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Sol de Invierno por Carito_d

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Notas del capitulo:

Tenia que estar aqui ayer como a las 12, gracias por los 55 reviews ;O; y aprovecho de responderle a las lectoras que nos dicen ke bajemos la cuota de reviews, chicas no hay necesidad, de verdad los 50 reviews llegan en menos de un dia XD a veces me asusta xD. Gracias como siempre por leer, les cuento que falta MUY poco para el final, no se entre 5 y 3 capitulos aproximadamente y por eso mismo estamos pero a FULL o sea ayer nos acostamos a las 5 de la mañana para traer el capitulo y yo ya no puedo ni dormir por la ansiedad ♥

Este capitulo va dedicado a Cattalina, que siempre nos da amor, gracias Catta!.

 

40 REVIEWS Y SUBO EL SIGUIENTE, APROVECHE, ES UNA OCACION ESPECIAL NO SE DA NUNCA XD

Capítulo 26

Le quita la camiseta por sobre la cabeza y se dirige directamente hacia su cuello y su pecho. Taemin quiere pensar, pero no puede; no puede si Minho frota su entrepierna con la de él como si no hubiese mañana. Le besa el cuello, los labios, la nuca, diosMinhodiosssss. Quiere pararlo, en serio que sí, pero no puede, no puede luchar contra su boca y su cerebro que le dice que se detenga, que la está cagando más que nunca y que eso no debía ser.

Minho le lame los labios y le siente sabor a limón. Recuerda su primer beso y la situación similar en la que se encontraban, siempre escondidos, siempre prófugos como si estuviesen haciendo algo malo.

La manilla de la puerta se incrusta en su espalda provocándole un agudo dolor que no era nada comparado con la angustia que estaba sintiendo ahora. La cabeza no le dejaba disfrutar y el corazón no le dejaba pensar. Su cuerpo solo actuaba por reacción, por arte de magia como si se descontrolara cada vez que veía a Minho, porque era así, porque nunca supo como negársele y como pedirle que le dijera solo una vez cuánto le quería y cuánto le necesitaba.

Minho nunca estuvo dispuesto a expresar sus sentimientos, Taemin sí.

-       Minho, no- le empuja un poco, pero el moreno se quita la camiseta aprovechando la distancia para volver a comerle la boca-. Minnnnnnho.

El cerebro comienza a apoderarse de la situación, mandándole oleadas de pensamientos atronadores en lo que único que conseguía era hacer que se arrepintiera de lo que estaba haciendo en ese momento. Se siente frágil, usado, casi como un juguete que Minho pudiese usar cuando se le antojara.

Minho era tal como Kai siempre despotricaba, solo que él nunca quiso verlo.

-       Minho- quiere sonar seco, pero no puede, le cuesta como si estuviera luchando por su vida-. Minho, basta, por Dios.

Le empuja lo suficientemente fuerte y lo lanza un par de pasos más atrás. Se fija en como lo mira confundido y como los labios le brillan a causa de su saliva.

Cree que cada segundo que pasa, se enamora un poco más.

-       Para, imbécil.

Tiene la respiración agitada y le cuesta pensar y no quedar peor de lo que alguna vez estuvo.

Y se da cuenta del poder que tiene Minho en él. De hacer y deshacer cuando se le antoje, de manejar su ánimo como si fueran hilos que el manejara y de poder destruirlo con solo una palabra, un gesto o una mirada.

Minho tenía más poder sobre él que cualquier otra persona que alguna vez existió.

¿De eso se trata el amor no? De confiar tanto que puedes darle el poder de que te destruya cuando se le antoje.

-       Te dije que pares- se repite más a si mismo, que a Minho que lo miraba un poco más allá sin entender.

Taemin recoge su camiseta desde el piso ante su atenta mirada y con el pulso a flor de piel. Está nervioso y no sabe porqué. Siente como si se fuera a quebrar en cualquier instante.

