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Sol de Invierno por Carito_d

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Notas del capitulo:

Hola a todos! aqui va el nuevo capitulo y podriamos decir ke ya estamos en la mitad de este fanfic :3 espero sigan agregando sus comentarios y sigan amando sol de invierno ♥

Capítulo 17

Lee Taemin tiene una determinacion.

Y la va a cumplir, como sea, pero la va a cumplir.

Patea una piedra, lanzándola lo suficientemente lejos como para hacer lo mismo con una que se aproximaba mientras él caminaba. La tira lejos y se concentra en como choca con un árbol y se devuelve hacia él. Y lo hace una y otra vez hasta darse cuenta que no conseguirá nada pateando esa piedra si ella no lo lleva a ese lugar que ni siquiera él sabía donde quedaba.

Camina por el centro del parque contando cada árbol que pasaba al caminar. Uno, dos y tres y cuatro y cinco y seis. ¿Desde cuándo le había gustado caminar?

Desde que Minho lo tenía vuelto loco por no aparecer y solo conseguir que se revolcara en su cama pensando en dónde mierda se podía haber metido.

Algo extraño cuando salió de su casa le hizo obligadamente irse caminando por el parque a la casa de Jonghyun. Sentía que era inútil caminar más de treinta cuadras, pero algo beneficioso tenía que sacar de eso si tanta gente se deleitaba de ese supuesto placer.

Le dan ganas de encender un cigarrillo, pero suelta un fuerte bufido apenas se le cruza la idea por la cabeza. Era una promesa, la cumpliría (la estaba cumpliendo desde que le había dicho), pero si él no estaba ahí como podía jactarse de no hacerlo.

Estaba tan desesperado y angustiado a la vez que si fuera por él, sacaría un manojo de pasto y comenzaría a mascarlo solo para intentar alivianar un poco la ansiedad.

Llega al final del parque, en la esquina de unas intersecciones, y es un ruido el que lo alerta; una bocina que lo saca de su ensimismamiento en el que se hallaba de un segundo a otro. Retrocede rápidamente un par de pasos, inclinándose ante el conductor que lo había alertado de su imprudencia. Apenas es capaz de enfocar su rostro cuando ya se había retirado.

Una, dos y tres bocinas suenan cuando Taemin cree que el tiempo se detuvo. Los autos cruzan a fuertes velocidades delante de él, oponiéndose completamente al ambiente en el que se había sumergido hace un rato dentro del parque. Ve como una madre le toma con excesivo miedo, la mano a su pequeño hijo, jalándolo hacia ella por temor a que uno de esos tantos vehículos pudiera pasar demasiado rápido y llevárselo con el viento.

Es dificil cruzar y Taemin no se cree capaz de hacerlo.

Los vehículos parecen aumentar de velocidad, asustándolo más que antes y haciéndolo retroceder otro par de pasos. Siente como su interior se comienza a congelar y como su corazón comienza a latir más rápido en busca de que hiciera algo para detener lo que le pasaba.

Uno, diez y cien latidos por minuto y Taemin no sabe como reaccionar cuando ve a Minho frente a él, sentado en una banca mirando absorto todos los vehículos que pasaban como si nada importase, como si nada valiera la pena.

Diez minutos le son necesarios para tomarse el valor y cruzar hacia donde estaba él.

Y quince más, para darse cuenta que lo que lo tenía así de asustado no eran los autos ni la velocidad de estos, sino que la forma en la que se encontraba Minho.

Atrapado en una burbuja de la que al parecer, no quería salir.

**

Afuera hace frío.

Las nubes se encuentran llenas de agua que está desesperada por salir, mientras que la temperatura llega en cada minuto a niveles más bajos. La gente camina a pasos apresurados y con chaquetas tan altas que apenas es posible verles el rostro.

Taemin suelta un escalofrío, metiendo las manos en su chaqueta, creyendo que el frío que se siente no es tanto como el que puede palpar en Minho. El moreno está con la vista fija en un punto y el gorro del polerón sobre su cabeza como si ese fuera suficiente abrigo incluso para una tempestad.

