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Oscuridad por earendyll

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Pasaron los días...

 

Pasaron las semanas...

 

Pasaron los meses...

 

Llegó el invierno. El frío calaba los huesos, aunque no tanto como en Valeria. Aun así, no le gustaba el frío.

 

Llevaba un exagerado abrigo (según Kurogane) de pelo blanco que realmente le hacia entrar en calor. Pero seguía sin estar a gusto en invierno.

 

La nieve caía. Despacio. Lentamente bajaba haciendo pequeños giros hasta caer limpiamente en la nieve ya amontonada en el suelo.

 

Al menos la nieve no era hielo

 

Al menos este lugar no era tan frío

 

Celes... Ciertamente marcaron en el una importante etapa.

 

Que estación del año más sombría.

 

Sin embargo vio correr a los niños, mientras se lanzaban bolas de nieve. Mientras jugaban. Para ellos tenía que ser realmente divertido.




    • Mago no seas lento, íbamos a desayunar ¿no?

 


    • Kurorin



Lo miró mientras seguía atento a los movimientos de los niños, a sus risas, a sus gritos de alegría. Eran felices




    • ¿que pasa por tu cabeza mago?

 


    • Nada especial... -susurró



Una pequeña manta se posó sobre sus hombros. Miró al ninja y este lo miraba fríamente y le sonrió en agradecimiento. Kurogane intentaba mostrarse frio y sin embargo era una persona realmente cálida.




    • No me gusta esta estación del año

 


    • Ya lo se



¿Y que no sabía Kurogane? El ninja permanecía detrás suya, cerca, muy cerca. Se fue hacia atrás un poco y su espalda dio con el pecho de Kurogane. Ciertamente le transmitió más calor que el abrigo espeso.




    • Eres tan cálido- lo dijo en un susurro sin esperar que el otro lo escuchara

 


    • Y tu piel siempre está fría



Rió suave al comentario. Era cierto. Su piel era ligeramente más fría que la del ninja. Deslizó su mano hasta alcanzar la de su compañero y entrelazar sus dedos.




    • Pero te tengo a ti para calentar mi piel.



Permanecieron juntos, muy pegados el uno del otro, aun observando por la ventana a los niños correr, gritar, reir, caer y volver a levantarse con una sonrisa. Kurogane y él estaba más juntos que nunca. No habían hablado más de sentimientos. ¿Que mas daba? Kurogane estaba a su lado.

 

Sus caricias no pasaban del roce de manos y pequeños abrazos esporádicos. Sus labios no se había tocado desde su último beso




    • ¿En que piensas?

 


    • Nada...

 


    • Mago...- dijo con voz cansina Kurogane

 


    • En ti y en mi, en nuestro futuro...

 


    • ¿Y por que tienes que pensar tanto?

 


    • Porque aun no estoy seguro

 


    • ¿Seguro de que? - Kurogane lo giró para que sus ojos conectasen, para ver dentro del otro.

 


    • De tus sentimientos. Estoy seguro de los míos, pero...

 


    • Mago, en verdad eres irritante...



Con una mano le levantó la barbilla para verlo mejor. Se inclinó hacia él y le medio sonrió casi imperceptiblemente




    • No quería apresurar las cosas pero supongo que contigo todo es a contracorriente



Antes de poder protestar notó suavemente como los labios de Kruogane se conectaban a los suyos y se separaban segundos después. Fue un roce inocente y casi virginal pero lo dejó con las mejillas colaras. Bajó la mirada colorado sin saber que hacer o esperar. ¿Lo había besado? ¿Kurogane lo había besado? Escuchó un suspiro y alzó la mirada para ver esos ojos carmesíes que tanto le gustaban. Sus ojos se quedaron atrapados a medio camino en sus labios. Esos labios que se acercaban peligrosamente a los suyos. Notó su aliento caliente, casi quemaba su piel pero que resultaba fresco para sus labios húmedos (no pudo evitar lamerse los labios con deseo al ver los labios del ninja acercarse peligrosamente)

 

La mano del ninja acarició una mejilla con delicadeza mientras que la otra la llevaba a su nuca. Los ojos del mago se cerraron instantáneamente. Sus frentes se juntaron. Sus narices rozaban




    • Fay...



El jadeo de su nombre hizo que se erizara su piel. Sus ojos se volvieron a abrir para fijarse en los del contrario. Los ojos de Kurogane tenían un brillo que le hicieron temblar




    • Kurogane



No quiso, pero su voz también salió en un jadeo. Kurogane ciñó mas la mano que tenía en su nuca.