Y no se da el tiempo de colocársela, solo lo mira un par de segundos y abre la puerta para irse del lugar, para dejarle claro que ya estaba aburrido de eso, que entendiera de una maldita vez, que ya no soportaba más.

Que Taemin ya no era propiedad de Choi Minho.

O que quizás nunca lo fue.

**

Escupe la pasta dental y enjuaga por unos segundos su boca, cuando se ve una marca en el cuello. Cree que se lo está imaginando, escupiendo nuevamente y acercando más su rostro al espejo.

Claramente tenía una marca.

Pasa un dedo sobre ella y siente como la piel está más sensible ahí, casi haciéndole cosquillas. Pero no le dan ganas de sonreír, solo sigue tocándose la colorada marca y aún creyendo sentir la desesperada boca de Minho.

Está seguro que aún huele a él.

Pero siente como si más marcas fueran apareciendo por su cuerpo, levantándose la camiseta en un segundo para ver que era cierto lo que pensaba. Ve reflejado en el espejo distintos hematomas alrededor de su pecho y en la espalda.

Incluso tenía una marca por la manilla de la puerta.

Lo peor no es el hecho de estar marcado como había estado en veces anteriores, sino que se siente sucio, como si hubiese hecho algo deshonesto de su parte.

Casi como si se hubiese fallado a si mismo.

Por ser tan… débil.

Ve su reflejo en el espejo y como su rostro ya no lucía como era antes. Ya no tenía ese aire de antipatía ni de odio contra el mundo; solo era Taemin, alguien frágil que de un momento a otro se habían encargado de destruir.

Limpia una lágrima que había comenzado a descender lentamente por su mejilla, mientras sigue observándose a si mismo. Desnudo, con hematomas y restos de saliva ajena.

Así era después de todo. Tal como decían sus padres. Inútil, estúpido y más encima, sucio.

Y tiene tanta rabia con todos, consigo mismo, que no se da cuenta cuando de un solo golpe parte el espejo con ayuda de su puño. Ve como su imagen se fragmenta y como la sangre comienza a derramarse a borbotones por sobre su brazo, sintiendo fuertes pinchazos seguramente a causa de los vidrios entrando en su piel.

Se le abren más los ojos a causa del dolor y se encuentra a sí mismo con imagen quebrantada y con un cuerpo que la última vez creyó suyo, pero que no es así, y está completamente pegajoso y saboreado por labios que ya no cree tan bien conocer. Y le duele el brazo y se siente como una mierda. Pero siente que no es suficiente y le da un nuevo golpe al espejo, soltando más lágrimas de angustia y dolor. Y la sangre sale más rápido, ensuciándole la ropa y el piso y todo lo que ve. Ve demasiado rojo y demasiados sentimientos que comienzan a flotar desesperados en el lugar.

Tenía tanta rabia, tanta angustia, dios, necesitaba romperlo todo.

Un nuevo golpe y se siente algo mejor. Los vidrios ya se encontraban en todos lados, incrustándose incluso en sus pies descalzos. El dolor externo le hace sentir mucho mejor, casi como si se estuviera liberando. Si no fuera porque había demasiada sangre, se cree capaz de sonreír.

Se sienta en el piso, al lado de los vidrios rotos y del charco de sangre, y se mira la mano que apenas se veía tras la sangre. Las lágrimas comienzan a caer sobre ella, esparciéndola y haciéndole sufrir con el dolor que comenzaba a sentir. Tiene ganas de romper más cosas, pero simplemente ya no se cree capaz de nada más.

Ni siquiera de salir de ahí. De su burbuja, del mundo, de Minho.

Oye unos pasos apresurados y la puerta al abrirse, dejándole ver a su hermano que lo miraba con los ojos demasiado abiertos sin poder creer lo que sucedía. Onew se tomaba el pelo con las manos y le tomó bastantes segundos de coraje para que se hincara y le preguntara que le ocurría.

Taemin no supo que responder.

