A la abuela le atropelló un reno
Navidad.
Es una leyenda urbana pensar que el índice de suicidios aumenta durante las fiestas. En realidad, disminuye.
De noche. Sakura termina de decorar el gran árbol que adorna el salón. Gaara llega de sacar a Akamaru. Y fuera llueve copiosamente.
Los expertos creen que la gente piensa menos en suicidarse cuando está rodeada de su familia.
Sasori, recién levantado, llega al salón y lo contempla.
-¿Ha vomitado aquí Santa Claus?
-Sasori-dijo Gaara- no seas así. Hay que animarla-a pesar de que hablaban de Sakura, ella parecía ignorar su presencia.
-¡Hola!-dijo entonces-¿qué tal?...¿me he pasado?-no solo había un gran árbol. Habían guirnaldas, luces por todas partes y calcetines colgando de la chimenea-bueno, ya sé que a veces exagero un poco.
-Me encanta.
-Está muy bien-dijeron ambos pelirrojos casi al unísono, pero con poca credibilidad.
Irónicamente, se cree que esa unidad familiar es el motivo por el que las depresiones aumentan en las fiestas.
Bueno, vale, Sakura no cuenta.
Una vez en el hospital. Todos seguían a Tsunade a cierta distancia.
-Ey, chicos-dijo Sakura dirigiéndose a sus compañeros-deberíamos hacerle un regalo de navidad a Tsunade. O podríamos organizar un amigo invisible.
-Si, santa Sakura...
-El amigo invisible estará muy bien-dijo Gaara colocándose delante del azabache e interrumpiéndole.
-Buena idea-dijo Sasori haciendo lo mismo.
Sasuke les miraba asombrado-hay que animarla-le dijo su mejor amigo en cuanto la pelirrosa contenta les dio la espalda.
Sakura se encarga de un hombre que cayó del tejado colocando las luces de navidad. Sasori de una chica con úlcera. A Kiba y a Gaara les manda a urgencias, para tratar, en palabras de Tsunade, todo tipo de estupideces navideñas y el castaño está aterrorizado porque al día siguiente tendrá su examen y pasa de atender pacientes para estudiar. Sasuke con Deidara para un trasplante de corazón a un niño.
Gaara, se decide a ayudar a Kiba en sus estudios y va con el. Éste está en el pasillo donde siempre hay camillas y todos se reúnen a descansar.
El pelirrojo se tumbó en una de las camillas y fingía ser un paciente.
-Me duele aquí, aquí y aquí-dijo señalando su muñeca, su codo y un costado.
-¿Seguro que no lo atropelló un camión?-preguntó Kiba algo irritado.
-¡Tienes que cambiar de actitud!, no me extraña que suspendieras la última vez.
-Deja de ser condescendiente, no te he pedido ayuda.
-¡Basta de egos!¡pareces un bebé!, he dejado una operación, así que tienes que seguir. Me duele aquí, aquí y aquí-dijo repitiendo lo anterior-oh, y esta mañana he visto que mi caca tenía un color grisáceo.
Rato después.
-¿Le duele aquí señor Sabaku No?-le preguntó Kiba palpándole el torso.
-Si doctor.
Sasuke apareció y se quedó contemplando la escena.
-Si te sientes solo, hay unos vibradores fantásticos. Tengo un catálogo-dijo a su mejor amigo. Que en el acto se sentó en la camilla.
-Suspendió el examen. Le estoy ayudando.
-¿Cuál?¿el práctico?-el azabache se acercó a ellos.
-No sabes guardar secretos-dijo Kiba al pelirrojo.
-Guardarlo no sirve de nada. Necesita ayuda-se dirigió esta vez al recién llegado.
-¿Hablas enserio?-Sasuke no se convencía.
-¿Y si fueras tú?
-Imposible.
-Pero ¿y si lo fueras?
El busca del pelirrojo comenzó a sonar insistente.
-Imposible.
-Tengo que irme- Gaara se levantó-se su paciente, hazlo por mi-añadió y salió corriendo, pero en el umbral de la puerta se dirigió a Kiba-¿diagnóstico?
-Cálculos biliares-respondió el chico.
-¡Si!-dijo el pelirrojo feliz con ambos pulgares en alto.
Sasuke, desganado, se sentó en la camilla que acababa de ser abandonada. Suspiró-soy un tío de cincuenta y siete años, tengo náuseas y no paro de vomitar.
-Olvídalo, no he pedido ayuda a nadie- Kiba seguía con su cantinela.
-Muy bien, puedes ser enfermero o tragarte tu orgullo y aprobar y ser médico. Elige.
El castaño se posicionó enfrente suyo-¿tiene dolor abdominal?
-Si, desde mi panza hasta mi espalda. Y estoy borracho...hip hip.
Rato después.
Kiba palpaba el pectoral derecho a Sasuke.
-Esa forma de cogerme es agresiva-dijo el azabache y cogió la mano del otro, colocándole mejor los dedos-así hay que hacerlo-y volvió a colocarla en su lugar.
