Mueve tus caderas
¿Recuerdas qué, cuando eras pequeño, que tu única preocupación era si te regalarían una bici para tu cumpleaños o si te dejarían desayunar galletas?. Ser adulto está sobrevalorado. No te dejes engañar por unos zapatos bonitos, o por el sexo, o por no tener a tus padres diciéndote lo que debes hacer. Ser adulto es una responsabilidad.
La responsabilidad, es un verdadero asco. Verdaderamente es un asco.
Los adultos siempre tienen mucho que hacer. Ganarse la vida y pagar el alquiler. Y si estás en prácticas para ser cirujano, tienes que coger un corazón con tus propias manos. Eh, estamos hablando de responsabilidades. Esto hace que las bicis y las galletas sean muy apetecibles.
Sakura quiere hacer una fiesta, y está bastante alterada.
-Sasori, necesito más hielo-le dijo sentándose a su lado mientras veían la primera operación de corazón en la que Gaara estaba presente.
-¿Has invitado a más?
-Dijimos que solo irían los de cirugía, los de trauma y los de plástica-dijo Sasuke-¿quién más?.
-Unos de pediatría...-Sakura puso ojos de cordero degollado.
-¿Has invitado a los de preescolar a casa de Gaara?, solo falta que también vayan los loqueros-añadió el azabache. El silencio de la pelirrosa le indicó que había invitado también a los mencionados-será un desastre.
-Recuerda que Gaara cree que va a ser una fiesta de bienvenida a tu pareja...¿se lo has contado?-dijo Sasori.
-Pienso hacerlo-los ojos negros y los café se posaron sobre ella-lo prometo.
-Creo que hay una fiesta en casa de Gaara- dijo Kiba, recién llegado.
-¿De verdad?-se burló Sasuke.
-No lo sabía-dijo Sakura.
-Que va- dijo Sasori.
Lo que más miedo me da de la responsabilidad, es cuando lo estropeas todo y dejas que resbale de tus manos.
Cuando Gaara salió de la operación, se encontró con Naruto en el pasillo, pero Sasori le seguía y tenían que actuar como si nada.
-Eh-dijo el rubio-¿has estado con Deidara?¿cogiste el corazón?
-Si.
-Es una sensación increíble, nunca la olvidas.
-Solo verlo es estupendo-añadió Sasori, a la vez que apretaba el botón para llamar al ascensor, sin ser consciente de la química entre los otros dos-debe de ser flipante.
-Si.
Los dos pelirrojos entraron en el ascensor y Naruto se despidió en la puerta.
A Sasori le tocó hacerse cargo de una mujer que resultó tener una toalla dentro. Kiba de un hombre adicto a los calmantes. Y Sakura seguía con los preparativos de la fiesta, a la que tuvieron que invitar incluso a Tsunade, porque el rumor de la celebración corría por el hospital a una velocidad alarmante.
Mientras Gaara ojeaba unos informes, Naruto se le acercó.
-¿Estás bien?-el pelirrojo asintió-¿seguro? no lo pareces.
-La operación fue muy larga.
-Deja que te invite a cenar, así me lo contarás. Comida, camareros, un montón de pan en las cestas...
-No puedo-cogió la carpeta y se empezó a alejar.
-Deja la fiesta-añadió Naruto, yendo tras él.
-¿Sabes lo de la fiesta?
-Es para tus amigos, nosotros iremos a otra parte.
-¿Cómo sabes lo de la fiesta?
-Gracias por no invitarme por cierto, me encantó...piénsalo, lo de la cena, es perfecto.
-Es...-no pudo seguir hablando porque le sonó el busca y salió corriendo. Maldito Uzumaki, siempre con sus peticiones innegables.
Sakura, entusiasmada, informa a sus amigos de como marchan los preparativos.
-La cerveza llega a las siete y las enfermeras de urgencias van a traer vino.
-¿Has invitado a las enfermeras?-preguntó Sasuke, cada vez iba a haber más gente y él era muy antisocial.
-¿Se lo has dicho a Gaara?-Sasori se estaba acobardando.
Pero la pelirrosa le quitaba importancia-dos más no se van a notar, una fiesta es una fiesta.
-Deberías hablar con Gaara y que sepa que ni siquiera tienes pareja- insistió el pelirrojo.
En cuanto a Sasuke, su jornada laboral estaba siendo de lo más extraña. Puesto que sentía que cuando se cruzaba con Deidara, éste flirteaba con él, llegando, incluso, a regalarle un café sin motivo aparente.
Al final, Sakura y Kiba tuvieron que quedarse a operar con Naruto, al adicto a los calmantes, porque tenía un traumatismo cerebral.
Cuando Gaara llegó a su casa, no se esperaba el panorama que se encontró. Una fiesta de lo más concurrida. Y encima, la organizadora, no había vuelto del trabajo. Rebuscó entre la gente, soportando la estridente música e intentando salvar objetos de posibles roturas.
-¡Sasori!-gritó al ver a alguien conocido por fin-¡¿dónde está Sakura?!-sin duda la mataría por esa afrenta contra su casa y contra él.
-No te lo dijo ¿no?-fue lo primero que atinó a decir el chico, que empezó a huir temeroso.
-¡Se suponía que iba a ser una pequeña fiesta de bienvenida para su pareja!-lo seguía como si fuera su sombra.
-Sakura tiene muchos amigos.
-¡No conoce a tanta gente!¡son demasiados para soportarla!
-Le dije que hablara contigo...
-¡Esto es horroroso!-gritó haciendo una pataleta y llevando en brazos una lámpara.
