Estabas temblando, sentado en el suelo
Siempre es lo mismo contigo, te sacamos para divertirte y acabas así.
Siempre me dices: es la última vez…nunca más volveré a hacerlo.
Pero apenas llegamos y bebes un par de copas empiezas otra vez a recordarlo y por ende, a sumirte en la más honda tristeza.
Hoy es una más de tantas, de tus noches escondiendo tu permanente –oculto – dolor en los traicioneros brazos del alcohol
Y yo, yo que siempre estoy ahí para hacerte compañía sólo he sabido ser un espectador, me he limitado a verte hacer el ridículo y esperar a que termine la función de tu ebriedad, ayudarte a vomitar y cargarte a tu casa, para dejarte repitiendo su nombre ; llamándome…
… como si yo fuera él
Mientras te deposito en tu cama con la delicadeza que te mereces e intento alejarme…
Sólo para volver y otra vez, soportar que beses tu fantasía, a través de mí.
Y no, ya no puedo soportarlo
…¿ Y si esta vez lo hago diferente?
Voy a cambiar el destino, shima…
*+*+*+*
No te dejes engañar
Sólo intentas aparentar el rostro que hoy un sueño es.
Sólo finges no escuchar, sólo finges no advertir….pero en realidad
Tú crees… crees en este amor
Tus ojos muestran el dolor
Aún no sabes vivir la vida sin temer [su ausencia]
*+*+*+*
Cansado de ver aquella situación, observó al de los castaños cabellos que cabizbajo sostenía la botella de whisky a medio vaciar, mientras sollozaba con fuerza, sentado en el suelo, probablemente incapaz de siquiera mantenerse en pie. Caminó hacia él decididamente, como nunca. Los otros tres restantes acompañantes le miraron; ¿Iba a acercarse?
Reita no era así, era de actuar silencioso, todos sabían que Uruha se ponía insoportable cuando estaba ebrio ¿Acaso lo enfrentaría?
¿Y qué hay de mal…si quiero hacerlo diferente? ¿Cómo puedo hacer que sonrías….?
Se agachó a su lado buscando su mirada. El castaño le miró aún anegado en lágrimas.
Por favor shima, sonríe para mí…
A pesar de su desconsuelo, no pudo evitar mirar a su rubio amigo perplejo, al ver aquella hermosa sonrisa que el otro le regalaba.
Sintió como su débil y pesado cuerpo era elevado del suelo, al sostener la mano que le ofrecía. Cuando ya sentía que caería por su propia inestabilidad, le sujetó: Akira, su salvavidas de siempre.
Escuchando el lento que sonaba a esas altas horas en el club, tal vez para rematar la noche de manera más calmada sintió como era apegado al cuerpo del otro
No entendía por qué, su cuerpo parecía moverse a un compás. Y él, que con suerte podía mantenerse en pie rio absurdamente. Separándose del rubio.
Entonces Reita haló la botella que traía en sus manos, pero el semblante de Uruha se volvió furioso y sostuvo la botella con fuerza; nadie le arrebataría su único consuelo.
Ya era suficiente con haber perdido a Kyo.
Estúpidamente entre sus confusión le llamó así, negándole la botella y no lo sabía; pero siempre hacía lo mismo. Sus restantes compañeros de banda ponían gestos compasivos, Reita siempre debía soportar heroicamente aquello, ellos en cambio se habían convencido de que Uruha no tenía remedio.
Y eso es lo que más duele….shima….porque yo…
-¿Por qué me haces esto? ¿ Qué no ves?- Bebió torpemente, dejando caer el alcohol por la comisura de sus labios -… Noooo , nada… puede hacerme mejor- Abrazó la botella como si de una persona se tratase- ...sólo así te saco de mi cabeza Kyo…- Le apuntó-…porque yo…
Cállate….
Volvió a acercarle a él, con expresión indescifrable, no insistió con la botella; los otros dudaban si intervenir o no, por lo general aquella escena se daba fuera de la casa de Uruha, no en el club.
Sólo lo aferró a sí imponiendo un lento y dulce compás sin apartar su vista de sus nublados ojos miel. Paso, paso , un giro…un paso otra vez. Sin notarlo, quien estaba ebrio, ya lo estaba siguiendo.
Descansó su cabeza en su pecho, mareado. Algo había de diferente en aquellos latidos,¿ Kyo? No, aquel era el corazón de Akira, su amigo de siempre. Apretó el cuello de la botella que sostenía con más fuerza.
Algo había cambiado…
Pero…
-Shima…- Levantó su cabeza apenas escuchó su dulce sobrenombre. Y de un momento a otro, el alcohol se derramaba en el suelo, mientras los otros tres contenían expresiones de asombro.
Inesperadamente su corazón se aceleraba el doble, al sentir aquella tibieza desconocida y a la vez tan familiar en sus labios.
¿Por qué sentía que lo había hecho antes?
En su cabeza, apareció la imagen de nuevo….de aquel hombre que antaño siempre le besó.
Él único.
-Yo no soy él…
Abrió los ojos, sintiendo casi como su corazón se detenía.
Ante él…no estaba Kyo, era Reita; su mejor amigo, tal vez, el único.
Y entonces como si aquel contacto de sus cálidos labios hubiese hecho caer una pesada venda negra que cubría sus ojos; lo vio todo.
Reita llevándolo cada noche a casa, Reita soportándolo mientras le acostaba en la cama…
Él pidiéndole que regresara y Akira obedeciendo…
Él, besándolo y el otro dejándose besar.
Él, llamándole….
…Kyo…
-dios mío…- Le miró, mientras las lagrimas concurrían rápidamente a sus ojos para desbordarse -…Akira…yo
Y otra vez, la calidez de su ser en su boca, su suave cadencia al besar, perfecta, y tal vez porque en todo ese tiempo remplazándolo, ocupando su lugar en sus fantasías, se había hecho experto en recorrer su cavidad.
Entonces aquel sufrimiento era innecesario.
Porque los labios que realmente amaba…
-No importa, shima…-susurró sobre sus labios.
…yo no soy él…yo soy diferente…
Por eso estoy aquí…
Eran los suyos…
Esta vez él, se abalanzó a besarle casi con desespero, como si necesitara comprobar que era más real…más que sus fantasías de ebriedad, antes de dormir…
Porque siempre se preguntó porque siempre soñaba con Kyo besándole en aquellas noches desoladas, como una burda ironía del destino.
Pero esta vez no era un sueño; lo sabía.
-te amo…- le oyó decir-…te he amado desde siempre…
Podría tener esos labios cada vez que lo deseara.
Sonríe por mí…por favor…
Y una sonrisa real se dibujó en los labios del castaño, después de quizás cuanto tiempo.
“gracias por no ser él” Repitió en su mente para volver a besarle, perdido en aquella dulce pieza musical, en la voz de la cantante, en el compás de sus pasos y acompasados corazones…
En una canción de amor, que pudo cambiarlo todo…