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~Inconvenient Ideal~ por aiko shiroyama

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Notas del fanfic:

Hola :)

Quienes me conozcan de mi otro fic deben decir "que demonios hace publicando aquí ...¿y el otro fic?" pues bien, brevemente debo decir que mi Notebook sufrió un accidente y estuve mucho tiempo intentando recuperar mi información.

Afortunadamente hoy la recuperé y lo subiré pronto :)

Mientras no tenía el notebook estuve escribiendo en mi vieja computadora este fan fic, cuya inspiración me llegó de golpe xD
la pareja es para mi amiga matt ;O; o más conocida por aquí como Miseinen (te adooooro)

basicamente cuando vean:

++++++++---> hablará kyo

+*+*+---> habla Aoi.

Eso , no se confundan , apreciaría mucho sus opiniones, hace demasiado que no escribiía un fan fic en primera persona...
personalmente me gusta mucho como quedó, espero les guste!

y nos vemos por ahí en el otro fic lo antes posible :)

ya! sin más preámbulos...enjoy!

Notas del capitulo:

Nada, espero salga en un capi esto y que lo disfruten mucho :) por favor sus criticas y comentarios me serían de mucha utilidad <3

 

nos vemos <3

Estoy a punto de dispararte. No puedo discernir qué es lo que verdaderamente expresan tus ojos

¿Horror?

¿Sorpresa? ¿Rabia?

 

Estoy seguro de que jamás te imaginarías que descubriría todo esto. Es más….

Sé que esperabas que fuera yo quien estuviera en tu lugar, en el suelo viendo mi vida pasar en los pocos segundos que me quedaran…

 

Me sudan las manos, tiemblo.

No sé si puedo hacerlo

Y ¿si tus ojos no mienten?

Ojalá hubiera algo en ti...que fuera verdadero.

 

No puedo creerlo….

 

 

 

 

+++

Incluso el amor encerrado dentro de una concha

es ahogado por la bestia sin alma.

¿Qué les lleva a hacer eso? Pongo la mano en mi corazón,

 

++

¿Ha sido la libertad lo que hemos ganado?

Sintiendo la temperatura corporal de mi sueño y rezando, mis ojos se cerraron.

++  

Muy dentro de la roja oscuridad.

La vida a la que me aferro y de la que me enorgullezco.

 

    +*+*+*+*+*+*+*+*

 

Sabía de un principio que este era un trabajo ingrato, inusual, también.

De esa clase que te pide dejarlo todo y no depender de nada y de nadie.

Incluso, abandonarte a ti mismo          

 

Donde por grandes sumas de dinero y un estilo de vida lujoso eres capaz de hacer lo que sea.

Pero el precio es perder tu verdadero yo, porque eres muchas personas.

Tantas, que te preguntas acaso si fuiste alguien, alguna vez.

Por más de un año, al menos.

 

Desde que comencé me había tocado ser ya muchas cosas.

Pintor, escritor, prostituto, hijo de un magnate de negocios, el prometido de una millonaria, etc.

Pero ¿guitarrista e hijo del dueño de una compañía disquera?  Nunca.

Incluso cuando me lo dijo el jefe no lo creía, exploté en risa sencillamente.

Más cuando supe que no sería cualquier guitarrista, sería de un estilo muy peculiar.

Pasaron un par de semanas y seguí instrucciones. Increíblemente para esta nueva seudo actuación con fines convenientes no debía distar demasiado de mi apariencia natural

Se me pidió sólo que agregara un par de extensiones a mí de por sí pelinegro cabello, un par de piercing y más nada.

Sobre mi misión; ni idea.

 

No me fue difícil inmiscuirme en aquel mundo. Me hice el chico nuevo desvalido en una ciudad desconocida y no faltó aquel que se apiadara de mí.

De todas formas, me sé una persona con talento natural para encantar a los otros

De buen chico a buen chico, llegué hacia el contacto que se me había señalado como primer puente; Yune.

Su banda estaba en proceso de firma de contrato con la disquera; mi trabajo era llegar  a ser uno de los integrantes de una de sus bandas, se le había dado una descripción de mí al presidente, por ende en cuanto me viera sabría que yo era “su hijo”.

Como explicarle al resto la confusa situación; pasar de ser un anónimo guitarrista al hijo del magnate…

En realidad sería sencillo.

Mi segundo mejor talento…es mentir.

 

 

El problema en realidad, es el dejar de saber cuándo mientes y empiezas a ser sincero de verdad…

Cuando las intenciones de los otros pueden ser superadas por  tus propios deseos…

¿No…Tooru?

 

 

+++

 

 

 

Nadie me ha importado jamás en este mundo. Se puede decir que odio al ser humano en todo lo que es; una basura.

Por eso, supongo que mi oficio no es nada más que mi destino.

No me importa quien fue, quien sea, ni lo que pudo haber llegado a ser.

No me importa si es joven, viejo, hombre, mujer… me da igual.

Cuando disparo, apuñalo, enveneno; asesino…

 Todos mueren de igual forma.

 

Así que, este debía ser un trabajo más.

Soy rápido, silencioso; voy al grano… Soy eficiente.

Por eso para asesinar al hijo del dueño de la compañía disquera más grande de Japón el indicado era yo.

Esa podrida gente poderosa andaba armada hasta los dientes así que, diseñamos un plan.

Esta prometía ser una cacería larga…divertida.

 

Para inmiscuirme en el ambiente musical rockero fundamos una banda. Los demás integrantes de mi misma especie; sólo que con necesidad urgente de cubrir su identidad.

Así que esto nos venía bien a todos.

Montar el teatrito al principio se me hizo aburrido; sólo quería conocerlo.

Sería víctima de los vicios de su padre; se trataba de un asesinato en venganza, de la disquera antagonista  a la PSC. Por supuesto “mi banda” ; Dir en Grey, pertenecía a ella.

 

Ambas compañías tenían bandas exitosas y habían trabajado en conjunto mucho tiempo, pero a la hora de repartirse los dineros la PSC jugó sucio

He ahí el resultado; perder su heredero.

Que motivo tan ridículo, que patéticos son.

 

Y aún con el plan en marcha, ahora mi banda y la suya tenían un contrato para una gira two man…

Vaya ilusos, esos de la PSC.

 

Hasta ahora, lo único que debo agradecerle a esos imbéciles es que Yuu no fuera verdaderamente quien debía ser, si no…

Verdaderamente, contar esta historia no tendría sentido alguno…

 

 

 

+++++++++

Lo supe en el momento en que te vi…

 

 

Primera junta. Aquello fue una molestia terrible.

Pero trabajo es trabajo.

Pedí un par de descripciones del desafortunado heredero y me largué. Sí que habían sido tacaños  ¿Cuántos pelinegros habían en Japón?

