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Sol de Invierno por Carito_d

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Notas del capitulo:

Solcito is back!! jejejje

Ahora si, al fin el fin (?) ultimo epilogo y obviamente estamos emocionadas, dejaremos algunos pensamientos y agradecimientos:

Carito: primero que todo; gracias a la gente que nos leyó, que nos lee y nos leerá en el futuro. Nunca pensé que llegaríamos al final de este fic, lo que un día se volvió una idea loca ahora la pudimos compartir con todo el mundo. Pase por varias cosas durante el proceso de este fic, como el despido de mi trabajo xD Conocí a gente hermosa, y estoy eternamente agradecida de la gente que nos da su amor por facebook y o por los mismos reviews que nos llegaban a diario, infinitas gracias. Si algún día esperaron respuestas a sus reviews y no se las di, lo siento de verdad, pero hoy responderé todos los reviews como agradecimiento. Nos vemos en imán.

Canu: porque es el primer fic que termino y escribo después de mucho tiempo, creo que siempre amaré solcito ;__; gracias a la gente que nos leyó, que siguió el fic con mucha paciencia y que dejó comentarios bonitos sobre como escribía y expresaba los sentimientos porque eso me sirvio para seguir :333 nunca crei que escribiria un fic de "unos chinos" y aqui estoy :c enamorándome más del 2min gracias a todos y especialmente a la tarrito que tuvo la confianza de decirme un día una idea que se la había cruzado por la cabeza y que terminaron siendo muchas y me dejó que las escribiese <33 te amaré por siempre L____L

4 años después.

**

-       ¿Puedo ir a verte?

Siente su risa perezosa a través del teléfono, riéndose de él y de ellos mismos. De ellos juntos, de la necesidad que tenía él por verlo todo el día y la de llamarlo para saber en qué pensaba o que hacía.

-       Kai, son las tres de la mañana. Tenemos clases mañana temprano.

-       Podemos dormir juntos- sugiere-. No tengo sueño, Kyungsoo.

El mayor espera unos segundos y termina aceptando, ya dando por sentado que el moreno se encontraba fuera su puerta, esperando hace bastante rato y tiritando a causa del frío.

Le gusta cuando lo ve y él le sonríe con una mirada somnolienta que le deja en claro que sí estaba cansado, pero que no quería dormir solo. Le susurra un par de cosas sin sentido antes de besarlo un poco, porque no se cree capaz de estar mucho tiempo alejado de él. Pero hace frío y el mayor insiste en que tienen que dormir o mañana no se levantarán.

(Lo que le da igual.)

Se roban besos y caricias hasta que Kyungsoo termina por quedarse dormido repentinamente boca arriba, dándole una vista mucho mejor desde ese ángulo. Kai le acaricia el tabique de la nariz y le estudia milímetro a milímetro.

Dos meses exactos desde que lo conoció. Dos meses atrás en los que se negó a tener que bailar una canción que cantaría un desconocido porque era estúpido, cursi y algo sin sentido, pero su profesor se negó y le hizo ir a ese bendito ensayo como fuera posible, presentándole en un segundo a la persona más perfecta que había conocido en su vida.

Aún recuerda como sonaban los pies de Kyungsoo al balancearse y golpear sus talones contra la mesa en la que estaba sentado, esperándolo seguramente aburrido de la impuntualidad del estúpido con el que le tocaría trabajar. Cuando le vio a lo lejos en el escenario, creyó que lo trataría mal y que se negaría a cantar junto a un idiota con un ego sobre las nubes, pero no hizo nada de eso; solo se dejó caer al piso y le sonrió de la forma más sincera que Kai creyó que alguien le había sonreído.

Se sintió un idiota por hacerlo esperar y por dignarse a mirarlo de esa forma tan hipnotizante.

-       ¿Mucho tráfico?

Le dolió mentirle aún sin conocerlo.

(Aún no lo dejaba de mirar.)

-       Creí que serías un chico mayor que yo- no se cree capaz de hilar una oración y no sabe porqué.

Le ve sonreírle de nuevo, tomando unas partituras y encogiéndose de hombros.

-       Lo soy, me dijeron que eres de tercero, yo ya voy en cuarto. Gracias por el halago todas formas.

Y esa sonrisa de nuevo. Esa maldita sonrisa que hace empequeñecer sus ojos y mostrar sus brillantes y blancos dientes sin disimulo.