    • Maldita sea Fay



Con hambre atrapó los labios del mago. Con un hambre que jamás había sentido. Lo apretó fuerte contra él mientra ambos se asfixiaban en el beso.

 

La manta que Fay tenía en los hombros se calló ¿Y que mas daba? Apretó más al mago contra él y el mago hizo lo mismo. Con una mano Fay le apretaba el hombro de manera exagerada mientras que con la otra le agarraba firmemente del pelo.

 

Y Kurogane notó algo húmedo rozar sus labios. ¿Pero que...? Sin poder quejarse mucho más dejó esa lengua entrar entre sus labios, al principio a regañadientes, y después no pudo negarse a la maestría de la lengua.

 

Hacía calor. Mucha calor

 

Con la mente nublada Kurogane estrelló a Fay contra una pared. Un gemido de sorpresa se escapó de sus labios pero rápidamente fue recogido por los labios de Kurogane. Se estaba volviendo adicto a sus labios, a sus besos, a Fay en general.

 

La mano que aun mantenía en la mejilla fue a su hombro a quitar el grueso abrigo del mago ¿Tendría tanto calor como él en estos momentos?




    • ¡Kuro- kurogane!



Y no le hizo caso. Volvió a atrapar sus labios y acallar el gemido de placentera protesta




    • E-en serio, tenemos que parar



¿Parar? Ahora no podía parar.




    • Ku-kurogane



De un empujón lo separó de su cuerpo. Su respiración estaba entrecortada. Las mejillas de ambos estaban coloradas del aumento de calor en sus cuerpos.




    • Lo siento Fay, pero no puedo



Fay lo miró con sorpresa y pronto se rindió y se dejó hacer. Al fin y al cabo él también lo deseaba. Con un gemido suave se agarró a los hombros de su compañero ¿Que mas daba?

 

 

 

Pasó un brazo por la cintura para alzarlo y lo situó en la cama bajo él.




    • Fay...

 


    • Kuro...



En una caricia suave el mago le pasó la mano por la mejilla y el ninja se recargó hacia ese toque. Con una de sus manos atrapó la que acunaba su mejilla y la llevó hacia su boca para dejar un pequeño beso sobre ella




    • Dímelo -dijo Fay apasionadamente



Dejó la mano que besó para besar ahora la frente de su compañero.




    • ¿acaso aun dudas de mi? - susurró Kurogane mientras lo miraba intensamente

 


    • Necesito oírtelo decir

 


    • Mago...

 


    • Kurogane, lo necesito...



Ciertamente había necesidad en su voz y en sus palabras.




    • Te amo.



¿Cuanto había esperado por esas palabras? ¿Cuanto había sufrido para escucharlas?




    • Oye mago, te he dicho que te amo, no es para que te pongas a llorar

 


    • No puedo evitarlo – con un brazo se tapó la cara- me hace muy feliz



Kurogane tampoco pudo evitar sonreír con cariño. Lo había hecho sufrir demasiado sin necesidad y todo por su inseguridad.




    • ¿Sabes? No me importa ver estas lágrimas – le limpió una mejilla húmeda con su mano- mientras sean de felicidad

 


    • Idiota...



Fue lo único que dijo el mago mientras sus labios se curvaban en una sonrisa sincera.

 

 

 

Un toque en la puerta hizo que ambos se separan y se compusieran de la mejor manera posible. A pesar de estar en la habitación del mago fue Kurogane el que dio su permiso para que entrara la visita




    • Chicos...

 


    • ¿Souma? ¿que haces aquí?

 


    • Se suponía que íbamos a desayunar antes de partir de patrulla



¡Vaya! Se le había ido a Kurogane completamente de la cabeza. Menos mal que Fay y el no habían hecho... em... nada...de nada.

 

La mujer los miraba con una ceja alzada




    • ¿Pensáis venir o tengo que arrastraros hasta allí?

 


    • ¡Claro! Ahora vamos -le respondió el mago



Aun con la ceja alzada la mujer se marchó sin decir nada pero mirando a ambos de manera sospechosa




    • Se me había ido de la cabeza

 


    • Yo intenté decirte – intentaba excusarse el rubio

 


    • ¿Cuando? - dijo sorprendido el ninja

 


    • Cuando estábamos... estábamos... besándonos



Vale, hubiese sido mejor no preguntar. ¡Maldito mago! ¡Le hacía perder la cabeza!




    • Vamos ¿Hoy te unías a la patrulla?

 


    • Am, si.



El silencio incómodo se hizo entre ambos, menos mal que se dieron prisa en llegar al comedor.