-       Taemin- le limpia las lágrimas y toma bocanadas de aire que parecían darle valentía-. Qué mierda pasa, Taemin, di algo, por favor.

-       Hyung- el menor suelta un aullido de dolor y vuelve a susurrar-. Ayúdame, no sé que me pasa.

Onew lo sabe, es por esto que después de tantas señales en las que no quería interferir, se da cuenta de lo mal que estuvo en no hacerlo. Nunca quiso hablar, no quiso incomodarlo con preguntas ni ser sobreprotector. Tampoco se puede decir que él puso de su parte.

Le cuesta ayudarlo a que se levante. Le cuesta que vuelva a respirar y que se intente tranquilizar para que vuelva a tener control sobre su cuerpo. Taemin no vuelve a hablar y él tampoco cree que sea necesario. No le cambia la ropa y lo lleva a la clínica con restos de sangre y problemas de desamor.

Hace unos meses, en mitad de la madrugada, Taemin se aparecía por su habitación mientras él estaba estudiando. Le llevaba un vaso de leche y se sentaba al lado de él a preguntarle como iban las cosas en la universidad. Siempre sonreía a pesar de que las cosas con sus papás nunca fueron bien. El olor a cigarrillo le invadía la nariz, pero nunca lo regañó porque pensó que eran cosas de adolescentes.

Hace unos meses las noches no eran más bonitas ni Taemin era más hermanable ni el insomnio se había convertido en algo agradable. Simplemente su hermano era feliz, dentro de lo que se le podía ver.

Una de esas noches fue Taemin el que dejó de visitarlo por razones que ahora cree saber bien. Él lo esperaba y apoyaba la cabeza en la silla, creyendo sentir sus pasos como visita. Fue una de esas noches en las que se dio cuenta que Taemin había crecido.

Que Taemin finalmente, había encontrado el caos de lo que era el amor.

**

Key dejó de mirar en el segundo punto que le colocaban en la mano a Taemin. Apenas vio la aguja, su estómago se estrujó y prefirió buscar un nuevo punto de entretención. Aparte su función de estar ahí era solo la de acariciarle el cabello e intentar consolar al menor, cosa que nadie podía hacer.

Ya que no hablaba. Con nadie. Como si estuviera en un profundo estado de shock.

-       ¿Te duele mucho?

Taemin levanta apenas la mirada, serio, y no le dice nada. Casi como si no le hubiese escuchado.

-       Tiene anestesia, probablemente no sentirá nada- le explica el doctor que miraba con preocupación al castaño-.

-       ¿Se demorará en sanar?

-       Si no se cuida, probablemente, pero le dejaremos la mano inmovilizada para evitar cualquier cosa.

Nota como el menor frunce el ceño ante la nueva información, al parecer sorprendiéndose a si mismo del daño que se había hecho. Key sintió que se iba a morir cuando Onew llamó para avisarle. Tuvo el número de Minho marcado más de un centenar de veces, pero aún así no fue capaz de decirle.

Sentía que no era correcto si lo hacía él.

-       ¿Jonghyun?- Key sale de la sala, dejando solos a Taemin junto a Onew y el médico que parecía querer informarles de algo-.

-       Mmm…

Eran las once de la mañana. No podía esperar encontrarlo despierto después de la extraña noche que habían tenido el día anterior.

-       ¿Dónde estás?

-       En mi casa- le siente bostezar y sonríe-. Con Minho, durmiendo abrazaditos.

Si hubiese estado en otra situación probablemente le hubiese dicho algo, pero ahora no. Creía que no era la ocasión. Y lo peor es que Jonghyun probablemente ya lo había notado por su cambio de voz.

-       Jonghyun- susurra-. Taemin tuvo un accidente, no le digas a Minho.

Le escucha tragar con dificultad y comenzar a hablar más despacio que antes.

-       ¿Qué pasó?

-       No sé, acabo de verlo y no entiendo nada. No habla con nadie.

