produjo un silencio de segundos, Ruki enarcó una ceja por lo dicho y el ruido de alguien levantándose de su asiento, hizo que vieran como Kai desaparecía del cuarto para reírse a escondidas, ya que sabía lo que se avecinaba.

– Si eso dijeron de ti, debe ser por algo. Nadie escribe cosas por decir -fueron las tranquilas y neutras palabras de Uruha como respuesta, mirando nuevamente a Aoi apretar la carta en sus manos y fruncir la mirada ante el desagradable comentario.

– Yo sé lo que soy –se defendió con reproche–. No me conocen, eso es todo. No es una fan del todo por ser así.

– Aoi no es para que te lo tomes así –estaba vez fue Reita el que habló, interrumpiendo a Uruha que le miro fríamente por su interrupción –. Las fans nos aman, pero no creo que debamos esperar que TODOS te amen. Muchos nos aprecian por la música, otros por hacer visual…

– Y muchos por hacer fanservice –agrego Ruki, avergonzado por las miradas de sus amigos, respirando aliviado al ver que tanto Reita como Uruha sonreían ante esa realidad.

– Y hacer fanservice, como dijo Ruki para desgracia, así que… ¿qué tiene que una te diga eso o no? Todo lo que digan de ti tómalo de una manera constructiva y no destructiva –Aoi gruñó.

– Exacto. Por eso mejora tu cuerpo, alma e inteligencia, ya que lo último que dijiste ni yo te lo creo –sonrió mordaz Uruha, recibiendo una mirada molesta del moreno que buscó sus cigarros y salió dando un portazo del cuarto.

El ambiente se había puesto tenso, así que decidió hacer algo.

– ¿Reita desde cuando eres concejero? –dijo con diversión, notando como su amigo se sonrojaba y miraba a otro lado.

– Simple. Cuando no sepas que hacer un domingo, has zapping y ve un programa de autoestima por la TV, más si eres Reita. No cabe duda de que podrá aprender de memoria todo un programa–intervino Uruha con una sonrisa de autosuficiencia y tanto Ruki como él rieron de buena gana, hasta que el de la bandnose decidió hacer una llave de lucha libre a Uruha, que se hacía el ahogado.

– ¡Pagaras caro!

– ¡Ruki ayuda! –Exclamo entre risas el castaño.

– Sí, claro, pero cuando tenga ganas–. Se hizo el desentendido y noto como Reita le sonreía al tiempo que soltaba a Uruha del cuello.

Esos dos siguieron conversando entre bromas, y dudó en preguntar lo que había olvidado, sin embargo lo dejó para otra ocasión. Su líder apenas entró avisó del horario de grabaciones para el nuevo single antes del tour y el poco tiempo que les habían otorgado, sacando uno que otro insulto de sus bocas. No había de otra.

 

El tiempo parecía no pasar, a penas quería ver la hora y dio un bostezo por el agotamiento. Sentado junto a Uruha para componer, pensó que sería buena idea una taza de café, ante el dudoso sueño de que esa noche llegarían a irse a sus casas.

– ¿Dónde vas? –pregunto el castaño apenas lo vio levantarse de la silla, viendo por si las dudas si los demás chicos se habían ido ya (porque todos habían acordado trabajar aparte y después juntarse).

– Voy por café –dijo sin más, subiendo y bajando los hombros, despreocupado.

– Ok, pero vuelve pronto entonces –usó un tono severo– me molesta que se actué de forma despreocupada cuando se trabaja, Ruki.

– Lo sé, lo sé… –suspiro algo hastiado por la manera en que lo decía, comenzando a caminar a la puerta con pesadez.

– Y tráeme un café, por favor.

– Sí… –agregó la vocal de forma cansada.

Una vez estaba de camino a la cafetería, pidió dos cafés. Buscó donde sentarse a esperar, mientras  que la música ambiental llenaba el casi vacío casino, donde uno que otro trabajador entraba para dormir un rato o pedir algo a la cocinera de tiempo nocturno.

– ¡Qué haces durmiendo!

–¡Fuck! –dio un brinco del susto y cuando reconoció una risa a su espalda, miro con molestia a Reita –¿Quieres matarme de un infarto, idiota?

