Taemin.
Es la primera palabra que se le cruza por su cerebro cuando despierta. Es la que lo hace sonreír y la que le hace difícil el trabajo de salir de su cama. Se mueve de un lado a otro y se tapa hasta la cabeza, perezoso.
- Taemin.
Dice su nombre porque le gusta. Lo suspira. Lo recuerda. Le sonríe. Podría decirlo un millón de veces y cree que nunca se podría aburrir. Es el nombre que lo vuelve un poco loquito y el que saca suspiros no deseados.
Y el que le preocupa más de lo que alguna vez alguien pudo conseguir.
- Minho- Sulli asoma su cabeza por la puerta con una sonrisa demasiado irreal para ser tan temprano-.
- Sulli- susurra, mirándola aún perezoso.
- ¿Me prestas tu teléfono? Necesito mandar un mensaje y no m
- Shtt- tiene sueño y lo que menos quiere es que le interrumpan-. Solo sácalo, da igual.
Siente sus pasos entrando y su risita cómplice, no alcanza a atinar cuando siente sus labios pegándose rápido a su mejilla.
- Hazte a un lado.
Le empuja por obligación con su cuerpo, acostándose junto a él y comenzando a escribir rápidamente sobre la pantalla. Minho escucha como sus uñas chocan con el teléfono y como llega a enredarse tras moverlos tan rápidos. Es capaz de imaginarse su sonrisa sin estar ni siquiera mirándola.
Entonces las caricias comienzan en su cabello y Minho lo agradece porque quizás necesitaba un poco de amor tras la pelea con Taemin el día anterior. Se da el lujo de voltearse y abrazar a su hermana, atrapándola con sus piernas para que no tuviera escapatoria y se viera obligada a no detener las caricias.
- Minho- ríe la menor-. Llegaremos atrasados si no te levantas.
- No me importa. Hace tanto no me hacías cariño que faltaría a clases por esto.
- Eres un mentiroso- el moreno ve como su hermana aún jugaba con su celular sin distraerse ni un poco de la conversación-. Siempre yo soy la que te busca, no es mi culpa que tu me rechaces porque tienes a otra.
El cuerpo de Minho se sacude tras la risa y el de Sulli igual.
- Tú solo quiéreme.
- ¡Ni siquiera niegas que tienes a otra!
- No seas boba, eres la única dueña de mi corazón- se burla esperando que su hermana cayera ante esa declaración de amor.
Pero la chica no dice nada e incluso detiene las caricias. Minho se sorprende a si mismo creyendo que su hermana había entrado en un estado de shock después de tanto amor, obligándose a mirarla y regalarle un sonoro beso en la mejilla. Pero Sulli lo mira serio, casi como si estuviera enojada.
Aún sostenía el teléfono en la mano cuando Minho creyó saber que ocurría.
- Minho, ¿por qué tienes estas fotos de Taemin en tu celular?
**
Onew cambia el canal en la televisión y le da un mordisco al pan que yacía sobre sus piernas. Se saborea los labios complacidos, esperando que Taemin diera cuenta de su aparición en el lugar, que ya lo sentía bajar del segundo piso, algo perezoso. No pasaron muchos segundos cuando siente unos brazos, rodear su cuello, atrapándolo y deleitándolo con un cariño pocas veces vistas en él.
Onew sabe porqué lo hace y para qué. Lo conoce.
- Sé lo que pretendes.
Taemin le quita el sándwich de las manos y le da un mordisco, saboreándose en voz alta. Tenía hambre, tenía angustia, tenía sentimientos a flor de piel. Lo único que quería era comida, cariño…
Y un poco de dinero.
- Eres mi única fuente monetaria, lo siento.
Onew voltea el rostro hacia atrás, mirándolo serio.
Hace bastantes días que lo notaba extraño. En las nubes, más distante de lo que solía ser y viviendo más horas en ese mundo en el que solía vivir día tras día.
Le preocupa un poco, pero sabe que no debe ser nada peligroso.
¿Que te guste alguien no tiene nada de malo, no?
- ¿Dónde vas?
Taemin le quita los brazos de encima y camina hacia el sillón, sentándose a su lado. No quiere mentirle de nuevo, pero sabe que no puede decirle la verdad por razones obvias.
