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Sol de Invierno por Carito_d

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por leer, espero que disfruten este nuevo capitulo ♥

Capitulo IV

Jonghyung odiaba enfermarse. Odiaba el hecho de estar acostado por sentirse mal y no por el hecho de querer estar acostado. Aparte que le costaba respirar y su voz se escuchaba distorsionada, como si fuera otra persona.

Y más encima, cada vez que faltaba a la universidad por algo así, se les ocurría hacer un trabajo en parejas, teniendo Minho que trabajar con otra persona y él quedar solo, o trabajar con el más perdedor de la clase.

-       Como si fuera mi culpa que te anden destapando en la noche- inquiere Minho, burlándose.

El enfermo toma un cojín y le pega a su amigo que se encontraba acostado junto a él en su cama. A pesar de que lo abandonara en los grupos y lo molestara el 99% del día, apreciaba los actos en los que aparecía de repente en su casa a pesar de que estuviera enfermo y lo pudiera contagiar. En verdad, lo quería como a nadie, pero eso nunca se lo diría.

-       La semana pasada pasó algo que olvidé contarte- le introduce algo nervioso.

Jonghyun lo mira a través del papel con el que se sonaba. La cara de su amigo le demostraba que seguramente contaría algo que presenció incómodamente. Le hace un movimiento con la mano para que este comience la historia mientras él estornuda nuevamente.

-       La semana pasada me llamo Sulli para que la fuera a buscar, el día que llovió- le explica con calma-.

-       ¿No era que no te gustaba ir a lucirte a su colegio?

El resfrío le provocaba tan mala pronunciación a Jonghyun que cada vez que hablaba Minho tenía que aguantarse la risa o recibiría nuevos golpes cada cinco minutos.

-       Y no me gusta, pero tenía que ir a buscar a Sulli y

-       Esta es la historia más aburrida que te ha pasado- le interrumpe, sorbeteando la nariz.

Minho se voltea hacia él, con el ceño fruncido.

-       ¿Te vas a callar o se te fueron los mocos al cerebro?

Esto provoca risas en el chico, produciendo una cadena de tos que fue imposible de parar si no hubiesen tenido agua a mano. Después de largos minutos, consigue continuar.

-       Y estaba Taemin- Jonghyun lo mira con el ceño fruncido, sin entender-. El hermano de Onew.

-       Ahh, el pendejo extraño.

Minho siente una especie de enojo cuando escucha eso. No sabe porqué, pero siente la necesidad de defenderlo y de decir que no es extraño.

-       Él- rectifica, serio-. Lo llevé porque se iba caminando y por la lluvia y eso.

-       ¿Y?

-       Y Sulli bajó a comprar y me quedé solo con él y…

-       Dime por favor que no te lo follaste.

-       Noooo, ¡nooo! Solo me dijo algo.

-       ¿Qué cosa?

Sus mejillas se tornaron un poco rosadas, al recordar la situación.

-       Que si a todas las casas que voy, espío a la gente en sus habitaciones.

La expresión de su amigo es tan chistosa, que gracias a eso consiguió distraerse y olvidar el rostro de Taemin, inquisitivo a través del espejo retrovisor.

-       ¿Y ese qué se cree?- le pregunta sin esperar respuesta-. Te odia, sin duda.

-       Graziaz- le imita con su voz-.

-       Por dejarme solito vas a tener que ir a su casa y te seguirá puteando.

Minho mira a su amigo sorprendido, había olvidado por completo ese detalle. El detalle de que haría el trabajo con Onew y tendría que ir a su casa.

Su estómago se revuelve de un brinco debido a la impresión.

La pregunta es si fue un brinco de miedo o de felicidad.

***

Eran las cinco de la tarde y Minho entra de improviso a la habitación de su hermana. Siempre tenía la mala costumbre de hacer eso, ya fuera inconsciente o conscientemente. Le daba lo mismo lo que estuviera haciendo, total no tenía nada nuevo que ya no supiera.

Y efectivamente, estaba haciendo algo que a ella no le hubiese gustado que hubiese visto.

-       ¿Es necesario que quieras conversar conmigo cuando me estoy depilando?

Minho se encoge de hombros e intenta ponerle su mejor cara, intentando decirle que le daba lo mismo verla en esa posición tan extraña.

Las mujeres son las mujeres. Y su hermana es su hermana.

Ella lo mira con la máquina de depilar en la mano, esperando que su hermano hable de una vez. A él le cuesta notar que eso es lo que espera.

-       Ah, cierto. ¿Vas a salir?