Sin embargo me dijeron que le reconocería enseguida y cuando estuve en la compañía junto con los otros empecé a notar el porqué; en aquel lugar NADIE tenía el cabello natural.

La mayoría de aquellos engendros con complejo travesti andaban por ahí con verdaderos circos en las cabezas. Otros parecían haberse levantado  y no haberse peinado, me reí sonoramente, y varios de los fenómenos voltearon a mirarme. Como no tenía interés en la simpatía de nadie los miré con una sonrisa burlesca. Un par de ellos se alejó murmurando, otros cuantos, parecían querer desafiarme.

Un rubio de banda en la nariz con un castaño especialmente ridículo me miraban amenazadoramente. Cuando ya iba a soltar algún comentario ingenioso e irritante noté como dejaban de prestarme atención al tiempo que una sonora carcajada se trasladaba por el aire hasta mis oídos, a cierta distancia.

Más personas empezaron a ingresar al grandísimo auditorio que nos serviría de sala de reuniones, por lo cual se me hizo difícil identificar al dueño de aquella cantarina risa.

Miré a los otros dos quienes ahora se movían hacia el otro extremo de la sala y entonces lo vi.

Y  tal como me lo dijeron y aunque sólo tuve su imagen en mis ojos un par de segundos, le reconocí de inmediato.

Él era Aoi, estaba seguro.

Me quedé como estúpido. Ni siquiera me pregunté por qué era el único en toda la sala con el cabello negro. Sencillamente aquel era perfecto.

Teñirlo sólo lo hubiese arruinado. Incluso, su peinado era poco ostentoso; un par de mechones rodeando su delgado rostro y el central tomado con una pinza en lo alto de la cabeza, formando un escarmenado casi natural.

El muy condenado tenía gracia innata. Siendo el más sencillo, destacaba más que todo el resto.

Lo perdí de vista sólo para volver a verlo sentado en la orilla del escenario. Ahora sólo veía su sonrisa. Cuando me hube cansado y ya  desviaba mi vista noté como sus ojos se fijaban en mí.

Quise moverme pero me quedé estático, fingiendo indiferencia. Desvié mi atención, resoplando. Esperé unos segundos más,  volví a verlo y aun me miraba.

¿Me estaba desafiando?  Curioso y divertido, le sostuve la mirada.

Clavados el uno en los ojos del otro…

Sus amigos le hablaban sin parar, viéndome de vez en cuando y otros sujetos pasaban por delante de mí o en todas direcciones.

No conté el tiempo que estuvimos así, porque la profundidad de aquellos ojos tal vez más negros que su cabello hacían gala de su extraña y exuberante belleza.

“Es una pena” , pensé para mí. Medité finalizar aquel acoso mutuo;  tampoco planeaba empezar a desear a aquel sujeto, menos si tenía que matarlo dentro de los próximos sesenta días.

Hice ademán de moverme de donde estaba y entonces él sonrío. Con ello, algo definitivamente extrañó sucedió.

Me llevé la mano al pecho sintiendo una intensa y breve punzada.

Y tuve un presentimiento horrible.

Como si en el fondo lo supiera…

 

…quererte iba a dolerme de verdad.

 

+++++

 

 

Tal vez no quise ver…

                                                                                                                                                                              

 

El  tener que actuar con su banda durante tan -a mi parecer-  prolongado e innecesario tiempo era por una razón obvia. Para permitirme asesinarlo de manera elegante y silenciosa, sin testigos ni rastro alguno debía ganarme su confianza, lograr quitarle de encima las miradas de los prácticamente guardaespaldas que andaban detrás de él todo el tiempo, disimuladamente.

Sin demasiado esfuerzo logré acercarme a él. No recuerdo de qué iba nuestra primera conversación real; porque no le estaba prestando atención. Respondí adecuadamente o con monosílabos, era cosa de escuchar las últimas palabras de cada frase.

Sin embargo, con el tiempo empecé a darle más y atención a lo que decía. Cuando Aoi hablaba de música su rostro se transfiguraba; era su pasión. No sólo memorizaba cada palabra, hasta ahora, rememorando, puedo recordar la emoción en su voz suave, el brillo en sus ojos, su sonrisa, sus gestos y hasta sus silencios.

Y fue de mal en peor…

 

De fingir risas, pasé a perder el control sobre ellas.

No era tan distante de mí, si es que yo era alguien.

Se reía con ironía de la vida. Me causaba una gracia enorme el ver el hostigamiento especial  al que sometía a cierto número de los engendros asexuados que caminaban por los pasillos de la PS Company.

El ir hasta ahí se volvió divertido en apenas una semana. En la cual hasta planeábamos el empujón a Takeru, un payaso especialmente irritante; de esos que te provocan náuseas y deseos de patearlo al mismo tiempo.

El muy retrasado no sólo repetía la ruta a pesar de las múltiples veces que lo atacábamos en aquel mismo lugar, sino que también recibía pasivamente las agresiones, dedicándonos con mucha suerte una mirada irritada o cansada y era ese desgano por defenderse lo que nos irritaba a él y a mí.

A pesar de todo esto, seguíamos estando distantes.

Y era porque de él aun sabía su nombre y más nada.

 Pareciera que en su vida sólo fuese él  y más nadie. Debí haber sospechado; la gente como nosotros ni siquiera se tiene a sí mismo. Pero en vez de intentar indagar en él me deje ir, sin precaverme del desastroso resultado…

Si quererlo y sin saberlo; podía estar construyendo el réquiem de mi propia muerte.

   

 

…que en ti es donde encontré (y se esconde) el sol

 

+++

 

Me enamoró sin querer…

 

 

El gran paso hacia la estupidez lo di ese día en  aquel bar.

Parecía algo opacado, para lo que resultaba ser su habitual brillante personalidad, algo ido. A lo mejor colapsado.

Yo llegaba a la compañía en mi convertible y le vi pasar, tenía un gesto entre molesto y abatido.

Mandando al diablo el auto lo dejé estacionado en la orilla de la calle, como olvidando que cualquiera podría robármelo. Qué más da…podría comprarme cinco más con el dinero que iba a ganar prontamente.

Lo seguí  y aunque a cierta distancia volteó. Me vio y continuó caminando. Le seguí  aun a cierta distancia y parecía algo irritado de que lo hiciera. Entró a un bar y yo ídem, sentándome a su lado.

 

No me miraba pero cuando lo notó resopló, apoyando su cabeza en su mano con el codo en la mesa. Saqué mis cigarros Malboro red box y le ofrecí uno pero sólo me miró ¿Irritado? Entonces recordé que los que él fumaba eran más suaves.

Siguió con aquella actitud por unos instantes más, no obstante cuando vio la inmensa pitcher que pedí para cada uno sonrío y yo solo me encogí de hombros

Luego de unas horas, habíamos bebido unas tres que por lo general eran consumidas entre cuatro amigos con sed, cada una.

