-Imagino que es su novio... -Ella me miró sorprendida y un poco colorada.-
-¡Arien! ¡¿Qué mierdas haces?!
Lo tomé del brazo con fuerza y lo jalé hacia mí.
-¿Qué crees que estás haciendo? ¿Por qué besaste al idiota de Angello? ¡¿Te has vuelto loco?!
-¡Déjame ir! ¡Me estas haciendo daño!
-Dime la razón. ¡Quiero una explicación en este momento!
-¡Es mi vida, puedo hacer lo que quiera! No tengo porque darte explicaciones. –Apreté aún más fuerte sus brazos. No sabia como habíamos llegado a esta situación, la verdad es que me incomodaba bastante. Pero no era mi culpa, fue él el que decidió besar a su hermano mayor frente a mi amiga. Y ahora ella de seguro se encontraba aún en la planta baja con… Angello.
Flash Back
Angello intentó detener la agresiva acción que su hermano gemelo estaba haciendo, así que se interpuso entre Arien e Itszván, pero éste le empujó con más fuerza de la necesaria, haciendo que Angello chocara contra la pared más cercana.
Arien intentaba defenderse, pero los fuertes brazos de su hermano mayor le tenían acorralado. Esa actitud de Itszván, era nueva, y sin duda alguna muy violenta.
-¡Itszván déjame ir! ¡No te metas en esto!
-¡Cállate y camina!
-¡¡¡Me niego!!!
-I-Itszván déjalo ir… Parece que le d-duele… -Decía la chica con deje de nerviosismo. Era la primera vez (y esperaba que la última) que veía a Itszván actuar de esa forma tan agresiva.
-¡No te metas en este asunto! ¡Es entre mis hermanos y yo!
Y finalmente, tomó a Arien de la cintura, cargándole hasta subir las escaleras y llegar a su destino: Su habitación.
Se acercó a su hermano con cara de pocos amigos y tomando sus muñecas, lo aventó hasta dejarlo pegado de una pared.
Fin del Flash Back
-Itszván, por favor… Me duele…
Susurró de una manera tan débil, que pensé se rompería en cualquier momento. ¿Qué sucedía conmigo? ¿Por qué de repente actuaba de esta manera?
Me alejé de él rápidamente. Mi actitud me avergonzaba y lo menos que deseaba, era lastimar a Arien. Pero mi estúpido temperamento, me ganó nuevamente. Quizás ahora Arien me odia….
-Lo siento… -Dije en un casi susurro.- No fue mi intención es sólo que…
-¿Aún no lo entiendes, verdad? –Le oí suspirar. Llevó sus manos hasta su cara y rió de una forma que no pude entender.- Al parecer, no lo entendiste. No puedo creer que haya sido tan idiota… Perdóname.
Aún cubriendo su rostro, abandonó mi habitación. ¿Qué no había entendido? Si antes estaba confundido, ahora simplemente estoy perdido. Me senté en la cama, los suspiros salían de mi boca con más frecuencia cada vez. No sabia que hacer… Ni qué decir. Mi celular comenzó a vibrar dentro del bolsillo de mi pantalón así que lo saqué mientras me estiraba en la cama…
8:20pm
Remitente: Angello (Baka)
Asunto: Idiota.
Que gran escenita has armado, hermanito. Me tomé las molestias de llevar a tu “amiga” hasta su casa. La pobre se veía asustada. Deberías dejar de ser tan cabeza dura y hablar con Arien. Y luego disculparte conmigo. Será mejor que resuelvas tus problemas antes de que sea tarde.
P.D. Compra helado. Quiero de vainilla la próxima vez que vaya a la casa.
Angello… ¿Era idiota o qué? Sin embargo, su mensaje me causó una agradable sensación de alivio. Dejé el móvil en cualquier sitio y me dirigí hasta la cocina. Necesitaba un vaso de agua y también dormir.
Era temprano… Quizás muy temprano, pero si me quedaba despierto, estoy seguro de que mi cerebro no me dejaría en paz por el resto de la noche. Ser yo, resultaba muuuy difícil.
Llegué a mi habitación de nuevo, por breves segundos tuve el impulso de querer entrar a la habitación de Arien y abrazarlo por un largo rato… Pero esos impulsos se fueron tan rápido como habían llegado. No me sería fácil verlo a la cara luego de esto, y mucho menos pedirle disculpas.
¿Desde cuándo mi vida se había vuelto un caos?
-Maldito mocoso. –Suspiré con cansancio y me quité la camisa para luego recostarme y si era posible, dormir.-
-¿Quién es un maldito mocoso?
Mis vellos se pusieron de puntas, mientras buscaba el interruptor para prender la luz.
-¡Joder, Arien! ¡No me asustes así! ¿Qué haces aquí?
-Lo siento… Bueno yo, vine exactamente para eso. –Arqueé una ceja. ¿De qué rayos hablaba? Él se pasó una mano por la cara y masajeó sus ojos.- Vine a eso, a disculparme. Estoy consciente de que aunque yo lo sepa, no significa que tú también lo entiendas.
-Un momento… ¿De qué hablas?
