El suicidio es indoloro
Morir no es fácil. El cuerpo está diseñado para estar vivo. Cráneos recios. Corazones fuertes. Sentidos agudos. Cuando el cuerpo empieza a fallar, entra en juego la medicina. Los cirujanos son tan arrogantes que creen que no hay nadie a quien no puedan salvar.
Temari y Shikamaru tienen una paciente con cáncer terminal que quiere que le ayuden a morir. Suicidio asistido.
Era por la mañana y Kakashi fue al laboratorio. Neji seguía con lo del cartílago y estaba usando un microscopio. Al darse cuenta de que el peliblanco estaba a su lado, levantó la vista.
-Rock Lee quiere hijos. Quiere que tengamos hijos-parecía asustado.
-¿Y tú no?, no paras de alentarme para que encuentre a alguien con quien procrear. ¿No quieres hijos?-el otro negó con la cabeza-¿y qué le dijiste?
-Nada...nos va tan bien que no quiero espantarlo.
-¿Estás seguro de que no quieres?, los bebés son adorables...deberías contárselo, no es bueno ocultar nada, luego te explota en la cara. Y ni yo puedo reparar ese estropicio.
Gaara buscó a Naruto que estaba reunido. El rubio al verle hizo un pequeño descanso y se acercó a su marido.
-Una mujer ha llegado a urgencias con molestias abdominales-dijo el pelirrojo entusiasmado-le van y le vienen desde hace seis meses. Muchos médicos le han dicho que tiene una úlcera o gastritis.
-Al grano, tengo que volver con esa gente-dijo mirando a los de la sala.
-Se me ha ocurrido que las náuseas podrían haberlas provocado un cambio de posición del...
-Liquido encefaloraquídeo, un tumor.
-Si, pero no cualquier tumor, creo que tiene un precioso ependimoma. Tu sustituto va a operarle y tal vez me deje extirpar el tumor.
-¿Ya está?-preguntó y volvió a la reunión dejando al pelirrojo algo desconcertado.
Llegan con urgencia dos heridos por un accidente de esquí. Itachi, Kiba, Kankurô, Tsunade, Jiraiya y Kakashi los atienden.
Gaara y el neurocirujano contemplaban las placas de la paciente del tumor.
-El tumor presiona el suelo del cuarto ventrículo y eso provoca las náuseas-dijo el hombre al pelirrojo.
-Entonces extirpa el tumor y luego sigue con el tronco.
-No...tú extirpas el tumor-ambos rieron.
De repente Hinata entró en la sala y cogió las tomografías-el doctor Uzumaki me ha pedido estas TC, tiene un hueco en la agenda y hará la resección él mismo.
Gaara las cogió, pero la chica no las soltaba-oh no, es mi...yo voy a extirparlo, es mi tumor-ambos forcejeaban.
-Ahora es el del doctor Uzumaki- dio un tirón y se las llevó.
A los pocos minutos, ya Gaara había encontrado a Naruto frente al tablón, con su gorro naranja con girasoles cubriéndole el cabello.
-¡Me has robado la operación con toda tu cara!
-No era tuya, era del otro neurocirujano.
-No tiene suficiente nivel-dijo Hinata- bueno, eso...eso dijo usted-se sonrojó y miró a Naruto.
-¡Es mi diagnóstico!¡mi tumor!¡mi extirpación!, te ayudaré al menos.
-Estás en el servicio de otro neurocirujano, si te cambio parecerá favoritismo.
-A ése médico le han dado un aneurisma-dijo la chica.
-¡Tú calla la boca!-le chilló el pelirrojo-no puedo creer que te besara en aquella estúpida obra del instituto.
-Gaara, tranquilízate, la gente nos mira...-intentó calmar el rubio, sin éxito.
-¡Me has robado mi operación!-concluyó y se fue dando zancadas-¡me ha robado mi operación!-dijo a todos los que miraban.
