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Omega por olgap_k

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El sonido del vaso de cristal estrellándose en la pared de la cocina fue lo que le hizo reaccionar finalmente. Abrir los ojos y darse cuenta que las cosas estaban desmoronándose y que no podía hacer más por mantener aquella ilusión aún viva.

Como una cortina de humo destruida por el viento, todo lo que él había construido con Toshiya llegaba a su fin.

Todo empezó con su primer tour grande en América. Desde ese momento, todo empezó a volverse tan distante, monótono, gris y crudo, de modo que cuando estaban con otras bandas, todos buscaban un refugio en alguien más, y en el alcohol. Las cantidades enormes de alcohol que circulaban tras bastidores.

Humo de cigarros, risas borrachas y muchas groupies.



La primera discusión ocurrió porque Toshiya había estado muy tomado, y obviamente había cedido a sus instintos de hombre y se había metido con una chica que se veía tan falsa que ahora se preguntaba qué demonios había estado pensando para llevársela a la cama… o más bien, al sofá que compartían en aquel autobús que viajaban. Ni siquiera habían llegado a la cama.

Después recordó, claro, que como había estado tan ebrio, no había estado pensando.

Cuando se acostó con ella, todo había sido tacto y calor, y no había realmente experimentado más que eso y un orgasmo bastante fugaz que le arrebató la conciencia.

Al despertar y sentir la mirada intensa y fría de Kaoru sobre él y descubrir que la extraña seguía enredada en él, lo primero que hizo fue reírse. Estaba riéndose de nervios, porque no sabía de qué otra forma reaccionar.

Tampoco ayudó mucho el que el mejor amigo de Kaoru, en la banda, llegara en ese instante y le dirigiera una mirada tan cargada de un sentimiento tan oscuro, que finalmente pudo dejar de reírse y le pidió en un inglés muy roto a la chica que se marchara.

Se cubrió su desnudez con una manta que había en el sillón y bajó la cabeza.

Estaban en América, en su primer tour grande, con bandas famosas mundialmente, y se le había ido la cuenta con las copas. Suponía que Kaoru comprendería, después de todo, él podría igual cometer un error como ése y él se lo perdonaría.

Die le lanzó otra mirada fría, se sintió más pequeño que Kyo y se apretó más contra el sillón.

—¿Puedes marcharte? Necesito hablar con Toshiya.

Die murmuró algo que no alcanzó a escuchar bien, pero que arrancó una risa irónica en el líder.

—Lo lamento —dijo, cuando estuvieron solos los dos, se frotó los ojos con fuerza, se rascó la cabeza.

No podía sentirse más sucio porque no sería justo o normal.

—Está bien —aceptó el guitarrista, se acercó a él y se dejó caer a su lado, le sujetó la mano con fuerza—. Sólo no debemos permitir que suceda de nuevo. Dijimos que estos viajes a América y a Europa no iban a afectarnos.

Toshiya asintió.

Sabía que tendría que aplicarse, porque conocía a Kaoru perfectamente bien y no podía permitirse volverle a hacer eso.



Cuando sucedió de nuevo, Toshiya suspiró aliviado por saber que no había sido él, pero el alivio no le duró mucho. Es más, ese alivio se transformó en una emoción intensa y venenosa en su interior, que le dio náuseas y que terminó haciéndole vomitar su desayuno por la ventana del autobús.

Kaoru había llevado eso a un nuevo nivel.

El guitarrista no se había acostado con una groupie. No, no, no. Kaoru había encontrado su venganza en uno de sus compañeros de banda, lo peor de todo esto era que no sólo involucraba su relación con Toshiya, si no que estaba a punto de destruir una amistad de muchos años y qué demonios estaba cruzando por la cabeza del líder.

Se limpió la boca con el dorso de la mano y corrió al baño más cercano porque una arcada más le amenazó.

Terminó vaciando todo lo que había en su estómago, incluso un poco de jugos gástricos que le dejaron un amargo sabor en la boca.

—¿Qué sucede contigo? —era Die, luciendo preocupado y un poco asqueado al verlo casi abrazando el retrete.

Toshiya maldijo internamente.

