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Experimento Letal por Tsubame Asakura

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Notas del capitulo:

Volviiiii y como prometí, hoy miércoles, les traigo el nuevo cap! ^_^
Gracias por seguir leyendome!!

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Asunto arreglado! lamento si tuvieron problemas al leerlo al principio, no se que sucedió pero quedó todo amontonado...

Ahora si a leer!! ^_^

El timbre en casa de los Echizen sonaba, hacía frío, pronto comenzaría a llover y encima el castaño de ojos azules, novio del Echizen más joven, apenas vestía su uniforme escolar.

- Suke, hace frío - dijo simplemente el pequeño al abrir la puerta, allí estaba su sexy novio… temblando como gelatina.

- ¿me hiciste esperar a propósito, verdad? - preguntó a modo de reproche el mayor pero con un tono alegre en la voz, estaba feliz de que las cosas con su pequeño estuvieran bien nuevamente.

- ¡¡oi chibisuke!! - se escuchó un grito proveniente de la cocina - ¡estás enfriando a mi sobrino, regresa a la cama! - ordenó el chico dueño de dicha voz.

- ¡¡entonces debiste abrirle la puerta a tu cuñado, hermano mayor irresponsable!! - devolvió el grito el pequeño peli verde y tomándose de la mano de su novio ingresó a la cocina donde las mujeres de la casa preparaban la cena y de paso azotaban al muchacho que no paraba de “comprobar” que la comida estuviera sabrosa.

- ¡quita tus manos de la comida! - Rinko regañaba a su “hijo” mayor mientras le daba un buen zape.

- buenas noches, Rinko-san, Nanako-san, espero no ser una molestia para ustedes - saludó el muchacho y no se tardó en recibir las tiernas miradas de ambas mujeres, estas veían con dulzura la mano del pequeño que firmemente sujetaba a su novio como advirtiendo que era suyo y de nadie más.

- no te preocupes Syusuke-kun, tú jamás serás una molestia en esta casa… - expresó la castaña mujer -¡¡Ryoga quita las manos de la salsa ahora!! - regañó y el peli verde mayor se escondió detrás de un mueble temiendo que la mujer le arrojara algún tenedor por la cabeza.

- tan infantil… no pareces el mayor… - espetó Ryoma y su hermano estaba inmediatamente sobre él dispuesto a enfrentar al mocoso que osaba hablarle de esa manera - Nanako-chan ¿puedes subirnos un poco de té caliente? Y si hay también unas galletas… - sin más el pequeño comenzó a salir de la cocina arrastrando detrás de sí a su novio que sonreía con toda esa “amabilidad” tan común en su rostro.

- ¿galletas antes de la cena? No es bueno para un mocoso como tú - dijo Ryoga rojo de la rabia pues su hermanito lo estaba ignorando olímpicamente pero sabiendo que no podía hacerle nada sin que las mujeres lo mataran pues “a Ryoma hay que cuidarlo como si fuera de porcelana mientras esté en este estado”… esas habían sido las palabras de Rinko y eran la ley rotunda desde el momento en que las pronunció.

- oh ¿eso te decían a los 12 años a ti? Pobrecito… pero es que esto no es cosa mía, es un antojo de mi bebé - las últimas palabras pronunciadas por Ryoma entonaban claramente burla y diversión, y Ryoga se sintió vencido por esa vez.

- ¿Qué hace Ryoga aquí? - preguntó Syusuke una vez que entraron a la habitación del pequeño.

- el viento es chismoso supongo… o se lo contó un pajarito - respondió el pequeño señalando su vientre.

- así que vino porque se enteró que serás mamá… - rió quedito el castaño y Ryoma estalló en cólera como las últimas 2 veces que lo había mencionado.

- ¡¡yo no seré mamá!! Soy un chico así que… ¡además tú eres el pervertido corrompedor de niños así que tú ocuparás el lugar de la mamá como castigo! - el pequeño se oía y veía tan gracioso que Syusuke no pudo evitar la sonora carcajada que inundó el ambiente.

Ryoma estaba completamente rojo, nervioso e histérico. Se metió a la cama y le dio la espalda a su novio fingiendo molestia aunque en realidad estaba tan feliz de que todo volviera a la normalidad que no pudo evitar sonreír, tampoco se quejó cuando el castaño se acostó a su lado, estaba helado pero él se encargaría de darle el calor que su cuerpo necesitaba, se giró para abrazarlo, así el castaño volvería a tener su suave piel tan tibia como le gustaba.