En resumen, las copas estaban empezando a pasarse y a  pesar de eso no habíamos cruzado palabra ni mirada alguna. Yo sólo hablaba para pedir otra ronda y mis cigarros estaban acabándose.

 

Una vez me hube acabado el último, lancé la caja sobre el mesón, sólo entonces noté una breve reacción en él. Se sobresaltó y luego rió; estaba ebrio. No se necesita ser adivino para saberlo.

Yo estaba acalorado y el silencio no era algo que me agradase demasiado. Aun así, en vez de hablar terminé riéndome por igual

Y así, estuvimos riéndonos tontamente por algunos minutos…

Por primera vez me sentía haciendo algo completamente estúpido y sin ninguna razón…

Sin parar, noté como me miraba cubriéndose la boca, aun riendo, se quitó la mano y sólo me miró, quedándose callado al ver como yo lo estaba viendo. Sólo me di cuenta de eso cuando vi como se sonrojaba, me hizo gracia. No obstante me era casi inevitable no quedarme pegado viéndolo cuando fijaba su mirada a  la mía y aunque fue por poco tiempo, había bastado.

Lo extraño era esa reacción. No era la primera vez que pasaba aquello de las miradas pero sí la primera en que parecía inmutarse  o avergonzarse.

Había desviado la vista y por si las dudas me volvió a mirar. Al notar que seguía en lo mismo se aclaró la garganta como queriéndome  hacer notar que se sentía incómodo.

Yo reí esta vez sonoramente y él se sonrojo más si podía. Esta vez se quedó mirando a la mesa como si hubiera algo interesante en ellas o si entre las líneas de la madera pudiera descubrir el secreto de la vida.

Sí, en verdad era exagerado su intento por ignorarme.

Me quedé viéndolo, con tanto interés como él a la mesa  y viendo como a pesar de todo, su rostro seguía mostrando un sonrojo algo más leve, me vi extendiendo mi mano hacia él y acariciándolo tenuemente.

Entonces sí que me miró y supe que algo extraño acababa de suceder.

No me nace nada de cariño por nadie, no soy una persona para nada cálida y menos de piel; pero yo había sido el que le había acariciado.

Repentinamente sentí mi cara arder, mientras pensaba como salir de aquella situación

Su mirada intensa en esos momentos no me ayudaba en nada.

Bebí algo nervioso de mi cerveza y él se dedicó a mirarme descaradamente enarcando una ceja sonriendo casi burlonamente.

Como si me conociera y supiera que no soy esa clase de persona…

Su expresión ni siquiera mostraba alguna duda, algo que quisiera preguntar; sólo lo sabía y ya.

Me pregunto ahora cuanto me conocería yuu en realidad. Puede ser que irónicamente haya notado todo mucho antes que yo.

Y así hubiera podido seguir aquel lamentable juego.

Pensé que si seguía acosándome de esa manera me molestaría definitivamente, pero en vez de eso sólo sentí mi pulso acelerarse hasta que uní mis ojos a los suyos y todo pasó demasiado rápido.

Hasta ahora, no sé qué fue lo que me impulsó y probablemente yo también estaba borracho y no lo había notado.

Pero prácticamente me abalancé sobre él y devoré sus labios.

Y uso tal adjetivo porque aquel beso no era para nada inocente ni suave.

Tenía intenciones tras de sí que ni yo sabía en ese momento.

 

…cuando menos lo esperaba; te había encontrado.

 

 

“Te sentí bajo mí y sólo entonces caí en cuenta del grandísimo error que estaba cometiendo

Llegar a tal  punto significaba que me estaba involucrando demasiado contigo”

 

 

Demasiado rápido como para creérmelo estábamos en su departamento.

Para ese entonces ya había notado lo pasado que estábamos, pues no caminábamos demasiado bien e incluso había terminado por tomar de la cintura a Aoi para evitar que acabara cayéndose.

No sé cuál fue el motivo por el que fuimos hasta allí pero llegamos.

Y hay un gran espacio en negro que he olvidado.

Pero, al menos entrecortadamente si recuerdo como dábamos en las paredes, luchando casi de manera salvaje por dominar al otro, desnudándonos.

Recuerdo sus labios, los besos apasionados y frenéticos. Los gemidos que se iban de sus labios cuando le rasguñaba apegándome más a él.

También, al rememorar aquel primer encuentro puedo recordar con precisa exactitud el sabor de la sangre en mis labios cuando me mordió, en respuesta a mi casi agresividad.

Sólo entonces cedí un poco dejando que terminara de desnudarme sin poner resistencia.

Es más, subí mis brazos disfrutando aquel auto sometimiento.

Pensé que me dejaría al menos la ropa interior pero no lo hizo, reí, algo sorprendido. Sí que tenía ganas.

Suspiré al verlo arrodillarse ante mí y mirarme de esa manera tan sensual antes de introducirse mi miembro en su boca. Lo hizo tan bien que sentí mis piernas temblar ante apenas la primera succión. Dándose por enterado de su habilidad quiso torturarme,  acariciando entre mis muslos, apretando y  subiendo hasta mi miembro. Lo sacó de su boca y antes de que pudiera decir media palabra empezó a masturbarme mientras lamía sólo la punta.

Me enloqueció; era demasiado. Si lo dejaba continuar acabaría yéndome antes de siquiera tocarlo y eso no era una posibilidad.

Así que  sin mucha delicadeza, le tomé de un brazo y lo levanté. Le empujé contra la pared y subí sus piernas hasta hacer que abrazara con ellas mi cadera, lo besé con frenesí antes de dirigirme con él hacia la habitación.

Lo lancé a la cama bruscamente y empezó a reír. Al parecer le causaba gracia mi falta de tacto.

Sin perder tiempo fui inmediatamente a su pantalón. Levantó sus caderas facilitándome la tarea de quitarlos.

Me miraba sugestivamente con aquella sonrisa coqueta.  No sé qué tan desesperado me veía pero lo estaba.

No me podía creer como me ponía Aoi, estaba casi fuera de mí. Quería sentirlo y ya casi no aguantaba. El deseo era tanto que sentía dolor.

Así fue como sin muchos preámbulos mencionables más que los evidentes besos y mordidas apasionadas acabé penetrándole o ¿Fue él quien lo hizo?. Sólo recuerdo ese extasiante vaivén que trataba de mantener a toda costa sosteniéndole fuertemente de las caderas, imponiendo el ritmo. Prácticamente saltaba sobre mí, era delicioso.

Puedo decirlo con toda seguridad; aquella era la mejor experiencia sexual de toda mi vida. Él era el mejor amante; era y hacía exactamente todo lo que yo deseaba sin siquiera tener la necesidad de decírselo.