Hubiera preferido mil veces a que fuera Kyo quien le encontrara en esa humillante posición, abrazado al retrete y con el rostro pálido.

¿Cómo podía mirar a Daisuke a la cara después de haber visto a Shinya y a Kaoru desnudos en la cama que él compartía con el líder?

—Estoy bien —mintió—. Fue todo el alcohol de anoche.

Die se rió y le tendió la mano para ayudarlo a separarse el frío retrete y el frío suelo de mosaicos que estaba dándole un momentáneo confort.

En su mente seguía y seguiría por siempre, grabada la imagen de Shinya con el rostro oculto en el cuello de Kaoru y éste abrazando a Shinya por la cintura. Sintió otra ola de asco recorriéndole pero se contuvo, respiró hondo y contó hasta el millón, queriendo borrarse esa imagen del cerebro.

Lo que él había hecho ya varias semanas atrás se quedaba corto y sabía que muy probablemente Kaoru ya no estaba buscando vengarse, pero, ¿qué demonios estaba ocurriendo entre ellos dos? No sólo eso… ¿qué demonios estaba ocurriendo entre Shinya y Kaoru?

Estaba tan confundido.

¿No se suponía que Kaoru y Daisuke eran los mejores amigos?

¿Qué clase de mejor amigo se acuesta con la pareja del otro?

Se enjugó la boca y se humedeció el rostro, queriendo dejar de lucir tan confundido y cansado. También necesitaba un plan para mantener a Die alejado un poco más de la habitación de Kaoru.



Kaoru aceptó el puñetazo que le dio Toshiya sin meter las manos, el golpe le arrebató el oxígeno y quedó de rodillas en el suelo, sosteniéndose el estómago como si de esa forma pudiera recuperar el aire. Se dejó caer al suelo y rodó un par de vueltas.

Él mismo no podía creer lo que había hecho, pero no había vuelta atrás.

Shinya se había marchado, ocultando el rostro, demasiado avergonzado como para enfrentar a Toshiya, y temeroso de que éste fuera a decirle a Die lo que había ocurrido la noche anterior.

El bajista sabía que los tenía a los dos en sus manos, pero en esos momentos de muy poco le servía decirle a Daisuke porque estaban en medio de una gira importante en sus carreras y aunque Kaoru se lo mereciera, no iba a destruirle la banda por la que tanto había trabajado. Por la que los cinco tanto habían trabajado.

—¿Qué demonios, Kaoru? —no sabía ni qué decir, las palabras le fallaban, pero la ira no, por lo que se agachó y levantó de la camisa al otro y lo sacudió violentamente—. ¿Con Shinya? ¿A poco no pudiste conseguirte a una puta para pasar la noche y vengarte de la vez anterior? Te dije que estaba arrepentido.

El guitarrista se dejó hacer, permitió que le gritaran, que le empujaran y le dijeran lo mucho que le odiaban. Después de la enorme tormenta emotiva que cubrió a Toshiya y las lágrimas de ira que derramó, terminó dejándose consolar por la misma persona que había ocasionado su sufrimiento y después de un beso en la frente, las cosas se calmaron un poco.

—Ni siquiera sabía que era Shinya —empezó—. Lo prometo. Si hubiera sabido que era Shinya, no habría sucedido.

Toshiya hipó.

No se daba cuenta realmente que estaba más herido por saber que Kaoru le había engañado por el simple hecho de haberlo hecho, que porque realmente le hubiera dolido esta traición.

El tiempo pasaba lentamente.

Tantos años juntos, desde que se conocieron, cuando él era nuevo al éxito y la presión de lo que Kaoru deseaba que fuera Dir en grey.

—Te prometo que no volverá a suceder —y cuando Toshiya rió, él también lo hizo—. Está bien, está bien. Te prometo que no volverá a suceder, al menos no con Shinya.

Y con eso, con eso podría vivir. Porque no importaba que se revolcara con cualquiera de sus groupies obsesionadas. Ellas no significaban nada y no desequilibraban ese precario balance que con el paso de los años habían conseguido.

