Kung fu fighting
Los cirujanos tenemos algo en común. Quizá es por orgullo o por querer hacernos los fuertes. Pero un cirujano no reconoce que necesita ayuda si no es absolutamente necesario.
Kakashi se había ido a dormir al sofá, y Sasuke y Gaara estaban en la cama hablando.
El azabache tenía un bloc de notas en la mano y tomaba apuntes-¿cuáles son los síntomas?
-A ver...está lo de mi padre, lo de mi madre, lo de mi hermano...ahm, lo de morir y volver a la vida...
-Son muchas cosas.
-Me es imposible dormir sin sufrir alguna pesadilla.
-Ya...ataques de pánico.
-Uno, solo uno-puntualizó el pelirrojo.
-Aún así.
-¿Qué me pasa?
-Según esto tienes graves problemas de abandono.
-Que gilipollez, la psicología es una mierda-dijo molesto-¿de abandono?
-Está en el libro. Lo dice el libro, no yo. ¿No has pensado que Naruto y tu deberíais dejar un poco el sexo de ruptura?-su amigo le miró-olvídalo.
-Cuanto más complaciente está, más lo aparto de mi.
-¿Cómo?
-Nada...es lo de Naruto.
Los cirujanos no necesitamos pedir ayuda porque somos muy fuertes. Somos vaqueros, duros de pelar, que se comen el mundo. O eso queremos que piensen.
Naruto y Jiraiya planean una noche de hombres, por lo que el rubio también invita a Kakashi. Aunque no saben los planes del jefe.
Llegan dos mujeres heridas por una pelea. Ambas sujetan un vestido de novia, porque la última en soltar el vestido se lo gana. Son para Neji y Kiba, además de Kakashi con Sasori. Sasuke y Gaara atienden a un hombre que se calló desde tres mil metros porque no se abrió su paracaídas, pero sigue vivo. Aunque resulta que solo necesita una apendicectomía.
Kiba entró en un cuarto de material, y sentado en el suelo encontró a Kankurô.
-¿Trabajas en un armario?-le preguntó con curiosidad.
-Suelo trabajar aquí, es agradable y tranquilo-aclaró Kankurô.
-Y un armario.
-Oye...cuando estoy fuera, por los pasillos, soy el otro Sabaku No. Al que Uchiha disfruta humillando y pateando. Y aquí cambian las cosas, aquí soy...es...es...mi espacio. Aunque sea un armario.
-Todos los años hay un interno que fracasa, como sigas así serás tu. Levanta.
-Oh, perdona ¿tienes que coger algo?-preguntó levantándose del suelo.
-No, coge un cabestrillo y ven conmigo.
-¿Contigo?
-Si prefieres seguir tirado en un armario, hazlo. O puedes venir conmigo y ayudarme en ortopedia. Elige.
Sasuke investigaba en un ordenador, mientras Gaara estaba sentado a su lado.
-Yo me ahogué, me hundí y morí. ¿Sabes de qué me di cuenta?, me di cuenta de lo absurdos que eran mis problemas.
-¿Y eso en qué me compete a mi?
-En nada.
-Claro.
-El del paracaídas se caía. Y solo quería una última oportunidad de decirle a una chica lo que sentía por ella...yo tuve esa oportunidad. Tuve la oportunidad ¿y qué hice con ella?
-Oye, ser consciente de tu mierda y conseguir superarla son cosas diferentes.
-Lo sé.
Rato después, unos desnudos Naruto y Gaara permanecían abrazados bajo las sábanas en una de las camas en la sala de descanso.
-¿Recuerdas cuando me morí?-preguntó el pelirrojo. Naruto estaba a su espalda, con los brazos rodeándole la cintura-antes de caerme al agua todo era tan...complicado. Tan duro...Y cuando tu me sacaste del agua, regresé a la vida. De pronto todo parecía muy claro, como si el agua lo hubiera limpiado. ¿Te acuerdas?
-Claro-dijo serio.
-Yo también.
Operan a un paciente a corazón abierto estando consciente. Mientras Sasuke veía la operación en la sala de observación, Naruto se sentó a su lado.
-No deja que me ocupe de el-dijo el rubio al otro-ya no es cosa mía. No me deja.
-Yo me ocupo de el-dijo el azabache sin mirarle siquiera.
Y llegó la noche de hombres. Alrededor de una hoguera, en el terreno de Naruto, junto a su caravana, Kakashi y el rubio, permanecían sentados bebiendo. Jiraiya aún no había llegado.
-No tendrá ningún fetiche secreto ¿no?-preguntó Hatake a Naruto sobre Jiraiya, ya que se había pensando que esa noche sería con striptease y esas cosas-no me parece dado a los fetiches ¿verdad?
El mayor llegó-eh Jiraiya- dijo Naruto -dinos de que va esta noche. Te has hecho el misterioso, pero estamos empezando a asustarnos, ¿qué es una noche de hombres?-su idea era jugar a póquer y fumar puros.
-Una noche sin parejas...solo nosotros.
-¿Eso es todo?-preguntó Kakashi.
-Pues claro.
-Hay guaperas viviendo en el bosque-dijo una voz. Era la de Shizune, que parecía haber venido con el jefe-es encantador. O triste. No sé yo.
-Pero si no había mujeres tampoco...-apreció el peliblanco menor.
-Si, las cosas cambian-dijo Jiraiya que parecía haberse metido en un compromiso y que la mujer no estaba allí por su propia decisión.
Y jugaron al Monopoly.
Fuera del hospital, Kiba se marchaba a casa y Kankurô le detuvo.
-¿Qué haces esta noche?-le preguntó el interno.
-¿Que qué hago?
-Si, ¿qué haces esta noche?
Kiba sonrió-oye, no soy buena persona. No quedo. No llamo al día siguiente...no busco una relación porque no se me dan bien. Así que...solo obtendrías de mi sexo. Y eso no les basta a los chicos como tu-dijo y se fue.
Todos deseamos creer que podemos comernos el mundo. Pero no basta con ser duro. Debemos aceptarnos. A veces debes permitirte no ser fuerte por un día.
Sasuke y Gaara volvían a dormir juntos en la misma cama, en el dormitorio del pelirrojo.
-Debería tomarme un somnífero-dijo el de ojos aqua mirando al techo.
El azabache bostezó-no, no lo hagas. Te volverás un adicto y saldrás en algún programa de la tele. Intenta dormir. Tu ex y mi novio se divierten sin nosotros..., pero estoy demasiado cansado como para que eso me preocupe. Estoy muerto.
-No va a ser posible. No puedo dejar de ver a Naruto. No es por el sexo, no es...por el sexo. Es por el momento de después. Cuando el mundo se para, me siento a salvo. Tan seguro. No puedo dejarle todavía. ¿Soy débil, triste y patético?
-Un poco-respondió el otro con los ojos cerrados.
-¿Qué voy a hacer?
-No lo sé...
No hay que intentar comerse el mundo a todas horas, no pasa nada por bajar la guardia. Hay momentos en los que es lo mejor que puedes hacer.
Gaara escuchó un ruido y salió a ver qué era. En la puerta del baño vio a Kankurô y a Kiba, desnudos, pero solo cubiertos con una toalla en la cintura, tonteando. Con la misma, cerró la puerta de su dormitorio.
-Kiba, por favor, no me digas que vives con Gaara...
Siempre que los elijas con inteligencia.
Continuará...