Si Kai pudiera elegir un momento en el que cayó completamente rendido a los pies de Kyungsoo, fue ese. El primer segundo en que lo vio y se dio cuenta de cuán idiota había sido por no haber visto lo que siempre estuvo ahí en su facultad.

**

La mesita tiene manchas que distraen a Taemin en el medio del diálogo cuando quiere decirle algo. Ve como se concentra, agachándose para verlas mejor y tocándolas con su dedo para saber de qué se trataban.

Minho recuerda su incomodidad por no saber cómo tocar el tema, mientras él parecía hacerle todo más difícil.

-       Tae- lo jala del brazo, atrayéndolo a su lado en la cama, pero sin conseguir resultado.

-       ¿Qué es esto? ¿Pintura? Me gusta el color.

-       Da igual, Tae ven.

-       Pero si estoy aquí.

-       Pero quiero que estés ACÁ.

El menor bufa porque no entiende qué le pasa a su novio y porqué no le puede dejar en paz mientras él examina una maldita mancha que le había llamado la atención desde la mesa.

Minho está sentado y no suelta su brazo, estando aún él de pie, y entrecruzando sus manos. Estaba casi seguro que sudaba helado.

-       Tae.

-       Estás raro.

-       Da igual.

-       No, quiero saber qué te pasa.

-       Estoy bien.

-       No te creo.

-       Tengo que decirte algo.

-       Ves que te pasaba algo.

-       ¡Pero si estoy bien!

-       Entonces qué me vas a decir. Te estás demorando mucho en-

-       ¿¡Me vas a dejar preguntarte si quieres vivir conmigo o no!?

Taemin que no consigue encontrar las palabras del todo, se ríe un poquito porque está nervioso y porque sus mejillas lo delatan delante de él. Minho le mira serio como nunca, pero sin dejar de acariciarle con cuidado con ayuda de sus dedos. Le gusta el contacto pero le causa risa.

-       Me estás haciendo cosquillas, Minho.

Deshacen el agarre de manos y el menor se esconde en su hombro, sentándose sobre sus piernas e intentando esconder una amplia sonrisa que no quiere delatar. Y cuando la respiración de Minho termina por acompasarse y volver a su estado natural, comenzando nuevamente las caricias pero esta vez en su espalda, alza la cabeza y lo mira, agarrándolo desde el cuello con ambas manos y sosteniéndole sin dejarle ir.

-       No me gusta hacer la cama, Minho.

Taemin se inclina hasta chocar su frente con la de él y Minho le mira sonriente.

-       Pero yo puedo hacerla.

No es que el castaño tenga capacidad para dominar a la gente, es solo que Minho es débil. Aunque cuando el menor le susurra al oído que es más divertido deshacer que hacer la cama, de verdad cree que será un gasto de tiempo innecesario cuando se tratará de ordenar.

 

**

Fue idea de Taemin y el MUY IDIOTA DE ÉL no se pudo negar porque nunca puede y nunca lo logrará cuando se trata de consentirle algo al menor. Bufa cuando deja una caja en el piso y cuando ve que su novio le mira ceñudo desde el otro rincón, estudiando sus movimientos y las acciones de su rostro. Intenta ocultarlo, pero simplemente no puede porque está desesperado de haberse dado cuenta ahora, justo ahora, de lo que significaría vivir en el departamento continuo de Key y Jonghyun.

Hola sonidos, adiós vida privada.

-       Te pasa algo.

Taemin nunca le pregunta. Ya se le transformó una mala costumbre en adivinar en una sola frase su estado anímico.

-       Tengo sueño.

-       Ya no te gusta el departamento, es eso.

-       ¿Quieres que te diga la verdad?

-       No, Minho, quiero que me mientas de por vida y crear una vida paralela a esta.

El menor arrastra los pies cuando se le acerca en calcetines, casi deslizándose como si estuviera en patines. Llega donde él y le acaricia el cabello desde la altura.

-       No quiero que Jonghyun y Key nos acosen.

-       ¿Por qué habrían de acosarnos?

-       Porque…no sé, quizás estoy exagerando.

Tres golpecitos en la puerta y dos cabezas volteándose repentinamente hacia el acceso de su hogar. Taemin sonríe porque Minho es adivino, mientras el alto no sonríe porque sus augurios se están cumpliendo.

Ahora. Y durante siempre.

Primero eran invitaciones que parecían entretenidas. Ellos dos estaban acostumbrándose a convivir con el otro cuando aparecían esos malditos golpecitos en la tarde, buscando compañía o una conversación para que cenaran los cuatro juntos. Jonghyun siempre era el encargado de ir a buscarlos; Key el que se encargaba de que todo estuviera en orden.

