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Tan adentro por Project00

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Notas del fanfic:

Bien, como viene en el resumen, esto es un fic OnHo.

Les he de advertir que hay violación en este fic, espero que lo hayan leído en la descripción.

La historia será narrada en primera persona, primero por Minho y después por Onew.

Hay una posible pareja secundaria.

Notas del capitulo:

Sólo para las acotaciones:

-Lo que viene en TV.

"Pensamientos"

-Diálogo-

'Dungeon' es una marca de ropa.

No estoy familiarizada con los términos coreanos, así que espero haberlos usado correctamente.

-Esa chica en realidad llegará a ser una leyenda.

-Lo sé, su belleza es incomparable.

-Jajaja te apoyo en esa idea, pero hay alguien más carismático que ella.

-¿Eh? ¿Y quién podría ser?

-Me estoy refiriendo a la nueva sensación de la línea de ropa Dungeon: Lee Jin Ki, mejor conocido como Onew. ¿A que es guapo?

Al escuchar su nombre dejé inmediatamente mis actividades, que no eran muchas pues me encontraba desayunando, para poder mirar la televisión.

-Pero claro que lo es, bueno, es decir la mayoría de nuestra audiencia lo piensa.

-Ajá… como sea, el chico ha entrado de nueva cuenta a los estudios fotográficos para el nuevo lanzamiento Primavera-Verano de la marca de ropa más famosa del mundo, o al menos de Corea… Bueno, hemos tenido la oportunidad de conseguir fotografías de la sesión de fotos…

Me quedé embelesado al observar las fotografías. ¿Era en realidad un ser humano? Es decir, su piel lucía tan tersa, su cabello tan suave… Y, como negarlo, tenía unas piernas que eran la envidia de toda mujer. Si es que él no era un ángel tal vez sería una mujer, al menos sería más fácil soportar mi extraña atracción por él. La alarma de mi reloj de pulsera me sacó del trance, eran las 8:00 a.m. si no me apuraba se me haría tarde para ir a clases, así que dejé a medio el desayuno y tomé mi mochila para salir con rumbo a la facultad.

Mi escuela no estaba muy lejos, por lo tanto no había necesidad de usar el automóvil que mis padres me habían regalado en mi cumpleaños número dieciocho. ¿Mi carrera? Artes, específicamente fotografía. Sí, mi obsesión con ese ángel no era algo reciente por lo tanto no pude evitar imaginarme siendo su fotógrafo personal… Creo que aún sigo siendo un niño.

Miré mi reloj 8:20 a.m., aún era temprano así que decidí tomarme el tiempo para llegar a mi salón.

-¡Minho! –escuché a mis espaldas, por lo tanto me giré a verle. Era Jonghyun. Llegó corriendo y se colgó de mí con su brazo derecho. -¿Qué tal el fin de semana? –Me sonrió.

-Como siempre… -respondí. Jonghyun era mi amigo desde la secundaria y era el más popular, no era de extrañar que siempre me contara sobre los antros y bares de la ciudad.

-Qué aburrido –se mofó e hizo una mueca de enojo pero cómica. –Definitivamente debo sacarte más seguido.

-No soy tu mascota como para que lo digas de esa forma…

-Claro que lo eres. –Sentenció, tomó mi camisa del cuello y me sonrió sardónico, acercándose a mi cara.

Tragué saliva, se había acercado demasiado a mi rostro. -… No veo placa alguna. –le respondí apresurado, me había puesto nervioso.

-Hmm… He olvidado comprarla. –Me soltó, puso su mano derecha sobre su mentón y su mirada se dirigió a la izquierda. ¿Acaso pensaba seriamente ponerme una placa de identificación? –Como sea, este fin de semana me acompañarás por unos buenos tragos.

-Pero…

-Pero nada, he dicho. –Y comenzó a dirigirse a las puertas de la facultad. Suspiré pesadamente, cuando usaba ese tono de voz significaba que así sería.

Mi vida era bastante monótona, lo suficiente como para no aburrirme de ella. Sin duda eso era extraño para alguien de mi edad -20 años, si acaso te lo preguntas- normalmente es cuando más tiempo estás fuera de casa, mi caso era lo contrario. No soy una persona muy sociable… tiendo a ser algo selectivo respecto a mis amistades sumándole el hecho de que –según Jong me lo informó- soy alguien inalcanzable a los ojos de los demás. Soy una persona promedio, vivo solo en un apartamento que es pagado por mis padres. Podría contarte sobre mi pasado pero sólo te diré que he cambiado mucho… Para cuando me di cuenta mi vida se había centrado en una sola persona.

-¡¿Ah?! ¿Aún tienes esa obsesión? –di un salto en mi asiento, Jonghyun me había tomado desprevenido.

-¿Q-Qué tiene de malo? –cerré mi celular.

-Supongo que para ti nada… Pero es decir, llevas… ¿Tres? ¿Cuatro años? Admirando a ese chico y babeando cual perro hambriento frente a un bistec. –Al parecer para Jong yo realmente era un perro. –Minho, en serio, debes dejarlo. Te destruirá. –Lo entendía, lo comprendía… pero ¿cómo tratar con un enfermo?