Le cuesta acercarse. Le cuesta darse el valor y hablarle e interrumpirle su burbuja de dios sabe qué. Pero si no lo hace ahora no lo hará nunca y no puede dejarlo inmerso en ese dolor y no intentar ayudarlo.

Cuando le habla lo encuentra casi un acto egoísta, como si le estuviera quitando preciados minutos de una conversación inexistente.

-       Te estaba buscando.

Y está tan metido en su propio mundo que no hubiese advertido su presencia si no fuese porque aumentó el sonido de su voz para escucharse sobre las bocinas que parecían no interferir en el silencio de Minho.

El moreno lo mira lento, estudiándolo como si no lo conociera, como si fuera la primera vez que lo veía y como si le molestara el solo hecho de habérsele acercado a decirle cualquier estupidez. Y no le habla. Vuelve a enfocar su vista en el medio de la calle sin importarle si seguía ahí o si había muerto atropellado. Al parecer todo le daba lo mismo.

Era como si no fuese él.

Pero Taemin insiste porque es él. Porque cree que tiene el derecho de hacerlo y porque siente la necesidad de aferrarse a algo para intentar sacarlo de esa depresión que lo tenía más hundido de lo que nunca había pensado ver a alguien.

Se da el lujo de sentarse a su lado y notar como el moreno se mueve algo incómodo al notar que no se había ido, que quería seguir insistiendo en una conversación que él no tenía ni el más mínimo interés en continuar. O siquiera empezar.

-       Te llamé muchas veces- le insiste-. Nos tenías preocupados.

Minho mueve la cabeza a un lado y al otro, y apoya la espalda contra el banco; estira sus piernas y aclara un poco su voz, lo suficiente para dejarle en claro todas sus dudas y las que estaban por venir.

-       Taemin.

La voz suena más grave de lo normal y no lo mira porque simplemente no se atreve a mirarlo. Porque sabe que se quebrara apenas lo haga y no quiere que lo vea así porque simplemente no se le antoja.

-       ¿Mm?

-       Quiero estar solo.

Le dan ganas de contradecirle de inmediato como solía hacer con su mamá, pero le es imposible cuando lo ve; cuando nota como sus ojeras están más oscuras de lo normal y sus nudillos más pálidos a causa del frío de mierda que no dejaba de hacerlo tiritar.

Le dan ganas de abrazarlo y decirle que todo estaba bien, pero el hecho de no saber como hablar con él por primera vez en su vida le perturba como nunca nada lo había hecho. Frunce el ceño inevitablemente y fija su vista en sus manos que se enredaban preocupadas de no saber qué hacer.

-       Pero no te quiero dejar solo- le susurra sin ser capaz de mirarlo por miedo a que le dijera algo hiriente-. No es bueno que estés solo hoy.

Jonghyun y su puta boca.

Odiaba quedar como el débil. Como el que aún no podía superar la muerte de su papá. Como si estuviera buscando una excesiva protección en alguien, ¿acaso era muy dificil de entender que simplemente quería estar ese día, solamenteese día, solo?

Mira de reojo a Taemin y ve como jugaba con sus dedos, complicado ante la situación.

Sabe bien que él no tiene la culpa, y no pasa un minuto cuando lo ve abrir nuevamente la boca, pero incapaz de decir algo. Era como si estuviera en una lucha interna que apenas lo dejaba respirar.

-       Taemin, en serio- le cuesta hablar, pero logra decir la oración entera sin que su voz titubee-. Estaré bien. Vete donde Onew, debe estar buscándote.

-       No me interesa Onew, él no me necesita. Tú sí.

¿Necesitarlo? ¿Él?

Recuerda levemente una imagen suya junto a Jonghyun sentados en un sillón. No tenían más de once años. Su madre entró en la habitación con el pelo revuelto y las mejillas encendidas del color de las cerezas, de su fruta favorita. Tenía los ojos cristalinos y el maquillaje corrido y despreocupado como nunca había visto.

Aún siente el escalofrío en su cuerpo cuando su madre abrió la puerta y lo miró soltando un par de lágrimas. El viento se colaba entre las rendijas y bajo su piel, advirtiéndole que nada bueno había pasado.