Fueron películas en conjunto. Minho se aburría de ver historias con finales obvios, pero solo lo aguantaba por el hecho de ver como Taemin se reía cuando Key comenzaba a llorar cuando se trataba de un final feliz. Más que la película fuese entretenida, el rubio parecía llevarse la atención.

(Como siempre.)

Pero desde un momento a otro los golpecitos ya eran una costumbre que se transformaron en pesadilla y en continuos bufidos porque Minho quería pasar tiempo con Taemin y ese par no los dejaba. O era que no querían que pasaran hambre o que simplemente querían compañía.

Y ahora era uno de esos días soleados. De esos en los que Taemin se refugiaba bajo las sábanas blancas un buen rato y le decía a Minho que no se fuera porque le daría frío y quería más cariño. Pero el alto abre más la cortina y se sube a la cama, dándole sombra con su cuerpo y atrapándolo con sus piernas porque no tenía ganas de irse al trabajo ahora y porque a nadie le haría mal jugar un poquito.

-       Sé tus intenciones, Choi.

-       Entonces hazme el trabajo más fácil.

Un roce que pide más y que hace que Taemin estire su cuello al ver que Minho se levanta un poquito, alejándose. Le muerde el labio inferior y le sostiene desde el cuello porque ya no vale echar marcha atrás si se podía partir la mañana tan bien como estaban haciendo ahora. Minho se desenreda desde sus piernas, moviendo la sábana a un lado y pegando piel con piel, tentando más y rozándose más de lo debido. A Taemin le vuelve loco el roce de la ropa interior de Minho, pero no quiere ser el primero en verse más desesperado por lo que le toca el pecho, los abdominales, las costillas, todo. Se recuerda a si mismo de lo bueno que era que todo eso fuera suyo y de nadie más.

-       ¿Por qué sonríes?

-       No importa.

Minho se deja arrastrar contra el colchón y se deja empujar y no opone resistencia cuando Taemin le sujeta los brazos sobre la cabeza, privándolo de cualquier control que pudiese haber pensado en tener en esta situación. Porque Taemin es el lo hace ir al cielo en un abrir y cerrar de ojos. Y es tan impulsivo cuando se lo propone, que Minho sospecha que Taemin debió haber estudiado algo de anatomía o algo por el estilo porque consigue colocarlo con los cabellos en punta en menos de una milésima de segundo. Su lengua recorre a lo largo de su cuerpo, haciéndolo brillar de excitación y encorvarse y levantar la espalda desde el colchón porque quiere seguir la lengua del menor y que no se separe ni lo más mínimo. Levanta las caderas cuando siente sus manos bajando con cuidado su ropa interior, mirándolo extasiado y con la mirada perdida.

Le gusta hacerlo sufrir. Lo supo desde un principio.

Y entonces fue cuando unos nudillos los interrumpieron, congelándolos en cosa de segundo y cortando su respiración como si no querrían ser escuchados. Jonghyun golpeaba con más fuerza y Minho se creía capaz de matarlo porque debía estar prohibido y ser pagado con cárcel cuando te interrumpían en el medio de una erección de ese tipo.

Taemin aún le mira con el rostro cerca de sus caderas, sin poder creer lo que estaba sucediendo.

Más golpes en la puerta y Minho se levanta porque necesita matarlo ahora ya a pesar de que se tratara de su mejor amigo.

Toma un cojín y se tapa su parte íntima, dando pasos largos y escuchando a la lejanía a Taemin que le gritaba que no fuera cruel, que no tenía la culpa de llegar justo en el momento en que estaban a punto de hacerlo. Pero a Minho no le importa y menos cuando abre la puerta y ve a un sonriente Jonghyun con una bolsa de pan caliente y una botella de jugo recién exprimido. Sino fuera porque la mano de Minho casi late sobre el cojín, esa situación no habría sido del todo incómoda.

-       Mierda.

-       Exacto. O te vas ahora o te mato.

-       Yo…

-       No vuelvas nunca más. NUNCA MÁS, JONGHYUN. NUNCA.