El ceño que aparece en la cara de Sulli es tan evidente que Minho se recrimina a sí mismo por preguntarle eso. Era una pregunta lo suficientemente extraña como para que ella se expresara de esa forma.

-       ¿En qué interfiere en tu vida si yo salga? La mamá es la que me da permiso, no tú.

Su hermana es su hermana. Sí. Una estúpida que no le da la información que necesita. Lo único que quiere saber es si saldrá porque si sale, lo haría con Taemin, y si eso fuera así, no estaría así de nervioso como está por miedo a encontrárselo.

-       Era porque voy a salir y te podía llevar- le miente-. Pero ya que eres tan simpática, ojalá no tengas dinero y te tengas que ir caminando.

-       No saldré, ahórrate el bullying.

Dios.

Mega Dios.

Esa no era la respuesta que esperaba.

No. Esa no era la respuesta que necesitaba.

Dios.

***

Cuando Minho va camino a la casa de Onew en su auto, va en un proceso tal de convencimiento de que no pasará nada y de que Taemin ni siquiera se le acercará a asustarlo, que cree que se siente mucho mejor.

Sí. Mucho mejor.

Baja del auto con un montón de libros y se fija que en el segundo piso hay una luz encendida. Se queda un instante, intentando averiguar si era la habitación de quien creía, pero prefiere seguir con su plan de convencimiento y golpea con seguridad la puerta. Y le importa tan poco si es Taemin el que le abre, que se llega a decepcionar cuando ve la cara de su compañero.

-       Minho, que puntual- le sonríe.

Y cuando lo ve sonreír se siente hasta un poco mal por lo abusador que está siendo con él. Porque más que mal, está ahí en su casa solo porque es el que tiene mejores notas en ese curso y es su única salvación para no tener que repetir esa materia.

No me iré al cielo.

Pasan a la sala del comedor y dejan los libros sobre la mesa. Al parecer Onew ya había empezado porque habían un montón de hojas con anotaciones esparcidas por el lugar.

Minho se sintió con mayor remordimiento.

-       Estaba analizando algo- comienza el chico-. Y tenemos un problema, Minho.

-       ¿Cuál?- se sienta a su lado e intenta mirar sobre su brazo, el papel que miraba tan inquisitivamente. Él no veía ningún problema, sinceramente.

-       Tendremos que hacer una maqueta que demuestre el terreno y yo no tengo los materiales suficientes, así que tendremos que comprar lo antes posible.

-       Sí, claro- no entendía que tenía que hacer, pero si Onew lo decía, él lo seguía-. ¿Voy yo? Me demoraría muy poco.

-       No, prefiero que te quedes trabajando y adelantando un poco aunque sea. Tus dibujos son mucho mejores que los míos, quizás por eso deberías empezar.

Eso definitivamente no estaba dentro del plan de aceptación de Minho. El hecho de ver a Taemin y no sentirse agobiado era un gran punto, pero el hecho de quedarse en su casa y SOLO, era un plan que exigía mucha más preparación previa.

Mucha más.

Pero ni siquiera nota cuando Onew sale rápidamente a comprar, dejándolo absorto en sus pensamientos. Levanta la cabeza desde los dibujos y ve la sala vacía, al igual que los demás espacios. Espera unos momentos e intenta escuchar si desde el segundo piso se escuchaba algún sonido que indicara que había vida en la planta superior.

Pasaron más de cinco minutos y nada sonó.

Minho suelta un suspiro y se relaja.

Probablemente era la habitación de Onew que se había quedado encendida y que había visto desde fuera.

Primera etapa del plan: superada.

Toma un extenso papel blanco y lo despliega en la mesa, para luego diagramar en pequeños cuadros la hoja, indicando en que sección dibujaría que cosa y en cual no. A su lado, abre su pequeño portátil blanco, buscando que imágenes serían necesarias de retratar. Y comienza a dibujar tan concentradamente que no escucha cuando un par de pasos comienzan a descender por la escalera que se encontraba en el salón contiguo.

Cambia el color del lápiz con el que dibujaba y continúa en lo suyo.

Taemin sabe que no está solo. Lo huele, lo escucha, lo siente.

Y sabía que no era cualquier persona. Sabía que era él. Minho.

Avanza por la sala del acceso hasta llegar a la sala del comedor. Y ahí lo ve, instalado con todo el cuerpo sobre la mesa, dibujando sobre una hoja que aplastaba consigo mismo.

Estaba tan concentrado que ni siquiera se fijó en su presencia.

Taemin le da una mirada más y continúa su recorrido hacia el resto de la cabeza, buscando a su hermano por todas partes.