-       Pero…

-       No sé, cariño, no sé- le cuesta hablar y unir las oraciones-. Después te llamo, te quiero.

Jonghyun se queda con el teléfono en la mano cuando ve a Minho abrir los ojos a su lado, lo suficientemente adormilado como para haber escuchado algo.

Sentía que tenía el corazón a mil por hora y que Minho escucharía eso.

-       ¿Qué pasó?

-       Nada- le miente-. Key me extrañaba mucho, eso es todo.

Nada. Solo presiento que Taemin se hizo algo porque no soporta lo que pasa entre ustedes, eso es todo.

-       ¿Pudiste hablar con él?

Onew sale de la habitación y se sienta junto a Key que lo miraba desde una silla, asustado y con un café que le inundaba la nariz. Era grato sentir algo agradable después de una mañana tan extraña como esa.

Se tapa por unos segundos el rostro y le mira sincero sin saber que decir.

Sin saber que hablar ni encontrar las palabras correctas para saber que era lo que pasaba con su hermano.

-       No- suspira-. Nadie ha podido.

-       ¿Pero está bien? ¿Solo se cortó? ¿Cómo lo encontraste?

Onew sonríe entristecido por su exceso de preocupación.

-       Sí, está bien, mi mamá está con él ahora.

-       Dios, me asusté tanto Onew. Pensé que era más grave.

Recuerda un día que Taemin tenía diez años y se cayó de su bicicleta. Tenía el pantalón roto y el codo con restos de sangre seca y tierra que lo ayudó a aterrizar. Nadie pudo tranquilizarlo, ni sus padres ni Key, que ya había aparecido en esa edad, solo él, que le dijo un par de palabras consoladoras que le hicieron caer en razón.

Pero ahora nada. Taemin parecía que no sentía.

Como si se hubiese quedado sin sentimientos.

-       Key, no sé que le pasa a Taemin.

Él nunca había sido de tocar ni de necesitar abrazos, pero cuando siente la mano de Key, dándole pequeñas y suaves palmaditas en su espalda, siente que le ayuden un poco a sobrellevar la pena que tenía en su interior.

-       Me gustaría saber que tiene y poder ayudarlo- continúa.

-       Yo he tratado, pero no puedo. Es algo que él debe hacer, no nosotros.

Onew levanta la cabeza y lo mira, haciéndolo sentir más culpable que lo que debía estar Minho en ese instante.

-       ¿Qué le pasa a Taemin? Tú sabes, ¿verdad?

-       Sí- suspira-. Lo sé.

Ve como el castaño lo mira, esperando con un aire de felicidad porque al fin se enteraría, pero Key no puede, no puede fallarle así a su mejor amigo y meterse donde no debe.

Ese era un tema que ellos debían hablar, no él.

Incluso Minho tenía más derecho.

-       No soy quién para contarte.

-       Necesito que me digas la verdad, necesito saberlo. Si no lo sé por ti, lo obligaré a que me diga.

-       Ya- del solo hecho de imaginarse eso le daba miedo-. Te lo diré, pero no todo- Key parece tomar aire dándose ánimos y suelta un suspiro-. Taemin está enamorado, eso es todo.

¿Eso es todo?

¿Acaso eso que Key tomaba tan a la ligera no era lo que lo tenía así mal?

A Key siempre le había llamado mucho la atención Onew.

Onew era tranquilo. Onew nunca se alteraba. Onew siempre estaba quieto y sonreía cuando alguien le miraba.

Onew era la paz personificada, era el mayor regalo hacia un grupo de amistad pleitista.

Parecía que Onew inspiraba calma cuando llegaba a un lugar.

Key sabía que en algún lugar escondía el odio. Era imposible que fuera tan bueno.

Y no es que nunca lo hubiese imaginado, pero cuando le vio fruncir el ceño ante su confesión y verlo mirar con odio hacia donde estaba la habitación de su hermano, a Key le entró la preocupación por Minho, por saber que pasaría el día que al fin se supiera la verdad de una vez por todas.