Impulsivo como es Minho no dice nada cuando le cierra la puerta de golpe en la cara, rozando su nariz y dando largas zancadas hasta llegar a la cama en donde Taemin seguía inmóvil sobre las sábanas como si estuviera disecado. Pero Minho está caliente. Caliente de furia y caliente de sexo. Y se cose contra sus labios y se aparta de golpe y vuelve otra vez y marca territorio en su cuello y la mano que tiene vida propia que se le escapa y le tocaba nerviosamente esa zona más abajo que pedía a gritos ser tocada. Taemin le lame los dedos y los labios y se quita rápidamente los bóxers por sobre su cuerpo, acomodándose sobre él y sobre eso que pedía a gritos un escape por culpa de Jonghyun. Mueve su trasero sobre sus caderas y ve como Minho entrecierra los ojos y se relame los labios porque está desesperado y porque piensa en un nuevo lugar en dónde vivir si no quiere que Jonghyun escuche sus gritos a través de la pared que comparten.

Y a partir del momento en que Minho consigue soltarse del trasero de Taemin y tocar, y hacer que el menor grite su nombre con todas las fuerzas de su garganta cubierta de placer, todo se les olvida a ambos y las sensaciones comienzan a fluir más rápido sin importarle lo que sucedía al lado o si alguien escuchaba lo que hacían. Se afirma de la parte baja de su espalda, mientras Taemin estaba sentado sobre él, moviéndose al compás de las embestidas, casi como en un juego de caderas. Minho siente los huesos del trasero de Taemin chocar con su vientre, pero la sensación de estar en él le hacía olvidar todo tipo de dolor que pudiese haber existido. Incluso los de cabeza que eran provocados por Jonghyun.

Torpe, entrecortado e intenso y pronto, se encuentra a sí mismo soltando un gemido desgarrador desde lo más profundo de su garganta, mientras Taemin finalizaba junto a él, dejando sus frentes unidas y sus flequillos combinados. Sienten la misma descarga eléctrica cuando el menor se deja caer sobre él, transpirado y desesperado por un ir y venir desde la agonía al paraíso, y siendo acariciado en la parte baja de su columna por esa mano que casi le había desgarrado el trasero. Ahora el tacto es suave y con una intensidad completamente antónima.

A Minho le cuesta volver a encontrar su respiración normal y a Taemin le dan ganas de dormirse sobre él y no dejarle ir a trabajar por hoy.

-       Tae.

-       ¿Mm?

-       Mañana nos cambiamos de casa.

Taemin sonríe cómplice y Minho comprende que a pesar de que Key sea su mejor amigo, quiere moverse de ahí. Se levanta, lo besa y en la frente y le pide que se quede con él por el resto del día.

A Minho le es difícil aceptar, pero cuando recuerda que probablemente verá todo el día en la oficina al moreno, la idea de quedarse en casa parece mucho más entretenida.

A pesar de que eso conlleve a volver a empacar como si mudarse nunca hubiese pasado.

**

-       Jonghyun.

-       Qué.

-       Es el séptimo.

-       Pero tengo demasiada hambre.

Key frunce el ceño cuando le ve relamerse los labios con un panqueque en la mano, chorreante de manjar. Le dan ganas de comerse otro también, pero Taemin se los había pedido porque ya le daba vergüenza llegar a la casa de la madre de Minho sin nada para comer.

-       Jonghyun eso no es hambre, es gula.

-       No sé de qué me hablas.

(Eso logró entenderle porque en verdad se le escuchó como noshederrquemejhablash.)

Lástima que para la madre de Minho solo llegaría a comer un panqueque.

-       ¿De verdad no vas a parar?

-       Es el último.

El último de ese minuto.

Kibum rueda los ojos enojado, continuando el trabajo que realizaba sobre la mesa de costura, mirándolo de reojo y aún intentando convencerse de cómo su novio podía comer tanto y no vomitar.

-       No me toques, tienes manjar en los dedos.

-       Da igual, Key.

No le da igual, pero cuando siente sus manos afirmarse de su cintura y su mentón apoyarse en su hombro, le deja estar un ratito así porque le es agradable y necesitaba un respiro después de tanto trabajo.

Él y su desquiciada idea de ser diseñador.

Siente al moreno removerse en su espalda, sin saber si era para acomodarse o irse de ahí, pero él apoya su cabeza en su hombro, sin dejarle ir. Se da el lujo de cerrar los ojos unos segundos y dejar que la respiración de Jonghyun choque en su cuello.

Extrañaba eso. El trabajo de ambos apenas se los estaba permitiendo.

-       Hueles a manjar, Jonghyun.

-       Lo siento.