– ¡Hey, no es para tanto, man! –levantó las manos en señal de rendición. Pescó la silla que estaba al lado de Ruki y se sentó en ella, dejando caer su cabeza sin medir su peso en el hombro del menor, que atino a mantenerse firme, ya que el sueño apenas y le daba energías para aguantar peso.

– Pesas.

– Lo sé –escucho la voz adormilada de este y notó cómo caía en el mundo de los sueños, pensando salir antes de caer él también–. No te vayas…

– Voy en busca de mi café, ¿ok?

– Ooo-kkk… –Lo dejó libre y vio como fue en busca de ello, tomaba los cafés e iba nuevamente hacia él.

– Hay que irnos-le pegó una patada a la silla de Reita.

– No, no quiero… tengo mucho sueño–. Lo miró de reojo– ¿eso es mío?

Ruki lo miró sin entender, hasta que vio la mano de Reita apuntando al segundo café, como buscando tenerlo en sus manos sin importar la pregunta que le hizo.

– No, es de Uruha, así que quita tú mano–. Apartó la bandeja, empezando a caminar hacia el ascensor, recordando lo de “mpreg” por una extraña razón.

– Sí, lo sé… ¡espera!-hizo drama para caminar, hasta que estuvo dentro con Ruki en el ascensor.

El menor lo miró soñoliento y pensó preguntarle a qué había ido al casino, porque noto que parecía ir por las puras, siendo que no era de su incumbencia. No obstante, era el único tema que se le ocurría para llegar a SU “tema”.

– Reita… ¿a qué viniste al casino?

– Te vi salir, creí que sería entretenido… así que te seguí –dijo sin tapujos. Normal, pensó Ruki al recordar lo fácil que era sonsacarle palabras a Reita dormido o pasado de copas–. ¿Querías que fuese otra la intensión? –divertido, pensó, mientras miraba las luces de los pisos en las que bajaban para ir al estudio.

– Serás idiota… –lo escuchó murmurar y antes de salir del ascensor se besaron, separándose al momento de descubrir las puertas abiertas, caminando al estudio.

– Bueno, yo me apuro, que le dije a Kai que iba al baño. 

Suspiró agotado y algo más animado, entrando al estudio y dejar la bandeja junto a una mesa, en la que Uruha se acercó sin saber si tomar su café. Maldiciendo Ruki el no haber sacado su tema con Reita.

– Ruki.

– ¿Qué? –exclamó, en ello que notaba que el alto chico le apuntaba la bandeja con un... ¿café? ¿uno?

– ¿Es tuyo o mío…?

“Maldito teñido” Pensó y dejo que Uruha tomara su café, girando su mirada en dirección hacia Reita, que al sentirse observado, lo buscó y le sonrío, presumiendo el café en su mano con un “gracias” al mover sus labios sin pronunciar sonido.

Se lo había robado junto al beso.

 

Al tomar un tiempo de descanso después de casi 12 horas de trabajo continuo, todos se despidieron para ir a sus respectivas casas, menos Reita que lo acompañaría en busca de su mac y lo dejaría en su hogar.

 

En casa, una vez dentro del calor de la calefacción y una taza de café en mano, sin la espera de dormir, miraba atentamente sentado en el sillón como se encendía su portátil con felicidad, ya que muchas preguntas, o esa pregunta, podían ser respondidas. Sin dar cuenta el chico que estuvo todo el tiempo acompañándolo, lo miraba sin comprender tales extrañas reacciones.

– ¿Piensas decirme en qué andas? – empezó a escribir y no respondió a la pregunta– Te hablo, eh… –sintió que lo movían de los hombros y giro la cabeza, molesto, frunciendo el seño.

– ¿Qué?

– ¿Qué tanto haces? Desde que estábamos en la compañía actuabas raro –sintió la incomodidad en las palabras, pero calló –Ni sueño tienes –bostezo el rubio– yo estoy que me duermo.

No sabía si decirle. Miró sus dedos en el teclado y pensó que quizás no sería tan malo contarle, aunque tenía un extraño presentimiento de lo que podía ser. Suspiro pesadamente y decidió por hablar, total, nada podía ser tan malo como una guerra mundial ¿no?

– ¿Tú has escuchado la palabra MPREG?

– ¿Qué cosa? – Pestañeó extrañado el mayor, mirándolo sin comprender– ¿Eso se come? ¿De qué me hablas? Nunca la he escuchado.