 

 

 

El desayuno transcurrió como siempre y en la patrulla no pasó nada fuera de lugar. Al menos nada que tuviese que ver con enemigos del pais porque el tiempo los sorprendió con una espesa ventisca que los hizo refugiarse en una cueva. Pudieron calentarse con el fuego, aunque la leña mojada no quería arder en un principio, pero Fay ayudó con su magia. El ninja miraba sentado desde un rincón de la cueva como el mago se decidía ayudar a prender fuego. Desde que estaba en su país el mago se negó a usar magia... supuso el ninja que por eso prefirió el trabajo de consejero. Y si había usado la magia era porque muchos de los compañeros estaban tiritando de frío.

 

Kurogane observó el lugar. Habían traído sacos de dormir e incluso tiendas de campaña. Era un poco tontería desplegar las tiendas pero muchos de sus compañeros las montaron para poder mantener mejor el calor y tener privacidad. O al menos eso decían ellos, porque para Kurogane no era más que un pérdida de tiempo




    • Kurowanco ¿Porque no montas una tienda para los dos?



Y a pesar de parecerle una pérdida de tiempo allí estaba él montando la tienda de campaña. Realmente el mago hacía lo que quería con él. Suspiró. No sabía desde cuando pero sospechaba que hacia bastante tiempo que cualquier petición por parte del rubio se cumplía en una orden bien aceptada. Realmente parecía su sirviente.

 

 

 

La noche era fría. Demasiado. Los huesos le dolían, estaban entumecidos. El aire le hacía daño en los pulmones. No recordaba tantísimo frío ni si quiera cuando era niño. Esto no era normal.

 

Casi todo el mundo dormía. Algunos en sacos alrededor del fuego, otros en tiendas de campaña ligeramente más alejadas. El mago, junto con algunos camaradas, estaban sentados junto al fuego calentándose las manos. Titiritaba. Realmente tenía que estar pasándolo mal. No entendía porque se había empeñado en ir a esta misión “recordar viejas costumbres” según dijo el mago. Era una persona extraña, a veces era mejor no preguntarle sus cambios de opiniones bruscos.

 

Se levantó . Se quitó la manta que llevaba en los hombros notando como su piel se erizaba para acercarse al rubio y colocarle la cobija sobre los hombros. El mago lo miró sorprendido y a la vez agradecido.




    • Ven, siéntate conmigo



Con unos golpecitos le invitó a sentarse. Sin decir nada se sentó a su lado. Cerca, realmente más cerca de lo que normalmente acostumbraba, pero realmente necesitaba un poco de calor después de darle su manta a Fay




    • Es mejor que nos tapemos ambos. No es bueno que cogieras un resfriado



Kurogane miró a ambos lados. Ya todos sus compañeros estaban durmiendo. Era tarde y era mejor que ellos también descansaran. El día había sido pesado y mañana seguramente sería igual.




    • Mejor vayamos a la tienda, allí dentro tendremos menos frío



No era extraño que entre compañeros compartieran la tienda de campaña, pero sin embargo le resultaba realmente extraño dormir junto a Fay en ella. Intentó no mostrar ninguna expresión, ningún sentimiento, pero el nerviosismo le invadía. ¡Solo vais a dormir! ¡¿Por qué estos estúpidos nervios?! Respiró un par de veces. Fay ya había entrado. Cerró los ojos intentando controlarse y entró.




    • Hace frío Kurorin, creo que me he acostumbrado a la calidez del castillo y de la sala del consejo



Se estaba haciendo un ovillo titiritando exageradamente y frotándose los brazos fuertemente




    • Este invierno esta siendo realmente crudo. Odio el frío

 


    • Deja de renegar mago y hazme sitio



Hizo un pequeño puchero y se fue hacia un lado




    • Había calentado ya el sitio, este está frío



Prefirió pasar de él y acomodarse. Realmente era molesto




    • Kuro...



Ahí estaba de nuevo. No podía quedarse callado y simplemente dormir. Estaba cansado y necesitaba descansar.




    • Kuro... ¿Estas ya dormido?

 


    • Si me dejaras si



Se escucho una pequeña risa amortiguada. Seguramente se estaba tapando con la mano para no hacerlo enojar, pero de todas formas ya lo estaba consiguiendo




    • Kuro

 


    • ¿Que?



Se volvió hacia él. Enfrentaron las miradas.




    • dejame dormir más cerca. Necesito más calor



Levantó una ceja con desconfianza. Realmente el mago era demasiado pegajoso para su gusto.




    • Fay...

 


    • ¡Te necesito!