Ahora él se siente así. Como su madre.

Expuesto al frío y al dolor.

-       Vete, en serio- esconde su rostro entre sus manos, apoyando los codos sobre sus piernas. Está inclinado lo suficiente para que Taemin no lo pueda ver así.

-       No, Minho. No lo haré.

Le cuesta contradecirle, pero cada segundo que pasa le hace convencerse más que no se debe ir.

Ve los movimientos de Minho casi en cámara lenta. Escucha como sorbetea la nariz, aún con el rostro cubierto, dejándole claro que si antes estaba mal, ahora estaba peor.

No se siente capaz de verlo llorar y de mucho menos verlo sufrir como estaba haciéndolo en este momento, pero cuando el moreno levanta el rostro y lo mira, como si el mundo se fuera acabar, Taemin cree que no ha sufrido lo suficiente como lo ha hecho él. Se siente un idiota, un adolescente con falta de atención que lo único que hace es hacer rabietas porque sí.

Cuando ve a Minho, ve el dolor reencarnado en una persona, y siente como su corazón se va quebrando pedacito a pedacito.

Ver a Minho llorar es lo peor que le pudo pasar en cualquier dimensión desconocida de ese maldito mundo.

Y quiere acercarse, quiere limpiarle las lágrimas una a una, pero apenas se mueve ve como el moreno retrocede, casi espantado, clavado contra la superficie de madera dura en la que se hallaba sentado.

-       ¿Por qué mierda no te quieres ir?- le escupe las palabras con el mayor veneno posible. Si la única forma de que se fuera era hiriéndolo, se tendría que ver obligado a hacerlo.

Lo que no pensó fue en la reacción de Taemin.

-       ¿Por qué mierda eres tan egoísta como para estar sufriendo aquí, solo?- le responde con el mismo tono e incluso un poco más alto-. ¿Te gusta sufrir, es eso?

-       Quiero estar solo, ¿qué parte de eso te cuesta tanto entender?

Ya no recuerda el momento en que no era capaz de mirarlo. Ahora las lágrimas salen porque sí, pero la rabia en su interior se acumula en cada instante que pasa.

-       La parte en que eres tan idiota que te escondes del mundo como si fuera una vergüenza sufrir por tu papá. ¿Te avergüenzas de eso, Minho? ¿De llorar?- ahora Taemin es el que se enoja inconscientemente-. Oh que poco hombre es Minho. Está llorando. Apuntémoslo y riámosnos de él.

Minho no pierde más tiempo y se levanta quedando frente a él. Y se aprovecha de su altura cuando Taemin se levanta, porque es mucho más alto que él y porque Taemin tiene que ponerse de puntitas para alcanzarlo.

Casi se antoja de burlarse de él por eso.

Le dan ganas de clavarlo contra esa maldita banca incómoda y escupirle todo lo que sentía de una vez, porque era tan inocente, porque su cabeza era tan pura que apenas era capaz de darse cuenta que había algo más allá del llanto por un padre ausente. Porque al parecer no era siquiera imaginable dentro de su cerebro porqué él sufría tanto, porqué derramaba tantas lágrimas que muchos ya encontraban sin sentido.

Le dan ganas de pegarle y decirle que esa es su puta banca, que desde cuando tiene el derecho de meterse en su puta vida y hacer con ella lo que se le plazca. Que si acaso le divierte tenerlo así de cagado de la cabeza y siempre dispuesto a hacer lo que él quisiera.

Maldito consentido de mierda.

-       ¿Quién mierda te crees Lee Taemin? –le escupe muy cerca de su cara, pegándole con su aliento sobre su rostro-. ¿Crees que por que nos besamos tienes el derecho de venir aquí y decirme lo que se te dé la gana? ¿Crees que estoy aquí de aburrido? ¿Porque quiero llamar la atención? ¿Alguien te pidió que vinieras?