Por lo mismo y aunque hubiera querido prolongarlo por más tiempo acabé yéndome pronto. Poco después y porqué aquella expresión era tal vez lo más hermoso, extasiante y sensual que he visto supe que había acabado. También al sentir su esencia sobre mí.

Sentí sus manos que se apoyaban en mi pecho temblorosamente, mientras trataba de recuperar su respiración. Por fin me miró aún agitado y dulcificando su cansada expresión me sonrió, entrecerrando los ojos; estaba agotado.

Algo se removió en mí y lo halé sobre mi cuerpo para besarlo sin poder detenerme.

Fue extraño, hermoso y febril.

Único.

Y tal vez desde ese momento lo supe; no iba a poder dejarlo.

 

Y ahora…¿Qué voy a hacer conmigo?

 

 

 

Como siempre, olvidé todo en cuanto le vi abrir los ojos, su expresión relajada se tensó al instante al notarse entre mis brazos, más aun al darse cuenta de que yo lo miraba, ido.

A diferencia de la noche recién pasada, esta vez no había gota de alcohol en su cuerpo y probablemente acababa de procesar en medio segundo todo lo que había sucedido.

Se removió como si quisiese buscar algo…

Por ese entonces no lo entendí, pero ahora sé que probablemente buscaba un arma con la que defenderse, pensando quizás que yo intentaría acabar con él en esos momentos en que estaba vulnerable.

Después de mirar para todos lados y esquivar heroicamente mi mirada trató de levantarse y sin meditarlo lo halé en dirección contraria, haciéndole caer otra vez sobre la cama. Me miró prácticamente aterrado y yo sólo sostuve su inquieta mirada. Sin perder tiempo fui por sus sabrosos labios a los cuales me dejó tener acceso tímidamente, creo que le obligué a entreabrirlos con la presión de mi lengua.

Aquel Aoi era otro, tal vez aquel era mi Yuu, después de todo…

Parecía tener miedo, sus manos estaban entre él y mi pecho, como barrera, como si quisiera imponer un invisible e inservible muro entre ambos  después de haber sido mío toda aquella velada…

Ahora me doy cuenta, que cada vez que rozo sus labios la cordura me abandona. Yo estaba olvidando algo… y estaba disfrutándolo. En mi interior me reía de esa repentina timidez o enfado.

Más cuando  dejándome llevar escalé por su cuerpo, me empujó levemente, asustado. Sin inmutarme le miré directamente a los ojos y habiendo interpretado un miedo genuino y que en ese entonces no comprendía acaricié sus cabellos instintivamente, desde la nuca en toda su extensión rozando levemente su pelo. Aquella simple caricia le hizo levantar su cabeza, queriendo alargar el mimo, con lo cual pude acceder a su cuello. Sentí un tenue temblor y volviendo a sus cabellos pasé mi brazo acomodándolo para acariciarlos, mientras iba por sus labios otra vez. Me recibió gustoso, como sería desde ese día en adelante, hasta hoy.

Apenas nuestros labios se encontraron se adecuaron inmediatamente. Nos unimos en un beso lento y febrilmente apasionado. Con mi lengua encontrándose con la suya memorizaba su sabor, mientras sólo era consciente de que nunca había armonizado un beso con alguien de manera tan perfecta.

 Por lo que la excitación y el deseo no se hicieron esperar…

Notando como al fin me rodeaba el cuello con sus brazos subí completamente sobre él, quedando a su altura, continuando con los besos.

Pensando en su actitud asustada y sus rechazos de un principio me di cuenta que era él quien actuaba normal; no yo.

Para entonces empezaba a comprender que estaba abandonando lentamente la línea, alejándome del límite de lo que era estrictamente trabajo.

Intenté regresar en mí, separándome apenas unos segundos de su cuerpo; mi pasión me acusaba. Me miró expectante.

 

No pude simplemente hacer más que darle cabida a lo que mi ser entero me demandaba; tenía la necesidad y estaba poseso de sus besos.

Y así todo avanzó rápidamente, pero estando plenamente conscientes de lo que hacíamos o tal vez yo no del todo.

Me mecía sobre él queriendo sentirlo, disfrutaba cada uno de sus jadeos, temblores, gemidos. Hasta que al fin estuve dentro intentando calmar los propios roncos sonidos que querían escaparse de mis labios. Ese cuerpo que se estremecía entre mis brazos mientras lo penetraba certeramente era lo más excitante del mundo. Se moví también bajo mí, haciendo el contacto más profundo.

Cada vez que escuchaba mi sobrenombre salir de entre sus labios, tan suplicantemente, tan sensualmente sentía que podría hacérselo todo el día sin cansarme ni aburrirme. No quería dejar de escucharlo, pero necesitaba ir más rápido

Haciéndose más frenético todo aquellos sonidos sensuales aumentaron y se hicieron más agudos y su mirada era casi una súplica.

La mayor separación de sus piernas fue una plena e irrechazable invitación. Así que con apenas unas estocadas profundas y certeras en aquel punto donde sabía lo hacía disfrutar bastó para que me rodeara con sus piernas, profundizando más incluso, para terminar recibiendo mi semilla dentro de sí y con apenas una más, sentí la suya en mi abdomen.

Agotado me dejé caer sobre él, sintiendo su acelerado pulso y su acalorada piel… subiendo un poco mordí su cuello, primero ligeramente para aumentar la intensidad hasta obtener de él un leve quejido de protesta, intentando alejarse.

Como siempre, sin demasiada sutileza le sostuve firmemente. Abrió la boca como para decir algo pero cubrís sus labios con mis dedos, mientras mordisqueaba el lóbulo de su oreja sensualmente, lamiéndolo.

Tembló  levemente soltando un suave quejido y se quedó quieto; lo había captado bien.

Me acomodé bien sobre él y lo miré a la cara, no me miraba pero no me importaba. Acaricié su rostro; me gustaba mucho, demasiado.

Todo él.

Delineé sus deseables labios con mis dedos, los entreabrí y completamente tentado los rocé con los míos. Cerró los ojos al sentirme; era hermoso.

“eres mío” pensé, mientras mordía su labio inferior. Suspiró levemente. Me sorprendió mirándolo y un tenue sonrojo hizo aparición en él. Sonreí, sin entender ni yo mismo el por qué y le besé de una vez.

“mío….” Volví a pensar.

Pero no era una simple presa, como todos los anteriores.

No era algo que yo deseara tocar para destruir, era algo que quería conservar.

Yo quería, inconscientemente, que lo fuera siempre…

 

Siempre mío.

 

 

y así en lugar de olvidarte, te fui queriendo mucho más…

 

 

 

 

+*+*+*+*

 

¿Por qué el tiempo pasó tan rápido? Puede ser que tus besos robados o aquellos momentos juntos…

¿Cómo fue que…?

