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obsesion por barbie

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Notas del capitulo:

alois y ciel necesitan un trauma total para poder juntarse...y aqui lo empiezo XD

El acoso comienza desestabilizando a la víctima hasta conseguir que pierda progresivamente la confianza en sí misma y en los demás y quede en situación de total indefensión, incapaz de reaccionar... Y entonces, llega el momento de dejar de atacar desde las sombras…

 

Corre lo más rápido que le permiten las piernas. Corre sin descanso y sin piedad.

 

Huye despavorido, siente miles de ojos sobre su espalda, miradas que le taladran y se burlan. Tiene ganas de gritar pero recuerda que falta poco, que pronto estará a salvo…

 

Su salvación se vislumbra a un par de metros, es una casa espaciosa y armónica. Intenta apurar un poco más el paso pero el cansancio sólo le hace caer contra la puerta de madera. Sin encontrar aliento ni calma, golpea con todas sus fuerzas. Se mantiene constantemente girando tras de sí. Está seguro, todavía le sigue, le busca, le llama.

 

La puerta se abre rápidamente, del otro lado ve a un hombre moreno con expresión de sorpresa. Sebastián le ayuda a levantarse y le hace pasar imaginando lo peor. Sostiene al rubio con firmeza contra él mientras le guía hasta un asiento, le ayuda a sentarse dedicándose a murmurar palabras de consuelo que ya se sabe de memoria. El rubio tiembla y solloza como tiene por costumbre desde hace un par de meses.

 

-¿Dónde está Ciel?- Alois logra preguntar angustiado entre tartamudeos y el moreno sonríe tranquilizador.

 

-Debe de bajar ahora mismo, después de todo, has hecho un buen escándalo.

 

Alois sonríe más calmado pero sólo se permite respirar con calma cuando ve a su mejor amigo bajar por las escaleras con rostro adormilado y confuso para enseguida tomar una expresión seria, más usual al ver su estado.

 

-¿De nuevo?- el chiquillo le pregunta con total honestidad, algo avergonzado asiente, de nuevo, como siempre…

 

-Me estaba persiguiendo….- la frase suena más como una excusa tímida. Sebastián intercambia la mirada entre el rubio y su hermano menor. Suspira algo cansado de lo mismo.

 

-Ciel, se amable. Alois pasará la noche aquí…- el nombrado baja un poco más la cabeza avergonzado pero más calmado.

 

-¡Pero él tiene su propio departamento!- la voz de Ciel es más analítica que verdaderamente molesta. El rubio sonríe, conoce ese tono a la perfección, ha “ganado” por decirlo de alguna forma, hoy dormiría a salvo, lejos de ruidos misteriosos y cartas aterradoras, sin música infernal y ojos vigilantes, hoy dormiría tranquilamente…

 

El hermano mayor zanja la conversación levantándose y mandándoles a dormir mientras camina a su propia habitación. Por un momento se siente torpe y pequeño ante la mirada de su amigo de la infancia, oye un suspiro de fastidio de parte del hermano menor, Ciel. Lo siguiente que siente es que una de sus manos es suavemente tomada por otra igual de fina que la suya, delicadamente y como siempre Ciel le guía hasta la habitación que compartirían. Ya sabía el camino de memoria había dormido ahí infinidad de veces, pero con cansancio disfrutó el ser tratado con calidez.

 

La cama de Ciel es esponjosa y suave, percibe cierto perfume dulce pero no empalagoso, a veces cree que es de las sábanas, otras siente que es el cabello lacio y azulado el que lo desprende. Sonríe feliz y seguro a pesar de que Ciel sólo le devuelve una mueca disimulada.

 

Le ve una última vez con cariño infinito y agradecimiento honesto. Cierra los ojos y descansa. La pesadilla se repite una y otra vez.

 

Maldice el día en que encontró un poema, mejor dicho, este le encontró él.

 

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“He oído que el amor es malvado.

He oído que puede incluso matar.

Quiero pensar que esto es sólo una obsesión,

Que esto no sea amor.

 

Pero cómo podría hacerlo.

En todos mis sueños te encuentro,

Eres mi destino,

Déjame guiarte a mí….”

 

Lee la nota una y otra vez.

 

 

Está entusiasmado, ¡Un admirador secreto!, alguien que está enamorado de él. Alois ríe con gusto sintiéndose ligeramente avergonzado pero complacido.

 

-¿Se puede saber qué demonios te pasa?- la voz de Ciel es suave y arisca, su mejor amigo puede ser tan insensible…

 

-Un admirador… ¡¡¡Tengo un admirador Shieru!!!- siente las mejillas un poco rojas y tibias. Es tan maravilloso saberse interesante y ese poema…era tan sencillo e intenso.

 

-¿Y se puede saber quién querría estar contigo? Al fin y al cabo, llevo años intentado sacarte de mi casa…- mira divertido el gesto tosco de Ciel.