-¿Qué?...pero...-Sasori acababa de aparecer y se había detenido en medio del pasillo-¿qué coño?
-Relájate, estoy ayudándole a estudiar. Sigue.
-No te oigo con sus manos en tu pecho-continuó el pelirrojo.
-Quita las manos anda.
-Gracias-parecía que la imagen le había traumatizado. Se acercó a ellos-¿para qué estudias?
-Cállate-dijo Kiba mirando a Sasuke.
-Kiba suspendió-obviamente, no iba a hacerle caso.
-¿Enserio?
-Una parte de un examen, solo eso.
-Vaya, es lamentable-a Sasori le costaba disimular la risa.
El busca de Sasuke sonó-todo tuyo Bambi- dijo bajando de la camilla y alejándose-hazlo bien.
Sasori miró serio a Kiba- ni exámenes rectales, ni me pidas que tosa.
Rato después.
-La garganta la tengo irritadísima- dijo Sasori poniendo voz ronca-y me han salido montón de granos.
-Abra la boca, quiero verle las amígdalas.
-Bahhhh- mientras el otro le examinaba la garganta, llegó Sakura.
-¿Qué pasa?¿estás enfermo?-preguntó.
-Lo finjo.
-Suspendí el examen práctico-dijo el castaño antes de que lo contase el otro- Akasuna No me está ayudando.
-¿Que suspendiste?-ella parecía incrédula-¿le estás ayudando?
-Solo a que estudie, nada más-aprovechó el momento para escaquearse-fingía una mononucleosis. El acné era por la adolescencia-dijo antes de desaparecer seguido de Sakura.
Cayó la noche. Kiba se había quedado dormido en la camilla, rodeado de libros. Sakura se acercó y le dio una fuerte colleja en el brazo.
-Despierta-el chico lo hizo, por supuesto-no me extraña que suspendieras. ¿Cómo esperas aprender?¿por ósmosis?
-¿Qué haces aquí?
-Soy granjera, llevo todo el día vomitando y cagándome encima-respondió ella con los brazos cruzados.
-¿Has venido a ayudarme?
-Es navidad.
Fin de la jornada.
Gaara ya se iba a marchar a casa. Tsunade dormía en una camilla profundamente. Cuando el pelirrojo pasó junto al ascensor, Naruto salió de el y le siguió.
-Hola.
El menor se detuvo y esperó a que el otro le alcanzara.
-Hola.
-¿Estás bien?-preguntó el rubio.
-Si. Son estas fiestas.
-Si, te entiendo.
Ambos cruzaron las puertas automáticas y el pelirrojo se alejó-feliz navidad-le dijo al otro mientras se dirigía a su coche.
-Feliz navidad.
Naruto entró en el Ichiraku, donde Chôji le sirvió enseguida un vaso.
-Feliz navidad-el rubio se sentó en un taburete junto a la barra.
-Feliz navidad-dijo el barman- whisky doble de malta.
-Gracias Chôji- dijo y se lo bebió de un trago.
-Doctor Uzumaki- la voz de Iruka resonó a su espalda y se giró con mala gana-¿qué tal el día?
-Déjame en paz...
Le ignoró y se sentó a su lado. Pidió ron caliente.
-¿Sabes?-Naruto se había puesto a juguetear con los hielos que habían quedado en el fondo de su vaso y hablaba sin mirar a su marido-estas fiestas son para estar con quien quieres. Y sabes que no es a ti a quien yo quiero. Necesito que firmes el divorcio-esta vez si le miró a los ojos-porque Gaara no fue una aventura. No fue alguien con quien desahogarme por la frustración de haberme casado contigo obligado por las circunstancias- Iruka desvió la mirada-me enamoré y eso no desaparece aunque sigamos casados tu y yo. Déjame libre. Te lo suplico. Le quiero a él, solo a él.
Un viejo proverbio dice que no puedes escoger a tu familia. Aceptas lo que te ha deparado el destino. Y te guste o no, la quieras o no, la entiendas o no...la aceptas.
La chimenea ardía en casa del pelirrojo y sus amigos. El pequeño Akamaru dormía plácidamente en su mullida camita de colores chillones cerca del sofá. Y Sakura, tumbada en el suelo, con la cabeza bajo el árbol de navidad, contemplaba maravillada las luces encenderse y apagarse una y otra vez como a ritmo de una silenciosa música.
Gaara se detuvo en el umbral y miró el árbol-precioso-dijo.
-Si-dijo Sakura.
El pelirrojo se tumbó a su lado, haciendo lo mismo. Sasori y Sasuke llegaron-¿qué estáis mirando?-cuestionó el pelirrojo menor.
-Las luces-dijo la chica.
Sasori se apresuró a tumbarse junto al de ojos aqua y Sasuke junto a su amiga.
Pero una escuela de pensamiento afirma que la familia en la que naces solo es un punto de partida. Te alimentan, te visten y cuidan de ti, hasta que estás listo para adentrarte en el mundo y encontrar tu propia tribu.
Continuará...