Sin más alzó todas las mantas con cierto desdén. Realmente él también necesitaba calor humano pero nunca se lo pediría a nadie, porque debía mostrarse fuerte ¿Y de qué servía? A veces mostrarse fuerte, no servía para nada. Soltó un jadeo cuando una de las rodillas de Fay se estrelló contra su entrepierna




    • ¡Dios mio lo siento!

 


    • ¡Quédate quieto!



De un empujón lo tumbó y se situó encima




    • ¡Maldición mago! Realmente ha dolido, si te estuvieras...



Pero sus palabras quedaron cortadas por la mirada de Fay. Era intensa, realmente intensa. Una pequeña sonrisa apareció en los labios del rubio. Le quedaba bien. Esa sonrisa pequeña que parecía iluminarle la cara. No pudo evitar corresponderle con una pequeña sonrisa ladeada




    • Bésame



No esperaba esa petición tan inesperada de Fay. Lo miró a los ojos. La bonita sonrisa seguía en esos tentadores labios




    • Bésame, Kurogane



Estaba malcriándolo. Siempre hacía lo que el mago quería

 

Lo besó.

 

Lentamente, reconociéndose los labios, aprobándolos con suavidad y ternura. El cuerpo de Kurogane se dejó caer hasta estar completamente pegados mientras seguía el beso. A veces cortaba el beso uno o el otro para coger aire y atrapar de nuevo los labios que se le ofrecían.

 

Se acoplaban perfectamente.

 

Las manos de ambos sujetaban al otro por las mejillas, mientras sus párpados cerrados les hacía disfrutar más de las placenteras sensaciones. Nunca se habían besado así... nunca había recibido un beso como aquel. Un beso tierno, suave, lento... y tan placentero

 

Fay abrió los ojos con pereza, sus párpados pesaban. La imagen de Kurogane a escasos centímetros le hizo sonreir con cariño.




    • Te quiero, te quiero muchísimo Kurogane- su voz fue un pequeño susurro en medio de la oscuridad



La voz cálida del mago le hizo abrir los ojos. La sonrisa tierna le hizo temblar. Le apartó el cabellos de la frente y de los ojos mientras sus dedos paseaban suavemente por la palida piel. Perfecta, su piel era perfecta. Sus dedos pasaron por sus mejillas. Perfectas, eran preciosas ligeramente sonrojadas. Pasó sus dedos peligrosamente cerca de sus ojos obligando al otro a cerrarlos. Sus ojos también eran perfectos. Se inclinó sobre él para poder dejar un beso sobre su frente, un beso sencillo que le hiciese ver el cariño. Posteriormente se fue directo a por sus labios para darle un pequeño beso con el que viese su pasión.




    • Es hora de dormir



Su voz sonó ronca y gruesa, intentaba ocultar el deseo aunque el otro seguramente se había dado cuenta porque sus cuerpos estaban completamente pegados




    • Yo quiero que hagamos el amor...ámame Kurogane



Cerro los ojos. Tenía que controlarse. No podían hacer estas cosas en una cueva con todos sus camaradas alrededor.

 

Lo besó con deseo porque lo necesitaba y al poco se separó ligeramente agitado de esos labios que le perturbaban el alma.




    • Cuando regresemos acabaremos con esto... no es el momento ni el lugar indicado

 


    • Pero te deso -dijo en un ronroneo sensual el mago

 


    • y yo – mierda no quería decir esas palabras

 


    • Entonces nada nos lo impide

 


    • Fay... -suspiró cansinamente – me he estado controlando todo este tiempo para que sea algo especial. Sin prisas, sin que nadie pueda interrumpirnos. Para poder darnos el tiempo que necesitemos

 


    • Para mi va a ser especial porque es contigo con quien voy a hacerlo. Me da igual si es aquí o en el castillo. Si nos ven o no. Solo quiero que estemos juntos... aquí y ahora, esta noche



¿Negarse? Eso es lo que pasó en un principio por la cabeza del ninja y sin embargo estaba besando profundamente al mago, asfixiándolo con su calor, apretándolo contra su cuerpo. ¿Para que mentir? Él también lo necesitaba...

Notas finales:

Este es el final, seguramente haga un capitulo más como cierre de algo importante para poder enlazarlo con otra historia de esta pareja que haré a posteriori, pero realmente este cap. acaba aqui y el fic también. Muchas gracias por vuestro apoyo, es muy importante para mi. Me encanta que leais mi historia y como siempre digo vuestros reviews son el regalo del trabajo que me doi en escribir.

Muchas gracias a todos


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