 

Hasta ese momento me di cuenta en lo que estaba metido. Cuando sentí como mi temperatura bajaba a cero.

El juego me era divertido, lo que hacía, decía; su estúpido teatro.

Yo sabía que Kyo iba a matarme.

 

 

Por ende, yo no era nada para él y aun así me involucré de tal manera con su persona que…

 

 

“…Debes matarlo antes de que te mate...” No respondí.  Me quedé estático. De alguna manera impredecible y para mí sorpresa, triste forma, el día soleado se había vuelto nebuloso; como yo.

-Me oyes, ¿shiroyama?

-Sí…-

-Ya lo sabes;  sin pruebas, sigilosamente…-

 Dejé de escuchar. Estaba odiándole y también a mí. ¿Por qué me metí en esto? Simplemente quise salir de la pauta y disfrutar.

Disfrutarte…

Después de todo Kyo….

No. Tooru Nishimura; era alguien muy…diferente.

Tanto que había derribado mis defensas y mis estúpidos teatros más de una vez. Cada vez que intentaba predecir alguna de sus acciones acababa rompiendo mis esquemas…

Alcé mi mirada hacia el Jefe una última vez, para retirarme de la habitación.

 

“Tienes dos días…”

Sentí casi como si mi corazón se hubiese detenido; mi calor había desaparecido.

Ahora, cuando en verdad no tengo salida…

 

 

…Ahora comienzo a dudar de sí él no es nada para mí…

 

Por eso es que, mientras sostenía el dintel de la puerta me di cuenta de que no era capaz de respirar. ¿Que era aquella sensación?

 

No soy alguien que se arrepienta de lo que hace  y muchos menos, alguien que deje a medias

 

…algo que ya ha empezado.

 

 

Nunca había sentido algo así…

 

 

 

“Todo había sido extraño, extraño como todas las despedidas…

A nadie le dedicaría una. Pero eres tú.”

 

 

Por eso cuando sentí su cálido hálito en mi cuello y sentí sus manos recorrerme con lujuria; todo a reacción de un simple beso…

Pensé que debía ser distinto.

Porque yo me sentía diferente…tal vez por esa vez y sólo por esa ocasión.

Sería yo mismo y me entregaría de verdad.

Si hay sentimientos relacionados con el sexo, dejaría que los despertara. Valía la pena intentarlo.

Si de todas formas, iba a desaparecer para siempre….

Su cara de extrañeza al verme rechazándolo no se hizo esperar, quise reírme pero no lo hice, sólo le empujé contra la pared, como cada vez…

Sutileza no era su segundo apellido, así que al tratarlo tampoco lo era.

Me miró expectante mientras me acercaba a él, jadeando levemente al sentirme mordisqueándolo, trató nuevamente y como siempre de tomar el control, de hacer la situación violentamente erotizante; de someterme, pero no le dejé.

Tomé sus manos que me rasguñaban la espalda y los muslos con tanta lujuria y casi brutalidad y las sujeté  a cada costado de su cuerpo. Me separé de sus labios levemente para volver a besarle pero de manera más suave.

Si aquella iba a ser la última vez, quería probar el ser genuino.

No sé qué clase de cosas sentí o quizás sí, pero estoy tan acostumbrado a mentir y a  fingir que no sé cuando lo que siento es de verdad o no…

Por ende, sólo me quería dejar llevar por ese deseo de ser Yuu esa noche y no Aoi.

Creo que dio un quejido algo sorprendido cuando entrelacé mis  dedos con los suyos, me miró algo confuso y para cuando volví a sus labios sentí que temblaban.

¿Aquella persona…que sentía? Al verlo sin reacción casi, tal vez por esa nueva manera que tenía de acariciarle tomé sus brazos haciendo que me rodearan; no podía hacerlo yo todo solo.

Creo que sentí miedo de lo que hacía cuando al final por iniciativa propia se dulcificó a sí mismo, devolviendo caricias y no movimientos bruscos hacia mí.

Y realmente me hizo estremecer por completo…

Tantos temblores sin tener frío, suspiros…más suspiros. Gemidos.

+++++++

 

 

Me dolió entregarme…

 

Por aquella noche en especial, le sentí como nunca.

Su actitud era confusa, pero al igual que todo de él; me gustaba.

Me gustaba  esa nueva manera de conocerlo, su voz, sur rostro, sus gemidos…eran un poema.

Más dulces, más hermosos, más excitantes que todos  los de antes.

Que música…

Fueron muchas veces esa noche, muchas.

Y no me cansaba de volver a hacérselo una y otra vez de tantas maneras como se me ocurriesen,

En el fondo él pensaba que lo ignoraba por completo…pero ya lo sabía.

No quería estar ahí pero por algún milagro oí lo que necesitaba.

Más ese instantáneo y sincero beso que me dio en cuanto me vio me desconcertó porque, no había lujuria ahí…

Aun así pretendí no dejarme engañar –había sido suficiente- y hacerlo como siempre.

No iba a estar para nada mal saciarme de él y sus magníficas habilidades en la cama antes de hacerlo desaparecer de la faz de la tierra.

Pero terminé siendo su cautivo.

Al final terminé abrazándome a su cuerpo como si mi vida fuese a acabarse, en vez de la suya.

Y no, no quería entregarle nada, porque estaba vacío.

Tal vez tontamente, acababa de darle todo de mí…y dolía.

 

 

Como nunca hice jamás…

 

 

+*+*+*+*+*+*

 

 

“No quiero…

No quiero matarte, no quiero que mueras;  pero no quiero morir...

 

Tooru…”

 

Las luces vibraban mientras estaba a mi lado, en el balcón.

Salió a verme, porque de alguna manera es inusual que alguien semidesnudo se asome a pleno viento con aquel frío.

Me hizo compañía con el clásico silencio que le caracteriza y le contrapone a mí; un hablador.

Queriendo omitir que me dolía el tenerlo cerca perdí mis ojos en el vacío, logrando fijarlos en las luces en el horizonte.

 De reojo le observé momentáneamente. ¿Qué significaba aquella mirada, también perdida?

Me pregunté que significaría, mi propia expresión nostálgica y famélica que se reflejaba en mi ventanal.

De la nada, sentí una necesidad extraña de tocarle, como hasta hace algunos minutos atrás mientras me hacía el amor.

¿Era algo natural? No lo sé. Balanceé mi mano tímidamente.

En aquellos casi dos meses, de extraños y cada vez más apasionados encuentros; jamás habíamos demostrado más que deseo y pasión el uno por el otro.

Y eso estaba bien, porque no éramos nada significativo para el

 

Tímidamente, le rocé con mi mano en movimiento, captando su atención de inmediato.

