En una biblioteca, un hombre castaño y ojos del mismo color, empezaba a cabecear por la “desvelada” que tuvo:
-“Idiota Nowaki, como se le ocurre hacerlo cuando…oahh-bostezó pasando la hoja del libro que leía, no podía concentrarse porque el sopor del sueño lo estaba venciendo, dejó el libro de lado y se recostó sobre la mesa un poco, aunque el sueño hizo de las suyas y cayó dormido ahí mismo.
Un hombre de cabello negro camisa blanca y corbata, salía de la sección de literatura media, traía un par de textos para su clase de mañana, cuando en el final del pasillo se topó con otro hombre de cabello platinado y ojos violáceos:
-Oh, Usami-sensei, que gusto verlo de nuevo-saludó cortésmente.
Igualmente, Miyagi-sensei-correspondió el gesto.
¿Y que lo trae por la biblioteca?, si se puede saber-
Solo busco información para mi nueva obra-
Ambos hombres siguieron charlando hasta llegar al área general.
Mire, ¿ese de ahí no es Kamijou?-indagó el profesor.
Si… pero está dormido-observó con una risa leve, ambos se acercaron y comprobaron que, efectivamente, estaba en los brazos de Morfeo.
Quien lo diría, hiroki dormido en una biblioteca, esto es nuevo-
“Y no sabe qué otra cosa hizo en una”-dijo para sus adentros el profesor recordando el “incidente” en la biblioteca de la universidad, el escritor llevó su mano al hombro de su amigo pero no se despertaba.
-Debe estar realmente dormido-dijo por lo bajo.
-¿Deberíamos despertarlo?-preguntó Miyagi.
-No…un Hiroki recién despertado es el triple de irritable, o al menos eso era cuando niños-mencionó más para sí mismo, antes de que dijeran nada más, escucharon al castaño “hablar”.
Mhm…idiota…mhñm- o más bien gruñir, los hombres concentraron su atención en lo que decía.
Parece que está soñando-señaló Miyagi sin ocultar una risita.
¿Habla dormido?- musitó el escritor extrañado.
Oye hiroki… ¿quién es idiota?-preguntó Akihiko.
Mñnm…Nowaki…- ambos hombres se quedaron pasmados, soñaba con su novio.
¿Y que hizo Nowaki?-preguntó Miyagi con una sonrisa socarrona.
Mhm…mhñjnm- un bufido confuso-
¿Qué dijiste?- inquirió el escritor
Mhm…Nhmm…Hacerlo en semana…sueño…mi trasero-soltó lo último con reproche y acomodándose mejor en la silla, los presentes reprimieron una carcajada.
¿Y no te gusto?-pregunto con picardía el profesor y ocultando su sonrisa.
Mucho…gusta…mhmm- su rostro se relajó un poco y sonrió burlonamente para luego tocer un poco, a los preguntones casi se les cae la quijada.
¿Y cómo es?- ahora el escritor se acomodó mejor, al parecer había encontrado información después de todo, aunque para otro tipo de novela.
Increíble…-el dormido se permitió una sonrisa perversa y una risita.
Rápido, lento, como-era oficial que el escritor se estaba divirtiendo de lo lindo, el profesor solo observaba reprimiendo una carcajada.
Varios…-esa respuesta no le ayudaba mucho, así que cambió de táctica:
¿Y cómo te gustaría?- para este entonces ya tenían su celular en modo de grabación, Miyagi hizo lo propio.
Lento…rápido…mhm…duele…- apenas si podían ahogar sus risas-
Bueno, suficiente de su vida sexual, ahora un par de juegos más inocentes- indicó el escritor Miyagi asintió con una mano en la boca tratando de sofocar sus carcajadas.
Hiroki, el agua esta hirviendo-
Apágala…-
No se-
Mhm…Quémate y quítala…-indicó con un mohín y se respingo la nariz.
Ahora yo…My sweet honey, ve por papel- dijo el profesor pero no se le lanzó encima.
…Quítese de encima…-hizo aspavientos con las manos; Akihiko trató de calmarlo para evitar que despertara.
Tranquilo ya paso-lo calmó el escritor entre risas
Café-
Mío…-
Libro-
Mío…-
Rosas-
Nowaki-contestó con una sonrisa soñadora.
Este…secreto- dijo el escritor
No…Bakahiko-
Dilo Kamijou-pidió el profesor
Fue Bakahiko…yo no fui- su cara se contrajo en una mueca de angustia.
¿Qué paso?-preguntó el escritor curioso.
Auto…-
¿Auto?, ¿Cuál auto?-
Papa- el escritor recordó rápidamente a que se refería y en modo acusatorio le recriminó:
El auto de tu papa lo chocaste-
No…fue Bakahiko…-murmuró temeroso.
Fuiste tú-
No…tú-
Tú-
No…árbol…- empezaba a angustiarse más y estaba por despertar, pero Miyagi lo calmó:
Tranquilo Kamijou, ya pasó, Akihiko fue culpable-indicó con un ademán al escritor de complicidad.
Por idiota…-murmuró el bello durmiente entre risas perversas
¿Seguimos con el juego?-preguntó Miyagi, el escritor asintió y habló.