**

Minho deja su mochila en el casillero cuando siente los rápidos pasos de Jonghyun que se le acercaban. Con ánimo, con felicidad, con algo que recientemente y especialmente hoy, necesitaba.

Le cuesta respirar y cree que el aire se ha vuelto más espeso.

-       ¿Y a ti qué te pasa?

Minho cierra la puerta del casillero y le mira.

Con dificultad, cree que lo ve algo borroso.

-       Taemin tuvo un accidente- le cuesta respirar, Jonghyun lo nota también-. Taemin está yendo al psicólogo por mi culpa.

-       ¿Quién te dijo eso? Taemin está bien.

Le desconcierta que se lo niegue. Casi le da rabia.

-       Jonghyun me lo dijo Sulli hace… veinte minutos.

Hay un millón de razones por las cuales Jonghyun era su mejor amigo, y puede empezar a nombrarlas desde que supo que existía, desde que él buscó razones para entrometerse en su vida, y darse cuenta que él siempre ha estado en las situaciones más importantes que le han pasado. Pero ni siquiera Jonghyun es lo suficientemente buen actor como para ocultar sus emociones y sus dudas frente a él, ni frente a Key ni frente a nadie.

Menos cuando se trataba algo así de importante para él.

Le conocía, mejor que a si mismo.

-       Jonghyun, ¿tú sabías?

Cuando Minho estaba enojado tenía la sobre necesidad de decir su nombre en cada oración. Era casi como un tic nervioso.

Finalmente asiente. Con dificultad, pero lo hace.

-       Sabías y no me dijiste.

El movimiento de Minho fue tan rápido que ni siquiera pudo reaccionar como forma de protegerse cuando se vio aplastado con su cuerpo contra la pared. Lo sostenía desde la camiseta y su mirada casi parecía desorbitada, como cuando alguien está drogado y no tiene conciencia de sus actos.

Solo que Minho no estaba drogado ni tampoco borracho.

-       ¿¡Por qué mierda no me dijiste!?

-       Cálmate- quiere tranquilizarlo, pero desde su punto de vista era difícil-. Cálmate y suéltame. No te pongas así.

Fue en ese momento en el que Jonghyun descubrió cuál era el punto débil de Choi Minho. Lo supo con el más leve y desesperado roce.

De pronto era como si todo cobrase una nueva dimensión, como si sus ojos tuvieran que acostumbrarse a un nuevo lugar y las palabras no eran lo suficientemente amplias para decir lo que quería. Casi le molestaba algo en la garganta.

Minho lo suelta y se apoya en la pared, dejándose caer lentamente por ella hasta quedar sentado en el piso. Jonghyun cree que le lanzara una nueva maldición, pero solo comienza a ver como las lágrimas comienzan a correr rápidamente por sus mejillas, destruyéndolo y consiguiendo estrujarle el corazón.

Le es difícil quedarse de pie por mucho tiempo, por lo que se acerca y se sienta junto a él para tomarle la cabeza y colocarla en su pecho. Le acaricia con cuidado el cabello, mientras el moreno parecía querer desgarrarse del dolor.

Los estudiantes los miraban asustados mientras pasaban cerca de ellos, pero nadie se atrevía a decirles algo o a burlarse. Lo que Minho dejaba ver, era simplemente una imagen desgarradora.

-       ¿Te das cuenta por qué no queríamos decirte?

Le limpia las lágrimas, pero es en vano, por lo que simplemente le deja llorar.

-       Jonghyun- solloza-. Lo amo tanto… lo necesito. Necesito decirle que lo amo. Esto es… es desesperante. Nunca pensé sentirme así. Es horrible.

Otra vez la desesperación del llanto de Minho sobre su camisa. Decir que era una sensación desagradable, no era suficiente, era más horrible incluso que cuando se dio cuenta que era gay. Era una sensación de vacío, que se repetía cada vez que intentaba describirla, era desesperante.

