Heridos
Vamos por la vida chocándonos con lo que se nos pone por delante. Astillando. Rompiendo. Hiriéndonos a nosotros mismos y a los demás.
Gaara, inquieto, contemplaba la espalda de Sai mientras éste hacía el desayuno.
-Yo no...no cocino.
-No he dicho que lo hagas.
-Yo solo te aviso de que no cocino. No tienes que cocinar, no espero que cocines para mi.
El azabache se giró a mirarle-vale, tú siéntate-hizo un gesto y le señaló una silla junto a la mesa-vamos. Tómate ésto e intenta con fuerza fingir que no estás herido ni asustado-le tendió una taza de humeante café.
-No estoy herido ni asustado.
-Si que lo estás-había vuelto a la sartén.
-No, no estoy herido ni asustado.
-Aja, vale-le sirvió una tortilla y un par de tostadas-¿por qué no me hablas de tu familia?
-Muy bien, que no te hable de mi familia no significa que esté herido u asustado.
-De acuerdo- Sai apoyó los codos en la mesa-háblame del último con el que te acostaste.
El problema es hallar la forma de controlar el daño que hemos hecho o que nos han hecho.
Gaara volvió a casa y habló con Sakura en el baño mientras la chica se pasaba el hilo dental y el pelirrojo se peinaba frente al espejo.
-¿Y qué le dijiste?
-Nada, no le contesté.
-¿No le hablaste de Sasori?¿o de Naruto?
-No.
-Jum, te gusta.
-Podría gustarme.
-¿Y el sexo que tal?
-No lo sé.
-¿Cuatro citas?¿dos noches en su casa y nada de sexo?-no se lo creía.
-Ni un beso de buenas noches.
-Oh, estoy muy orgullosa. Tengo un sentimiento muy maternal.
-Cierra el pico.
Sasuke entró.
-Vaya, creí que ya no vivías con nosotros. Es genial tener la cama para mi solo, gracias.
-Yo también te echo de menos- Gaara le miró a través del espejo y le lanzó un beso. El azabache les ignoró y se puso a hacer pis como si nada.
A veces el daño nos coge por sorpresa. A veces creemos que podemos repararlo. A veces, ni siquiera vemos los daños.
Sasuke, Sakura, Kiba, Sasori y Gaara estaban en las afueras del hospital esperando tres ambulancias con heridos de un accidente de tráfico. Naruto llegó y habló al pelirrojo mayor algo seco-¿y mi perro?
-Mucho mejor, Sai está con el.
-Bien-dijo y siguió su camino.
-Nuestro perro-detuvo Gaara.
-¿Qué?
-Nuestro perro. Has dicho mi perro. Es nuestro.
-Como quieras-dijo sin mirarle apenas.
-¿Estás enfadado conmigo?-las ambulancias empezaron a llegar.
-No es el momento-dijo y entró en el edificio.
Un accidente de tráfico. A Sakura le tocó un chico con dolor en la rodilla. A Sasuke una embarazada, ambos matrimonio. Sasori se encarga del padre de la chica y Kiba de la madre. Gaara del causante del accidente, que al parecer es interno en el Sunagakure Byôin, junto con Naruto y Neji.
Sakura recibe una llamada urgente. Ino se ha desmayado en uno de los pasillos. Cuando llegó la chica estaba sentada en el suelo, apoyando la espalda en la pared y dos enfermeras la acompañaban.
-¡Ino!-chilló y se agachó a su lado-¿qué te ha pasado?
-Demasiado esfuerzo-dijo.
-¿Qué hacías?
-Subir...gran idea ¿eh?
-Ese cacharro casi no tiene pilas. Id a su habitación. Se lo diré al doctor Deidara- y salió corriendo.
El rubio fue a la habitación, y ya la paciente estaba tumbada en su cama.
-Ino, este aparato es solo provisional- Deidara no quitaba ojo de los informes.
-Quiero irme a casa. Y quería irme a casa ayer.
-Ya sé que es duro, pero eso no va a ser posible.
-¿Desde cuando decide lo que es posible en mi vida y lo que no?-por primera vez desde que Sakura la conocía, la vio enfadada-mi corazón está enchufado a ese aparato. Pero sigue siendo mío. Mi decisión es la que cuenta, es mi puñetera vida.
-Es cierto, sí que es tu vida. Y la pones en peligro. Y tu vida acabará si continuas haciendo esfuerzos.
-Dijo que éste aparato me haría mejorar.
-Yo te dije que te daría más tiempo y va a hacerlo si respetas sus limitaciones y las tuyas.
-Quiero irme a casa.
Fuera de la habitación, Sakura habló con Deidara.
-¿Qué hago?
-Mantenerla a raya. Que las enfermeras la vigilen. Asegúrate de que no vuelve a intentar subir escaleras.
-Si, pero...¿Deidara qué hacemos?
-Podemos intentar controlar los daños de su cuerpo, pero los de su alma...para una chica como Ino, estar en una cama tirada es un suplicio que no podemos entender. Su estado de ánimo es algo que no podemos controlar. Dale tregua, que se compadezca de si misma.
Al examinar a la embarazada, se dan cuenta de que está muy grave, por lo que todos los cirujanos, Jiraiya, Tsunade, Naruto, Deidara e Iruka la deben operar. Sasuke ayuda, además de Kiba.
Sakura fue a la habitación de Ino cargada de bolsas y se sentó a su lado en la camilla.