Ahora que…teléfono-
Cuelga-
Tu madre-
Nowaki…- los presentes se extrañaron un poco.
¿Tu madre conoce a Nowaki?-preguntó el profesor
No…-
¿Se lo vas a presentar?-hablo el escritor
Luego…- a los presentes ya no se les ocurría como molestarlo y optaron que lo mejor era dejarlo tranquilo, justo cuando iban a irse, llegó el galeno con una cara extrañada de verlos ahí.
Oh…Nowaki, justo hablábamos de ti-dijo el escritor
Buenas tardes-saludó un poco receloso y luego poso su vista en Hiroki-¿Que tiene Hiro-san?-preguntó con un tono grave, estremeciendo a los presentes, antes de que pudieran decir algo, hiroki empezó a despertarse.
Demonios, me quedé dormido-desperezándose y restregando los ojos miró a los presentes extrañado-¿Y ustedes que hacen aquí?-preguntó a los tres, Nowaki recobro su carácter amable y jovial.
-Vine a recogerte, vengo de regreso del hospital…nos vamos-Hiroki asintió sin pensarlo mucho, se encontraba un poco cansado.
-Bueno…nos vemos luego-dijo a los presentes y marchó junto al médico.
Una vez que la pareja se marchó, ambos hombres estallaron en carcajadas, por suerte la biblioteca estaba sola en ese piso y nadie les reprimió su comportamiento infantil.
¿Qué haremos con esto Usami-sensei?-preguntó Miyagi ya controlándose
Le enviare el video a Hiroki…, si se lo envía usted, pasará un mal rato no- dijo mientras tecleaba los números.
Si…pero de todos modos lo sabrá, bueno, nos vemos-se despidió con un movimiento de mano, el escritor siguió riendo por lo bajo.
Justo llegaron a la entrada de su casa, hiroki dejó su maletín y sacó su celular, descubriendo que tenía un mensaje perdido.
Mhm… Bakahiko ¿Qué querrá?- lo abrió y quizás unos segundos después un grito furioso retumbó por todo el complejo.
¿Qué sucede Hiro-san?-preguntó Nowaki saliendo de la cocina donde hacía poco había entrado.
¡N-nada!, voy al baño- salió disparado tirando todo a su alrededor hecho una furia, Nowaki no pudo detenerlo a tiempo ya que había un sillón de por medio, lo siguió pero el fuerte portazo lo hizo parase en seco.
-“Esta muy molesto…pero que habrá pasado”-antes de ir a la puerta e insistir en entrar y platicar, su vista se posó en el móvil tirado al lado del sofá, lo tomó y vio el reproductor de video, picado por la curiosidad lo vio…
Demonios, Akihiko idiota me las pagará…y el profesor también…ya verán quien es el demonio Kamijou…-antes de planear siquiera su escarmiento se dio cuenta de que no traía su móvil.
-No…si Nowaki lo ve…-pero era tarde, en medio de la sala Nowaki veía estupefacto lo que seguro era el móvil, para luego encontrarse con sus ojos azules viéndolo entre extrañado y ¿feliz?.
Oh…cielos…- fueron las últimas dos palabras de las que Kamijou tuvo conciencia antes de ser arrastrado por el tifón en medio de una tormenta de amor, quien repartía besos y caricias por todo su cuerpo, haciéndolo perder la noción del tiempo y espacio.
-.-.-.-.-.-.-.-
Al día siguiente:
El aura oscura que emanaba su cuerpo podía ser percibida a un kilómetro de distancia; o al menos así le parecía a cierto autor de renombre:
¿Usagi-san?- su pequeña adoración castaña lo miro interrogante al verlo un tanto nervioso.
No pasa nada Misaki… me tengo que ir- lo besó en la frente haciendo que el rojo acudiera a sus mejillas, más antes de recriminarle nada el aclamado escritor se metió al deportivo y arrancó a toda velocidad.
¿Qué le pasa?- su cuestión no fue contestada con palabras; sino por un maletín bastante conocido:
¡TAKAHASHI ENTRA A CLASES YA!-
S-si…- el pobre chico fue la primera víctima –y no seguramente la última- de la ira del demonio Kamijou… no ¡Que va a ser demonio! Era el mismo diablo.
Mientras tanto… en un departamento bastante elegante y ordenado un joven cocinaba la especialidad de la casa mientras le hablaba a su pareja:
Oye viejo, si te sientes mal puedo acompañarte al doctor…- le interrogó con aquel tono que Miyagi no sabía identificar entre preocupación o indiferencia, pero le respondió:
E-estoy bien Shinobu-chin… pero por alguna razón me siento un poco débil y no creo que haya soportado el trabajo del diario –sin contar los cientos de libros que Kamijou lanzará- se dijo lo último para su mente.
Mhm… como digas… en un momento está el caldo… leí que el caldo de repollo ayuda a bajar de peso… o a curar el resfriado… como sea, te la comerás- dijo mientras revolvía un poco las verduras; Miyagi entonces pensó:
Creo que… uno o dos libros de Kamijou no serían tan malos después de todo-
FIN