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Formas de conquistar por Nana Walker

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Notas del capitulo:

N/A: ¡Holas gente! Volviendo a actualizar, aquí les traigo el segundo y último drabble de la serie (aunque, por su extensión se puede considerar oneshot). Cómo se darán cuanta cuando terminen de leer, no están interrelacionados pues los puse juntos para no tener tanta cosa suelta publicada x,DDDDD (lo que hace Lj).

Por la ambientación del drabble, está ubicado en el día de san Valentín. Sí, ese día odioso. ¿Por qué? Porque lo publique dos días antes de esa fecha, para el concurso de la comunidad shinjinoaka y para el desafío de la comunidad reto diario, ambas en Livejournal.

Y, por último, quisiese agradecer sus comentarios a Akari Akaku y Lunnat~

En fin, espero que lo disfruten *Nana se calla*

Disclaimer: DGray-man y todos sus personajes son propiedad intelectual de Katsura Hoshino.

Extensión: 993 palabras.

Advertencias: Shonen ai.

Resumen del drabble: Lavi no imaginaba que, en ese día, encerrado en una biblioteca, fuese a recibir algo.

Formas de conquistar

II. Excusa

— ¡Ah~! ¡Estoy tan aburrido!— exclamó el aprendiz de Bookman, ante la tremenda pila de libros que se erguía, imponente y estática, frente a él.

Sabía muy bien— más de lo que quisiera— que, en un futuro quizás un poco lejano, se convertiría en un Bookman, con todas sus letras y responsabilidades casi ficticias. Sin embargo, le resultaba una injusticia que la gran mayoría en la Orden Oscura celebrase el San Valentín o, en su defecto, celebrase algo ese día, menos él. ¡Qué rayos! Sólo quería divertirse un poco, pero Panda se paseaba constantemente por fuera de la biblioteca para cerciorarse de lo contrario.

En esos momentos era cuando anhelaba una misión. Sería lindo ir por la ciudad y ponerse a mirar chicas lindas y con mucho sex appeal, paseando por la plaza de armas de un lugar cualquiera. Incluso podía, con un poco de esfuerzo mientras fingía leer, imaginar a una muchacha de cabello largo portando, en una mano, una caja de chocolates para él, mientras dicha chica comía ¿dango?

¿Qué había sido eso? Se golpeó suavemente las mejillas para despabilarse y seguir trabajando. No quería otro puñetazo de su tutor.

A medida que avanzó en su lectura, pudo escuchar como Komui, gritando como demente y acompañado de un persuasivo Komurin— a juzgar por el sonido de destrucción dejado a su paso—, perseguía a Bak, quien alegaba algo sobre Lenalee. Pudo escuchar rumores de cómo Miranda se le había declarado a Marie, entre otras cosas.

— ¡Joder! ¡Dejen de comer pan frente a los pobres!— masculló, un poco molesto, tratando de enfrascarse en esa lectura que ya daba por perdida.

— ¡Con que aquí estabas!— escuchó una voz conocida en la entrada de la biblioteca. Levantando la vista con avidez, comprobó sus sospechas. Lo sabía. Era Allen—. Hola, Lavi.

— Hola, Allen~— le saludó el pelirrojo, dirigiéndose, con una sonrisa burlona, hacia él y abrazándolo apenas se hubo acercado lo suficiente para hacerlo. Notó que Allen recién había arribado a la Orden, porque aún llevaba puesto el uniforme de exorcista—. ¡¿Cómo te fue en la misión? ¿Viste muchas chicas lindas?— le preguntó, mientras su interlocutor lo apartaba de si, un poco acalorado.

— Lavi, nosotros no vamos a las ciudades para ver chicas lindas. Es por las misiones— recalcó, mientras tomaba asiento frente al lugar de Bookman Junior y su pila de libros. Después de unos cuantos minutos de silencio, en los que Lavi— fingía— leer y Allen lo observaba, el albino decidió romper el silencio—. ¿No vas a ir afuera? Están armando una fiesta, ya sabes, por lo del San Valentín.