-       ¡Estás aquí porque no eres capaz de hablar! –el menor no se siente intimidado a pesar de sus centímetros ausentes. Lo mira hacia arriba y con una mirada mucho peor de la que cree tener Minho-. ¡Estás aquí porque eres un idiota de mierda y no me dices que mierda te pasa! ¿Crees que yo tengo que adivinar todo? ¿Qué sé lo que pasó? Le informo una cosa, señor Choi, no vengo como una vieja copuchenta que solo quiere saber porque lloras aquí solo y estúpido, vengo porque me importas. Me importas tanto que me doy la puta molestia de buscarte como imbécil y llamarte mientras tu te das el lujo de ignorarme y tratarme como si fuera una basura. Disculpa por preocuparme de ti. Disculpa por tener algo de aprecio por tu puta persona, pendejo de mierda.

Y aunque Minho sabe que no le quedan fuerzas y que si las tuviera tampoco se daría el tiempo de seguir peleando, avanza el paso que los separa y lo mira hacia abajo aún botando algunas lágrimas rebeldes que conseguían arrancarse. Taemin lo observa y con mucho cuidado comienza a limpiar una a una las lágrimas que se le escapaban.

Y Minho se deja y no le interrumpe su acto, casi agradeciéndole.

Por estar ahí. Por soportarlo. Por ser Taemin.

-       Deja de ser tan bobo y déjame quererte- le susurra limpiándole una nueva lágrima que amenazaba con salir-. Es lo único que te pido.

El moreno asiente con lentitud, porque ya no tiene otra opción. Porque sabe que si no rompe esa maldita barrera de una vez, no lo hará nunca. Porque tiene que contarle a alguien lo que siente, la culpa que lo invade cada momento en el que se acuerda de su padre.

-       Lo siento- le susurra, apoyando la cabeza en su hombro y botando más lágrimas que antes-. No me odies, por favor.

-       Lo intentaré- le sonríe, mientras pasa las manos por su cintura, acercándolo más.

Minho levanta la cabeza y se limpia con el puño de la mano los ojos, intentando no tener una imagen tan penosa.

-       ¿Sabes la historia de mi papá?- le susurra a la vez que Taemin se quitaba el gorro para ponerlo sobre su cabeza. El cuerpo de Minho tiritaba inevitablemente a causa del frío, pidiendo a gritos algo de abrigo. Agradece el gesto del menor con una triste sonrisa.

-       No. No la sé.

-       ¿Quieres saberla?- Taemin toma su mano y lo obliga a sentarse a su lado. Él se queda sentado de costado, mientras que Minho queda completamente apoyado en la misma banca incómoda-. No te garantizo felicidad.

-       Quiero escucharla de todas formas.

Ve como Minho juega con sus manos, incómodo, aún con algunas lágrimas cayendo sobre sus mejillas; sorbetea la nariz, a la vez que un escalofrío recorre su cuerpo de forma interna, ese que lo hacía sufrir cada año por no ser capaz de contarle lo que sentía por su padre, lo que le hacía sufrir.

Taemin sería la primera persona en escuchar su historia.

Era algo demasiado importante para él como para simplemente llegar y decírselo. Le era dificil.

Siente el roce de la mano de Taemin sobre sus mejillas, acariciándolo con tanto cuidado que lo hacía sentir como lo más indefenso que podía existir. Odiaba sentirse frágil ante alguien, pero no podía negar que ese mínimo y suave roce le hacía tranquilizarse y ayudarse un poco mentalmente.

Suelta un suspiro y apenas nota cuando ya había comenzado a hablar.

-       No sé si lo sabías, pero yo soy amigo de Jonghyun desde que éramos demasiado pequeños- suspira-. Desde los diez o incluso menos. Se podría decir que nos conocemos por completo, a pesar de que no lo demostremos tanto.

-       Estás consiguiendo ponerme celoso- le dice intentando hacerlo sonreír, pero Minho apenas lo hace de forma débil.

-       No tienes de qué. Es como mi hermano- Taemin asiente instándolo a seguir-. Éramos compañeros desde el colegio, por lo que yo pasaba en su casa y él en la mía. Mi papá era arquitecto y llegaba muy tarde a la casa y mi mamá también, así que me iba a la casa de Jonghyun porque me aburría de estar solo. Sulli no me entretenía.