-Jong… deja de usar esas palabras, no es normal en ti y eso me asusta. –Reí intentando deshacer el tenso ambiente que se había formado.

Jonghyun me miró desaprobatoriamente pero lo dejó ahí. En ocasiones el podía ser la persona más cruel del mundo y en otras alguien bastante amable, y se lo agradecía.

-Cuando toques fondo no voy a salvarte de que te ahogues. –Me dijo para después irse. Sentí como si algo me hubiera robado el aliento y no pude hacer nada más que mirarle marchar.

La semana pasó sin mucha actividad, como cualquier otra. Hasta que fue viernes.

Sonó el timbre de mi apartamento. -¡Minho! –me petrifiqué al momento en que reconocí la voz. Mi mano temblaba, ¿sería buena idea abrirle? –Abre ahora mismo, he dicho que te sacaría a pasear y eso voy a hacer. –Definitivamente a sus ojos yo era un perro. –Tiraré la puerta. –su tono cambió a uno más grave así que le abrí. -¿Aún no estás listo? –expresó al verme en mi pijama.

-Bueno… es que de verdad, no quiero salir. –Le dije, rascando mi nuca nervioso.

-Te sacaré, aún si traes pijama. –tragué saliva.

Cerca de 30 minutos después ya estaba listo, me había duchado y traía un nuevo cambio de ropa. Jong sonrió felinamente y sin más me tomó de la muñeca para salir de ahí.

“Coyote’s Lair” leí en mi mente, hice una mueca en desagrado. Miré la entrada y mi estómago se revolvió, no toleraba las multitudes. Jonghyun me haló a través de la gente y mostrando una identificación VIP nos permitieron la entrada inmediatamente.

-¿Qué te parece? –Me soltó al llegar a un hueco entre las personas y me señaló los alrededores. Tenía que admitirlo, tenía una arquitectura exquisita, con iluminaciones de neón con tonalidades rojizas y lilas. Había sillones de piel en las esquinas. Dos barras de bebidas en los extremos con asientos altos de lámina con cojines de piel color rojo. Una enorme pantalla en una de las paredes y un Dj frente a ésta. No pude evitar quedarme azorado ante tal vista. -¿A que es genial? –Me tomó de nuevo de la muñeca y me arrastró a una de las mesas de las esquinas.

Cual niño en una tienda de juguetes comencé a mirar todo a mí alrededor. No supe que hizo mi acompañante los siguientes 10 minutos.

-¡Oppa! –una voz chillante me sacó de mis pensamientos. –Te he extrañado. –Arrastró la última palabra y se sentó en las piernas de Jonghyun. –Hey, oppa ¿quién es tu acompañante? –Me miró. Di un respingo, su mirada me molestaba.

-Su nombre es Minho, -la sujetó de la cintura y hundió su rostro en el hueco entre el hombro y el cuello de la mujer –es un gran amigo mío, así que trátenlo bien. –Para cuando me di cuenta otra chica se había pegado a mi cual gato.

-Oh vaya, ¿acaso no estás usando una de las camisas que Onew oppa modeló este pasado invierno? –Me preguntaba seriamente si ella se estaba comiendo con la mirada mi camisa o a mi. -¿Eres fan suyo?

Escuché el chasquido de la lengua de Jong, en realidad le ponía de malas que yo me interesara en él. –Sí… puede decirse. –me reí nervioso.

-En ese caso, te daré información confidencial. –La chica rió. –Sobre la locación que Onew oppa estará visitando este próximo descanso escolar, por si quieres ir a verlo.

La miré con interés, después de todo salir con Jonghyun a un sitio como este no había sido mala idea.

Faltaban dos semanas para el descanso de clases. Dos largas semanas… Había conseguido la dirección de la locación donde se realizarían las próximas fotografías de Dungeon, podría ver a Onew.

-¿Verlo? –me pregunté, no, no podía. Me paralizaría en el instante en que lo viera, debía haber otra forma de estar con él. Comencé a hojear las revistas y los catálogos que tenía.

-Buenos días queridos televidentes, ¿cómo han pasado el fin de semana? Esperamos que muy bien. Entre las noticias de los espectáculos al parecer la sesión de fotos de Dungeon cambiará la locación, por desgracia es algo confidencial así que estén atentos, podrían ver a Onew rondar las calles de su ciudad.

-¿Sabes? Ese chico sería toda una joya para hacer dinero fácil…

-Oye, no creo que sea buena idea decir eso al aire…

-Bueno, es decir, cualquier marca de productos lo querría, no dudes en que optarían por raptarlo.

¿Raptarlo? Me separé de la revista en mis manos para pensar en la palabra. Tras unos segundos volví la mirada a la página, toqué suavemente la superficie. Una idea enfermiza cruzó mi mente.

-Minho… ¡Minho! –brinqué en mi asiento, para después mirar a quien me llamaba. -¿Qué rayos te pasa? –Miré alrededor me di cuenta entonces que estaba en la facultad, me había perdido en mis pensamientos. Jong suspiró. –Como sea… ¿qué planeas para este descanso?