No puede evitar desviar la vista y sin comprenderlo cogí su mano entre la mía; terriblemente fría.

Pero a pesar de eso; él estaba increíblemente cálido.

 

No es nada fácil Tooru, porque no quiero…

Porque, aunque me cueste aceptarlo

 

 

Quiero sostener tu mano un poco más…

 

 

Un poco más, mirando juntos esta vez aquel lejano e incierto horizonte marcado por un mutuo  y vibrante deseo.

 ÉL no lo sabía  -o al menos eso yo creía-  pero yo sí; lo sabía todo.

“…que historia tan triste” Apreté su mano fuertemente; mis ojos quisieron humedecerse tal vez por vez primera ante él.

 

 

Pero no pude evitar sonreír al notar como al mismo tiempo, sostenías mi mano con más fuerza, con una intrigante y melancólica mirada…

 

 

 

+++++++++++

 

 

Me envenenaste por completo…

 

 

Aquel era el día…

El día después del último día. La gira se había acabado.

 

Hasta entonces, sentado en la sala de su departamento, bebí. Aun así no podía calmar mis nervios.

Estaba consternado.

¿Por qué seguí?

Lo supe de un principio…ese día llegaría.

Pero algo salió mal, hay algo que yo no planeé.

No contemplé que él no fuera quien decía, no planeé escuchar aquella conversación extraña que me revelara la verdad.

Nunca nadie me había visto la cara de idiota como aquellos tipos y por eso sentía que no podía perdonarle.

Entre todo lo irónico e impensado de aquello había más cosas que no planifiqué, que eran más…importantes.

 

No preví terminar viviendo con él en ese lugar, no ideé mantener una especie de vínculo con su persona. Mucho menos tener esa extraña necesidad de estar a su lado; un apego que nunca sentí por nadie.

Dentro de todos los asesinatos este era sin duda el más elaborado.

Cuando empezamos todo, ambos. Yo tenía absolutamente claro que me convendría; ganarme su confianza era crucial para que el matarlo me fuese más fácil.

No sentía nada por él, así como por nadie.

 

Paseé la vista por la habitación, suspirando.

El problema es que, no sé en qué momento la barrera entre mí y él pareció desaparecer casi por completo.

¿Cuando sus besos empezaron a  gustarme en serio?. ¿Cuando su cuerpo empezó a hacerme delirar?... su sexo.

Es tal vez el mejor amante que he tenido.

 

Su manera de ser, naturalmente sensual a veces me superaba. Yo sabiendo siempre que decir y hacer…

Soy capaz de congelarme cuando me mira fijamente, mordiendo su labio; ese piercing tan sensual.

Deseé por un momento el no tener que hacerlo; pero al igual que otras veces cada vez que aquella sola idea me alcanzaba, la deseché.

Sentí la puerta y la tranquilidad que había logrado formarme se esfumó al instante.

 

No.  Fuera lo que fuera que había sucedido en ese tiempo; era trabajo.

Palpé instintivamente mis armas camufladas dentro de mi ropa. No tenía idea de por qué me había asegurado tanto; si sólo era él.

No tuve más tiempo para pensar pues la puerta se abrió.

Y él me había traicionado, pues al igual que yo era una marioneta más…

Y el estúpido expectante de su maldito juego había sido yo.

 

 

Uno de ambos muñecos caería muerto en los próximos instantes; y no sería yo.

 

 

“Tu expresión era algo más que indescifrable.

Aún con todo, aquella palidez en tu rostro era sencillamente hermosa…”

 

Me miró como siempre, con aquel brillo especial y sonrió. Quise que me tragara el infierno; aquello iba a doler, lo sabía.

Me levanté para no hacerle esperar y entonces le besé. Por alguna extraña razón se aferraba a mí con fuerza, como si supiera lo que estaba a punto de hacer.

Aproveché aquel abrazo sintiendo como aquellos pensamientos y cuasi “sentimientos” sobre él tornaban, superando mi propia barrera auto impuesta.

Bajé mi mano por su espalda levemente antes de tomarlo por la cintura y volver a besarlo. Pensar en la idea de esos labios fríos después de ser tan cálidos, carnosos, suaves, me sumió por vez primera en  la angustia…. Y en los recuerdos.

Me separé de él; si seguía de esa manera acabaría con en él en la cama de nuevo y no sé por qué, desde la última vez, sentía que ya no sería lo mismo.

Y fuera lo que fuera todas aquellas molestas sensaciones no podían seguir tomando el control en mí.

Aoi parecía dentro de sí…

 

+*+*+*+*+*+*+*+*

 

Apenas me dejas y necesito más, más de ti…

 

Dejaste mis labios apenas y no pude dejar de pensar. Sé lo que tengo que hacer pero ¿Cómo? ¿Cuándo?

Ambos habíamos esperado hasta el tiempo límite e inevitablemente era la hora de despedirnos.

Es irónico.

Tengo que matarte, tienes que matarme; pero ayer estábamos en mi cama y anteayer y el día anterior a ese…

Cada día desde que le conocí se fue volviendo más y más cálido, más y más erotizante; más embriagante.

Como si de verdad fuésemos algo, como si sintiéramos algo el uno por el otro.

Muy probablemente, parte de las ordenes que le dieron a Kyo era el seducirme; una manera vil de hacer el trabajo más fácil.

Entonces yo era el único estúpido en esa lamentable historia.

Traté bajo todos los medios de librarme de él, de sus ojos, de sus labios, del deseo que se apoderaba de mi cuerpo al estar cerca suyo pero fue inevitable.

Es cierto, me tuvo a sus pies.

Salvaje, enigmático; ¿bestial?

Ni siquiera sé que adjetivo usar.

Fue efectivo, letalmente efectivo…

Acariciaba mi rostro mientras yo sostenía la solapa de su chaqueta. No podía estar más triste ni sentir menos rabia; actuaba a la perfección y yo no podía disimular prácticamente mi desazón.

 

No me gustaba sentirme así….más bien, no me gusta sentir.

Y por eso, iba a hacerlo.

Mientras seguía en lo mismo, metí la mano en el bolsillo de mi abrigo. Acaricié levemente el arma, comprobé que tuviera un silenciador; si había tan sólo un ruido extraño, estaba muerto.

Traté de sostenerla, pero me costaba. Me preparaba para realizar algún rápido movimiento cuando mi móvil empezó a sonar.

Era Kai.

Siempre fastidiándome cuando no debía. Recordé tonta y desafortunadamente un par de veces en que “nos interrumpió” con Kyo.

 

+++++++

 

Qué momento tan agónico. Observaba cada uno de sus movimientos y me preparaba para responder a lo que él intentaría fuera un acierto; pero no soy estúpido.

De la nada su móvil… sonando. Pensé que era una broma.

