Oshitari se calzaba el segundo zapato mientras salía de su casa, cerraba con llave y abría su paraguas, todo a la vez, para salir tras el estúpido chico de Seigaku que corría medio-vestido bajo la helada lluvia arriesgándose a enfermar cuando estaban a sólo 7 días del último partido del año, en una semana más sus equipos volverían a enfrentarse en un partido de beneficencia, el último de los de tercero antes de avanzar hacia la preparatoria abandonando sus clubes.
- ¡Momoshiro! - llamaba el peli azul - ¡grandísimo idiota ven aquí, te vas a enfermar! - sus gritos se oían amortiguados por la fuerte lluvia.
El morocho corría casi sin conseguir ver por donde iba pues sus ojos eran cegados por las gotas que golpeaban violentamente su rostro, quería huir, nunca debió haber llamado a la puerta de ese estúpido que solo sabía jugar con él, divertirse con su cuerpo hasta hartarse y después no volver a dirigirle la palabra en días o semanas, ni un mensaje de texto ni nada. A Yuushi no le importaba él, sólo quería divertirse. De esos pensamientos estaba llena la mente del morocho que lloraba sintiéndose estúpido por haber sido débil otra vez, por haber regresado junto al peli azul, lo odiaba con una intensidad inimaginable, la misma intensidad con que lo amaba.
Yuushi apresuró el paso al notar que el del menor era cada vez más lento y errático, no tardó mucho en verlo caer de rodillas, golpear violentamente su frente contra el cemento mojado de la acera un par de veces y quedarse en esa posición, sin moverse. Rápidamente llegó junto a él y envolviéndolo en su propio abrigo, resguardados bajo el gran paraguas, se quedó junto a él durante unos minutos escuchando lo que jamás había creído poder escuchar, un intenso y lastimero llanto proveniente del chico que le quitaba el sueño y el razonamiento, el único capaz de provocar esa combustión completa en él, de despertar ese animal dormido en su interior.
- ¿pero qué crees que haces Momo-bestia? Mírate, te lastimaste la frente… - decía el Tensai en su tono más neutral, le limpió un poco la sangre que corría por su rostro y lo obligó a ponerse de pie - vamos a casa Takeshi, anda, deja de hacer tonterías - ordenó llevándose abrazado a su amado rival antes de que pescara un resfriado o algo peor.
- déjame en paz - dijo cortantemente el oji violeta, dio un manotazo para que el mayor no se le acercara y al hacerlo derramó sobre el peli azul todo el tazón de caldo que este le llevaba. Sus violáceos ojos se abrieron al máximo al sentir que había golpeado algo que no era el Tensai y ese leve quejido de dolor que escapó de la garganta de Yuushi al quemarse con el caldo. Sentía el impulso de disculparse pero a la vez no quería hacerlo.
- serás bestia… deberías dejar de ser tan impulsivo - aconsejó el mayor poniéndose de pie y quitándose rápidamente la camisa mojada y caliente, momo pudo ver que la piel del chico comenzaba a enrojecer donde el líquido caliente había sido derramado.
- y tú deberías dejar de jugar conmigo - dejó salir repentinamente el morocho ante la sorpresa del otro chico ¿a qué había venido eso? El rostro de incomprensión del Tensai le dejó claro a momo que no tenía idea de qué le estaba hablando, al parecer el peli azul lo hacía como algo tan natural que ya ni cuenta se daba, o eso pensaba Momoshiro - ¿qué quieres de mí realmente? ¿Por qué juegas así? ¿Qué no sabes que yo…? - no terminó su tercer cuestionamiento, no quería decirlo, el mayor no merecía esas palabras.
- jugar contigo ¿eh? Si te refieres a la cama eso es porque me gusta poseerte, dominarte, me gusta como te portas tan sumiso y masoquista… - respondió el oji violeta mayor recogiendo los trozos del tazón que ahora se encontraba hecho añicos en el piso - fuera de la cama yo no juego, siempre soy serio en todo lo que hago - aseguró tranquilamente, se acercó a su escritorio y arrojó los trozos del recipiente en la papelera que había a un lado de este.
- ¡mentira! ¡Tú juegas, juegas con mis sentimientos, siempre es igual! - reprochó el morocho, Yuushi abrió sus ojos más grandes que los del mismísimo Echizen Ryoma al escuchar esas palabras, le había dolido de cierta manera pues sabía perfectamente que Momoshiro se refería a jugar con sus sentimientos, no con su cuerpo.
- estás siendo infantil al gritar de esa forma - informó el Tensai.
- ¡a la mierda con eso! ¿A quién le importa? ¿¡Acaso no entiendes que me duele!? Maldito - las lágrimas de Momoshiro volvieron a descender por sus mejillas conforme estas palabras salían de sus labios.
- deja de gritar y dime que es lo que te he hecho - pidió el peli azul manteniendo la calma, o tratando al menos, pues para alterado con el menor bastaba y sobraba.
- ¡vete a la mierda! - gritó Takeshi aventándole un almohadón que el otro fácilmente esquivó.
- no te entiendo, Takeshi… vienes sólo cuando quieres sexo, luego no me llamas, no me escribes ni un mensaje, no vienes a visitarme, no tengo tu número porque no me lo das y aunque podría conseguirlo con alguien más, si tú no quisiste dármelo yo no debo tenerlo, debo esperar por ti, cada día espero que al menos me recibas unos minutos cuando terminan las clases en tu escuela pero tú te niegas… ¿qué se supone que debo hacer Takeshi? ¿Cómo se supone que debo actuar para que no “sufras”? - dijo el Tensai perdiendo poco a poco su autocontrol, si no le decía las cosas a la cara el chico jamás entendería.
- ¿de qué estás hablando? ¿Cuándo fuiste por mí a la escuela? - preguntó confundido el menor bajando un poco la voz.
- cada maldito viernes desde “ese” viernes, salgo más temprano ese día y no tengo actividades de los clubes - respondió el Tensai calmándose también, al parecer las cosas iban por buen camino.
- imposible, yo no me habría negado a verte - contradijo el jugador de Seigaku.
- no fue lo que tus amigas dijeron: “dice que lo dejes en paz” “no quiere verte” “que no lo molestes” “dice que está demasiado ocupado como para perder su tiempo contigo”- respondió Yuushi repitiendo palabra por palabra lo que aquellas chicas compañeras de Takeshi le habían dicho cuando les pidió que lo llamaran.
- descríbelas, voy a hacerme un bonito collar de dientes con sus sonrisas - pidió Takeshi, el peli azul obedeció sin chistar aunque por supuesto jamás permitiría que el chico golpeara a una mujer - todo lo demás… lo que dijiste… ¿es todo cierto? ¿No me mientes? - preguntó con ojitos brillantes, mirando directamente los ojos de Oshitari.
- cada palabra, Takeshi yo no miento, al menos no a ti - respondió sincero el peli azul enternecido por esos reflejos de esperanza y temor que se mezclaban en la mirada del morocho.
Takeshi bajó la mirada, no sabía como actuar y aún estaba procesando la información, Yuushi se dio cuenta de eso y decidió dejarlo solo durante unos minutos, mientras aprovechó para ir por otro tazón de caldo pues el menor seguía estando bastante frío por haber salido sin abrigo a la calle y bajo toda esa lluvia helada.
Momoshiro aún pensaba, su mente había jugado mal con él, todo lo que él creía hasta ese momento había sido al revés, ahora se sentía culpable pues aunque no lo hubiera dicho con esas palabras, el Tensai le había dejado bien en claro que lo había hecho sufrir mucho durante todo ese tiempo.