Sigue con los ojos cerrados cuando siente sus pegajosos labios posarse sobre su mejilla, dándole más amor de lo que incluso pedía. Jonghyun siempre daba más, no le importaba si no lo quería. Era tan insistente, que era como si le obligase a quererlo.

Lo que no era una obligación para Key.

-       Me dejaste con restos de manjar- se queja, riendo finalmente.

-       Es que el último que quedaba tenía demasiado, lo siento.

Key quiere mirarlo desaprobatoriamente, pero le es imposible porque suena el timbre, llegando esas esqueléticas modelos que necesitaba para esta colección. Jonghyun deja caer sus manos y es tan rápido que el rubio no se acostumbra a no tenerlo ahí siempre cuando lo necesita. Ve como camina y le abre la puerta a las chicas y continúa relamiéndose los labios con restos de manjar.

A Key le hubiese gustado acostarse temprano sin sentir culpa por los panqueques inexistentes que le habían quedado a Taemin, pero cuando siente que le sacuden un poco el hombro y ve a Jonghyun inclinándose a él con la mirada preocupada y curiosa, el sueño se va y se levanta para ver que era lo que ocurría.

-       Los probé, pero no sé si son tan ricos como los tuyos.

El plato de panqueques rebosaba y la nariz del moreno tenía restos de azúcar flor. Le dan ganas de comérselo a besos, pero solo le pasa un dedo y le sonríe.

Jonghyun era un pecado capital, pero con una inocencia digna de un niño de tres años.                       

 

r32;

**

 

Le es extraño verse así de formal. Se mueve de un lado a otro; se coloca de perfil, de frente, en un ángulo extraño y aún así se siente raro. No incómodo, pero sí raro, muy raro. Incluso tiene dolores estomacales solo de nervios.

Cruza sus manos y estira sus dedos hasta hacerlos sonar como una maldita manía que todos odian y que Key le espanta diciéndole que un día se quedara con el dedo colgando por tonto.

-       Deja tus dedos.

Ve a Minho caminar a paso sigiloso hacia él, con una toalla en la cintura y gotitas de agua que caen desde su cabello a su abdomen. Algunas se funden en su espalda cuando el alto le abraza desde atrás, observándolo a través del espejo y sonriéndole para que se tranquilizara.

-       Si quieres te presto los míos.

-       No- sonríe, mirando la imagen de ambos abrazados a través del espejo. Le gustaba-. Ya se me pasará. Tienen que irse los nervios de alguna forma.

-       Busquemos esa forma entonces.

Los besos en el cuello eran una gran debilidad y placer a cualquier hora del día, y más encima si el cabello de Minho estaba mojado, traspasándole la camisa, mientras su pecho húmedo se pegaba a su espalda. Los cuenta internamente y cierra los ojos para disfrutarlos un poquito más antes de que se viera en la obligación de detenerlo.

-       Minho, basta, por favor.

Más que regañarlo, le sonó como súplica, pero de todas formas le hizo caso. Ve como le mira a través del espejo con esa sonrisa cómplice, mientras más gotitas de agua se acumulaban en su flequillo. Le dan ganas de meter su mano ahí y sacudirle el cabello, pero eso no terminaría en buen camino.

-       ¿Tan nervioso estás?- se burla, riéndose y generando que el menor se soltara de su agarre y le mirara enojado.

-       No todos los días la gente se casa, Minho.

Taemin lleva dos minutos mirándolo serio y le dan ganas de decirle una broma, pero sabe que eso terminará peor y no es el mejor día como para dedicarse a eso. Hoy por lo menos, no.

-       Entre vivir juntos y casarse no hay mucha diferencia.

-       Es solo que- se encoge de hombros y baja la mirada-. No sé, solo estoy muy nervioso. Lo siento.

Le dan ganas de comérselo a besos solo por el hecho de ver como baja la mirada como si estuviera pidiendo perdón por ser como es. A Minho le gustaría tener un poco de filtro y no actuar de inmediato, pero el cuerpo de Taemin ya estaba mojado a causa del agua de su cuerpo por lo que no le haría nada de mal un poquito más.

Le besa con desesperación, mientras Taemin se apoyaba en el espejo casi siendo aplastado. Y eso no sería tanto si no fuera porque Minho comienza a desabrocharle la camisa con rapidez, la que tanto trabajo le había dado para que no se arrugara. Esa misma que ahora se encontraba abierta completamente y enrollada hasta sus hombros.

-       Minho, vamos a llegar tarde.

-       No me importa, tendrán que esperar los invitados.

