En el salón 3-6 de la academia Seishun los alumnos eran torturados entre divinidades egipcias y todas esas fechas a memorizar, en plena clase de historia universal, Eiji disfrutaba de una placentera siesta mientras su compañero y mejor amigo, Fuji, trataba de despertarlo sin llamar la atención antes de que la profesora se diera cuenta de la situación.
- vamos neko, esta clase no es aburrida ¿Qué tienes? - preguntó algo preocupado el castaño pues sabía que su amigo de a poco le estaba tomando el gustito a la historia de las antiguas culturas del mundo.
- ¿eh? ¿Qué? Ah eso… es que he estado muy ocupado el fin de semana y no descansé nya - respondió rápidamente el neko ubicándose en lugar y hora, ni más ni menos que la escuela y precisamente durante la clase de una de las profesoras más peligrosas de la escuela, la que mandaba a limpiar los corredores como castigo en lugar de enviarlos a detención.
- ya descansarás luego Eiji, presta atención o tendrás que limpiar los pasillos - aconsejó el oji azul viendo como a su querido mejor amigo se le cerraban los ojos nuevamente.
- pero si luego tenemos prácticas… - contradijo el neko.
- seguro Tezuka te dejará descansar, eres su favorito - insistió el castaño.
- nop, el favorito es el ochibi… ahhh como sea… ¿es Egipto verdad? - preguntó Eiji desistiendo finalmente de su deseo de dormir, a fin de cuentas Fuji tenía razón, perderse la clase por dormir, no aprender y encima tener que limpiar la escuela no le hacía gracia ninguna.
- Kikumaru, dígame el nombre de una diosa egipcia - exigió la profesora que acababa de notar a los mejores amigos charlando en secreto.
- ¿eh yo? Ah si… mmm… ¿Nefertiti? - soltó al azar recordando un nombre que había escuchado en un documental tiempo atrás y que le sonaba curioso.
- bien, pero presta atención a la clase - ordenó en modo de advertencia, su tono decía claramente “hay mucho que barrer afuera”.
El timbre sonó, los más de mil alumnos del instituto abarrotaron en cuestión de segundos cada pasillo hasta poder por fin salir cada quien a sus siguientes actividades. La mayoría ya se marchaban a casa pero unos cuantos dirigieron sus pasos hacia sus respectivos clubes. El de tenis específicamente, estaba iniciando sus actividades en ese mismo instante.
El estoico Tezuka, como siempre parado en las pistas de tenis ya con su uniforme puesto, esperaba por los más lentos o distraídos, entre ellos ese novato del demonio que últimamente estaba colmando su paciencia con sus llegadas tarde.
- sin Ponta no hay vida… - respondió Ryoma mostrando su tan amada bebida de uva indicando que había ido por una retrasándose ante la sermoneada de Momoshiro por tardarse muy a pesar de que el mismísimo oji violeta hubiera llegado 5 minutos fuera de hora.
- ¿Ponta eh? Debería darte vergüenza, Echizen… - insistió el chico de segundo.
- deja de gritar que no estás en un parque de diversiones - sermoneó la víbora apareciendo detrás de su rival y comenzando una de sus tantas riñas como cada día.
- ahhh ¡muero de sed! - se quejaba Horio llegando a toda velocidad junto a sus compañeros de primero, incluido Ryoma.
- ¿quieres Ponta? …El dispensador está allá - dijo el peli verde sonriendo maliciosamente tras su lata de bebida y cubierto por la sombra de su gorra y cabello señalando con su raqueta en la dirección en que se encontraba la cafetería, donde había varios dispensadores de bebidas. Sin decir una palabra más se marchó hacia donde Inui se encontraba pues este lo llamaba.
- este Echizen no cambia… ¡y yo que creí que me iba a dar de la suya! - reprochó el chico de los 2 años de experiencia en tenis mientras sus otros dos amigos suspiraban resignados, ninguno cambiaría, ni Ryoma dejaría de ser Ryoma ni Horio dejaría de ser tarado.