-       ¿¡Jinki!?

Su grito alarma a Minho, quien se reincorpora de inmediato, mirando asustado a todas partes.

-       ¿Jinki?

Su voz se siente más cerca, alertando al chico de que cada vez se acercaba más hacia su lugar. Minho deja descansando el lápiz en su mano, mirando fijo al pasillo.

Entonces aparece, con su típica presencia seria, irrompible. Y le mira, queriendo decir quién sabe qué y quién sabe por qué.

-       Hola.

Fue un impulso. Un impulsivo fallido que pone a Minho en la situación de pensar por qué hizo eso. De por qué se pone nervioso y no sabe qué hacer y por qué siente la necesidad de buscar un lugar por donde huir y esconderse y pedir, por favor, que deje de atacarlo así.

Taemin no le responde. Solo mira. Sería una ofensa si le hubiese respondido.

-       Onew fue a comprar materiales. Dijo que no se demoraría mucho, fue hace no más de quince minutos.

Y lo mira, esperando que haga alguna señal con respecto a lo que le dijo, pero no asiente ni sonríe ni le responde. Minho reza porque respire al menos.

Y se retira con calma, arrastrando levemente los pies sobre el piso. Minho ya no lo alcanza a ver, pero sigue escuchando el compás de sus pasos a la lejanía.

Cree que lo mejor sería colocarse sus audífonos y aislarse del lugar para no tener que estar mortificado de Taemin cada vez que pasa, creyendo que saldrá con una nueva pregunta inquisitiva.

No alcanza ni siquiera a desenredar los audífonos cuando ve que el chico camina hacia la sala del acceso, probablemente para subir nuevamente la escalera, pero se detiene. No alcanza a poner un pie sobre un peldaño y se devuelve.

Uh – oh.

Eso le huele mal.

Intenta seguir desenredando sus audífonos, pero hacerse el tonto estaba siendo demasiado obvio, y quedaba cada vez peor. Levanta la cabeza y ve a Taemin a tan solo un par de metros de él, mirándolo fijo, mientras tomaba de un jugo en caja a través de una bombilla.

El olor a manzana se impregna en la sala.

-       ¿Por qué estás acá?

Por primera vez su voz suena normal, sin ninguna intención de odio de por medio. Aún sostiene la bombilla entre sus labios, jugando con ella.

El solo acto de ver al chico tomando jugo con una bombilla, le parece algo enternecedor.

-       Estoy haciendo un trabajo con tu hermano- y le indica el montón de hojas y el dibujo que estaba haciendo.

Taemin lo mira y se acerca lentamente, doblando justo para sentarse frente de él. Sube los pies a la silla, apoyando su cara sobre sus rodillas.

-       ¿Trabajo de qué?- le mira fijo, esperando la respuesta.

-       Urbanismo- Minho intenta dibujar, pero no consigue concentrarse.

-       Que aburrido.

El chico sigue tomando jugo, hasta que la bombilla hace el fuerte sonido que indica que el líquido ya está a punto de acabarse. El moreno se exaspera un poco y levanta la cabeza, mirándolo serio.

-       ¿Qué es el urbanismo?

Sabía que Taemin estaba jugando con él. Sabía que quería desconcentrarlo a cada instante o conseguir que se hastiara de preguntarle tantas cosas.

Pero no caería en su juego.

-       ¿De verdad quieres saber?

-       Yo hago las preguntas- le inquiere, levantando una ceja-. Mi casa, mis preguntas. Tú casa, tú preguntas.

Dios. De verdad conseguiría alterarlo.

-       Es una ciencia que estudia la ciudad, el orden y esas cosas.

Taemin lo mira, pareciendo interesado. De hecho, nunca ha dejado de mirarlo, cosa que lo pone nervioso. Toma el lápiz y sigue dibujando, con algo de recelo.

-       ¿Siempre dibujaste así de bien?

-       ¿Si digo que sí pareceré muy egocéntrico?

Le sonríe sincero, dejando su caja de jugo sobre la mesa. A Minho le perturbaba verlo. La imagen de niño pequeño tomando jugo con una bombilla y la otra de verlo fumar en la calle, le provocaba cosas inexplicables que no conseguía entender.

-       Mi casa, mis preguntas.

-       Lo siento. Lo olvidé- ahora Minho se da el lujo de sonreír un poco.

-       ¿Te desconcentro?

Sí. Demasiado. Sin parar. Me tienes los nervios de punta y lo único que consigo es seguir pintando el mismo lugar que hace cinco minutos.