-Sakura...-la otra chica no estaba de humor.
-Huele, huele-la pelirrosa abrió una tableta de chocolate y se la puso cerca de la nariz-chocolate, y no de ese que sabe a matarratas, sino de primera calidad. Suizo, lo venden en una tienda para gourmets, es caro, pero merece la pena. Pruébalo- dijo y le introdujo un pedazo en la boca-y revistas del corazón-se las mostró-para ver los cotilleos de todas las celebridades. Seguro que luego...
-Vale Sakura basta- Ino estaba de mal humor y no podía ocultarlo-basta, crees que siento pena de mi misma ¿no?, la pobrecita Ino necesita que la consuelen.
-Creo que si que lo necesitas.
-No tienes ni idea de que es perder lo que yo he perdido.
-Si que lo sé Ino.
-¡No!, no lo sabes. Soy una mujer presumida y preciosa metida en el cuerpo de una capulla blandengue y enferma que ni me gusta y que ni siquiera reconozco. Si tú supieras como me siento, no me habrías convencido de ponerme pilas en el corazón. Si supieras como me siento Sakura me habrías dejado ir-las lágrimas caían por sus mejillas sonrojadas por el enfado.
La pelirrosa estaba absorta, mirando a la nada y negando incesante con la cabeza.
Durante toda la jornada, Naruto actúa borde con Gaara, así que lo intercepta mientras sube unas escaleras.
-No debía haberte contado lo de Sasori-dijo al pie de los escalones.
-No, me alegra saberlo. Y lo de Sai...no pierdes el tiempo.
-¿Qué acabas de decirme?-preguntó y subió para estar más cerca del otro.
-Es imperdonable.
-No recuerdo haberte pedido que me perdonaras.
-El punto era una fase, ¿quién va ahora?¿Kiba?, he oído que se acuesta con cualquiera, tenéis eso en común-dijo y se dio media vuelta. Gaara estaba al borde del llanto, pero lo sujetó con fuerza del hombro para que le mirase de nuevo. Furioso.
-¡A mi tu no me llamas puto!. ¡Cuando te conocí, creí que había encontrado a la persona con la que iba a pasar el resto de mi vida! ¿sabes?, ¡eso creí!. Y todos los chicos, y los bares, y mis traumas evidentes me daban igual porque te había encontrado. Tu me engañaste y me estoy recuperando. No te pediré disculpas por como decido reparar lo que rompiste. No te permito que me llames puto.
Naruto tragó saliva y asintió-lo nuestro ha terminado. Se acabó.
-Por fin.
-Si, ya está.
-Ya lo creo.
El rubio subió las escaleras y desapareció. Gaara en cambio se sentó en un escalón y se echó a llorar con las piernas encogidas y abrazadas.
La chica embarazada muere, pero el bebé sobrevive.
Ya había terminado el día. Y Sakura volvió a la habitación de Ino. Cerró la puerta y se sentó al borde de la camilla.
-Vas a meterte en líos-dijo la rubia al ver que la otra se estaba quitando los zapatos.
-Me da igual.
-No lograrás animarme.
-No tienes que animarte-dijo y se recostó a su lado, abrazándola-no estoy aquí por mi. Sino por ti ¿vale?
-Vale.
-Eres preciosa-dijo la pelirrosa y puso la cabeza sobre el hombro de la otra.
-Sakura...
-¿Uhm?
-¿Estaría mal que te metiera mano ahora?
-No mucho-y ambas rieron-eres una pervertida.
-Lo sé. Pero me dices esas cosas tan bonitas...
Todos estamos heridos. Algunos más que otros. Llevamos el dolor a cuestas desde la infancia. Y cuando crecemos lo llevamos lo mejor que podemos. Al final, todos hacemos daño.
En el vestuario, a solas y en pleno silencio, dos pelirrojos se vestían para marcharse. Se daban la espalda sentados en el mismo banco.
Sasori fue el primero en terminar y se colgó la mochila al hombro-¿te veo en casa?-preguntó a Gaara, sorprendiéndolo.
-Si.
-Vale, adiós.
-Adiós.
Y luego intentamos repararlo lo mejor que podemos.
Sai estaba haciendo la cena y Gaara estaba a su espalda, muy pegado, viendo lo que hacía.
-Me estás poniendo nervioso.
El pelirrojo se alejó un poco y respiró hondo-podría ser un error. Ésto. Nosotros- Sai se alejó de los fogones y se le acercó-eres un gran chico y no...no creo que quieras salir conmigo. Si me conocieras...
-Asustado.
-Sai...
-Y dolido. Ya te lo dije.
-Si me conocieras, y a mi familia. Si te contara con que tíos he estado últimamente, mi miedo y mi dolor podrían ser mayores de lo que puedas soportar.
-Mi madre murió, un cáncer, yo tenía diez años. Fue una agonía lenta y dolorosa y luego murió. Mi padre no se recuperó. Creo que murió con ella, solo que su cuerpo sigue con vida tumbado en un sofá frente a una tele junto a una botella de whisky. Él último con el que me acosté fue mi novio, también murió, un accidente de coche, fue rápido. No sufrió, de lo que me alegro. Tranquilo, mi suerte está empezando a cambiar porque te he conocido. Te gustan los perros y ver nacer a los potros y además puedes salvar vidas. Nunca dije que no estuviera asustado ni herido.
Gaara le miró unos instantes a los ojos, se acercó a sus labios y le besó.
Continuará...