 

-¡Oh, pero no estés celoso! ¡Siempre serás el único para mí! Además, Sebastián cocina genial, si me quedara en casa solo, tendría que comerme algún mueble… este chico tan intenso jamás te remplazara…Hey, ¡¿Dónde estás?! ¡¡Espera!!

 

Ciel camina sin mirarlo como siempre mientras el otro chico, su “amigo” sigue hablando sin parar, sonríe con disimulo, a veces Alois puede ser tan encantador… Entre bromas y silencio abandonan el colegio.

 

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“Muero por hablarte.

Ciertamente tú no pareces escucharme.

Dame una señal,

Un aviso infraganti

 

Para acercarme y raptarte,

Para amarte y adorarte

Y besar la punta de tus dedos

Cumpliendo mi más profundo anhelo.”

 

 

-Tengo un admirado secreto, secreto. Tengo un admirado secreto, secreto. Tengo un…-

 

-¡¡¡Cállate de una jodida vez!!!

 

Silencio, al fin, después de toda una semana de enloquecidos cantos, al fin Alois se callaba.

 

-Pero es que….tengo una admirado secreto, secreto. Tengo un…, bueno quizá no.

 

-¿Y qué carajos te hace pensar que es ÉL y no ELLA?- el moreno esperaba ver la desilusión en los ojos azules pero como siempre, de Alois nunca se puede saber.

 

-Bueno pues… ¡Tengo una posible admiradora secreta, secreta! ¡Tengo u…!- lo siguiente que sintió fue la puerta cerrarse con fuerza después de que un iracundo Ciel abandonara su propia habitación. Suspiró un poco cansado. Si sólo Ciel fuera más…accesible, más para él.

 

Si sólo Ciel pudiera hablarle con la mitad de la intensidad del -o la- admirador…

 

Pero no se quejaría, recibir tanta atención le halagaba. Se sentía tan especial….

 

“Es absurdo lo que buscas Alois…”

 

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Sostiene la rosa entre sus manos, girándola sobre su propio eje una y otra vez, admirándola desde todas las posibles perspectivas. Sonriente.

 

-Alguien me quiere….- no se quiere ilusionar pero es una idea que lleva días dándole vueltas en la cabeza.-Alguien me quiere…-

 

Salta sorprendido cuando oye un ruido a su lado. Ciel cierra con fuerza intencional la puerta de su casilla después de notarse ignorado por el rubio, la expresión más idiota de la normal en el hermoso rostro le molesta. Alois alza la cara viéndole con disculpa sabiendo cuanto odia el otro verse ignorado.

 

-¿Otra?- este sólo asiente. Intentado ocultar la sonrisa en su rostro mientras oculta disimuladamente la rosa azul entre sus manos, pero nunca lo suficiente para que el perceptivo Ciel no lo note –¿Tanto te gusta?- asiente de nuevo sintiendo las mejillas cálidas y probablemente rojas. –Como sea, tenemos un trabajo de física que hacer. Quiero que te encargues de la parte teórica y más te vale investigar bien esta vez- Alois asiente de nuevo. –Bueno párate de ahí, no se ve bien que te sientes en el suelo…

 

El rubio asiente levantándose,  manteniendo alejada y a salvo la hermosa rosa de la furia de su amigo.

 

-¿Celoso?

 

-Quisieras idiota

 

Intenta no pensar en ello, tantos años enamorado del moreno le hacen alucinar. A veces se descubre confundiendo una mirada áspera con una de deseo, o una de fastidio con otra de ternura.

 

Ciel no le quiere, es algo con lo que debe aprender a vivir. Quizá el misterioso admirador sea una mejor idea… ya está acostumbrado a sus poemas y regalos.

 

 

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-Hey…

 

Silencio.

 

-¡Oye!

 

Silencio.

 

-¡¡¡Alois has el maldito favor de contestar cuando se te habla!!! ¡Estúpido!

 

El rubio salta de su silla, apenas alcanzando a interpretar las palabras, pero la expresión arisca hace un mejor trabajo de intérprete. Se saca los audífonos lentamente apenas siendo consciente de ello. Deja que el cabello le cubra la cara demasiado avergonzado para alzar el rostro, de mirar de frente a esos ojos azul zafiro que tanto le gustan.

 

Oye un par de murmullos y risas en la sala, el resto del equipo para el trabajo de química los miran fijamente, acostumbrados a sus “shows” pero no a su silencio. Las mejillas le arden el doble al saberse con público pero como siempre,  Ciel decide ser considerado a su manera, da órdenes a los demás y los mantiene ocupados, le oyes dar una excusa en voz alta pero está demasiado alterado para prestarle atención, no nota que trata de si hasta que él ya le ha jalado fuera del recibidor.

 

Están en la cocina o eso supone al notar un vaso de agua fría y cristalina ante él, lo toma y bebe sin contemplaciones, mientras el moreno se concentra en sus manos temblorosas.