-Sólo son cosas sin importancia. –Sonrió.- Pero… ¿Puedo pedirte algo? –Yo asentí.- ¿Puedo dormir esta noche contigo?
-¿Dormir conmigo? Espera… ¡¿Q-Qué?!
-En el internado… Tenía un compañero de habitación, así que me acostumbré a dormir acompañado… Es sólo si no te molesta, claro. Y también será sólo por hoy, lo prometo.
-Eh… E-Está bien. Pero sólo por hoy. ¿De acuerdo?
-Sí. –Le vi sonreír. Se veía tan hermoso. Como esas veces que me pedía jugar y yo me negaba, pero al final terminaba accediendo. Siempre me encantó ver su sonrisa tan pura y sincera.-
-Hmm… ¿Vas a dormir así?
-¿Te refieres a esto? –Se miró con una cara bastante confundida. Llevaba una camisa sin mangas y un short bastante holgado.- Sí. Es mi “pijama” actual. ¿Te molesta?
-Eh… No, no. Para nada… Es sólo que aquí hace un poco de frío.
-Itszván, tenemos la misma calefacción. Tenemos la misma temperatura en todos los rincones de esta casa. Si no quieres que duerma contigo, sólo dilo. No estés inventando cosas ridículas.
-¡No son cosas ridículas! Y no me importa que duermas aquí… Siempre dormíamos juntos cuando estábamos pequeños. ¿Recuerdas? –El asintió.- Bien, creo que ya es hora de dormir. No quiero que mamá llegue y nos descubra despiertos.
-De seguro se arma el lío por el desastre que dejaste en la cocina. Eres un completo holgazán… Si lo fueses arreglado, mamá no tendría que molestarse.
-¿Ahora eres mi padre, o qué? Y cállate y duérmete, enano. Y más te vale que no ronques.
Le vi sonreír de nuevo, como me encantaba su sonrisa. Se recostó del lado izquierdo de mi cama dándome la espalda. Se cubrió hasta el cuello con una manta aterciopelada que tenía desde hace varios años y suspiró. Yo me quedé mirando al techo… Luego de todo lo que había pasado, ¿No estaba molesto conmigo? Y… ¿Qué quiso decir con que aún no lo entendía? ¿Qué es lo que debo entender? Todo es tan confuso…
-Itszván, ¿Estas despierto?
- ¿Mmm? ¿Qué pasa? –Se removió un poco, pero continuó dándome la espalda.-
-Puedes… Mmm… ¿Puedes abrazarme?
- ¿Abrazarte? No me digas que… ¡¿Eso también lo hacías con tu compañero de habitación?!
- ¡¿Qué?! ¡¿De qué rayos hablas?! ¡Obvio no! Eres especial… -Esta vez se giró hacia donde yo estaba, no había suficiente luz, pero la que lograba entrar por mi ventanal, era más que suficiente para ver su rostro sonrojado.- ¿Puedes?
-E-Está bien… Pero no te aproveches. ¿De acuerdo? Y no babees.
-Claro, claro. Baka. –Era la ¿qué? ¿Tercera o quinta vez que sonreía? Aún no lograba cansarme de él y su hermosa sonrisa. Se acurrucó contra mi pecho, sin duda seguía siendo mi pequeño Arien. Mi… ¡¿Mi pequeño Arien?! ¡Ay no! Ya estoy pensando cosas raras de nuevo. Tengo que dormir, tengo que dormir. Cerré mis ojos lentamente con la dulce imagen de Arien sonriendo, y fue la primera vez, en estos últimos 3 años, que realmente había podido dormir bien.
“Chu chu Lovely muni muni mura mura”
“Chu chu Lovely muni muni mura mura”
“Chu chu Lovely muni muni mura mura Purin Purin Boron Nurururerorero”
Se escuchaba insistentemente “eso” en mi cabeza. Dentro del sueño que estaba teniendo, esa “melodía” se escuchaba insaciablemente. Ya un poco consciente abrí mis ojos. Estaba en mi habitación, eso era normal. Sentía un gran peso en mi abdomen así que enfocando bien la vista, miré a Arien. Estaba como aplastado en mi cama, con sus piernas abiertas y una de ellas invadiendo la zona de mi abdomen. Tenía el cabello revuelto y su camisa un poco levantada.
Fue cuando la insistente melodía dejó de sonar dentro de mi cabeza.
Arien mostraba un poco de piel, era realmente pálido, pero lo que verdaderamente llamó mi atención, fue una mancha de color negro en su bajo vientre. Justo al lado del famoso lunar que poseíamos. Era acaso… ¿Un tatuaje? La curiosidad pudo conmigo, y como gato que va a morir por meter sus narices donde no debe, me liberé de la prisión que su pierna me imponía, claro teniendo mucho cuidado de que él no lo notase.
Dirigí mi mano izquierda hasta el inicio de su pantalón, y con mucha precaución comencé a bajarlo lentamente. Arien abrió sus ojos lentamente enfocándose en los míos, pero en menos de lo que esperaba, descendieron hasta donde estaba mi mano y con un movimiento casi exagerado, Arien se encontraba en el piso, tapándose completamente con la manta.