Diez pasos contados mentalmente son suficientes para que ambos caigan a la cama. Taemin abajo, sonriendo y disfrutando de cómo los nervios comenzaban a desaparecer, y Minho arriba, aún con la toalla sostenida de su cintura, pero peligrando por ser quitada en un solo movimiento.

Un beso tras otro y el menor apenas puede hablar. Apenas puede respirar y darse cuenta de que no era un buen momento como para tener relaciones justo ahora.

-       ¿Por qué mierda se te ocurre jugar justo ahora?

Jugar.

Eso, el solo simple hecho de escuchar esa palabra le calienta más.

Termina de quitarle la camisa, dejándolo solo con el pantalón formal y un cinturón que chocaba entre su pelvis y la toalla. Cuando el tacto de Taemin comienza a quemar sobre su piel, jugando con el borde de la toalla y mirándolo curioso para quitársela, el timbre suena, escuchándose dos voces que tan bien conocían.

-       Mierda, debe ser Key.

-       No entiendo porqué tenían que venir. Se podrían haber ido directamente a la ceremonia y todos estaríamos bien.

-       Nos conocen.

Minho suelta un bufido y se levanta con una molestia en su entrepierna y otra en su cabeza. Camina a pasos pesados hacia la puerta y se queda con la mano de Jonghyun frente a su cara, sin poder tocar el timbre nuevamente.

Key y Jonghyun parecían de una revista de etiqueta. Ni siquiera era posible adivinar cuánto tiempo habían dedicado en vestirse.

-       Algo me dice que no mire de tu cintura para abajo.

-       Son unos irresponsables.

Key se adentra entre ambos cuerpos, empujándolos y caminando directamente a Taemin que aparecía en escena con la camisa a medio poner y el cabello más desordenado de lo que estuvo nunca.

-       ¿Qué mierda te pasa?- los nervios se lo comían y ellos no hacían nada por tranquilizarlo-. Es un día demasiado importante y tú estás haciendo estupideces con Minho. ¡Y ni siquiera estás vestido!

Le ofendía que él hubiese gastado más de tres horas en arreglarse y ese par, al que le quedaban solo cuarenta minutos para aparecer en la ceremonia, ni siquiera habían pensado en la ropa que usarían.

-       Lo siento- les interrumpe Jonghyun-. Está más nervioso que los novios.

-       Iré a vestirme antes de que me mate.

Minho arrastra los pies hacia la escalera y Taemin le mira de reojo sin saber si acompañarlo o no, porque al moreno no le quedaba muy bien el nudo de la corbata y él podría ayudarlo. Pero Key lo conocía y le miró con furia al verlo moverse en lo más mínimo.

-       Onew y los invitados ya están esperándolos y ustedes haciendo quizás qué- continúa regañándolos-.

-       Taemin- le grita el alto desde arriba-. De verdad que no quiero verlo más, ¡ya no aguanto a Key!

-       ¡¿QUÉ DIJISTE CHOI?!

-       Cariño, no es el momento para pelear, por favor.

A pesar de su ceño fruncido, Jonghyun le sonríe.

-       Hyung, ya estoy listo.

Los pasos de Taemin resuenan suavemente silenciados por un suspiro ahogado de Key, que se le acercaba contento y con ganas de arreglarle los últimos detalles. La corbata más floja de lo que tiene que ir y la chaqueta más debajo de los hombros como cuando los niños pequeños se vestían a si mismos.

-       Hyung, me aprieta.

-       No importa, no morirás.

Le limpia pelusas invisibles y le ordena un mechón de cabello que se sale de su lugar. Y busca entretenciones que tenga que arreglar en su ropa porque no quiere mirarle a los ojos y darse cuenta cuánto ha crecido, que ya no tiene doce años sino que veintidós. Y lo peor de todo, es que ya había llegado alguien a quitarle el lugar de protección que tenía con él.

(Ese maldito arquitecto.)

-       Ve a buscar a Minho, los esperaremos abajo- se apresura en decir cuando su mirada se vuelve vidriosa-.

Taemin asiente y va a la escalera y sube los peldaños de dos en dos porque le desespera la imagen de ver a Minho de etiqueta y darse cuenta que todo eso le pertenece. Su rostro, su cuerpo, su corazón, todo.

-       ¿Qué pasa?

Se queda a mitad del camino y no avanza más, solo se queda embobado ahí, en el medio de la habitación, observando lo afortunado que era de estar con alguien así como Minho. Alguien en peligro de extinción.