Le es imposible no detenerlo con esa nueva información, casi le dan ganas de sonreír a Taemin por la ternura que le provocaba el moreno.

-       ¿Él era arquitecto como tú?

-       Sí, aunque dudo que logre ser tan bueno como él.

Le dan ganas de besarlo y sacarle esa maldita idea de que no hace las cosas bien, a pesar de ser uno de los mejores alumnos de la universidad.

Más de una vez había escuchado desportricar a Onew en su contra solo por envidia. Algo así como envidia de su talento.

-       ¿Estudias arquitectura por él? –Minho asiente con algo de pesar.

-       Por muy estúpido que suene, mi papá siempre fue mi modelo a seguir.

-       No es estúpido. No digas tonterías- intenta no decirlo, pero siente la necesidad de hacerlo de todas formas-. Me parece tierno, Minho. Que lo hagas por él.

Ve como las mejillas del moreno suben de color casi invisiblemente, mientras una nueva lágrima recorría su rostro.

Por cada lágrima nueva, sentía más angustia en su interior.

-       Entonces… un día me quedé en la casa de Jonghyun. Me quedaría toda la noche, a pesar de que mi papá estuviera en la casa; quería probar un juego nuevo que tenía, era algo demasiado estúpido, pero lo hice de todas maneras- Taemin nota como le cuesta continuar, adelantándole que quizás lo que se venía no sería tan de su agrado-. Eran las diez de la noche y llamé a mi papá diciéndole que no me quería quedar, que quería dormir en mi cama y simplemente estar en mi casa…

Nuevas lágrimas se asoman con mayor furia, formando leves pucheros en el moreno. Taemin siente que le faltan brazos para limpiarle tanta pena y para abrazarlo de tal forma que no fuera capaz de soltarlo nunca más. Pasa con cuidado su manga sobre su mejilla y espera un nuevo arsenal de lágrimas que ya se veían venir.

-       Me quedé dormido en el sillón, esperándolo- suspira ya llorando de lleno, siéndole dificil hablar-. Al otro día me despertó mi mamá diciéndome que mi papá había tenido un accidente, que se había ido a un lugar mucho mejor.

-       Minho…

-       Días después supe que un adolescente borracho lo había chocado de frente- le interrumpe-. Murió en el instante de un pestañeo… lo peor, Taemin…es que no fui capaz de decirle que no me quería ir a mi casa por mi cama ni por nada, sino que yo solo me quería ir a mi casa para estar con él.

Cuando Taemin siente el llanto desconsolado de Minho, cree que será capaz de morir ahí mismo. Que se transformará en una lágrima del moreno y se deshacerá uniéndose a otra y desapareciendo en un solo instante.

Le dan ganas de ser aire y oxígeno y felicidad y todo al mismo tiempo. Siente tanta pena y frustración por quejarse por problemas estúpidos comparados con el de él, que se siente una completa basura.

Como un adolescente idiota en busca de atención.

Ni siquiera es capaz de analizar su reacción cuando se ve a sí mismo atrayéndolo a su cuerpo para fundirlo en un eterno abrazo. Minho se resiste por unos segundos, pero no se demora demasiado en dejarse abrazar y hundir su rostro en el hombro de Taemin.

Las lágrimas le mojan el hombro, pero no le importa.

Porque cuando llora Minho se detiene el mundo y las personas y los vehículos. Se detiene el mar y el caminar rápido de las personas que pasan por su lado, porque cuando Minho llora es como si cada un segundo, un hada muriera en alguna parte del mundo.

**

No sabía ni donde estaban ni a qué lugar iban. No conocía a las personas a su alrededor y tampoco sabía que decirle a Minho que solo se preocupaba de mirar absorto por la ventana. Cada ciertos minutos levantaba su brazo y limpiaba la ventana, borrando la humedad que se generaba contra el vidrio tras su respiración.

Sabía eso y que una señora los miraba desde dos asientos más adelante como si estuvieran haciendo algo malo. Como si cruzar su mano con la de Minho fuera un acto tan pecaminoso que merecía la pena de muerte.

Taemin estaba a punto de sacarle la lengua de manera infantil o simplemente enfrentarla, pero por respeto a Minho, o más bien, por respeto a su silencio sepulcral, no lo hacía.

