Persiguiéndote todos los días
Hay una razón por la que los cirujanos aprendemos a usar el bisturí. Nos gusta fingir que somos científicos y fríos. Fingir que no tenemos miedo. Pero lo cierto es que acabamos siendo cirujanos porque en algún lugar en nuestro interior creemos que podemos extirpar aquello que nos persigue.
Tras una noche con pesadillas, Gaara se decide a sacar la urna con las cenizas de su madre del armario en el que las tenía guardadas en plena madrugada.
En la cocina, Sakura preparaba sándwiches, Sasori se los comía y Kiba tallaba una calabaza de Halloween.
-¿Por qué estáis despiertos?-preguntó Gaara en cuanto entró algo somnoliento.
-Insomnio- dijeron al unísono.
El pelirrojo mayor se dirigió a un armario, sacó una bolsa de plástico y vació las cenizas en su interior.
-¿Qué es eso?-preguntó la pelirrosa alarmada.
-Mi madre-dijo cerrando herméticamente la bolsa.
-Te deseo feliz Halloween- dijo Kiba con miedo en los ojos.
La debilidad, la fragilidad, la muerte.
Ya por la mañana estaban en los vestuarios. Sasuke llegó y vio a todos mirando a Gaara que estaba en su taquilla.
-¿Qué miráis?-cuestionó intrigado.
-Ha metido a su madre en una bolsa y se la ha traído al trabajo-dijo Sasori.
-Tenía que sacarla de mi armario-aclaró Gaara- me perseguía.
-Ahora nos perseguirá a todos-dijo Kiba.
-Aquí descansará-dijo el de ojos aqua.
Neji entró y se dirigió a los chicos-escuchadme, hoy es fiesta por lo que urgencias se va a abarrotar. Vendrán los típicos borrachos, además es el campeonato de esculpir calabazas con sierra. Estad atentos y vigilad a vuestros internos.
Kankurô y Sasori atienden a un hombre con problemas de corazón. Tsunade a un hombre que quiere que le amputen el pie, porque según él, no es suyo.
Gaara iba tan distraído por un pasillo, que chocó con Naruto y las cosas que llevaba en la mano se cayeron al suelo. El rubio le ayudó a recoger, pero se fijó en la bolsa de plástico.
-¿Qué es eso?
-Informes.
-Gaara...
-Es mi madre.
-¿Qué?
-La puse en mi taquilla y le da mal rollo a la gente. Iba a meterla en el coche. ¿Será una falta de respeto dejarla en el coche?
-Es un poco...
-No es tan extraño. Yo solo quiero que descanse. No puedo dejarla metida en mi armario, tengo que superarlo. Mírame, intento evolucionar. Lo intento así que, ¿taquilla o coche?
-¿Me estás preguntando si creo que debes meter a tu madre en la taquilla o en el coche?¿y a ti eso no te parece extraño?
-¿Son las cenizas de tu madre?-preguntó de repente un niño que se había acercado.
-¿A qué es muy extraño?-preguntó el rubio al recién llegado que asintió.
-¿Te has perdido?-le cuestionó Gaara.
-No, mamá trabaja en la cafetería. Y me ha dicho que suba a buscar al doctor Hatake. ¿Le conocéis?
-Ahm ¿te ocupas tú de el?-dijo al rubio.
-Si y tu ¿te ocupas de ella?-dijo refiriéndose a las cenizas.
Naruto llevó al niño con Kakashi. El chaval en cuanto le vio le pidió que le hiciera unas orejas.
El peliblanco mandó a llamar a Gaara.
-¿Conoces a sus padres?-preguntó Kakashi al pelirrojo mientras miraba unas radiografías del niño.
-Su madre trabaja en la cafetería. ¿Qué es todo esto?-la mesa estaba llena de papeles.
-Son cartas de los niños de mi clase-dijo el crío.
-Dirigidas a mi-dijo Hatake- tiene la estructura interna para oír, pero no tiene canal ni estructura externa.
-Se me ocurrió que si venía con las cartas el doctor Hatake sentiría pena de mi y me operaría gratis-dijo mirando al mayor con ojos de cordero degollado.
-Me gustaría ayudarte y lo haría si pudiera, pero no tener compensación...