- Ryoma… ¿a dónde vas sin saludar a tu novio? - preguntó Fuji apareciendo de la nada, o eso creía el pequeño.
- a saludar a mi novio - respondió sin sentido y sin mostrar que se había sorprendido por la “repentina” aparición del oji azul, desviando sus pasos hacia el Tensai.
Un dulce beso con sabor a uva mezclado con menta se produjo ante la mirada de Momoshiro y Kaidoh que abandonaron su pelea inmediatamente. El oji violeta se ruborizó al verlos, recordar lo vivido el viernes por la tarde aún lo ponía algo nervioso.
- …quedan sólo 4 días para prepararnos, esfuércense y no bajen la guardia - dijo Tezuka, serio como siempre pero mirando superficialmente a sus compañeros mientras se centraba más en algunos de los titulares: Eiji que por poco caía dormido allí mismo y él sabía la razón, Echizen que se encontraba algo disperso, más que de costumbre, y se sobaba el estómago con caras de asco, Fuji que veía al novato algo preocupado al otro lado del grupo de personas, Inui que observaba al pequeño y apuntaba cosas en su libreta mientras su rostro reflejaba una extraña preocupación, Momoshiro más distraído que de costumbre sólo miraba su reloj, uno que jamás llevaba consigo y que ese día indicaba que el jugador de segundo año tenía prisa o esperaba algo, con muchas ansias por lo que mostraba la mirada en sus ojos… algo extraño estaba sucediendo ese día en el equipo titular, todos parecían diferentes, incluyéndose.
Todos corrían, los titulares como siempre al frente, Kaidoh y Momoshiro codo a codo encabezaban la maratón entre empujones y gritos de todo tipo, los de cada día… Kikumaru y Oishi les seguían el paso, el primero riendo alegre entre pequeños saltitos pues bien sabía que si quisiera podía alcanzar y superar en un instante sus compañeros y el segundo observando casi preocupado a sus kohais que se reñían la carrera a muerte, o algo parecido pues el que llegara primero quedaba libre del castigo de tener que tomarse otra ración del sabrosísimo jugo de Inui, ahora mejorado y libre de “efectos secundarios”. Inui detrás del grupo de titulares los analizaba corriendo tranquilamente, sólo antecedido por un Kawamura “normal” que competía a su vez con su compañero usual de dobles, Fuji.
Tezuka los observaba, era lo de siempre, durante las primeras vueltas algunos tenían ventaja, luego todos los titulares terminaban llegando a la meta a la vez, el resto del club abandonaba mucho antes la maratón, pero ese día algo fuera de lo común sucedía, nuevamente, con su titular más joven: esa tarde Echizen no corrió hacia la raqueta para dársela a Kawamura y así aprovechar el enorme cuerpo del castaño en estado burning para “cortar” la presión del viento de frente, no se burló de Momoshiro y Kaidoh al adelantárseles ni le hizo competencia a Kikumaru en cuanto a agilidad… esa tarde ni siquiera podía seguirle el paso a los demás.
Fuji se detuvo en seco y retrocedió entre los demás corredores, su Ryoma no estaba entre el grupo de titulares, ni con los de segundo más rápidos, ni con los más lentos, ni con los novatos de primero… no, el pequeño se encontraba mucho más atrás, apenas sosteniéndose sobre sus dos piernas, se veía desorientado… y de pronto Kikumaru lo sostenía justo antes de que su cabeza golpeara el suelo.
Iban ya casi terminando una nueva vuelta, Kikumaru con su impecable visión logró percibir al pequeño tambaleante de uniforme blanco y azul que se encontraba unos metros adelante doblando la esquina, lo vio venir, en segundos su velocidad se aceleró tanto que los titulares de segundo sólo vieron el rastro de un segundo Eiji pasar a su lado mientras el neko ya llegaba junto al peli verde que caía al suelo desmayado en esos momentos.
- ¡¡Ryoma!! - gritó Fuji asustado al ver al pequeño caer, finalmente llegó junto a él tras esquivar al último par de novatos y correr como nunca en su vida lo había hecho.