Le miré intentando disimular, disipando la tensión evidente en el aire. Contestó de lo más normal y por un momento llegué a pensar si es que acaso Aoi sería capaz de hacerme algo. Quizás y todo lo estuviese imaginando y el único que planeara hacerle daño fuera yo.

“está bien, voy”  Cuando escuché esas palabras me congelé.

¿Se iba? ¿Adónde?

Si iba a la compañía, mis jefes sabrían que no había hecho mi trabajo y probablemente terminarían mandando a cualquier inexperto a rematarlo de manera torpe y poco elegante

Y no sólo a él…también a mí.

Dirigiéndome sólo una sonrisa algo extraña me dio la espalda y se dirigió hacia la puerta.

No podía salir de ahí, no vivo.

Di un par de pasos, levantando mi revólver, pero antes de que pudiera dar un tercer paso volteó rápidamente apuntándome por igual.

Me estremecí y estoy seguro de que mis ojos tuvieron que haber reflejado mi desconcierto  en algún momento; sus ojos…parecían haber cambiado por completo.

Fríos, como el hielo…despiadados

 

Los ojos de un asesino…

 

+*+*+*+*+*+*+*

 

¿No puedes entenderlo?  Yo tampoco.

No puedo entender porque te apunto con esta arma y por qué me apuntas a mí.

¿Acaso sabes que al igual que tú, soy una vil marioneta?

Probablemente aun creas que soy Aoi.

Pero no; yo soy Yuu.

Y no quiero, pero debo….acabar con esto.

 

Estaba mal, no iba a poder…

Sostenía el arma con firmeza pero mis piernas temblaban de tal manera que sentí que perdería el equilibrio. Era patético verme a mí mismo.

Yo, que jamás he titubeado al hacer algo como esto.

Pero tuve que ver, tuve que captar esa extraña sorpresa en tus ojos, casi como una profunda decepción.

No obstante sé actuar bien. Extremizando el momento e intentando jugar con sus emociones al notar que si había atisbo de ellas dulcifique mi mirada tenuemente, casi de manera seductora. Tragó saliva lentamente, sonreí para mis adentros.

Aquella victoria, era mía.

Kyo…

Fingí algo de tristeza dentro de mi meloso tono; sé cómo ser irresistible, dentro de todo. Agradecí que algo de cordura y agudeza mental me quedaran.

Mi próximo movimiento podía ser riesgoso, pero…él estaba en mis manos.

Bajé el arma al suelo, que importaba, tenía otra.

Caminé hacia él ante su ya evidente desconcierto, alcé mi mano hacia el cañón del arma y luego la alcancé con el resto de mi cuerpo. Sin soltar el cañón lo besé deliberadamente, sin dejar de verle a él, cuya mano  empezaba a temblar sin control alguno. Sonreí satisfecho; soy un maldito sádico.

Sin despegarle la mirada de encima, con esa mirada que sabía – había aprendido-  le volvía loco.

Hasta llegar a él acercándome peligrosamente. Sostuve su rostro con mi mano izquierda para poder hacer lo que debía hacer con la otra, en el momento indicado. Mientras mis labios rozaban los suyos; ya temblaba por completo. Teniéndolo absorto en mis labios rápidamente intenté buscar el arma; si no actuaba ya no sabía que podía suceder…

 

No sabía hasta cuándo volvería a la realidad, para ver lo miserable que era yo…

 

 

+++++++

 

El timbre de su móvil me hizo volver en mí ¿Que demonios estaba haciendo? Acababa de prácticamente manipularme por completo. Pero para su desgracia, al parecer Kai pensaba que estaba tardando demasiado.

En tan sólo dos movimientos me deshice de su arma y le lancé al piso. Su expresión segura cambió a una de pánico al instante; al parecer, aquella era su última arma.

Le apunté , esta vez seguro o al menos eso creí…

 

Estoy a punto de dispararte. No puedo discernir qué es lo que verdaderamente expresan tus ojos

¿Horror?

¿Sorpresa? ¿Rabia?

 

Estoy seguro de que jamás te imaginarías que descubriría todo esto. Es más….

Sé que esperabas que fuera yo quien estuviera en tu lugar, en el suelo viendo mi vida pasar en los pocos segundos que me quedaran…

 

 

Avancé hacia él dos pasos, noté como su respiración se aceleraba; tenía miedo.

Como un maldito flash , en un microfilme un montón de escenas , en tal vez dos segundos…

Yo te hice mío…

Yo cometí el primer error.

Y ahora que, esa noche terminó…esas noches, todas ellas…

Ya no soy el mismo.

Porque ver sus ojos llenos de miedo, me duele.

¿Por qué?- pensé- mientras mi arma resbalaba más y más de mis sudadas manos.

 

Me sudan las manos, tiemblo.

No sé si puedo hacerlo

Y ¿si tus ojos no mienten?

Ojalá hubiera algo en ti...que fuera verdadero.

 

No puedo creerlo….

 

Cuando pensé que iba a ceder, cuando pensé que dejaría caer el arma me repuse y caminé casi sobre él.

Se alejó acercándose a la pared, como si esta pudiera defenderlo de su próximo destino

En ese momento debía acabarse todo. Yo iba a dispararle y su rostro pálido, sus labios, su risa, sus ojos…

Todo él, mi Shiroyama Yuu desaparecería para siempre.

Di un paso, jalé el martillo del revolver para fijar la bala. Cuando jalara el gatillo al fin, toda aquella hermosa pesadilla habría de terminarse

Al mirar sus ojos pude ver una expresión indescifrable, noté como sus labios temblaban y a la vez sentí como mi propia mano empezaba a temblar, otra vez.

Pero no; no puedo detenerme.

Sujeté el arma con fuerza y noté como se ponía de pie.

 

Alcé más el arma avanzando dos pasos, amenazante. Él levanto las manos, con los ojos entrecerrados; estaba seguro de que sabía que iba a morir ahí.

Cuando abrió sus ojos estos se clavaron en los míos. Hubo un par de segundos en los que mi mente quedó en blanco.

Por alguna maldita razón, mi mente fría no estaba funcionando ahora.

Pude ver en ese diminuto espacio de tiempo prácticamente toda mi historia con él, todas sus miradas, sus sonrisas, nuestros besos, nuestras noches en ese mismo departamento.

 

Esta noche lo entendí…estoy perdido

 

 

Sin darme cuenta ya estaba parado frente a mí y mi arma apuntaba demasiado abajo; esta vez mi brazo completo temblaba.

¿Es que estaba perdiendo el control?

 

y  ya no puedo  resistir…es tarde

 

Aoi aún me miraba; esos ojos, sus ojos…eran mi perdición.

 Reaccionando de pronto me alejé de una zancada hacia atrás, tomando el arma con ambas manos apuntándole otra vez. Ambos brazos temblaban. Pero me controlé y le apunté con firmeza.

