Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El pintor del rey por Mirelle

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Fik Narusasu Oneshot :3

Notas del capitulo:

Los personajes no me pertenecen.

Me gustaría dedicar este Oneshot a una amiga que cumplirá años el 21 de este mes. Muchísimas felicidades, Laura, te quiero y espero que te guste el fiki :3

(Ya que siempre te quejas de que no escribo nada...) ;D

Espero que les guste UwU

Por cierto, ATENCIÓN:

INQUISIDOR (de wikipedia): Inquisidor era la denominación con que se designaba a cada uno de los tres jueces de la Inquisición, un tribunal y organización creada para extirpar la herejía religiosa, la heterodoxia ideológica y otros asuntos rechazados por la Iglesia Católica mediante la censura o expurgo (libros, comedias etc.), el castigo jurídico (multaconfiscaciónsambenito) o la ejecución por la hoguera (reos rebeldes), en efigie (reos huidos o desaparecidos), por la horca (reos de condición humilde reconciliados) o por el hacha (reos de elevada condición social).

EL PINTOR DEL REY

 

Itachi caminaba indomable por los pasillos del castillo. Era seguido por su séquito de compañeros de la inquisición, dónde trabajaba él. Todos con una cara seria, parecían más sus guardaespaldas que sus compañeros. Todos ellos iban vestidos de negro y llevaban una larga capa con el símbolo de la orden. Itachi era un hombre de unos veinticinco años, con el pelo largo y agarrado en una coleta baja.

 

Abrió bruscamente la puerta que buscaba y entró de golpe. Allí se encontraba su hermano menor, Sasuke, un joven de unos diecisiete años leyendo un libro de fantasía medieval encima de su cama. Por la interrupción dejó de leer y observó al recién llegado (y a su grupo).

 

-Dios esté contigo, hermano. – saludó el mayor. – Me temo que debo darte una mala noticia. El pintor real acaba de morir.

 

-¿El señor Jiraya? – preguntó desinteresadamente. Nunca había apreciado al viejo pintor que amaba pintar mujeres desnudas completamente. – Bueno, solo hace falta que encuentren a otro. – Realmente no tenía mucho interés. Itachi y él pertenecían a una familia noble que vivía dentro del castillo con el rey, pero nunca se habían interesado por posar para un cuadro.

 

-Ahora está con Dios. Es lo mejor. Sabía que lo entenderías. – Sasuke alzó sus ojos al techo y suspiró. Odiaba cuando su hermano inquisidor se ponía tan pesado con los asuntos de Dios. Él no era creyente, aunque le convenía guardar silencio en esos tiempos. Los inquisidores quemaban a cualquiera por el más mísero pecado.

 

-¿Sólo querías decirme eso? – preguntó de nuevo. Itachi asintió, se dio media vuelta y desapareció en la oscuridad de los pasillos.

 

-La puerta… - susurró Sasuke de manera cansada, levantándose para ir a cerrarla personalmente. Su hermano tenía la mala costumbre de abrir la puerta y no volverla a cerrar.

 

Cuando se había levantado y se acercaba a su objetivo, entró a su habitación de pronto un hombre de la misma edad que su hermano, rubio y con los ojos azules. El hombre no pareció notar la presencia del menor. Entró, cerró la puerta y suspiró. Así, reparó en Sasuke.

 

-Oh… ¿Es esta tu habitación? – preguntó extrañado. Sasuke enarcó una ceja. – Bueno, supongo que sí, dando por hecho que os encontráis en pijama… - había cambiado su tono de voz a uno de más servicial.

 

-¿Y vos sois…?

-Mi nombre es Naruto. Pintor. Para serviros. – intentó hacer una reverencia, pero no le salió demasiado bien y casi se cayó.

 

-Sí, y también bufón. – comentó Sasuke. - ¿Y puedo saber por qué tan humilde compañero me acompaña esta noche? – preguntó con burla. Naruto ni siquiera pareció notarlo.

 

-Bueno, estaba buscando mi habitación, esta me ha parecido atractiva y…

 

-¿Se ha colado en el castillo sin más? – le cortó Sasuke. – Tiene que esperar en la puerta para que los guardias le den permiso para entrar y le guíen por el castillo. ¿Es que acaso no tiene educación? – preguntó preocupado. Naruto se sonrojó ligeramente.

 

-Bueno, bueno, no hace falta ponerse así… Ahora iré a buscar a los guardias. – afirmó. A continuación se quedó unos segundos en silencio y recorrió de arriba a bajo el cuerpo del menor con una mirada lujuriosa, casi sin querer. – Cuando me haya establecido… ¿me permitirá que le encule?

 

-¿¡Encule!? – preguntó asustado Sasuke. Naruto se sonrojó como un tomate y empezó a sudar mientras negaba varias veces con la cabeza.

 

-¡Encuadre, encuadre!

 

-No me gustan los cuadros. No muestran a las personas realmente… - comentó el moreno. Naruto sonrió.

 

-Mis cuadros son distintos. Captan las almas de las personas, las recomponen en el cuadro. No por nada soy el mejor de toda la región… Puede que no sea bueno con las salutaciones, que me confunda a la hora de hablar o que sea torpe, pero mi pintura es excelente.

 

-Hágame un cuadro. – añadió el moreno con una sonrisa juguetona. – Dedíqueme un cuadro y si me gusta posaré para usted.

 

Naruto estuvo feliz.

 

-¡Genial! ¿Sólo hace falta que le dé una prueba de mi arte? ¡Es genial, maravilloso! – Sasuke se rió. – Por cierto… no me ha dicho su nombre… - dijo dudoso.