Ese día había faltado al colegio y le hizo creer que no se sentía bien. No era cierto, pero tampoco mentira del todo.
- A la casa de Key hyung.
- ¿Seguro?
(No.)
- Cien por ciento.
Su hermano parece no creerle, y probablemente sea así porque lo mira serio y con el ceño algo fruncido. Cuando termina de comer su sándwich, sonríe.
Y Taemin sabe que eso significa que se acerca el mayor discurso que alguna vez pudo presenciar. Al parecer ya no le salía tan bien la actuación cuando tenía que mentir y convencerlo de algo.
O lo conocía demasiado bien, o se estaba transformando en un pésimo actor.
- Tú sabes que soy tu hermano, ¿cierto?
- Juré que era adoptado y me encontraron en un basurero- bufa, cruzándose de brazos.
- Taemin hablo en serio.
- Y yo.
Onew le ignora, y continúa el discurso.
- Y si soy tu hermano, soy capaz de saber perfectamente cuando estás mintiendo.
Taemin no se esperaba eso. Pensó que le hablaría de cualquier estupidez, menos eso. Siente como su cuerpo tirita de un solo golpe, asustándolo y acelerando su corazón.
Ya no le es fácil mentir.
Ve como lo observa serio, y con el sonido de una película de acción y sangre de fondo.
- Te gusta alguien, ¿verdad?
Escucha su respiración casi por megáfono y la incomodidad de estar encerrado en un lugar y no saber donde escapar. Ni siquiera es capaz de pensar y analizar las cosas dos veces cuando mueve su cabeza lentamente, asintiendo.
Al parecer Onew se admira a si mismo, sonriendo por ser tan sabio y haberse dado cuenta de eso.
- ¿La conozco?
Laconozco.
La.
Y ahí, en ese mismo instante, en que su hermano sonreía triunfante por haber descubierto algo de su vida privada, Taemin siente como su estómago se estruja y su corazón da un vuelvo al igual que lo había hecho el día anterior mientras hablaba con Kai de Minho.
De Minho y su negación con la relación que tenían.
(La conozco.)
Aún resonaba en su mente, cuando se levanta de golpe, furioso consigo mismo, con el mundo, con Onew, con Kai y con Minho.
Sobretodo con Minho.
Recuerda sus caricias y su sonrisa que lo dejaba embobado y le da más rabia.
Le enoja recordar hasta su ojo más pequeño que el otro.
No sabe si lo que más le pone mal es que Onew haya dado por sabido que se trataba de una mujer o solo por el hecho de conocer a Minho.
- ¿Qué te hace pensar eso?
- ¿Que la conozco?- sonríe. Y el maldito no para de hacerlo, enojándolo más-. No sé. Debe ser alguien de tu curso, ¿no?
La boca de Taemin se vuelve de un sabor amargo.
(Sí, Onew. Es de alguien de mi curso. Excepto que no es una chica, se trata del hermano de la chica. Sí, Minho. Ah, sí. También me he acostado con él.)
- ¿Me vas a dar dinero o no?- le cambia el tema porque le duele seguir hablando de él.
Su hermano parece notar su disgusto, moviéndose incómodo en el sillón para sacar la billetera que tenía escondida en el bolsillo trasero de su pantalón. Mira de reojo los billetes y saca un par para luego estirar la mano y entregárselos sin decir nada más.
Taemin se lo agradece en un susurro, guardándolos rápidamente como si el chico se fuera a arrepentir de entregárselos.
- ¿No me vas a decir de quién se trata?
El maldito no se rinde, a pesar de que lo vea retroceder y colocarse la capucha del polerón sobre su cabeza.
- No quiero seguir hablando del tema, Onew.
- Estaré aquí para cuando me quieras decir.
Taemin asiente y susurra un nuevo gracias que su hermano no alcanza a escuchar por el fuerte sonido que dio la puerta al cerrarse.
**
Ve la hora en su celular, angustiado, moviendo la pierna rápido contra el piso y mordiéndose el labio porque tiene frío y porque no sabe que hacer para tranquilizarse.
Ó sea lo sabe, pero no lo quiere hacer.