-no lo hagas…- Habló de pronto, con una mirada suplicante. Noté como sus ojos empezaban a brillar, tragué saliva lentamente; esto iba a ponerse aun más difícil de lo que de por sí era.

-Kyo…No; Tooru…-

 

“Tooru”….Mi corazón latió más rápido con tan sólo escuchar mi nombre de sus labios.

-…olvidemos esto…- Se acercó demasiado.

- aléjate o te reviento ¡ ya!- Vi como contenía el aire al ver como sacudía el arma hacia él, esta vez apuntando a su cabeza.

-…bien…- Se veía al borde de una crisis nerviosa.-…Entonces ¡dispara!..- Gritó de repente.

- …dispara pero hazlo aquí…- Suavizó su voz levemente. Me quedé helado al ver hacia donde apuntaba, mi mano involuntariamente redujo su fuerza.

Quería que disparara a su corazón.

Ese mismo que yo había besado tantas veces…

No quería mirar sus ojos, porque, si ya estaba dudando de esa forma…

Si ya sentía que mis sentimientos iban a ganarle a mi profesionalismo, al verlo yo…

 

sólo puedo sentir…que daré mi vida por ti.

 

Sólo desobedecí a  mí mismo.

Mi mirada se encontró con la suya y sus próximas palabras me mandaron al diablo.

-…te amo Tooru.

Solté el arma o esta resbaló de mis manos. Sintiendo como, las lagrimas que jamás había dejado ir por nadie humedecían por completo mi rostro.

 

Me había ganado…

 

Al diablo el profesionalismo, la agencia, la fortuna que me pagarían por concretar ese trabajo.

 

Al diablo todo.

Él era la persona que yo amaba y en ese momento nada me importaba más que capturar sus labios.

¿Cuánto me había costado darme cuenta?

 

 

Esta noche lo entendí….me aferro a continuar por ti

 

Le besé profunda y detenidamente, como la primera vez. Cuando pude detenerme le miré a los ojos.

Pero algo no andaba bien.

 

Repentinamente algo en él se había ensombrecido.

“ …por favor, no…”

 

 

Pero moriré en tu nombre…

 

Recuperando tal vez la cordura retrocedí pero inmediatamente, inesperadamente él…

Me apuntaba con un revólver.

Era el mío… ¿ En qué momento él…? Que importaba, se había terminado.

 

No servía de nada que intentara moverme, mi otra arma estaba demasiado lejos y no tenía ya más nada con que defenderme.

Me mordí el labio sin entender porque había sido tan indefiniblemente estúpido.

 

Él nunca fue real.

Él nunca me amó.

Él…no existía.

A diferencia de mí, no titubeó ni un segundo en apoyar la boca del revólver en mi frente. En su rostro, no Ye dibujaba ni un atisbo de sentimiento o temor; como si repentinamente hubiera sido poseído por la más cruel de las indiferencias.

Sólo pude mirarlo, como exigiendo una explicación.

Él parecía mirar el vacío, inexpresivo, como muerto.

-yuu…- Se sobresaltó un poco.

-cállate…- Contestó con voz sombría pero algo temblorosa, como luchando consigo mismo. Sonreí tristemente.

Era su trabajo, estaba bien.

No me importaba morir en sus manos.

-hazlo ya…

Cerré los ojos esperando el fin…

Era mi fin…en sus manos.

Sentí el ruido del martillo del  revólver y esperé al gatillo. Hasta ese momento recién descubrí que le tenía miedo a la muerte, pero incluso más que a eso

A no volver a verle nunca más…

Con tal resignación no pude más que sorprenderme al sentir como el frío metal del cañón del arma era quitado de improviso de mi frente.

Abrí los ojos y observé aterrorizado como el arma ahora apuntaba a su cabeza

 

No…No Yuu!

 

Fueron los segundos más aterrorizantes de toda mi existencia, pues apenas me moví el jaló del gatillo.

Pero nada sucedió…¿cuántas balas tenía el arma?

Recordé estúpidamente que nunca suelo cargar más de dos, por soberbia…nunca fallo.

Antes de que jalara el gatillo de nuevo y se encontrara con una bala le quité el arma.

Sus ojos estaban abiertos casi desorbitadamente por el shock, parecía fuera de sí. Lo abracé casi con desespero

No me importaba que hubiese tratado de mandarme al infierno…se había arrepentido

Y eso sólo podía significar algo; era cierto.

Él si me amaba.

Sentí como temblaba y yo a la vez, junto a él. Lloraba silenciosamente y al fin se atrevió a rodear mi espalda con sus brazos

Te amo   …Y aquella era la primera vez que lo decía en toda mi vida.

 

Se acabó… Susurré en su oído suavemente

Pero entonces, sonó el timbre. Al tiempo que un proyectil pasaba rozando la cabeza de Yuu. Amos miramos hacia el sitio desde donde venía la bala agachándonos.

Nos habían descubierto.

Y seguramente quien estaba detrás de la puerta pudiese ser mi jefe o el suyo en persona; son los únicos que suelen ser diplomáticos.

Me miró con pánico, palideciendo y con preocupación, pero no…

Nadie iba a separarme de él, nunca.

 

 Y casi con medio segundo de ventaja logramos huir hacia el pasillo del departamento antes de que una literal ráfaga de balas atravesara cuanto objeto había en el salón. Sólo atiné a protegerlo; estábamos rodeados.

 

Era casi seguro que nos matarían, sin embargo la experiencia nos es en vano.

Esperé a que me mirara con aquellos ojos tan hermosos nuevamente y le sonreí.

Me miró perplejo.

 

 

 

Te besé en los labios levemente mientras me aseguraba que bajaras por el ducto de la ventilación ¿recuerdas?

 

Fue terrorífico, pensé que ibas a morir…

 

Eso es imposible. Para cuando volteé el jefe de la organización; mi padre, estaba frente a mí.

 

Cuando escuché el disparo, pensé que eras tú…

 

Él me debía una vida; mi vida , así que tomé la suya, para crear la mía desde ese momento contigo…

Tooru…

¿Recuerdas lo que te dije en ese momento, Yuu?

 

Nunca podría olvidarlo, amor.

 

 

 

….Somos libres….amor….

 

 

 

 

[~Para amar más allá de la incertidumbre y el traicionero destino~]

 

 

 

 

Notas finales:

y?? :) Merece algún review?

 

Perdón a quien haya echo sufrir en algún momento con la trama XDD ajajaja Bueno , quizás sufrí yo sola e.e

 

Gracias por leer! y sus comentarios son mi comida psicológica! aliméntenme! ;O;

 

Pd: Matt, yo quería matrlos pero no me dejaste matar a Kyo ;O, ojalá te haya gustado aunque terminara cursi xDD


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