-       ¿Me pongo otra corbata?

-       No- se apresura en decir y da un par de pasos y se queda frente a él-. Me gusta esta, está bien.

-       ¿Llevas los anillos?

Minho le vuelve a ordenar el mismo mechón de cabello con el que Key no pudo luchar y el menor asiente, tranquilo y aún observándolo.

-       Tranquilo, todo va a salir bien- lo conoce más que a si mismo y huele su nerviosismo a la lejanía-. No estés nervioso. No hay nada de qué preocuparse.

-       ¿Y si hago algo mal?

Le sonríe y le toma las mejillas con ambas manos, juntando sus frentes. Se toma su tiempo en responder y se embriaga con el olor dulce que expele la piel de Taemin.

-       Serás perdonado de una u otra forma.

Igual se le revuelve un poco el estómago y se agarra con desesperación a la tela blanca de la camisa de Minho, que le queda demasiado sentadora como para ser justos, y le rodea el cuello con los brazos, fundiéndose en un desesperado beso con dejos de nerviosismo.

-       Nunca dejes de amarme, Minho.

-       Nunca podría llegar a hacerlo.

Y bajan antes de que Key los llame porque era probable que lo hiciera. Y se sientan en el asiento trasero de Jonghyun y el camino comienza en silencio con una música de fondo que busca calmar a los cuatro. Key habla de un tema sin sentido hasta que se da cuenta que hace bastante rato el auto no avanzaba y que delante de él habían cientos de más vehículos que se encontraban atascados. Las palabras de tranquilidad se fueron a la mierda y fueron reemplazadas por ataques verbales lo suficientemente fuertes por parte de Key como para llamar la atención de los otros tres que intentaban calmarlo. Pero su brazo era lo suficientemente largo como parar cruzarse por delante de Jonghyun y tocar la bocina desenfrenadamente hasta que alguien los dejara pasar.

-       Key, cariño, es una abuelita.

-       ¡Que se mueva!- asoma la cabeza por fuera de la ventana y comienza a gritarle avergonzando a sus tres amigos que más que apoyarlo, se burlaban-. ¡Señora muévase, mi amigo se va a casar y estamos atrasados!

El punto de la historia queda ya muy lejos porque como es usual, Key consigue lo que desea porque mata si así fuese necesario, y llegan tarde, llegan con una velocidad que les obligaba a ir rezando en el interior del auto para que no se cruzaran con un policía, pero llegan. Taemin con el nudo de la corbata un poco corrido y Key con el cabello fuera de sí lo que es lo que más logra molestarle dentro de toda la situación.

-       ¡Al fin llegaron!

Un desesperado Onew se les acerca cerciorándose de que estuviesen bien y de que no les hubiese ocurrido un accidente por la tardanza. Los invitados que se encontraban afuera les miran con un mohín en la cara y más cuando ven la alegría de la mayoría al enterarse de que al fin habían llegado los que habían conseguido atrasar la ceremonia.

Taemin camina con paso inseguro hacia su hermano, recibiendo un afectuoso abrazo de parte de él, desordenándolo más de lo que ya estaba. Onew y su torpeza, era una de las cosas que más extrañaría de ahora en adelante.

-       ¿Tenían que llegar tarde en un día especial como hoy?

-       Hyung, no quiero- se niega de repente, bajando la vista.

-       Ay Taemin, por qué. Ya lo habías asumido.

-       Siento que ahora te veré menos.

-       No pienses eso.

-       No quiero que te cases, hyung. Y menos que te vayas a vivir a otro lado.

Cases. Era una palabra tan extraña y distante a él que no sabía porque le afectaba incluso más que su hermano.

-       Taemin, no es como si me fuera a morir ¿o sí?

-       No- se ríe, mirándolo y sonriéndole-. Solo preocúpate de que tenga sobrinos lindos.

El menor repasa la historia de amor de Onew mentalmente, convenciéndose de que esa chica que le había presentado el idiota de Minho sí era la correcta, pero unos brazos torpes lo vuelven a acercar desde el cuello, sumiéndolo en un abrazo mucho más apretado y con más necesidad de amor que el anterior. A Taemin le dan ganas de llorar y no sabe porqué, pero escucha a su madre que los observaba un par de metros más allá, encargándose de llorar más que toda la gente que había en la iglesia junta.

Y les cuesta separarse, les cuesta no mirarse y no tener los ojos aguados porque eran hermanos y siempre habían estado juntos a pesar de todo. A pesar de sus peleas, de sus amoríos extraños y de esas palabras que a veces solo querían conseguir dolor en el otro.