-¿Quieres que los eche a todos? echaré a todo el mundo-se comportaría como su salvador.
Al mirar alrededor vieron a Sasuke bailando y tomando una cerveza. Al verlo, el azabache le sonrió y gritó-¡menuda fiesta!
Su amigo borracho cambiaba mucho-a la mierda...coge esto-entregó la lámpara a Sasori- y dame eso-añadió, cogiendo la botella que el chico pelirrojo tenía en su otra mano. Se subió a la mesita donde estaba Sasuke y se puso a bailar y a beber con su mejor amigo.
-¡Sasori ven aquí!-gritó el de negros cabellos.
-¡Vamos Sasori!¡no seas tímido!-Gaara se estaba integrando rápidamente.
El chico no se hizo de rogar y se les unió en la mesita. Desfase. Encima estaba encantado, porque era el centro de una especie de sándwich humano.
Ya bastante animados se pusieron a jugar al póquer en el suelo. Sasuke tenía un par de cartas pegadas en la cara.
-¿Por qué queremos ser cirujanos?-cuestionó Gaara.
-La cirugía es un asunto muy serio-dijo Sasori-¡tengo full!.
-¡Escalera de color!-alardeó Sasuke, quitándose las cartas de la cara-¡desnúdate Bambi!-fuera la camisa.
-La cirugía es absurda, absurda, absurda-seguía Gaara sin soltar la botella de tequila.
-Estás borracho-dijo Sasuke quitándosela y bebiendo.
-No hay que conducir, ni hay guardias, estoy en mi casa, mi vida es una mierda, esta es mi fiesta y me emborracho si quiero-dijo dando otro trago-nos estamos quedando sin hielo.
Gaara acabó saliendo al porche de su casa, tambaleándose y con la botella de tequila en la mano, en teoría, bailando a su ritmo. Ajeno a que, Naruto lo observaba a pocos metros, apoyado en su coche en pose altanera.
-En algunos países te pueden detener por eso-dijo, sacando al pelirrojo de su estado de abstracción.
Gaara sonrió al verlo y se acercó a él-¿has pasado de mi por el tequila?-cuestionó el rubio-no te conviene, no llama, no escribe, y el despertar es horroroso.
El de ojos turquesa no dijo una palabra. Sonriente, cogió al otro del cuello de la camisa y lo atrajo hacia sí, atrapando sus labios. Probando aquella boca de nuevo. Desde lo del ascensor, deseaba volver a hacerlo, pero no se atrevía. El alcohol debía haber desinhibido sus actitudes.
-Llevame contigo-dijo en cuanto separó sus labios del rubio. Que le obedeció en el mismo instante.
Entraron en el coche de Naruto y automáticamente Gaara se puso encima de él y se desabotonó la camisa. Quería tirárselo y eso haría. Ya se arrepentiría al día siguiente.
-Parece que la fiesta está acabando-dijo Uzumaki, mientras acariciaba los cabellos rojo fuego y sentía las juguetonas manos del chico desabrochándole el cinturón-podríamos escondernos dentro.
-Ya hemos jugado bastante al escondite, ha sido interesante, pero se acabó-no podía evitar usar un tono de voz sensual.
-Se nos da muy bien jugar-dijo el otro a la vez que le colocaba la camisa en su sitio al que tenía encima y volvía a capturar los labios que le desquiciaban.
Pero alguien tocó en la ventanilla. Tsunade...
-¿Os importa mover vuestro coche? me habéis encerrado-se le notaba muy molesta y los pillados in fraganti deseaban desaparecer.
-No se nos da tan bien-fue lo primero que dijo Naruto en cuanto se marchó la rubia.
-¡Mierda!-dijo Gaara, quitándose de encima de su amante enseguida. La libido se le había caído a los pies.
La casa era un estercolero por la mañana. Montones de botellas vacías y comida desperdigada por el suelo. Sakura cruzó el umbral de la puerta con los primeros rayos de sol.
-Madre mía, que desastre-fueron sus primeras palabras.
-Te perdiste la macrofiesta- dijo Gaara que estaba tumbado en el suelo y con Sasori sentado a su lado en el sofá.
-Parece que tú no-añadió la pelirrosa, que se quitó los zapatos y se sentó con sus amigos, junto al pelirrojo menor.
-No debería dirigirte la palabra-al dueño de la casa no le quedaban fuerzas ni para reñir a nadie. Tenía demasiados problemas como para preocuparle el estado de higiene de su vivienda.
La legendaria perdedora le había pillado a punto de echar un polvo con su jefe. Estaba bien jodido.
-Lo siento Gaara, no creí que fuera a ser...tan...
-Es igual, enserio, me da igual, no tenía nada mejor que hacer-hablaba arrastrando las palabras.
De repente se escucharon botellines de cristal rodando por el suelo, y la cabeza de Sasuke apareció detrás de un par de cajas. Les observó fijamente, como si su cerebro no fuera capaz de reconocer a las personas que estaba viendo. Solo llevaba una camiseta y estaba en calzoncillos.
Se rascó la cabeza-¿ha terminado la fiesta?
La responsabilidad, es un verdadero asco. Por desgracia, cuando has pasado la época de los aparatos correctores, la responsabilidad se queda contigo. No puedes escapar. O alguien nos lo hace comprender, o sufrimos las consecuencias.
Aunque, la madurez tiene sus ventajas. Me refiero a los zapatos bonitos, al sexo, a no tener padres diciéndote qué hacer. Eso, está muy bien.
Continuará...