-       No, estoy bien- le responde seguro, mintiéndose a sí mismo.

-       ¿Me viniste a ver?

Esa pregunta si que no se la esperaba. Para nada. De hecho consiguió que levantara la cabeza y lo mirara fijo. Siente como su estómago se sacude violentamente y más cuando Taemin lo mira directo a los ojos, esperando.

Sabe que sus mejillas tomaron un poco de color y está seguro de que el rubio lo notó, porque una pequeña sonrisa aparece en su cara.

-       Eh… no- no sabe porqué, pero su voz suena como si intentara disculparse por no haber ido a eso-. Yo vine…solo a trabajar con Onew. Eso es todo.

El chico sigue jugando con la bombilla entre sus labios, a pesar de que ya no le queda jugo. A Minho le gustaría que dejara de mirarlo así de hipnotizado.

-       No mientas- le dice casi susurrando-. Nunca haces los trabajos con Onew. Él me lo dijo.

Su respuesta lo pone tan nervioso que se obliga a sí mismo a volver a hacer lo que estaba haciendo, pero cuando da señal del más mínimo movimiento Taemin baja los pies de la silla y acerca su cuerpo sobre la mesa, intentando hablarle un poco más cerca.

-       Para la próxima vez que vengas, podrías ir directo a mi habitación- le sonríe, sensual-. Así como hiciste la última vez.

Minho siente que un montón de imágenes se unen en su mente. Pasan una tras otra, sin dejarlo concentrarse y volver al planeta. Ve a Taemin sentado en su pieza y ahora en frente de él. No sabe que pensar. No sabe pensar en ese momento.

Se concentra en el pecho del chico, gracias a la escotada polera que andaba trayendo, que dejaba ver todos esos huesos que parecían apenas estar fortalecidos por la piel. El chico era tan delgado que parecía no tener grasa en su cuerpo.

Siente lo que le dijo una vez más dentro de su cabeza y cree que pasaron horas y él aún no es lo suficientemente valiente como para responderle.

Se hace el valor, a pesar de lo acaloradas que se encuentran sus mejillas –y su cuerpo- y le responde.

-       Esa vez fue un accidente –intenta disculparse, sin querer asumir que el chico estaba coqueteando descaradamente con él-. Pensé que era el baño, lo siento, de verdad.

Taemin lo mira, sonriendo, hipnotizado a él. Había subido los pies sobre la mesa, y cada cierto tiempo, se tocaba el cuello y un poco más abajo, masajeándose lentamente.

Eso estaba volviendo loco al moreno.

-       ¡Llegué al fin!

La presencia de Onew en la sala, interrumpe la extraña charla que estaban teniendo los dos. Minho lo mira de inmediato, apenas entró, mientras que Taemin se dio el lujo de seguir mirando al moreno unos segundos más, antes de mirar a su hermano.

-       Pensé que estabas durmiendo- le dice Onew a su hermano, bastante extrañado de su presencia en la sala.

Taemin sonríe, respondiéndole, pero sin parar de mirar a Minho.

-       Estaba teniendo una entretenida conversación con tu compañero.

Y el moreno no resiste más. No resiste el hecho de que Taemin hable con ese tono de voz, que claramente su hermano no reconoce, pero que provoca que a él le den pequeñas descargas eléctricas en el cuerpo.

-       Baja los pies- le ordena Onew, mirándolo serio-. Sabes que mi mamá odia que hagas eso.

Pero no lo escucha, menos cuando ve que Minho se quita el polerón, pasándolo sobre su cabeza y teniendo una pequeña lucha con él. Taemin se aprovecha de eso y observa detalladamente como la camiseta del chico se alcanza a elevar junto al polerón.

-       Okey. Como digas, mamá.

El rubio se levanta de la silla, bajando los pies con un solo movimiento, y comenzando a caminar bastante serio debido al regaño de su hermano. Pero, por cierta razón inexplicable, sabe que Minho probablemente esté mirándolo, porque lo siente.

Siente su mirada en su nuca, esperando quizás, que él no se vaya.

Y se voltea, y ve al moreno, mirándolo, casi sonriendo. Una sonrisa pequeña, pero pícara, que desea algo más.

Y él le devuelve la sonrisa, y se da el valor de guiñarle un ojo. Un acto simple, pero que provoca que Minho sonría, pero desvíe su mirada hacia su hermano, que probablemente no para de hablarle sobre el trabajo que tienen que hacer.

Y no entiende como pasó, pero en algún momento, ese moreno comenzó a conseguir que su estómago flote cada vez que lo ve.

 


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