Onew se encoge de hombros y Taemin le dice que entren antes de que vea a la novia antes de tiempo. Y caminan juntos, caminan por el pasillo, rozándose los brazos y caminando hacia al altar a esperarla. Y Taemin ve a Minho desde la espalda; lo ve sentado en la segunda fila al lado de su madre y de una hermosa Sulli que relucía dentro del lugar. Lo que más le asombraba era con quién conversaba, porque aún no era capaz de asumir la relación perfecta que se estaba creando entre su padre y su novio, algo así como una relación de padre e hijo que nunca creyeron posible.

Y Onew le susurra un par de palabras ya en el altar, mirando desde un poco más arriba a todos los invitados. Taemin se fija en Key y Jonghyun que se habían ubicado al lado de Minho, y en como el rubio buscaba confort en el hombro de su novio porque las lágrimas ya habían comenzado a salir y eso que aún ni siquiera comenzaba la ceremonia. Ve a Jonghyun entregarle un pañuelo y a Minho fruncir el ceño y preocuparse un poco porque aún no comprendía como alguien podía ser tan sentimental como Key.

Le dan ganas de bajar y decirle que se tranquilizara, que solo era un matrimonio, nada más.

Pero la novia entra y su mente se va a otro lado en la que solo consigue mirar el rostro reluciente de su hermano, brillando en felicidad y expeliendo tanto amor que conseguía embobarlo a él.

La chica era linda y buena. Estudiaba algo así como gastronomía y Minho la había conocido en el medio de una fiesta con unos arquitectos y sintió la necesidad de presentársela a Onew porque tenía que devolverle el favor. Solo que la chicha no era su hermana menor y tampoco era del mismo sexo.

Onew hizo que te conociera, es lo menos que puedo hacer por él.

Es suficiente que sigas siendo su amigo de por vida.

Nunca se vio en la necesidad de aceptarla hasta cuando se enteró de que se casarían. De que habían dado un paso más allá y que ya estaban dispuestos a seguir el mismo destino.

Y ahora estaba ahí, de pie, balanceándose con los talones y mirando una historia de amor que recién comenzaba. Observa a sus padres que se sentaban bastante juntos y a su madre sorbetear un poco la nariz.

Y quizás todos tenían razón. Quizás si era algo tan bonito como para emocionarse. Quizás las lágrimas de su madre y las de Key si eran justificables porque después de todo, no todos los días tu hermano se casa. No todos los días era el testigo de eso, dándole su apoyo condicional y aceptando que él si podía hacer su relación legal y no como le sucedía a él. De pronto, se siente tonto por no poder derramar aunque sea una lágrima.

Ve a Key mirarlo con la mirada quebrada y a Jonghyun con un pulgar arriba, dándole ánimos e intentando indicarle que todo estaba bien. Observa como el moreno le abraza desde la espalda y le susurra cosas bonitas, seguramente para hacerlo sentir bien.

Y ahí estaba Minho, al lado de Jonghyun, sonriendo por dios sabe qué y mirándolo, feliz, lo que de un momento a otro le hizo a sentir una calidez por dentro como cuando alguien se toma un té. Y ve como le guiña un ojo y eso le hace florecer las mariposas que nunca han abandonado su estómago desde que están juntos. Y le dan ganas de sonreírle y lo hace. Y agacha un poco su cabeza y se sonroja porque aunque ellos no puedan hacer su relación legal, se da cuenta de que no por eso, no puede disfrutar el matrimonio de su hermano. Le dan ganas de ir y sentarse junto a él y acurrucarse en su hombro y pedirle que le diga que lo quiera, pero Taemin tiene que esperar dos horas hasta que la ceremonia acaba y Minho se le acerca a decirle que si está aburrido o que si le duelen las piernas, pero él quiere un beso, uno corto y preciso que le haga darse cuenta que todo lo que ha vivido con él no es mentira ni parte de otro mundo.

Si Taemin hubiese tenido que elegir un momento a lo largo de su vida en el que se consideró realmente feliz, fue este; en el que se dio cuenta que tiene una familia hermosa que aprendió a aceptarlo y unos amigos que por muy sobreprotectores que sean, lo aman así.

Y especialmente también, porque lo mejor de todo lo que le había pasado y le había tocado vivir, era posible tener a alguien como Minho a su lado.

 

Notas finales:

¡GRACIAS POR LEER!


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