– No tengo idea, estoy en las mismas -tomó un sorbo de su café- Cuando recibimos las cartas, una me dejó esa palabra que no logró entender de qué va. Sólo lo decía, pero no lo explicaba y he estado con la maldita duda durante todo el día.

– Ya veo… ¿y supiste qué era? Cuéntame más –se acercó más a él para comprender del todo bien.

– Si te digo que no sé, es porque aun no averiguo nada. Por eso también te pregunte.

– Ah, lo siento.

– No importa –sonrió cansadamente –investigaré por el buscador, y si sé algo, te cuento.

– Ok –se acomodó mejor en el sillón–. Pero cuéntame qué decía la carta esa.

Se sentía avergonzado por ello, pero terminó comentándola. El otro, más que tomárselo a risa, le decía que cosas así también le ocurrían. Que las fans esto y lo otro, riendo con ganas ante la imaginación de algunas, las cuales no sabía si seguir queriéndolas o temerlas, terminando Reita por contar una de sus anécdotas.

– Es así como llegue a la conclusión que debía aprender a cocinar. No puedo dejar que las fans piensen que ni siquiera sé hacer dos huevos fritos.

– ¿Cuándo fue eso? –preguntó mientras buscaba por internet, concentrado.

– ¿Eh? Si sé cocinar, ¿acaso no me crees?

– Reita, con sólo recordar el intento de arroz que quisiste hacerme para mi cumpleaños, es más que necesario restringirte mi cocina.

– ¡Hey! No fue mi culpa que justo dieran mi serie favorita en tanto cocinaba… ¡Te lo dije! La olla fue la culpable–hizo un puchero mientras se cruzaba de brazos.

– Claro… una olla profesional, no me cabe duda que siendo de una tienda prestigiada, allá terminado en carbón –suspiró irritado– Acepta que la cocina no es lo tuyo. No es la primera vez que incineras una cocina. ¿No recuerdas acaso la cocina de Yukata cuando intentó enseñarte? ¡Da gracias a que no fue él quien te maldijera, sino su madre! – entornó los ojos– esa mujer es una dama, una dama… aunque no quiera verte ni en pintura.

– No es para tanto… –se hundió en el sillón– ¿cómo vas con lo otro?

Silencio.

– Hey, habla… ya que tanto dices que no sirvo para la cocina –empezó a picarle, aun cuando el más bajo no quería decir nada, ya que no era muy agradable descubrir que sus búsquedas llegaban todas a una misma respuesta– Takanori, habla.

– Ahhh… deja eso… –exclamo irritado, buscando la manera de esconder lo que siempre llegaba al final de su “gran” investigación– Tú sabes cómo es la internet, puede decirte algo y no serlo… ya sabes…

– Yo no sé nada. Mejor explícate–. Lo único que sabía era que el menor intentaba ocultarle algo importante, y si él no sé lo decía, lo descubriría sí o sí.

– Etto…ok, ok. Primero dime, ¿qué crees que significan las siglas “M-P-R-E-G”?

–M… –pensaba– ¿Man PRo EnerGy?

– Sigue intentando… –suspiro hastiado.

– Mmm… ¡Espera! –meditó– Maldita PeRra Egoísta Gónadas.

–Akira, eso es absurdo… –rio.

– Qué te parece entonces… Mortíferas Pulgas Renegadas Ejecutivas y gentiles.

– Deja de ver el Discovery Channel –negó la cabeza ante tal tontería.

– ¡Entonces dime tú! –dijo ya irritado por el “apoyo” del menor.

– Etto… –pensó algo avergonzado, pero igual lo dijo: – ¿Male Pets Raped Every Gayday?

– ¿Qué? –estalló en risas la “iguana” – ¡Desde cuándo vez porno sin mí, eh!

El menor sólo atino a sonrojarse y sacar el dedo de al medio a su acompañante.

– Ok, ok… –Pensó en algo y saco su móvil ante la atenta mirada del menor, el cual veía también que marcaba–. Sé quién puede ayudarnos.

– ¿Sí? ¿Quién? –preguntó incrédulo.

– ¡Takashima, quien más! –dijo sonriendo, hasta que escuchó la voz del otro lado de la línea y el grito de terror de Ruki.

– ¡Espera, no! ¡Pasa ese móvil, idiota! –buscó la manera de quitarle el aparato, pero el rubio le dio la espalda y escapó.

