Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

~Atardecer~ por Neko Tsundere

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Estábamos sentados, como cada semana en aquel parque donde nos conocimos. Ya llevábamos casi un año de esta rutina. Llegábamos, nos sentábamos en aquella banca blanca de espaldas de la fuente central del parque, conversábamos un rato, y luego, disfrutábamos de los atardeceres juntos hasta que llegase la hora de tu partida.

Fuiste perfecto, sí fuiste, cuando vivías, fuiste mi único compañero por mucho tiempo, tiempo en el cual te llegué a amar, a amar esa blonda cabellera que te dejaste crecer por pedido de aquel pelirrojo al que nunca me quisiste presentar, amé tus ojos azules, que me recordaban al cielo, a la libertad, libertad de la que ahora gozas, amé tu piel dorada que cada noche añoraba se fundiese con la mía.

Hoy se cumplen catorce meses desde que te fuiste, desde que te perdí.

Aquella fue la peor noche de mi vida, llegaste a casa con dos botellas de Sake y con aquel pelirrojo, ni siquiera notaste que yo estaba en la cocina preparándote aquel rámen que tanto te gustaba, te metiste a tu cuarto arrastrando a tu acompañante y pude escuchar como aseguraste la puerta. Al pasar de un rato escuche el ruido que produce el vidrio al romperse, me preocupe, mas no duro mi preocupación, pues soltaste una sonora caracajada y luego saliste por un vaso… Por fin te diste cuenta de mi presencia y me dijiste:

-       Oye, teme, me llevas dos platos de eso - refiriéndote al ramen - a mi cuarto si?

Y yo, como siempre, no me pude negar a tu pedido. Al llegar a tu puerta, la encontré semiabierta, así que me decidí a pasar sin anunciarme;  lo que vi acabó con gran parte de mi alma y corazón, estabas cogiendo con el chico ése. No pude evitar dejar caer la bandeja con los platos y salir corriendo con la visión borrosa a causa de las lágrimas que caían cuales ríos caían por mis piscinas negras.

Me refugie en las paredes de mi habitación, bajo mis sabanas, pensé que me seguirías, que me explicarías que aquello que vi, no tenía que pasar, que me amabas; pero en vano fueron mis esperanzas, mis ilusiones se esfumaron cuando te escuche gemir “Gaara” que supongo que es el nombre de tu amante. Cuando pensé que ya nada podría ser peor escuche un escuche provenir de tu voz un sonido tan gutural que lastimaba hasta mis propias cuerdas vocales, mas ese gemido no era de placer, era de dolor, pero no lo supe reconocer solo hasta que decidí ir a tu cuarto cuando tu amante se fue, estabas echado de costado en tu cama, me acerque a ti para preguntarte si lo amabas, si quizás yo tenía alguna oportunidad para entrar en tu corazón. Te veías tan lindo así, durmiendo, -o eso pensaba en esos momentos- me acerque hasta dónde estabas y cuando te rodee para verte a la cara, grande fue mi sorpresa al encontrarte con un puñal en el pecho, a la altura de tu corazón.

Estabas muerto, y por mi culpa, Sí!, mi culpa, porque de haber reconocido aquel gemido tuyo es ese instante y haber ido a auxiliarte quizás hoy disfrutarías de tu vida, y de tu familia; familia que Gaara concibió para ti.

Tu velorio lo realice en casa, nuestro hogar, solo éramos tu inerte cuerpo y yo, todo era silencio hasta que aquel maldito que termino con tu vida interrumpió nuestro momento.

Llegó llorando, me pidió disculpas por aquello que te hizo, dijo que jamás quiso matarte, argumentando que jamás mataría al padre de su hijo.

Lo último de ganas de vivir que me quedaban se esfumó junto a sus palabras. Después de llorar un rato a tu cuerpo, se fue y me dijo que me informaría como se desarrollaba su embarazo y que, como tío, tenía todos los derechos de ver al niño.

Tiempo después me entere que le dijiste que era tu medio hermano. ¿Por qué? Jamás lo sabré, pero tampoco desmentí aquello.

El día en que el pequeño nació me sentí tan feliz, pero a la vez tan desdichado. Era casi idéntico a ti , los ojos, color de piel, lo único que los diferenciaba era el color del cabello, aunque escaso, se notaba del mismo color que el de Gaara, era tu viva imagen, solo que pelirroja, sentí tristeza al caer en cuenta que no era nuestro.

Hubiésemos sido una hermosa familia.

Notas finales:


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).