-Debería saber que mientras veía hacia aquí tres personas diferentes creían que iba disfrazado. Mi cabeza parece una careta permanente de Halloween. Es para que lo sepas- Gaara sonrió conmovido.
-Bien hecho-le dijo el pelirrojo.
-Operarte gratis no implica solamente que te de mi tiempo. Una operación así requiere un quirófano, un anestesista, un cirujano general que te quite el cartílago de las costillas, y al menos dos enfermeras de quirófano. Lo siento, me encantaría ayudarte-admitió.
-Yo puedo intentar encontrar a la gente que hace falta-dijo Gaara- nadie me conoce, pero si a mi madre, así que...quizá los convenza.
-Vale, convéncelos, si lo consigues-miró al niño-soy todo tuyo-añadió y se fue.
El niño habló con Gaara- y esa gente que conocía a tu madre, ¿saben que la has traído aquí en una bolsa?
El pelirrojo habla con Jiraiya sobre el niño y le convence para que les de un quirófano. Convence a Tsunade como cirujana general y la rubia a su vez se encarga de las enfermeras.
El hombre de la pierna se la corta con una sierra él mismo. El interno mayor de Kiba se pone enfermo, un derrame cerebral.
Sasuke y Gaara almorzaban juntos. La bolsa de las cenizas reposaban sobre la mesa.
-Espárcela por el tejado-dijo el azabache.
-Tenía vértigo.
-Las cenizas Gaara, no tienen acrofobia.
-Quiero que mi madre descanse. No quiero convertirme en ella. No quiero morir emocionalmente tullido y solo. Mi madre debe descansar.
Sakura y Sasori se sentaron con ellos.
-¿Has oído lo que tu novio piensa hacer?-preguntó la pelirrosa a Sasuke.
-Ayudar a un niño, es estupendo-dijo Sasori.
-Si, que emoción-ironizó el azabache-niños...
Jiraiya contrata a un nuevo cirujano cardiotorácico para sustituir a Deidara. Se trata de la doctora Shizune.
Muchos de los empleados del hospital parecen tener cierto interés en Naruto. Kakashi es el culpable.
-He propagado que buscas novio-le confesó divertido.
-¿Y por qué?
-Estás solo y te sientes muy deprimido.
-Deja de meterte en mi vida-dijo el rubio sonriente.
Gaara ya tiene todo lo necesario. Operarán al niño. Mientras se preparaban, Kakashi hablaba con el pelirrojo.
-Estoy impresionado, creí que no lo conseguirías.
-Yo también estoy sorprendido. Ha sido la primera vez que he dicho truco o trato-dijo Gaara.
-¿La primera vez?
-Si, mi madre no tuvo tiempo para llevarme por las casas a pedir golosinas, ni tuvo tiempo para hacerme un disfraz. Además decía que era de mala educación llamar a la puerta de la gente mendigando comida.
-Ah...por lo que veo tu carácter no te viene de casta.
Al salir de sus respectivas operaciones, Kankurô y Gaara se encontraron.
-Acabo de ver un trasplante-dijo alucinado el castaño.
-Yo he ayudado a poner unas orejas.
-Que bien.
-Si.
-Desenterré a la gata de mi madre.
-¿Qué?
-Mi madre no dejó ninguna instrucción, porque fue tan...inesperada. Así que tuvimos que pensar en qué le habría gustado, y mi madre adoraba a esa gata. Así que la desenterré, a la gata. Tenía una tumba en el jardín y me colé en el cementerio en plena noche y la volví a enterrar junto a mi madre. Fue espeluznante y morboso llevar un gato muerto y descompuesto al cementerio en mitad de la noche, pero hice feliz a mi madre...al menos eso creo.
-Gracias.
-De nada-respondió Kankurô y ambos fueron por caminos opuestos.
El interno de Kiba se recupera, pero va a dejar de ser cirujano, se pasará a psiquiatría.
No somos solo los cirujanos. No conozco a nadie a quien no le persiga algo o alguien. Aunque intentemos rebanar el dolor con un bisturí, o meterlo en un armario, solemos fracasar. El único modo de sacudirse las telarañas es pasar página.
Gaara tira las cenizas de su madre por las cañerías del quirófano. Porque piensa que ahí es donde le gustaría estar. En el hospital.
O dejar que una vieja historia descanse. Darle descanso por fin.
Continuará...