— Que más quisiera, Allen, pero Panda hoy está hecho un ogro. No me ha dejado salir de aquí en todo el día— respondió, dejando el libro de lado y recostándose sobre la mesa—. Incluso escuché por ahí que Lenalee se le declaró a Kanda.

— ¡¿Qué?— exclamó Walker, quedándose de piedra mientras intentaba imaginar al arisco y enojón exorcista en esa situación. No pudo hacerlo sin reírse.

— Me hubiese gustado ver eso— añadió Lavi, mientras reían ante esa situación.

Varios pasos se escuchaban fuera de la biblioteca pero, unos particulares, que Lavi podría reconocer en cualquier lugar, interrumpieron aquel momento de distensión, logrando que el pelirrojo agarrase, casi asustado, el libro que había dejado y tratase de tomarle atención de nuevo.

— ¡Te dije que tenías que leer!— le regañó Bookman, asomándose en el umbral de la estancia.

— ¡Si estoy leyendo, ¿no lo ves?— replicó su aprendiz, en un tono casi desafiante.

Bookman, notando ese tonito— un poco subversivo— en su aprendiz se dirigió, raudo, hacia el lugar en el que se encontraba y, por premio, le regalo golpe en la cabeza. Acto seguido, el anciano lo miró, molesto, para luego advertirle:

— Si sigues perdiendo el tiempo…

— Ya, ya, que ya entendí— lo cortó Lavi, pues tenía esa amenaza grabada en su memoria, ya que la venía escuchando desde que había tomado la determinación de dedicarle su vida por entera a la historia.

Por lo mismo, no hacía falta que su tutor la reiterase. Seriamente, fijó la vista en el libro y, concienzudo, plasmó todos sus esfuerzos en darle, en esta ocasión, la atención debida. Bookman lo miró por unos escasos segundos y, sin despedirse, se dirigió a la puerta lanzando, antes de irse, una mirada fugaz al acompañante de su aprendiz.

Allen, quien había mirado la escena, francamente sorprendido, se levantó de la silla, mientras buscaba algo entre sus bolsillos. Apenas lo hubo encontrado, se lo alargo a Lavi, quien no pudo evitar mostrar una mueca sorprendida ante aquel gesto: el brote de habas le estaba dando chocolates.

— Toma. Es un regalo por San Valentín— explicó y añadió, antes de que Lavi siquiera pronunciara palabras de agradecimiento—. Ya sabes que no só- sólo es el día de- de los enamorados. También es el de la amistad— recalcó, nervioso— Ya… mejor me voy antes de que Bookman te deje más chichones.

Apenas hubo dicho esto, el quinceañero partió, con pasos atolondrados a la salida, sin esperar ninguna sola palabra o apreciación por su gesto, pues no tenía el valor ni el aplomo suficiente para hacerlo. Aún así, un grito de Lavi lo detuvo. Girándose, pudo notar en el pelirrojo una sonrisa, juguetona y, para que negarlo, seductora en cierta forma.

— Gracias por los chocolates y feliz día de San Valentín— le dijo Lavi y añadió, irónico—. O como tú le dices, feliz día de la Amistad.

El aludido, entendiendo lo que Lavi quería decir con eso, sólo se sonrojó y salió de la biblioteca, con el corazón latiéndole a mil.

Fin oneshot: Excusa

Por: Nana Walker

Notas finales:

N/A: ¿Lo ven? ¡Se los dije! Podría haber publicado estas dos cosas sueltas, pero me dio el taldo y las publique juntas. So… no tengo mucho más que decir. Sólo espero que hayan disfrutado de la lectura de algo más de este par 3.

Comentarios, críticas constructivas y sugerencias son bien recibidas.

Y como diría alguien por ahí: See you again~.


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