– Suzuki Akira, ¡¿qué mierda de hora piensas que es para despertarme?! –el rubio tragó grueso.

– ¡Hola Shima! No quería molestarte, pero Takano y yo tenemos una GRAN duda.

– ¿A estas horas? Jodanse.

– Eso lo haremos después. Pero sí, para ahora-ahorita… hazlo por mí, por los años que llevamos de amistad ¿sí? –suplico.

– Ok, habla para irme a dormir ya –gruñó mientras bostezaba al final.

– ¿Sabes qué es… MPREG?

– ¿MP…Qué?

– M-P-R-E-G –deletreó, en ello que el menor le hacía señas para que dejase la llamada en ese mismo instante.

– No tengo puta idea. Me voy a do…

– ¡No, espera! Intenta al menos hacer una idea de lo que pueda ser… please.

– Sabes, usare la lap que dejé encendida y te digo. No tengo cabeza para pensar más que en dormir.

– ¿Eh?... Bueno. –escucho el ajetreo del otro lado de la línea en espera. Por otro lado, el Matsumoto parecía inquieto.

– ¿Te dijo algo? ¡Dime, idiota! –preocupado.

– Espera, espera… -Vio que su amigo se abalanzó hacia su cuerpo para quitarle el móvil y tuvo que improvisar algo, reteniéndole bajo él, usando la mano libre para sostener uno de sus brazos tras la espalda y quedar sentado en su trasero.

– ¡Akira, quítate, pesas!

– ¡Te dije que esperaras, te ayudo! –gruñó ante la presión del menor bajo suyo por el intento de lograr zafarse de su agarre, hasta que oyó una risa por el auricular–. Además ni que te degustara la posición– dijo travieso, en ello que escucho un insulto de Ruki y luego oyó la voz de Uruha.

– Hahaha… eh, Ue-chan, ¿por qué tanto fastidio por saber qué significa?

– ¿Cómo? ¿Ya lo sabes? –Escucho más risas y le entro más la curiosidad.

– Sí, lo sé… pero dime tú.

– Ahh pues… –miró al menor bajo suyo– lo que pasa es que…

– ¡Suzuki Akira, qué cortes te digo! ¡Mierda!

– Es que Takano-chan parece saber y no me dice ni una puta palabra de lo que es, todo por una carta que le llegó de una fans que le dijo “Sueño un MPREG de usted Ruki-san” –imitó la voz de una chica haciendo reír a su amigo al otro lado e la línea– o algo así…

– Oh, ya veo… -río.

– Pero dime, que me dejas con la puta curiosidad en la mente.

– Sólo te diré esto –se hizo un silencio y Ruki estaba atento a las acciones de quien lo tenía apresado-Si un día Takanori viene a un ensayo con la panza del tamaño de un vejete alcohólico, y como sé que yo tomo más que el enano, sabré que ya en la banda –río –no seremos cinco, sino seis o quizás siete… –río nuevamente– por eso siempre usa protección.

– ¿Qué estupidez más inmensa me dices? ¿Estás de putas, no? –Reita no entendía nada –Deja de tomar antes de dormir, ¡qué te chafa el cerebro, idiota!

– Es tú CULPA, ahora deja de molestar mejor. Eso sí, en unas horas más no seré el único que sepa que significa “MPREG” –y se cortó la llamada, dejando a un desconcertado rubio, que ante la extraña respuesta que esperaba de su amigo, cedió la prisión de quien tenía abajo y había caído de lado del sillón, en tanto el otro se sobaba el brazo.

– ¡Eres un bruto! ¿Qué pensabas?, ¿qué te dijo?

– No sé –miro extrañado el móvil en sus manos, acomodándose en el sofá.

– ¡¿Cómo que no sabes?! –Inquirió el menor aun más confundido y molesto.

– Etto… me dijo algo como “Si Ruki llega con panza de vejete alcohólico, sé que no seremos cinco en la banda, sino seis o quizás siete…” –repitió neutralmente sin terminar, ya que el menor lo interrumpió.

– ¡Y yo por qué debo ser el embarazado acá! ¡Puedes ser tú! –gritó al comprender el mensaje, y calló; cuando vio los ojos del otro abrirse desmesuradamente, mirándolo aun más atónito por lo que dijo – ehhh… yo… ahhh digo.