Una vez más, estaban en América, había alcohol, mucho alcohol, y hormonas alborotadas y muchas personas que les hacían sentir como Dioses entre los mortales y eran susceptibles a palabras hermosas y halagos que acariciaban sus egos, y quizás un poco más.

No se detendría después de ese revolcón con Shinya. Quizás sólo sería la última vez que violarían su pacto de fidelidad con alguien de la banda.

O quizás no.

Pero al menos, Kaoru ya había hecho la promesa de que no volvería a involucrarse con Shinya.



Toshiya había estado tan borracho que aquel acontecimiento que se suponía debía suprimir de su mente, brotó de sus labios después de vaciar una lata de cerveza en su garganta. Sintió cierta satisfacción cuando vio el rubor en las mejillas de Shinya y la expresión de sorpresa de Kaoru.

Kyo sólo puso los ojos en blanco y se dio la media vuelta.

Como siempre, cuando involucraba cualquier tipo de emoción fuerte, prefería darles la espalda.

Suficientes emociones fuertes había experimentado ya a lo largo de su vida.

El golpe no llegó, pero el sonido de un vaso de cristal haciéndose añicos al chocar con la pared le hizo levantarse velozmente. Pensó que el siguiente impacto violento iría contra su rostro.

Le sorprendió mucho ver como su mejor amigo sujetaba a Toshiya de la muñeca y se lo llevaba con él.

Se levantó de su asiento para seguirles cuando la mano de Shinya sujetándose de la camisa le detuvo.

—Es su “ojo por ojo”.

Kaoru se rió y pateó las dos latas de cerveza que aún había llenas.

El líquido espumoso se derramó en el suelo y manchó sus botas negras.



Toshiya continuaba confundido, Daisuke le había besado bruscamente, pero él había reaccionado dándole un golpe en el rostro que le había abierto el labio y le había despeinado la larga y hermosa melena castaña.

—¿Qué demonios pasa contigo? —gruñó el guitarrista.

El bajista rió sonoramente y se apartó un poco más.

—¿Qué demonios pasa conmigo? ¡Tú eres quien intenta meterme la lengua en la garganta porque Shinya no pudo mantener los pantalones puestos y se acostó con Kaoru!

—¡Qué trágico! Pobre Kaoru, forzado a tener relaciones con Shinya.

El ebrio bajista se rió.

—¿Sabes qué? No me importa con quién se haya acostado Kaoru —rió—, pero yo no voy a acostarme contigo. ¿Qué clase de amigo eres?

Die rió ahora, se lamió el labio, probando el sabor metálico de su sangre y le dio un empujón al bajista quien estaba descojonándose de risa en el suelo.

—El mismo tipo de amigo que es él.

Pero ya no recibió respuesta.

En algún momento, en medio de la risa, el alcohol se había apoderado por completo de Toshiya, quien ahora roncaba sonoramente, en una incómoda posición en el suelo, con el cuello un poco chueco y las piernas en ángulos incómodos.

Se limpió de nuevo el labio y salió.

Ignoró a Shinya y a Kaoru.



Cuando abrió los ojos, Kaoru le observaba a través de mechones de cabello oscuro.

Ninguno de los dos necesitó decirlo, los eventos de aquella primera gira en América les habían dejado un mal sabor de boca. El problema era que aún tenían muchas presentaciones más, y todo Dir en grey se encontraba en una completa apatía.

Quizás todo había sido culpa suya, por un error que cometió. O quizás Kaoru lo había resentido demasiado y por eso se habían desmoronado.

Lo único que podía decir que sabía con certeza era que en esos momentos, no quería saber nada de ninguno de ellos.

Kaoru pareció comprenderlo con sólo mirarle los ojos.

A pesar de todo, ese entendimiento mutuo, a pesar de la momentánea aversión, quizás existiría siempre.

Toshiya se levantó de su posición incómoda en el suelo y alcanzó a apartar de un empujón a Kaoru antes de vaciar el contenido de su estómago en un bote de basura cercano.

Se limpió con el dorso de la mano y rió.

—El show debe continuar.

Kaoru le respondió con una risa irónica.

Y el show, continuó.


 

-fin-
Notas finales:

Otro fic de regalo, para una amiga a quien aprecio mucho =)


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