Syusuke se acostó bocarriba mientras su pequeño se acomodaba sobre su pecho, le gustaba estar en esa posición porque así Ryoma podía escuchar los latido de su corazón, así le transmitía todo el amor que sentía hacia él. Rodeó con uno de sus brazos al pequeño y posó su mano libre sobre el vientre del pequeño, aún no crecía, de pancita ni rastro aún, pero ya podía imaginar al pequeño cargando una gran barriga redonda, se le hacía una imagen encantadora, le gustaba.

- no puedo esperar a que te crezca la barriga, serás el embarazado más sexy que haya visto - le susurró al oído y el pequeño se sonrojó levemente.

- como si hubieras visto a muchos chicos embarazados - espetó el pequeño y rápidamente atrapó los labios del mayor para sentirlos otra vez, por primera vez desde su discusión de la mañana.

No muy lejos de la casa de Ryoma, a sólo unas cuantas calles, Momoshiro observaba por la ventana de su dormitorio, esperaba ansioso, Oshitari no tardaría en llegar y estaba de los nervios, no sabía como se lo tomaría su familia, bueno todos excepto esa pequeña mocosa del demonio que lo torturaba día y noche desde que había descubierto la verdad.

- onii-chan, ¿vendrá tu novio a casa verdad? Me pregunto cómo se lo tomará papá… suerte - y tras sacarle la lengua salió corriendo dejando al muchacho más nervioso aún.

Minutos después Momoshiro tenía a sus padres y hermana mayor sentados en la sala observándolo fijamente, el chico les había dicho que había algo muy importante de lo que quería hablarles y se veía realmente nervioso, de verdad lo estaba así que decidieron prestarle suma atención, su hijo no era muy abierto a expresarse con ellos, nunca solía hablar de lo que le molestaba o preocupaba a pesar de ser tan abierto para todo lo demás, tratándose de su familia, se cerraba demasiado al hablar de sus asuntos personales.

Todo era silencio, la más pequeña de la familia sonreía mientras abrazaba un oso de felpa y le daba besitos burlándose de su hermano mayor, poco a poco y al ver las reacciones del chico, su familia iba comprendiendo de que se trataba, su niño estaba creciendo y ya estaba enamorado, posiblemente ya tuviera novia, su primer amor y por eso estaba tan nervioso.

- ¿así que te gusta alguien? - preguntó la hermana mayor, Takeshi solo asintió notando como un leve rubor teñía sus mejillas - ¿y ya estás saliendo con ella o aún no le has dicho nada? No hay que dormirse en los laureles o vendrá otro y te la quitará - preguntó y aconsejó la curiosa chica.

<<Ella>> esa palabra… ellos esperaban que se tratara de una chica. Los nervios de Takeshi aumentaron considerablemente y la cosa empeoró cuando tras escuchar las últimas palabras de su hermana mayor, la pequeña dejó escapar una sonora y profunda carcajada antes de correr a su habitación diciendo “no me mates onii-chan, es que es gracioso”. Los tres miembros restantes de la familia quedaron mirando a su hijo que parecía a punto de desmayarse por los nervios.

- el problema… e-es que… pues no… es como u-ustedes piensan… yo… - no quería decirlo, temía la reacción de sus padres y de su hermana, no quería sentirse rechazado ni repudiado si ellos no se tomaban bien la situación.

El timbre sonó y los colores del rostro del muchacho desaparecieron a la misma velocidad en que la pequeña de la casa bajaba las escaleras dedicándole su más traviesa sonrisa y se dirigía a abrir la puerta… era él, no le quedaban dudas.

- hijo ¿Qué sucede? - preguntó preocupada su madre aunque por la actitud del oji violeta poco a poco iba amarrando cabos sueltos y formando sus propias conclusiones.

Ya no había vuelta atrás, iba a decirlo y esperaba que sus padres tuvieran la mente tan abierta como fuera posible, Yuushi se encontraba en la puerta, él le había prometido que hablaría con su familia y el peli azul le había pedido poder conocer a la familia de su novio… y no había podido negarse. Tragó grueso y respiró hondo, después de todo amaba lo suficiente a Yuushi como para arriesgarse a obtener la desaprobación de su familia, ellos no vivirían por él y si estaba en un error el tiempo lo diría, como su padre solía decirle cada vez que hacía algo mal: a tropezones se aprende a caminar.

- ustedes se equivocan… yo… si estoy saliendo con alguien y… no es una chica - listo, lo había dicho, no de la mejor manera pero ya estaba dicho, no había vuelta atrás.

Los rostros que vio lo pusieron más nervioso aún, ellos estaban de piedra, no le decían nada, sólo lo miraban con seriedad en sus ojos.