 

-¿Estás mejor?-  la mirada de Ciel es más suave y dulce de lo esperado, sin poder evitarlo se acerca y le abraza.

 

Si sólo Ciel le amara… ¡Pero esa persona le quiere!, ya no es una idea, lo sabe.  Esa melodía hablaba de amor no correspondido, de necesidad, notó la devoción en cada nota porque él también la siente cada vez que ve al moreno delante suyo.

 

Amor…

 

Quiere llorar por Ciel que no sabe cuán amado es, por él, que no es correspondido, por la persona del audio y su interpretación de un corazón roto, demasiado parecido al suyo propio.

 

-¿Qué ha pasado?

 

-Me ama Ciel, me ama pero, no creo poderle corresponder.

 

Ciel le mira duramente.

 

-¿Por qué no podrías?

 

Él solo niega con suavidad, dejándole oír el solo de piano de su i pod.

 

No sabe cuándo apareció pero, olvidó el bendito aparado en su casillero el viernes… esa persona lo había buscado el fin de semana y dejado junto a la nota y la nueva melodía.

 

“¿Sabes cómo suena el réquiem de un corazón?

De uno que agoniza y espera

En silencio y oscuridad…

…Esperando amor…”

 

-Lo sé, así suena el mío todos los días…

 

Baja la mirada avergonzado sin saber que decir, un nuevo poema en su casillero:

 

“¿Me dejarías amarte?

Ser lo único que puedas pensar y ver.

Dejarías que me colara entre tus labios

Tomando y poseyendo tu alma.”

 

“¿Me dejarías besarte?”

 

 

La chica delante de él llora a mares con el corazón roto.

-Lo siento, no puedo corresponderte- la rubia siente un puñal en el corazón. Y pensar cuanto se había arreglado ese día solamente para declararle su amor a ese chico.

 

“El corazón roto de Elizabeth…”

 

Nunca hubiese imaginado que ella fuera su admirador. No es que fuera fea o tonta pero la pequeña Lizzy le parecía demasiado dulce para imaginar esos poemas tan… Necesitados, tan rotos.

 

Siempre creyó que la rubia iba tras Ciel. Y pensar que a veces la trato mal por celos, celos de que ella pudiera acercarse a Ciel de esa forma. Culpa. La chica en realidad iba tras él, solo que él y Ciel siempre iban junto. Felicidad. Ciel no estaría con ella, Ciel no la besaría o abrazaría. Entonces ahí más culpa, dicen que el moreno es amable con la chica. Dicen que Ciel la aprecia… La quiere.

 

Entonces intenta no sentirse tan mal al verla llorar.

 

-¿Me dejarías besarte? Por favor…- su voz está quebrada y entrecortada. Esa frase...Lizzy era su admirador… recuerda los poemas, las rosas, la melodía. Asiente.

 

La chica se acerca tímida. Es un beso casto y puro, infantil. Ve sus mejillas enrojecer mientras siente las propias volverse cálidas. Elizabeth sonríe triste, girando sobre sus propios talones echa a correr sin mirar atrás. Pronto el rojo de sus mejillas se vuelve pálido.

 

-¿Qué crees que estás haciendo?

 

Ciel le contempla desde lo alto de las escaleras a sus espaldas, sorprendido y enojado. Celos, siente tantos celos de ella, la odia un poco más entonces a pesar de saberla lejos.

 

-Lo sien…

 

-¿Qué estabas haciendo?- su voz suena furiosa y casi temblorosa.

 

Baja la cabeza apenado y derrotado. Todo el colegio tenía razón, Ciel la quiere. No sabe que es peor, el hecho de que saber que la quiere, o el saber cuan herido debe estar después de ver ese beso.

 

-Perdón…- le oye suspirar, mientras la campana del fin de clases resuena. Cree que será golpeado, lo espera, lo desea, lo merece.

 

Pero Ciel pasa de él, como siempre. Frío y calmo, lo ve alejarse.

 

-Vamos. Sebastián salía temprano del trabajo hoy, dijo que cocinaría algo delicioso.

 

Asiente derrotado, siguiendo a su amigo en cierta parte agradecido por no ser reclamado o culpado.

 

Lizzy no sale a colación esa semana. La chica es una sombra distante que le sonríe con melancolía. Incomodo retira la mirada para no molestar al ojiazul a su lado.

 

No hay más regalos. Solo puede pensar en algo: “¿Me dejarías besarte, Shieru?”

 

Su vida trascurre con normalidad.

Notas finales:

que tal?

de vuelta con algo mas o menos serios.

algo de acoso, dependencia emocional, asesinatos y misterio(bueno seguro k ya lo saben todo pero igual pretentan sorprenderse XD)

 

extrañaba escribir por placer -____-

ojala les guste esta corta entrada a lo que sera "obsesion" como siempre besos y gracias a _kaname_  a la cual adoro!

 


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