Lo mira descaradamente, ni siquiera de reojo, estudiando sus inexistentes movimientos y su respiración acompasada. No sabe si su tranquilidad le tortura o le calma.

-       ¿Minho?

Sus movimientos son tan lentos que casi parecen estudiados. Y eso le asusta. Le asusta no saber como reaccionará ni como serán sus respuestas ante su continua necesidad por llamar su atención, por no dejarlo sumirse en esa pena que parece cada vez hundirlo más.

Taemin no sabe donde van. Solo aceptó irse del lugar en el que estaban y trasladarse a otro sin tener la necesidad de preguntar cual sería.

Minho lo mira y siente como si algo congelado le traspasara el pecho.

-       ¿Tienes frío?

¿Frío? Hace más de cinco minutos no sentía las piernas ni las manos, casi le dolían los huesos.

-       Estoy bien.

-       ¿Seguro?

Ni siquiera espera su respuesta, y solo toma sus manos y la entrelaza más que antes, solo que esta vez metiéndolas junto a las suyas dentro del bolsillo de su polerón.

Minho parece algo shockeado por su acto, pero no más que la señora que los miraba y que estaba a punto de pegarles con el ramo de flores que llevaba sobre su falda. O estaba celosa a cagarse o era nazi hasta la muerte.

La segunda opción parecía más factible.

-       Estás congelado.

-       Lo siento.

-       ¿Por tener frío?- se burla-. No seas bobo.

El roce de los dedos de Taemin sobre los suyos parece distraerlo un poco, despegándolo al fin de la maldita ventana que lo tenía atrapado. Siente como el menor lo acaricia con suavidad, dándose el lujo incluso de besar su hombro sobre la ropa al notarlo distraído.

Nunca pensó verse así con una persona.

Menos con Taemin.

-       Tenemos que bajar.

Las demás personas también se levantan, incluso la señora psicópata, caminando hacia el final del bus, esperando que se detuviese de una vez.

Taemin hace el intento de desenredar sus manos de las de Minho, pero el moreno solo las saca de su bolsillo dejándolas enredadas entre sí de todas formas. Lo jala para que camine y se apure en bajar del bus antes de que se lo lleven de su lado.

Cuando quedan frente a una gran entrada se da cuenta del lugar al que habían ido.

-       ¿Quieres conocer a mi papá?- le interrumpe, rompiendo sus pensamientos que no paraban de apoderarse de su cabeza.

Le hubiese gustado que no le hubiese dicho eso frente a la entrada del cementerio, pero las cosas no eran así como siempre quería. Minho lo sostiene aún de la mano y lo mira de tal forma que lo hace sentir desnudo y con los sentimientos a flor de piel.

-       Me encantaría, Minho.

La señora que los miraba pasa a su lado y se da el lujo de detenerse unos segundos a seguir observándolos antes de seguir con su recorrido, pero la tristeza del rostro de Minho la incomoda y la obliga a seguir caminando antes de que Taemin siquiera alcanzase a abrir la boca.

Y caminan lento. Caminan sobre el pasto y Taemin con un ramo de flores en la mano porque dice que es de mala educación que llegue por primera vez a verlo y no le lleve nada.

Después de todo es mi suegro, ¿cierto?

Y caminan por más de quince minutos sobre lápidas con nombres desconocidos y con escasez de flores. A Taemin le dan ganas de comentarle sobre la tristeza de esa gente, pero se arrepiente de cada palabra apenas mira a Minho y se da cuenta que aún no logra salir de su estupor.

Cuando el moreno comienza a detener lentamente su paso y a apretar más fuerte la mano de Taemin, supo cuál era su papá.

Tenía jacintos y una libreta sobre la lápida.

-       Vino alguien- le advierte Taemin, deteniéndose junto a Minho, casi sobre la lápida y mirándola con un extraño sentimiento en el cuerpo.

-       Sulli y mi mamá- le explica-. Esa libreta se la deja todos los años Sulli y la cambia al año siguiente. Siempre hay dibujos de gente que viene a visitarlo.