Mira de reojo el quiosco que está a un par de metros más allá, en donde solía comprar cigarrillos al salir de clases, esperándolo atento para que fuera en su búsqueda. Muerde más su labio y se asegura a sí mismo de lo mal que haría en ir a comprar una cajetilla y que Minho llegase y le sintiera olor a tabaco.
Empeoraría más las cosas y lo haría sentir peor de lo que ya era posible sentirse.
Cuando saca su celular nuevamente para ver la hora, siente una bocina a su lado, llamándolo, con el motor encendido y en el medio de la calle. Minho le miraba casi sonriendo, viéndose más bonito de lo que Taemin creía que era.
Le duele verlo. Lo sabe porque su corazón se detiene y comienza a dolerle.
Y cuando se sube a su lado no sabe que decir. No sabe como comenzar a hablar ni tampoco como debe saludarlo. Solo se queda a su lado estático, mientras el comienza a conducir y a decirle que era mejor que conversaran en una plaza algo lejos de ahí porque no quería que Sulli los viera.
Taemin solo asiente, fijando su vista en la ventana.
- ¿Por qué no fuiste a clases?
Su voz rompe el silencio justo cuando el auto se detiene en un semáforo. Taemin había olvidado lo hábil que era en estudiar señales y lo sobreprotector que podía llegar a ser con él.
- No tenía ganas- le susurra quitando la vista desde la ventana y mirándolo de una vez.
Y le duele. Le duele verlo tan de cerca y no haberlo besado aún. Le duele que lo mire preocupado y que se dé el tiempo de mandar todo a la mierda y le acaricie la mejilla como si no hubiese pasado nada y no estuviesen peleados.
Le duele que Minho lo acaricie y él no se pueda resistir a eso.
- ¿Estás bien?
Le duele no poder ser como lo es con Onew y no poder mentirle.
- No- le niega también con la cabeza como si no fuera necesario decírselo.
Minho lo mira serio y continúa las caricias, solo que ahora sobre su mano, mientras avanzaba un par de metros, estacionándose frente a un parque.
Taemin siente como el moreno se baja del auto y como él se queda estancado en el asiento, sin poder bajarse ni sin poder moverse. No se cree capaz de hablar con él ni tampoco de decirle todas las inseguridades que no lo están dejando respirar.
Entonces ve como la puerta donde se encontraba se abre y Minho aparece por ella, esperándolo atento. Enreda los dedos con los suyos y lo jala suave para que baje junto a él. Y a Taemin le cuesta, pero lo hace de todas formas, quedándose de pie al lado de la camioneta, mientras Minho cerraba la puerta y caminaba hacia él, inquieto e inseguro.
Lo ve soltar un suspiro y revolverse el cabello, quedándose a escasos centímetros de él. Pero no lo toca ni hace el intento de besarlo, solo lo mira y abre la boca, intentando decir algo. Taemin tiene la mirada perdida y a Minho le cuesta comenzar a hablar porque nunca ha pedido perdón y cree que se necesita un gran coraje para hacerlo.
- Lo siento- le susurra-.
El castaño lo observa y nota lo complicado que estaba y como su pecho se inflaba en busca de oxígeno y valentía.
- No debí decir lo que dije. Soy un idiota.
Le causa ternura verlo así. Demasiada para estar enojado con él.
- No eres un idiota- Minho asiente, contradiciéndolo.
- Sí, lo soy. Yo soy el pendejo, no tú. Es solo que…- se muerde el labio, complicado, como si le doliera decir lo que estaba a punto de hablar-. Es solo que… soy algo celoso, solo eso.
Y Taemin no se resiste más porque no puede. No puede verlo así frente a él, como un niño pequeño que estuviera pidiendo perdón por comer más golosinas de lo debido. Manda a la mierda sus sentimientos e inseguridades, y las esconde en un rincón lo suficientemente lejos para que no lo hagan arrepentirse de lo que está a punto de hacer. Porque ya no puede aguantarse las ganas de abrazarlo y de que él no lo suelte más.
Y cuando lo hace se da cuenta de lo horrible que era no poder vivir todo el día pegado a él, entre sus brazos y ese olor que emanaba desde todas partes. Respira sobre su cuello y le pasa los brazos sobre los hombros, apegándose más a él y sintiéndose lo suficientemente protegido como para no querer salir más de allí. Inhala una y otra vez, impregnándose de su olor que sacaba más de un suspiro femenino y que lograba emborracharlo a metros de lejanía.