Casi como si el llanto de su mejor amigo y su angustia, se pasaran sobre él.

Media hora pasa Jonghyun sentado con Minho intentando consolarlo. Una semana en la que Minho desaparece nuevamente y un pensamiento en el que Jonghyun cree que de verdad su amigo terminará yendo al psicólogo al igual que Taemin.

A veces los besos de Key no lo hacen feliz, y la angustia de Minho se vuelve a apoderar de él una vez más.

**

Otra vez ese molesto sonido de las manecillas del reloj moviéndose una vez más.

Ve como unos rayos de luz se intentan colar por la gruesa cortina y como la alfombra café que veía todos los días, se veía más oscura cada día que pasaba. El mismo lápiz yacía en el mismo lugar y la misma persona lo miraba desde la misma silla que parecía cómoda, pero que estaba seguro que no era así.

-       ¿Hoy día de nuevo no me vas a hablar?

Taemin le mira de reojo y vuelve a mascar un pedazo de la barra de cereal que tenía en sus manos. En verdad en una, porque la otra yacía vendada hasta más arriba del codo, impidiéndole todo tipo de movilidad.

Siente el sabor a manzana y sonríe internamente porque hace mucho no comía una de esas. Algo bueno había dentro de esa situación. Se había vuelto algo así como el consentido de todo lugar al que iba.

El psicólogo se acerca un poco más con su silla y anota un par de cosas que Taemin siempre ha querido ver y que está seguro que sus padres tienen claro de que se trata. Sigue comiendo su barrita hasta terminarla, mientras el hombre, casi de cincuenta años, le miraba embelesado como si estuviera haciendo un acto de homicidio en su presencia.

Siente una punzada en su mano y se la mira, estirando un poco los dedos que le dolían tras tanta inmovilidad. Llevaba cuatro días así y apenas podía comer solo.

Cuatro días en los que iba al psicólogo diariamente y aún nadie conseguía hacerlo hablar ni una mísera palabra.

-       ¿No me quieres contar como te hiciste eso?

Taemin levanta la cabeza y le mira casi ofendido por haberle vuelto a hablar. Siempre era insistente, pero esta vez le estaba preguntando más cosas en menor tiempo.

Le molestaba su voz y que quisiera saber más cosas de las que debía.

-       Si no me cuentas no podré ayudarte.

-       ¿Puedes hacer que olvide a una persona?

El psicólogo se sorprende de escuchar su voz y Taemin no puede negar que él también. Hace bastante días que no se escuchaba a si mismo y era raro volverse a oír.

-       ¿A quién quieres olvidar?

-       ¿Puedes o no?

Taemin nunca más volvió a decir su nombre. Tampoco a sentir esas ganas de despertar cada día con la esperanza de volver a verlo. De poder encontrárselo caminando en la calle o afuera de su casa en una búsqueda desesperada por verlo.

No supo si realmente fue él o esa patética excusa que se inventó de hacer que ya no existía. Se preguntó un millón de veces si eso generaría el efecto que esperaba y si era tan efectivo como el psicólogo decía.

Le contó sobre su relación y sobre los detalles más relevantes. Hubo un par que se dejó en su interior y que nadie nunca se enteró.

Le hizo borrar las fotos y los recuerdos que le hacían feliz cuando estaba solo. Incluso dejó de ver tanto a Jonghyun y a las cosas que le recordaban.

Tuvo que crear una nueva imagen de Sulli y una nueva imagen de Taemin.

Y tuvo que elegir. Si él o Minho.

Creó historias imaginarias en las que moría una y otra vez y en las que él nunca se enteró de que Minho existía.

Tal vez un día despertaría y se daría cuenta que todo fue parte de su cabeza y que en verdad, Minho nunca existió.

Notas finales:

40 REVIEWS Y SUBO EL CAPÍTULO 27.


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