- ¡¡¡¿¿¿Q-Qué crees que haces???!!!
-Yo sólo…
- ¡Cállate! ¡Largo de aquí!
-Pero Arien… Esta es mi habitación… -“¡¿Qué demonios le pasa a este mocoso?!-
- ¡Que te vayas!
En un arrebato de lo que imagino era vergüenza, me lanzó una almohada que, gracias a mis habilidades Ninja, logré esquivar. De pronto el timbre de la casa comenzó a sonar repetidamente y como el hermano mayo, debía ver quien era.
“Salvado por la campana” –Pensé-
-Eh… Mira Arien, yo voy a ver quién es mientras, tú puedes vestirte o lo que sea. ¿De acuerdo? Bueno pues, me voy.
Tal vez tocarlo mientras dormía no fue una buena idea… Aunque no es como si lo fuese intentado violar. Sólo tenía curiosidad, eso es todo.
“Ding Dong – Ding Dong”
“Ding Dong – Ding Dong”
- ¡Ya voy, maldición!
Que molesto. Sea quién sea la persona que tocaba, se está convirtiendo en una verdadera molestia.
Cuando finalmente abrí la puerta, me quedé un poco extrañado. Había un chico que… Parecía tener entre 18 o 19 años. Estaba vestido bastante extraño y llevaba piercings en casi toda su cara. Pero lo que resaltaba más, sin duda, era su cabello. Usaba un corte tipo Mohawk* de un color azul celeste y sus ojos negros, estaban delineados casi hasta las cejas.
“Que chico más extraño.” Bueno, quizás yo no era la persona más normal del mundo, pero de tener un corte como ese, estoy seguro de que mamá ya me habría botado de la casa.
-¿Se encuentra Arien? –Le escuché decir con un tono casi retador. Su voz era bastante suave y fina, casi femenina. Aunque un poco más gruesa que la de Arien…- ¿Estás escuchándome?
-¿Ah? Sí, lo siento. Arien está arriba. ¿Quién le digo que lo busca?
-No hace falta que le digas que le busco. Sólo dile que baje. –Y sin hacer mucho caso de mi mirada interrogante, el chico se adentró en nuestra casa como si fuese la suya propia.- ¿Le dirás o tendré que ir yo?
-Escucha, no sé quién seas, pero no puedes venir a mi casa de esta manera…
- ¡¿Evónne?! ¿Eres tú? –Arien llegó corriendo hasta donde ese chico y prácticamente saltó a sus brazos. Ahora si tenía curiosidad. ¿Quién era ese? Ósea, ya había escuchado su nombre, pero igual… ¡¿Quién se cree para entrar en mi casa de esa forma?! -
-Arien… ¿Lo conoces?
-Obvio. Evónne estudiaba conmigo en Beau Soleil* en Suiza. ¿Qué haces aquí? Pensé que no llegarías hasta mañana.
-Pues sí. Pero tu último mensaje fue bastante preocupante, así que decidí venir para estar contigo.
-Oigan chicos…
-¿Quieres ver mi habitación? No es tan grande como la del internado, pero estoy seguro de que te va a gustar.
-Sí, claro. No importa si no es tan grande, con ser sólo tuyo, ya lo vuelve más especial.
¡¿Qué?!! ¡¿Quién demonios era este tipo?!
-Oigan yo…
-Bueno, entonces vamos de una vez. –Me interrumpió Arien. Estaba siendo olímpicamente ignorado.-
-Arien yo…
-Bueno, luego vamos a comer algo. Yo invito.
Itszván estaba siendo ignorado de nuevo
Y sin más, ambos subieron a la habitación de Arien y yo me quedé abajo, impresionado y un poco ofendido. ¿Cómo podían pasar de mí tan fácilmente? Eso me molestaba.
Vi el reloj, eran las 2pm. Wow, si que había dormido bastante. Como un día cualquiera, comí, tomé una ducha y luego estuve jugando videojuegos por un largo rato. Casi 3 horas pasaron desde que esos 2 entraron a la habitación de Arien. ¿Tendrían hambre? Quizás debía preguntarles. Después de todo, era mi rol como hermano mayor preocuparme por esas cosas.
Subí hasta la habitación de Arien, y antes de tocar la puerta escuché unos sonidos. Eran…
¿Gemidos?
No, no podían ser gemidos. Era Arien, mi hermanito menor el que estaba allí adentro. ¡Y con otro hombre! Debe ser mi imaginación…
-A-Ahhh… A la izquierda…
Escuché de nuevo. No soy ningún idiota, ¡Esos eran gemidos!
Ya estaba harto de esto. Tomé el pomo de la puerta y abrí cuidadosamente. Mi corazón estaba acelerado, realmente me encontraba nervioso, como si mi mente supiera que NO era buena idea abrir esa puerta.
Finalmente me decidí, y al abrir completamente, me quedé más que helado.
Arien tenía las piernas finamente montadas en el hombro del chico de cabellos celestes, mientras éste mordía su cuello y lo estaba…
¡¿Lo estaba penetrando?!