Papá
Era una tarde de domingo en casa de los Namikaze-Uzumaki. La dueña de casa llevaba un hermoso abrigo impermeable de color verde menta cuando salió de su hogar no sin antes darle un beso en la frente a su pequeño hijo de seis meses y un corto besos en los labios a su querido esposo.
—Naruto.- susurró el hombre mirando a su hijo. —Tú madre ha salido por un par de horas, así que no hemos quedado tú y yo.
El bebé de grandes ojos azules observaba a su padre mientras este le hablaba. Tenía sus gordas mejillas enrojecidas. Vestía un mameluco celeste. Su cabello era tan rubio como el de su padre y como todavía no aprendía a hablar solo se limitó a balbucear. Lo que realmente estaba tratando de hacer, era preguntar dónde estaba su mamá, pero Minato no comprendía prácticamente nada.
—Tú madre es la experta en traducción.- comentó el hombre rascándose la nuca algo avergonzado. —Trataré de adivinar.- añadió haciendo una breve pausa. — ¿Tienes hambre?
Naruto cerró sus ojos y frunció el ceño. Tal parecía que entendía lo que decía su padre y no era eso precisamente eso lo que trataba de comunicar. Minato lo miró extrañado y lo tomó en sus brazos. El pequeño empezó a parlotear nuevamente mientras veía como se alejaba de su cuna y agarraba altura al estar en los brazos de su padre.
—Tienes los mismos ojos de tu hermosa madre.- le dijo sonriendo tranquilamente. El bebé lo observó curioso. Alzó sus manos mientras reía. — ¿Quieres darme un abrazo?- preguntó un poco sorprendido al notar los movimientos de su hijo. El pequeño, riendo, comenzó a jalarle el cabello cuando sus manos tocaron la cabeza del mayor. El hombre tan solo aguantaba el dolor con una sonrisa en sus labios.
—Papá…- dijo el menor sonriendo y mirando a su padre fijamente. Sus pequeñas manos las tenía bien firmes en el cabello de su padre. Aun así, Minato quedó impresionado al escuchar esa palabra de su pequeño hijo. Era la primera vez que lo escuchaba decir una palabra y no pudo evitar sentirse orgulloso. Lo abrazó con ternura y le dio un corto beso en su frente.
—Hijo. Eres increíble.- dijo el hombre sentándose en el sillón con el menor en sus brazos. El bebé movía sus pequeños pies y sonreía con mucha gracia. Todo parecía un momento tan enternecedor hasta que repentinamente un olor comenzó a propagarse rápidamente. Era desagradable y de forma instantánea Minato reaccionó haciendo muecas. —Naruto, no me digas que…
—Papá…- repitió el menor sonriendo antes de largarse a reír y aplaudir. El hombre suspiró. Estaba resignado a cambiar el pañal.
—Ay hijo, hubieras esperado a que llegara tu madre para hacer tu gracia.- comentó sonriendo y llevándose a su bebé al baño para cambiarlo…
A pesar de que esa tarde de domingo Naruto pronunciara su primera palabra acompañada de una "curiosa" sorpresa, Minato no olvidaría que esa palabra compuesta de dos sílabas, era papá.
Fin