– Explícate ahora y sin rodeos –las pocas veces que podía verse a un Suzuki enojado eran pocas. Tanto, que le era extraño ver al chico frente suyo no en la manera amistosa o divertida, - A-HO-RA.

Suspiró pesadamente, volviendo a su mac y sintiendo la mirada del rubio tras su espalda. Sin creer lo que iba a decir, le mostró unas imágenes que encontró.

– MPREG… significa… –Reita esperaba atento la gran interrogante en su cabeza, mientras sentía asco por las imágenes mostradas– termino que abrevia “la capacidad del sexo masculino a tener hijos” Ósea, ¿por qué mierda te explico si lo estás viendo?Deberías entender. 

– ¿Ah? –esa respuesta molesto a Takanori, porque además moría de vergüenza.

– ¡Embarazo masculino idiota! –le dio un zape en la cabeza–. Lo que decía en esa carta era… -apretó los puños.

– ¿Qué estés… embarazado? –Ahora todo cuadraba, calzaba; lo comprendía, lo entendía… hasta se lo imaginó con la barriguita. Todo era claro: lo que Takanori no quería que supiera; la burla y las palabras de su amigo de la vida; lo de uno más uno es igual a tres; la panza; el deseo absurdo de la fans –Las cosas locas que cada día uno aprende. Es que es de locura eso… –empezó a reír.

Matsumoto Takanori, en su vida, en todos los años de su vida, nunca se sintió más humillado, ofendido e irritado como para querer matar a alguien. No cabía duda que aquel engendro con complejo de nariz era la víctima de todas las emociones que contenía. Sabía algo que ni él quería saber… y ahora que lo pensaba mejor, ¡hasta Kouyou lo sabía! Es que ahora sí iba a matar a quien tenía por novio hasta ese día.

Vio como reía y lo calló tapándole la boca, mientras se ponía encima de él con mirada de psicópata, esperando una respuesta a lo que iba a preguntar. Anhelando, por sobre todo, que fuera la que quería escuchar.

– Amor… –Akira tembló ante esas palabras, como si sintiera su vida peligrar y que iba a ser más corta de lo que pensaba-. Lo que dijo Kouyou, Uruha, Shima-chan… tu GRAN amigo… lo sabremos nosotros dos y él no más, ¿cierto?, ¡¿Cierto?! –Rozó con su aliento la nariz del rubio que transpiraba a mares y parecía haberse atragantado algo para hablar.

– Ehhh….etto… bueno, yo… –trago saliva–yo…

– ¿Sí?

– Pues dijo que… qu-quiizás lo sepa Yuu y-y-y Kai, pero nadie más. Como todo lo que pasa en la-la banda, se-se queda en la…banda ¿no? –Alejó un poco esas manos de su cuerpo ante la nula reacción del menor –¿ves?, no están…

– ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! –gritó el menor, mientras pensaba en una sola cosa, mientras Akira escapaba de él, tomándolo rápidamente de la camiseta que traía; haciendo que este se volteara con miedo y descubriera su adorada mirada clavándosele hasta en los huesos-. Pero eso se puede arreglar…

– ¿Sí? –pregunto nervioso y dudando el rubio, pensando que hace tiempo debió escribir un testamento por si acaso.

– Sí, porque si los chicos empiezan a hablar, diré que pueden esperar un MPREG de nosotros, todo si viene de ti, amor.

– ¡No, Takanori! ¡Eso, hey! ¡No, no, que no! ¡Yo, mi camiseta! ¡Takanori, nooooooooooo!

 

 

En otro lado de la ciudad, específicamente en un pequeño departamento, su dueño husmeaba por el cyber espacio en busca de una imagen, después que su mejor amigo lo llamara-molestara y terminara teniendo un maldito insomnio que lo separaba de su amada cama–luego de contar ovejitas, guitarras, iguanas, toda una granja y otros etc–, buscando así una manera de vengarse por su osadía. No obstante ante tal maquiavélico plan, nunca imagino que dentro de la categoría que las fans de Ruki esperaban de este mismo, también las tuvieran con él.

Sus ojos se abrieron ampliamente y no daba crédito a la sexy imagen de él editada, haciéndolo lucir una panza que en su vida había tenido… más cuando especificaban el otro “padre” que lo dejo así.

– ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

Simplemente el karma había tocado su puerta.

 

 

Fin. 8D

Notas finales:

¿Merece un reviews? 

 


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