- ¿es en cerio hermano? Tú… - la mayor de los tres fue la primera en reaccionar, no se veía molesta, ninguno de ellos en realidad, pero si sorprendidos, demasiado tal vez y Takeshi temía que tras la sorpresa llegara el enfado.

Asintió levemente con la mirada en la punta de sus zapatos, terriblemente sonrojado al punto de sentir que su rostro ardía y tan nervioso que las ganas de llorar lo invadían.

- oye onii-chan ¿ya les dijiste? ¿Ya puede entrar? - la pequeña habló desde la entrada con una sonrisa de lo más pícara, su hermano se veía realmente chistoso así de colorado y nervioso.

- ¿ella lo sabía? - preguntó sorprendida su madre, su padre aún no pronunciaba palabra alguna.

- ¿eh? ¡Oye enana no te metas en esto ya te lo dije! - regañó el muchacho poniéndose de pie - ella… me descubrió hace unos días… mamá, papá, hermana… sé que tal vez no les agrade que yo esté con un chico pero… realmente lo amo y… espero que puedan aceptarlo al menos, aunque no lo entiendan - se puso de pie y se dirigió hacia la entrada a recibir a su novio, esperaba que cuando lo conocieran les cayera un poco mejor la noticia, las lágrimas que hacía unos instantes habían comenzado a descender por sus mejillas ahora se debían al silencio de sus padres, estaba seguro de que ellos lo odiarían tras saber la verdad.

Mientras avanzaba unos brazos lo rodearon fuertemente, era su padre, le susurró un “tranquilo hijo, entendemos” y lo observó directamente a los ojos, esas orbes violetas tan iguales a las suyas pero que reflejaban la madurez que poseía, y el infinito amor que sentía por su hijo.

- Takeshi, no importa si es hombre o mujer, si es tu decisión lo aceptaremos - era su madre que se unía al abrazo.

- con razón últimamente sonríes tanto… si te hace feliz entonces está bien, no hay por qué estar nervioso… anda, ¿está en la puerta verdad? Dile que venga - su hermana le secó las lágrimas y el muchacho avanzó más calmado hacia la entrada de su casa donde se encontró a la acosadora de su hermanita menor parada sobre un banquito y agarrándolo por la camisa con mirada amenazante. Llegó a escuchar las palabras de la pequeña y sonrió por un instante antes de aparecer en el campo de visión de su novio. Allí estaba Yuushi, tan guapo como siempre o aún más.

- perdona por hacerte esperar… - le dijo al peli azul - y tú gran mensa ¿Qué crees que haces? ¡Debiste al menos invitarlo a entrar que está helando afuera! - reprochó el oji violeta menor, ella simplemente se burló y sacándole la lengua salió gritando “Takeshi tiene un novio guapo” a todo lo que daba su garganta.

- tu hermana sí que da miedo - susurró con una dulce sonrisa en sus labios el mayor, últimamente muchas de esas adornaban su rostro.

Takeshi presentó al Tensai de Hyotei ante toda su familia, las miradas que recibió el peli azul no eran las que esperaba el morocho, al contrario, eran amables y hasta alegres… al final estaba saliendo todo mucho mejor de lo que se hubiera imaginado.

Esa noche Takeshi cenó con una gran sonrisa en sus labios, a su lado se encontraba Yuushi, la lluvia empezó a golpear con fuerza, la tormenta era demasiada, ningún adulto responsable habría dejado salir a un chico de solo 14 años a la calle con un tiempo como ese y más estando sólo.

- buenas noches, Takeshi - dijo el Tensai abrazando más al menor, cobijándolo entre sus brazos.

- descansa… Yuu… te quiero - respondió en un leve susurró Takeshi, en los labios del mayor se dibujó una tierna sonrisa, era la primera vez que su novio lo llamaba así, siempre había sido “Oshitari” o “Yuushi”, o en el peor de los casos le ponía apodos ofensivos en su mayoría, jamás le había puesto un mote real, nadie lo había llamado Yuu nunca y le gustaba que el menor se estuviera abriendo, su relación tendría un buen futuro si ninguno se hacía el cabeza hueca negándose a admitir sus sentimientos y a ser honestos, sin mascaras y mentiras.

- también te quiero, Momo - las últimas palabras del mayor llegaron débiles pero seguras a los oídos del menor, este rápidamente cayó en un profundo sueño sintiendo la calidez de los brazos de su novio rodeándolo y una inmensa felicidad que hacía latir con fuerza su corazón.

Notas finales:

eso es todo. espero que les gustara.
Saludos! y comenten porfis ^_^


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