-       Lástima que dibuje tan mal.

Minho sonríe algo triste y se sienta quedando en cuclillas frente a la lápida. Taemin se balancea algo incómodo, pero finalmente le imita de igual manera.

Y el silencio se apropia de ambos y solo se oyen los suspiros que suelta el moreno cada ciertos lapsus de tiempo, casi como cuando uno se ahoga de tanto hablar.

Taemin casi está seguro de que está conversando con su padre.

-       Hola señor Choi- interrumpe el menor con la voz fuerte y clara. Y Minho lo mira con los ojos más abiertos de lo normal, extrañándose demasiado como si casi eso no estuviera pasando-. Sí. Lo noté. Su hijo es algo maleducado por no presentarnos, soy Lee Taemin, mucho gusto.

Y Minho cree que puede morir ahí mismo y volver a vivir solo para ver la escena imaginaria que estaba teniendo Taemin con su padre. Como si él estuviera vivo conversando junto a ellos sobre lo maravillosa que era la vida.

El menor casi parecía entretenido.

-       Minho deberías saludar a tu padre- le advierte Taemin, deteniéndo su diálogo inexistente.

Y al moreno le cuesta. Le cuesta hablar en voz alta y dejar de hablar con él por la mente. Casi le avergüenza hacerlo, pero lo hace de todas maneras.

Es la conversación que siempre deseó y nunca fue capaz de hacer.

-       Hola papá- espera unos segundos y continúa-. Sí. Lo siento, no volverá a repetirse. He tenido muchos trabajos y apenas me queda tiempo libre. Vendré más, lo prometo.

-       O sino yo lo obligo, no se preocupe, señor Choi.

Minho lo mira porque no soporta. Porque no aguanta que Taemin sea la ternura reencarnada en persona y deje ver a todos su careta de persona que odia a todos y que no tiene sentimientos. Le dan ganas de comérselo a besos y contarle cada sentimiento estúpido que se le cruza por la cabeza.

Y le sonríe. Como no había hecho en todo el día.

-       Sí- añade el moreno de repente-. Es un poco mandón, también lo había notado.

-       No más que su hijo.

-       Yo no soy mandón.

-       Sí, claro.

Ambos sueltan una carcajada a la vez que Minho estira las piernas porque ya se siente mejor y el nudo de su pecho comienza a deshacerse cada vez más.

-       Le traje flores- continúa Taemin-. No sabía que los narcisos eran sus favoritos, así que para la próxima vez le traeré esos.

-       No sabía que sabías de flores.

-       No sabes muchas cosas de mi, Choi Minho.

-       Sí- le interrumpe el moreno-. También tiene el ego un poco alto, lo había notado.

Taemin frunce un poco el ceño, pero finalmente sonríe junto a Minho al ver como el moreno sacaba la libreta sobre la lápida y un lápiz junto a ella.

-       Nunca le he dibujado aquí.

-       Llegó el momento de hacerlo.

-       Está bien- asume ya colocando una hoja en blanco-. Pero tu sigue conversando. A mi papá le gusta conversar.

Los rayos de sol comienzan a descender cada vez más, golpeando el alegre rostro de Taemin que seguía la conversación como si de verdad estuviese con el padre de Minho. El moreno dibujaba y agregaba frases sin levantar la vista de la hoja de papel.

Y el viento mueve sus cabellos advirtiendo que ya llegaría la hora de irse y volver a la cruda realidad de la que se habían logrado escapar.

Pero cuando Minho deja la libreta sobre la lápida y Taemin insiste en querer ver, notan como los rayos de sol se cuelan por sus ropas, dándoles calor internamente y deshaciendo todo tipo de dolor que pudiese impedirles respirar.

Minho suelta un suspiro a la vez que el moreno miraba embobado la hoja con el dibujo.

-       No sabía que dibujabas tan bien.

Un rayo de sol llega a la lápida justo en el momento en que Taemin deja la libreta en el lugar de siempre. Y un alegre rostro parece sonreirles gracias al calor que le regalaba el sol a esa hora del día.

Después de diez años, Minho al fin había logrado dibujar a su papá sin botar una sola lágrima.


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