Eiji despertó en la enfermería, la doctora le había tomado muestras de sangre y las había enviado al laboratorio del hospital para su análisis urgente. Ahora preparaba el papeleo necesario para su traslado al centro médico pues basándose en lo que Inui le había contado consideraba de extrema necesidad que le realizaran estudios mas complejos. Vaya locuras las que hacían los jóvenes de ahora. Inui ya se había marchado y Horio estaba a su lado – mmm enfermería... que asco, apesta a alcohol – murmuro aun medio dormido, pero cuando vio al muchacho de primero a su lado, que lo veía con preocupación le sonrió – Horio-kun, no me mires como si me estuviera muriendo, nya... me desmayé? - preguntó pero no parecía asustado, nervioso ni preocupado, por el contrario, el menor juraría que su senpai se veía ilusionado. El muchacho le contó lo sucedido y Eiji solo sonreía, se sentó en la cama, siendo regañado por la doctora por lo que volvió a acostarse – cuando el entrenamiento acabe dile a Tezuka que quiero verlo Horio, anda, puedes irte, no te preocupes por mi – suspiro y se miró el brazo, le estaban pasando suero. No le gustaban los pinchazos pero tenía que aguantarlo.
En las canchas del club de tenis los de primero recogían pelotas y hacían entrenamiento muscular en rondas, los de segundo descansaban luego de sus 100 vueltas y los titulares se enfrentaban entre si. Tezuka había puesto a Inui y Kaidoh a practicar con Oishi y Kawamura, necesitaba a Fuji en los individuales. Ryoma estaba algo molesto porque el capitán había decidido que los individuales los jugarían Fuji, Momoshiro y él, y lo habían dejado de reserva. ¡Que rabia! Él quería patearle el trasero al Rey de los monos, pero por supuesto, en su estado y conociendo como acababan los partidos entre esos dos, Tezuka se había negado rotundamente.
El novato suspiró, entendía por que lo hacían. Acarició su vientre con disimulo y sonrío. Como fuera, si llegaban a empatar se desquitaría con quien fuera el pobre desgraciado que le tocara. Más relajado ante este pensamiento continuó con el entrenamiento.
Todo parecía volver a la calma luego de lo sucedido con Kikumaru cuando Horio apareció en las canchas, por lo que todos abandonaron sus actividades y comenzaron a murmurar cosas. Se oyó un carraspeo de fondo y todos volvieron a lo que estaban, Tezuka ya no necesitaba ni hablar. Se acerco al novato y este le dijo que Eiji quería verlo al acabar el entrenamiento y que la doctora lo enviaría al hospital. Tezuka le dio un par de órdenes a Oishi y se marchó.
Mamá gallina tuvo que recuperar el orden entre sus compañeros y el entrenamiento terminó poco después. Oishi dio los últimos avisos, era viernes y no volverían a verse hasta el lunes, excepto los titulares.
Momoshiro salió corriendo en cuanto tuvo permiso, se metió primero a los vestidores, se fue a las duchas y en tiempo récord estaba listo para marcharse. Chocó con Kaidoh por su prisa y tuvieron una pequeña discusión, pero al final Momoshiro sonrió simplemente – me tengo que ir, deja de ser tan amargado mamushi o te harás viejo antes de tiempo – y riendo se marchó, dejando al otro hecho una furia, siseando y con ganas de arrancarle la cabeza.
Ryoma y Fuji iban entrando cuando vieron salir a su compañero a toda prisa, se miraron con complicidad y rieron divertidos, dejando aún más descolocados a todos – momo está bastante feliz no? Me temo que perdí a mi compañero de hamburguesas – dijo el menor con un suspiro mientras entraba a los vestidores para buscar su ropa. Sonrió y se fue a las duchas. Syusuke lo seguía riendo detrás de el. Esos dos se habían hecho muy unidos y nadie sabía exactamente cuándo, pero aún era raro verlos tan juntos, y más cuando sabían que estaban juntos como novios.
