Sin nada y con mucho. por KateIW93

En la calle hacía demasiado frío, aún no tenía mis ojos abiertos del todo, trataba de tomarme el café cuando me dirigía al instituto, mientras mi otra mano se mantenía ocupada llevando el regalo de mi mejor amigo. Hoy era su cumpleaños, y habíamos pensado regalarle cada uno algo, y a la salida invitarlo a una comida, pero yo no tenía cuerpo para irme a un restaurante después de clase, puesto que apenas había dormido dos horas durante la noche. Aparte de ser un día importante para mi amigo, para mi era importante porque tenía que exponer un trabajo y hacer un examen muy difícil.

Cuando llegué todos estaban esperandome en la puerta, como de costumbre siempre llego tarde y todos me esperan. Se veía un ambiente muy alegre a su alrededor, en mi superficie, yo también lo sentía así, pero muy en mi interior, algo no andaba bien. Nada más ver a mi amigo, le entregué su regalo.

- Wow, ¿qué será? -  preguntó mirando la bolsa.

- Simplemente abrelo y lo sabrás.

- Es muy grande, ya quiero verlo - hasta que por fin decidió abrir mi regalo, sabía que le iba a gustar mucho. Primero se quedó en shock y luego me abrazó - gracias te quiero muchísimo, era justo lo que yo quería - cuando dijo eso, causó indignación por parte de nuestros amigos - chicos, los vuestros también eran justo lo que yo quería - dijo para remediarlo.

Me gustaba verlo feliz, me sentía tranquilo, pero empezaba a preocuparme, muy en el fondo, ya estaba preocupado. Durante el examen traté de relajarme, pero las lagunas mentales que tenía me hacían sentir inseguro, y en la exposición, un pequeño fallo técnico me relajó un poco más. En el resto de las clases con mis amigos, molestabamos a nuestro cumpleañero cuando el profesor no miraba.

Al salir del instituto, nos los llevamos a u restaurante cercano, los pasamos bien, bebiendo hasta perder la razón, por suerte era viernes. El único de nosotros con algo de madurez, nos decía que era muy pronto para cogernos una buena borrachera, pero nos daba igual, por una parte, necesitaba emborracharme, quería hacerlo y me daba igual no saber ni mi nombre.

Pero ese día no, no me emborrache hasta olvidar mi nombre, simplemente me regresé a casa como pude. El sábado habíamos quedado de nuevo, pero ninguno teníamos cuerpo para salir. Igualemente, teníamos un examen, así que todos nos pasamos el fin de semana estudiando.

El lunes, noté que uno de mis amigos estaba un poco raro, decidí llevarmelo a un lado y hablar a solas con él. Pero era dificil, con los amigos que tenemos, era un poco complicado llevarmelo a un lado, al parecer los otros no se habían dado cuenta de su estado. Después de muchas bromas, me lo pude llevar a un lado. Le dije que me acompañara a dar una vuelta por el patio.

- Sé que te pasa algo, dímelo - suelo ser muy directo.

- Es que... el otro día cuando llegué a casa, entré sin hacer ruido en mi casa, y vi que mis padres estaban discutiendo, en toda mi vida es la primera vez que los veo así y... vi que mi padre le pegó a mi madre - eso me dejó helado, conozco muy bien a sus padres, yo los tenía como personas muy dulces. De repente el empezó a llorar - me sentí tan mal... por lo que se decían, me sentí engañado por mis padres, siento que he sido engañado toda la vida, pensé que mis padres se querían mucho, pero... pero... hace años que dejaron de sentir amor. Pero cuando vi que mi padre le pegó a mi madre, fui a defender a mi madre, pero mi padre también me pegó a mi.

Me llevó al baño y una vez ahí, se levantó la camisa y me enseño unos moratones que tenía. Su padre se había pasado.

- Esto es denunciable, aún eres un menor, rápido, tenemos que ir a denunciar malos tratos - lo agarré del brazo y traté de llevarmelo, pero el no se movió - ¿qué haces? Vamos, tenemos que decirselo a alguien.

-  No quiero, no puedo, lo siento, pero... quiero darle una oportunidad a mi padre, quizás él estaba... él no es así... - no me creía lo que estaba diciendo, entiendo que no quiere ver a su padre como un maltratador, pero el debía cambiar esos pensamientos. Me pregunto si su madre lo verá de la misma manera que él.

- Pero si ya te pegó una vez podrá hacerlo de nuevo, no seas tonto, tenemos que decirselo a alguien.

- No, ahora no quiero... - comprendí que estaba en shock, pero yo tenía que decirselo a alguien.

- Si no lo dices tú lo diré yo.

- ¿Y crees que con eso lo arreglarás?

- Claro que sí, no seas tonto, mira, sé que lo estás pasando mal, pero se lo diré a alguien.

- Por favor... - me estaba dando mucha pena, se me rompía el alma verlo así, por ahora, solo podía abrazarlo, así que lo abrazé y el pudo llorar en mi hombro tranquilamente.

- ¿Te duele? - le pregunté, traté de tocarlo con cuidado.

- Sí...

- Vas a estar bien, te lo prometo. ¿Quieres que vaya a dormir a tu casa esta noche? Sabes que mis padres me dejarán.

- Sí... gracias.

Cuando regresamos con nuestros amigos, él había limpiado sus lágrimas y había acomodado su ropa, ninguno de los demás lo había notado. El resto de las clases, no podía quitarme la imgen del cuerpo de mi amigo, de verdad su padre se había pasado con eso, no quería dejarlo solo, también me preocupaba su madre, ella siempre me había tratado bien cuando iba a su casa y pensar que también era maltratada, me moría por ir a denunciarlo, pero primero tenía que convencer a mi amigo, esto no podía seguir así.

Antes de ir a su casa, fuimos a la mia para coger el pijama, sabía que cuando vería a su padre, no podría verlo como siempre, que lo vería con odio, pero era algo que debía controlar. Tendría que disimular y hacer como que yo no supiera nada.