¿Por qué hablaba como si el descanso ya fuera a ser mañana? -¿Por qué lo dices? –según mi reloj biológico aún faltaba cerca de una semana.

-¡¿Qué diablos?! –noté enojo en su voz. –Minho… el descanso comienza en tres días. –Me dijo seriamente.

Parpadeé un par de veces. –No, falta una semana. –Le afirmé.

Jonghyun puso su mano derecha sobre su rostro y movió la cabeza en desapruebo. –Es en tres días. –y me mostró el calendario de su celular. -¿Ves?

Me costaba creerle por lo que saqué mi celular y miré el calendario. Me puse rojo ante la vergüenza. Estos días me había perdido en mi propio mundo.

-Minho… tú… -le miré, pero entonces calló. -¿Entonces? ¿Qué harás? –me insistió.

-Me quedaré en casa.

-¿Qué? Vamos, eso siempre lo haces. La rutina mata, ¿sabías? –levantó una ceja. –No me digas que piensas buscar a tu señorito Onew.

-¿Eh? ¡No, ni hablar! –negué con la cabeza. –No podría.

-Si quieres te acompaño. –me dijo sin mucho interés, o eso intentó simular.

-No, en serio. No te preocupes por mí, disfruta el descanso.

Los siguientes dos días volví a casa más temprano de lo normal. Me dirigí a casa a paso apresurado, temía que Jong me siguiera. Una vez dentro cerré con llave.

Me hubiera gustado decir que me había robado algo y no quería que me atraparan, hubiera preferido un millón de veces haber robado algún alimento, tal vez ropa… Pero lo que yo ocultaba era mi futuro robo, no cualquier robo sino el de una gema.

Mi casa había sufrido un drástico cambio. Tenía alfombrado con sábanas, mi habitación la había movido a la sala y en el cuarto había sólo una silla, las ventanas las había cubierto con bolsas plásticas negras y en una de las paredes tenía pegado un collage de las fotografías de la dichosa gema.

Respiraba aceleradamente, mi corazón latía a mil por hora, mis manos sudaban y mis piernas temblaban. Me recargué en la puerta y me dejé caer. Fruncí el ceño preocupado, temeroso; esperaba lo peor, pero aún me era difícil asimilarlo…

Al día siguiente no salí de casa. El último día que a Jong le había prometido salir con él a comer, a dar un paseo por el parque yo falté.

Me encontraba sentado en uno de los sofás, movía desesperadamente mi pierna derecha y jugaba con mis manos. Mordía mis labios constantemente. Me petrifiqué al escuchar el timbre de la puerta. Levanté lentamente la mirada y la clavé en la puerta, como si pudiese evitar que se abriera, aún si traía llave.

-¿Minho? –escuché del otro lado de la puerta, era Jong. –Ábreme, me debes al menos una disculpa. –Apreté la quijada y mis dientes rechinaron, ¿sería buena idea? –Tiraré la puerta. –Tragué saliva, pero ni esa amenaza sirvió para hacerme mover. –Minho ¿en qué rayos andas metido? –Me incorporé instantáneamente y me dirigí a la puerta.

-No es nada, es sólo una gripa. –Respondí, esperé se creyera la mentira… esperé demasiado.

-No me engañas. Algo te pasa y no es ese tipo de enfermedad. –Me contestó, temí que se enojara.

-No es nada, en serio. –Recargué la cabeza en la puerta.

Pasaron segundos antes de que Jong me respondiera. –Haz como te plazca, yo ya lo había dicho: Si tocas fondo no te rescataré. –Lo escuché alejarse, me sentí aliviado. Pero pronto escuché sus pasos más cerca. –Cuídate. –Me susurró para finalmente irse.

Me quedé estático en mi posición. Algo recorrió mi espina dorsal y electrificó mi cerebro, una extraña sensación que me provocó las lágrimas.

Continué llorando las siguientes horas, ¿había perdido algo que tardé en conseguir? Siendo tan valioso, ¿yo lo había dejado ir? Contuve mis sollozos, lo hecho estaba hecho.

Miré mi reloj de pulsera 2:40 a.m., ya era tarde. No hice nada más que dormir, la posición era bastante incómoda pero levantarme para ir a mi cama me hacía sentir que perdería esa dulce sensación que había conseguido doblegarme sobre mi futuro crimen.

Desperté recostado en el suelo, me levanté somnoliento y me dirigí a la cocina para servirme un cereal. Miré el reloj 1:50 p.m., había dormido lo suficiente. Terminé mi cereal y me fui a mi cuarto.

Me detuve en el umbral de la puerta. Miré el bulto negro sobre el suelo. Me acerqué y lo alcé, era un conjunto de color negro. Lo sostuve entre mis manos y lo apreté con fuerza.

-Lo siento Jong… -murmuré, había tocado fondo.

Notas finales:

¿Y qué tal? No hay mucha emoción, pero a vendrá lo mejor.

He estado empolvándome estos años, así que perdonen si mi redacción no es la mejor, sumándole el hecho de que es mi primer fanfic trabajando con alguien que no sea anime (risas).

Y eso. Se cuidan.


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