Cuando Ryoma se desnudo nadie pasó por alto la mirada que le dedicó Fuji, con lo que más de uno completamente sonrojado simplemente desvió la mirada, entre avergonzados y temerosos de que el Tensai se enfadara. Fuji se metió a otra ducha y tan pronto como estuvieron listos se marcharon también, despidiéndose de sus amigos – andando, tienes que ir a descansar, mañana temprano iremos al médico juntos – sonreía el de ojos azules mientras caminaba a su lado, tomados de la mano.
Ryoma rió y se pegó un poco más a él – si papá... que mandón te pones – rodó los ojos, divertido. Fuji se había sonrojado levemente ante ese comentario. “papá, papá, papá” resonaba en su cabeza cada vez que Ryoma lo mencionaba.
Syusuke se detuvo y miro a Ryoma, pensativo – mañana, cuando el médico confirme que seremos padres... vendrás conmigo a decírselo a mi familia? No nos creerán sin que un médico lo certifique – vio al pequeño acercarse y abrazarlo, gesto que respondió con cariño.
El peliverde se sentía seguro entre los brazos del mayor, aun le asustaba la idea de estar embarazado, era totalmente antinatural. Aún así se sentía feliz. Sabía que su novio estaba igual, esperaba que todo saliera bien – claro que te acompañaré, haremos esto juntos.
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Tezuka se dirigió hacia la enfermería tan rápido como pudo, ya había hablado con la entrenadora y ella estaba al tanto de todo, había estado allí cuando Inui explicó lo sucedido al pelirrojo. El chico se acercó a la cama donde su amado neko dormía, se sentó a su lado y acarició su mejilla. El menor despertó al sentir esa cálida mano y sonrió – mitsu... te extrañé – dijo el chico, mirándolo con ternura e ilusión y... ahora el castaño sabía por qué.
Suspiró, negando el muchacho de lentes – eres tan descuidado... no sabes lo que puede pasar por beberte esa cosa, me tienes tan preocupado – Eiji se veía bastante pálido aún si ponía su mejor cara de “estoy bien”, esperaba que no tuviera nada malo – no vuelvas a hacer una tontería como esa, nunca más – aunque intentaba sonar serio y autoritario era evidente que simplemente estaba asustado, temía que le sucediera algo malo a su querido Eiji – voy a castigarte por ser un gatito tan malo, nada de sexo en un mes... o hasta que te cures, lo que llegue después – dijo y le dio un fugaz beso en los labios, viéndolo poner un mohín como respuesta a sus palabras – además me engañaste... nuestra “despedida” tenía otras intenciones ¿no es así?
Kikumaru bajó la mirada y asintió – ya... ya sabes lo de Ryoma? No es increíble? Ellos... ellos pueden hacer lo que yo tanto deseo para nosotros, me dio un poco de envidia... pero además pensé... que así no tendrías que oponerte a las reglas de tu familia y tampoco dejarme a mi... estaba muriendo de dolor por eso – dijo con unas lágrimas bajando por sus mejillas – si yo también pudiera quedar... embarazado – susurró esta última palabra para que la doctora no lo escuchara si llegaba a entrar a la enfermería, aún no le habían dicho lo que pasaba con Ryoma – no tendrías que dejarme, si pudiera darte lo que necesitas... si pudiera ser quien tu familia desea para ti... - su voz se entrecortaba por el llanto y el pelirrojo se abrazó a su amado para desahogarse. Había sentido tanto dolor...
Tezuka simplemente lo abrazó, acunándolo entre sus brazos de forma protectora. Sonrió enternecido, pues aunque fuera una locura sabía que Eiji había actuado por amor, por el inmenso amor que le tenía. ¿cómo podía enfadarse con él? No podía – te entiendo, pero fue una locura... tenemos 14 y 15 años – le acarició la mejilla, secando sus lágrimas – gracias por amarme tanto neko, te juro que lucharé tan duro como tú por lo nuestro. Ya no llores – besó su frente, sus mejillas, sus ojos, secó cada lágrima con sus besos y al final logró arrancarle una pequeña risa al pelirrojo.