- ¿Estás mejor?
Lo mira y Taemin asiente, no del todo seguro.
- Con un helado podría estar mejor aún.
Minho le sonríe y él se cree capaz de también poder hacerlo.
- Caminemos- el moreno entrelaza su mano con la de él, y lo jala, haciéndolo caminar involuntariamente-.
- ¿Seguro que puedes hacerlo?
- Tengo tiempo.
Taemin le sonríe agradeciendo el gesto y obedeciéndole a pesar de que su mente se negara a hacerlo y le hiciera pensar una y otra vez en esas inseguridades que Kai había logrado sacar a flote.
Y caminan por el parque tomados de la mano, mientras Minho le cuenta una historia que parece interesante pero que Taemin ni siquiera es capaz de saber de qué se trataba solo por el hecho de su débil concentración cuando se dedicaba a mirarlo. Ve como el moreno abre los ojos, dándole más acción a su relato, mientras él suspiraba por no ser capaz de ser firme y decirle el problema que apenas lo dejaba respirar.
Solo era una frase. Una simple frase que acabaría con sus inseguridades cuando Minho se la respondiese con esa misma sonrisa que le daba cuando lo miraba como si no pasase nada y viviesen solos en ese puto mundo homofóbico que no encontraba normal una relación entre dos hombres.
Taemin sufre y le duele. Le duele tanto que cuando Minho se detiene en el medio del parque y se acerca lento, pegando su cuerpo al de él, cree que se le olvida respirar y que los problemas de inseguridad que tienen pueden esperar un poco y dejarlo disfrutar ese maldito momento que necesitaba hace ya bastantes horas.
Minho lo acaricia desde el cuello y él se deja. Se deja porque no puede más y porque necesita que lo bese o morirá de pena y de angustia por miedo a no ser querido lo suficiente. Cuando siente que sus labios de humedecen por saliva ajena, se deja estar y la boca lo abre lo suficiente como para que el moreno lo pueda besar mejor y pueda recorrer su boca como si fuera la suya. Suelta un suspiro en sus labios y uno más fuerte cuando los dientes de él le muerden suavecito el labio inferior.
Cuando se separan después de largos segundos, saborea sus labios y sonríe cuando nota como sus pestañas aún chocan entre sí y Minho le da un nuevo beso, como si no hubiese bastado.
(Minho, ¿qué somos?)
Taemin ve como una pareja que se encontraba cerca de ellos, los observan pálidos y con una mirada de asco como si hubiesen presenciado el peor acto de todo el mundo. Los ve levantarse y decir un par de improperios que agradece que Minho no hubiese escuchado, para evitar una pelea.
- Tae.
Siente una cálida mano posarse sobre su estómago, jalándolo de la polera para que prestara atención. Cuando ve a Minho, tiene el ceño algo fruncido y los labios con restos de saliva ajena.
- ¿Qué miras?- le advierte, siguiendo su vista-. Vuelve a tierra.
- Nada… no era nada.
- Tae- le repite, serio.
- ¿Qué?
- Te quiero- le susurra, acariciándolo desde el cuello-. Te quiero. En serio que sí.
Le cuesta mirarlo tan de cerca y no querer comérselo a besos ahí mismo, delante de todos. Delante de niños y de ancianos que creen que ser gay es una enfermedad. Se emborracha de su olor y las inseguridades que flotaban por culpa de Kai vuelven a hundirse y a desaparecer lo suficiente como para no volver a hacerlo sufrir. Ahora él le acaricia el cuello y cree perderse cuando lo mira expectante, esperando su respuesta.
Como si ya no fuera obvia.
- Y yo a ti- le cuesta expresar sus sentimientos, pero lo hace de todas formas. Le acaricia el cabello y el flequillo y Minho sonríe ante su respuesta-. Te quiero tanto Choi Minho, que me duele hacerlo.
Cuando se acerca a besarlo de nuevo y con más necesidad que la vez anterior se da cuenta de algo, ¿qué mierda le importaba a los demás que Lee Taemin se hubiese comenzado a enamorar?