Jiraiya, que estaba cerca y había escuchado todo, intervino-¿va todo bien?-cuestionó a Naruto.
-Si...todo...todo va bien.
-¿Has comido ya?, yo voy ahora.
-Ya no puedo comer en la cafetería. Los buitres me rodean.
-¿Buitres?
-La gente, me piden cosas, todos tienen algún problema urgente.
En la cafetería, Kakashi comía con Neji y Shikamaru. Rock Lee llegó y se sentó con ellos. Traía su bandeja con comida.
-La comida me está entristeciendo y aún no he empezado.
-Dile algo-musitó el peliblanco al ortopeda en el oído.
-Calla.
-Iba a pedir lasaña, no sé porque no lo he hecho...-seguía el pediatra.
Jiraiya se les acercó, con su bandeja-hola-todos le miraron con sorpresa e incomodidad. El mayor se dio cuenta-muy bien...-dijo y fue a sentarse a otro lado, solo. Kakashi se levantó y se sentó con el.
-¿Qué haces?
-¿Crees que no me fijo?, de haber habido un agujero en el centro de la mesa os habríais escurrido por el. Cuando entro en un sitio se acaban las conversaciones.
-Vamos...no se habla en el vestuario delante del entrenador.
-No soy el entrenador. Soy un jugador. Me ducho donde todos los demás.
-Jiraiya...eres un poco como los demás, pero aún eres el entrenador. Es un signo de respeto, no debes mal interpretarlo.
Gaara se lavaba las manos para entrar en quirófano. Itachi entró en la sala e hizo lo mismo.
-¿Uzumaki se ha quedado tu operación?
-¿Cómo lo sabes?
-Al parecer gritaste mucho.
-Debo sujetar un retractor para la sombra de Uzumaki mientras él extirpa mi tumor así que, sí, claro que grité.
-Bueno, la clave está en considerarte un Quién en Villa Quién.
-¿Qué?
-Ya sabes, cuando El Grinch llegó y les robó los regalos no dejaron que les estropeara la navidad. En vez de eso la mañana de navidad salieron a cantar. Entra en ese quirófano y canta-el pelirrojo rió-canta Cindy Lou.
Era de noche, fuera llovía copiosamente y ya muchos se iban a casa.
Naruto entró a su despacho y allí estaba Jiraiya, de pie, esperándolo.
-Está diferente-dijo el mayor refiriéndose a su antiguo despacho-esto ha cambiado.
-¿Puedo ayudarte?
-Has tenido celos de él.
-¿Perdona?
-De Gaara. Le robaste la operación. Echabas de menos el quirófano, la adrenalina.
-Es cierto-admitió.
-Intenta hacer una operación al día-aconsejó el peliblanco-por la mañana, una hora antes de que lleguen todos. Así empezarás el día bien, empezarás cortando. Si comes solo en la cafetería eres un blanco fácil. Debes comer acompañado, de ese modo la gente te dejará en paz. Come conmigo-el rubio rió.
-Gracias.
Vivir es mejor que morir, hasta que deja de serlo. Pero aunque dejar morir a una persona sea lo correcto, los cirujanos no estamos hechos para eso. Somos arrogantes y competitivos.
Gaara leía recostado en su cama. Naruto llegó y le contempló desde el umbral de la puerta.
-Lo siento-dijo en cuanto las orbes turquesa se posaron en el-sé que estás cabreado-se sentó al lado del pelirrojo que extrañamente sonrió.
-No lo estoy. Estoy en Villa Quién.
-¿Villa de qué?
-Villa Quién...-apartó el libro y acarició la mejilla de su marido, le miró a los ojos y le besó.
No nos gusta perder. Y la muerte es como perder. Aún cuando sabemos que no lo es. Sabemos que ha llegado la hora y que está bien. Sabemos que hemos hecho cuanto podíamos. Es difícil deshacerse de la sensación de que pudiste hacer más.
Continuará...