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Ángeles caídos por Nero Sparda

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, pero me hacen muy feliz :3

Siempre se piensa en lo que se ha perdido; todo aquello a lo que uno está acostumbrado es un paraíso.

(Fausto-Goethe)

 

Aun escuchaba el eco de sus risas, la suavidad de su voz y esas sonrisas que le dedicaba su madre cuando intentaba consolarlo. Ya nada estaba, solo la profunda rabia que las heridas abiertas le dejaban, la sensación de vacío y de soledad. Esas manos profanando su cuerpo, las lagrimas que se negaban a escapar de sus ojos a pesar de la profunda amargura que le invadía completamente.

Observaba el oscuro techo de la habitación e ignoraba los sonidos que producía su cuerpo contra el tibio de la serpiente que habilidosamente se había enredado a su lado, lo había seducido por poder y por consuelo, lo había hecho abandonar el cariño de sus amigos, de Naruto…

Todo por Itachi, todo porque le había mentido desde el principio, porque esas sonrisas habían sido falsas al igual que su amor, por que las promesas vacías jamás llegarían a cumplirse ni su madre volvería a acobijarlo en sus brazos cuando la severidad de su padre amenazara con destrozarlo. Antes esos eran los problemas, estar a la sombra del hermano que amaba, ser comparado con el constantemente.

Y ahora se encontraba solo, gracias a ese hermano que igualmente amo. Todo porque eran ángeles caídos, porque ya no tenían perdón, ambos se habían entregado a la oscuridad, el único camino que servía a los Uchihas, la soledad era su fiel compañera, y lo que alguna vez estuvo lleno de amor, ahora era consumido por el más fuerte odio.

Odio alimentado por sus recuerdos, por las memorias dolorosas de un reciente pasado, de un reciente amor.

Gimió sin querer y sus parpados oscuros se cerraron pero no derramaron lagrima alguna, no lloraría nunca mas, abandonaría todo sentimiento y se entregaría completamente a la venganza, no volvería a sufrir la perdida de algún ser querido por no ser lo suficientemente fuerte para protegerlo.

-eres tan hermoso, aun más que Itachi-

La voz rasposa rasgo el silencio al igual que rasgaba su interior, sus piernas se apretaron en torno a las caderas del mayor y aparto el rostro cuando esa lengua húmeda y caliente recorría su cuello; que entregara su cuerpo no quería decir que también le entregaría su alma, aun conservaba un poco de dignidad, aun lucharía por no dejarse vencer.

-cállate y termina Orochimaru, a mi no me gusta tanto como a ti-

Sintió que el mayor se enfadaba, una sonrisa apareció en sus labios y fue sustituida por un gesto de dolor cuando la serpiente comenzó a moverse en su interior con brutales movimientos que mancharon las blancas sabanas bajo su cuerpo con el carmín de su sangre. La maldita sangre Uchiha que llevaba desgracia así como condenaba a quien la llevase a la más profunda soledad. Y en ese momento casi pudo reír a carcajadas, entregándose ahí a su enemigo, al sujeto que había rechazado Itachi por ser un orgulloso. Se dejaría tomar, y entonces iría a reclamar su cabeza, mostrando los mismos ojos que en su momento aquel a quien llamo hermano le mostro, combatiría contra él con los ojos de odio y compararía, entonces, cual era más poderoso, si el creado por la soledad o el creado por la vanidad.

Itachi lo merecía, por que muy a pesar de todo lo que le había hecho, del abandono, no lo culpaba, porque si Itachi Uchiha le hubiera dicho sus planes, el lo hubiera acompañado. No lo culpaba por haber asesinado a sus padres, lo culpaba por haberlo dejado solo en ese mundo de mentiras.

-¿estás pensando en él?-

La voz de Orochimaru le hizo fruncir el ceño con molestia ¿era que ni siquiera podía apartar su mente, ya que su cuerpo estaba siendo entregado?

-¿a ti que te importa? Termina de joder y luego lárgate-

La molestia del otro crecía, pero había dejado de importarle hace ya mucho tiempo, cuando se entrego a el por primera vez, y su cuerpo se vio expuesto, no solo se sintió vulnerable, se sintió débil y estúpido, culpo y maldijo aun mas a Itachi, por que deseaba, inconscientemente, que Itachi Uchiha fuera su primera vez.

-¿Sabes? Sasuke-kun, cuando piensas en el mientras lo hacemos, es como si estuvieras haciendo el amor con tu hermano a quien tanto odias-

La serpiente engañosa con su lengua de mentiras se acerco a su oído e intento provocar algo en su interior, despertar la furia reprimida, pero solo escucho una leve risita que escapo de sus labios pálidos, esos ojos muertos lo observaron con fijeza, con una extraña diversión retorcida que aun no había quedado extinta junto con el resto de sus emociones.

-¿Te molesta que fantasee con mi hermano en lugar de gemir tu nombre?-

Y esa fue la gota que derramo el vaso. Orochimaru, furioso, lo volteo boca abajo, haciendo que su rostro quedara en el resto de almohadas mullidas, que su miembro se aprisionara en las sabanas. Empezó a embestirle con brutalidad, arrancando alaridos contenidos y gemidos que parecían llanto. Porque eso le gustaba ver, quería ver al grandioso Sasuke Uchiha rompiéndose a pedazos bajo su cuerpo y sollozar como lo había hecho de niño, quería ver en esos ojos arrogantes un poco de dolor. Quería saber que los hacía tan grandiosos, a los hermanos Uchiha, destinados a odiarse y matarse el uno al otro por el simple destino, por el simple capricho de los dioses, o simplemente, por el capricho de Itachi, arrogante, estúpido, pero siempre demasiado amable.

Entre más poseía a esa oscuridad, mas misterios levantaba en su interior, porque la lujuria lo arrastraba a altas horas de la noche a acariciar ese cuerpo pálido de mechones azabaches, a mirarse en esos profundos ojos ventanas del averno, el enteramente le provocaba por simplemente ser un Uchiha, pero lo que realmente quería del, iba más allá de un simple follón a mitad de la noche, era el poder de ver en su interior, de comprender un poco de aquel odio que tan poderosos los hacía, de aquella soledad que los iba matando por igual.

Comprenderlos, era el principio del fin y lo sabía, porque jamás se abrirían, porque nunca dejarían caer esa barrera ante nadie que no fuera ellos mismos. O tal vez si, Sasuke Uchiha tenía un fallo, y se llamaba Naruto Uzumaki, la única persona que fue capaz de ver a través de ese odio infinito y de estirar su mano para rosar la del verdadero Sasuke, la del pequeño asustado que Itachi trato de destruir por su propio bien.

-me pregunto en que terminara todo esto-

Susurro al cuerpo adormilado de Sasuke, con los cabellos revueltos y aferrado con todas sus fuerzas a las sabanas bajo suyo, sus parpados entrecerrados y sus piernas temblando, manchadas de color carmín, como seguramente su cuerpo entero estaría en un par de años. Orochimaru lo sabía, había heridas más profundas que las que el dejaba con sus caricias.

Y abandono la habitación, deseoso de volver nuevamente, a la noche siguiente, y a la siguiente, hasta poder romper ese caparazón de diamante que se había formado Sasuke alrededor, intentando ver en el interior de la insondable oscuridad.


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