 

-Si el cuadro me gusta, Naruto, le concederé mi nombre y los que hagan falta. Hasta entonces… - Naruto entendió que le estaban echando. Hizo de nuevo una reverencia (que esta vez no le hizo quedar en ridículo) y se marchó. Sasuke se quedó mirando la puerta con una sonrisa.

 

Naruto caminó por los pasillos con la misma sonrisa, pero un poco más tonta. Si tenía suerte conocería el nombre de ese chico y además conseguiría que posase en un cuadro para él. ¡Naruto no pensaba perder la oportunidad!

 

Por los pasillos le interrumpió el rey, Madara, que le observó por encima del hombro.

 

-Um, llegabas hoy… - murmuró con indiferencia. Naruto asintió eufórico. – Pues ya puedes instalarte. Mañana mismo te espero a pleno rendimiento. – Naruto asintió, hizo otra reverencia al rey y esperó a que se marchara para reanudar su paso. Se dirigía a su estudio. Iba a aprovechar su día libre para pintarle un pequeño detalle al chico de nombre desconocido.

 

 

 

 

Eran las tres de la mañana. Sasuke se había ido a dormir y estaba en el mejor de los sueños – sueño donde se convertía en el rey de los tomates y era coronado como súper tomatón del año – cuando el ruido de su puerta abriéndose le despertó. Agarró el candelabro que estaba encima de la mesita de luz, preparado por si se tenía que defender.

 

-¿Yuki? – preguntó una voz en la oscuridad. Sasuke se sorprendió; hubiese dicho que se trataba de la voz del pintor de la corte, pero… ¿Yuki? ¿A quién buscaba ese hombre? Se quedó en silencio. – Bueno, supongo que no es tan fácil. ¿Rin? ¿Estás despierto, Rin?

 

-¿A quién buscas? – preguntó Sasuke, notando su voz más adormilada de lo que hubiese querido que se notara.

 

-Oh, ¡alegría a los oídos! Es que con esta oscuridad no se ve nada… - dijo Naruto, entrando directamente a la habitación y cerrando la puerta tras de sí. - ¿Tienes tiempo para mí?

 

-Si digo que no, igualmente no te marcharás, ¿cierto? – el moreno se incorporó en la cama. - ¿Qué quieres a estas horas? ¿Y quiénes son esos Rin y Yuki a quién buscabas? – Notó como Naruto se sentaba a su lado.

 

-Oh, es que como no sabía tu nombre he ido probando. Acabo de terminar un cuadro, me gustaría enseñártelo…. – Sasuke enarcó una ceja, aunque por culpa de la oscuridad, Naruto no le vio.

 

-¿Y como pretendes que…? – Naruto encendió una vela, iluminando ligeramente la habitación. Entonces Sasuke se percató de lo atractivo que estaba el rubio de noche. Naruto también perdió el aliento por la hermosa cara adormilada de Sasuke.

 

-Se llama Metamorfosi. Es un cuadro sobre mitología, explica la historia de Dafne y Apolo.

 

-¿Ella se está convirtiendo en árbol? – preguntó Sasuke, observando asombrado el pequeño cuadro que le entregó Naruto.

 

-Sí, en la mitología ella se convirtió en un árbol para mantenerse virgen y escapar de las garras del Dios Apolo, que la quería conquistar. – explicó el rubio. – Creí que sería un buen tema para interpretar, puesto que con este cuando puedo hacer que te conviertas en árbol – metafóricamente – y que no quieras saber nada más de mi arte o que te quedes toda la eternidad junto a mí.

 

-Naruto, Dios mío, ¡qué trazo! Y los colores… ¿cómo has conseguido estos tonos en tan solo una noche? ¿Y las expresiones de los personajes? ¡Expresan perfectamente! Es increíble…

 

-¿Aceptas, entonces, ser mi modelo? – preguntó nervioso. Sasuke asintió sin pensárselo dos veces.

 

-Sasuke Uchiha – dijo. El rubio pareció no entender. – Que tu siguiente modelo (yo) se llama Sasuke Uchiha. – Naruto sonrió feliz y abrazó al menor. - ¡Gracias, gracias!

 

En ese momento, Naruto cayó dormido. Sasuke hizo un intento por despertarle, pero no consiguió nada; Naruto estaba cansado por haber dedicado tanto tiempo y esfuerzo en su cuadro y se encontraba agotado. Sasuke suspiró, lo dejó estirado en la cama y se estiró él en el otro lado (se trataba de una cama de matrimonio).

 

Al día siguiente, el golpe en la puerta que hizo Itachi al entrar en su habitación le despertó. Sasuke se incorporó, medio dormido.

 

-¿No te han enseñado a llamar? – preguntó el menor. Observó entonces la cara pálida de Itachi, que observaba al otro bulto de la cama con horror. Sasuke se percató entonces de que Naruto todavía seguía ahí, durmiendo. - ¡No, no es lo que parece! ¡Se lo juro, hermano!

 

-¿Y puedes explicarme qué diablos hace este pecador aquí? – preguntó Itachi. En su voz se notaba el odio y la furia. Sasuke se alegró de que esa mañana no estuviese acompañado por sus compañeros, que de seguro les hubiesen colgado a los dos.

 

-Vino a traerme un cuadro que me había dedicado porqué se lo pedí y se quedó dormido mientras hablábamos. Ya sabes que no soy demasiado musculoso, así que me vi incapaz de llevarlo a su habitación, y además no sabía dónde estaba, así que lo dejé durmiendo aquí. – explicó lo más rápido que pudo. Itachi se acercó impasible al bulto y le golpeó la cabeza.

 

-¿Ñe…? – preguntó adormilado el rubio.

 

-Pintor, explícate. ¿Qué hace mi hermano pequeño y puro durmiendo con un pecador asqueroso como tú? – la ira se notaba ahora en sus ojos. Naruto se despertó, miedoso.

 

-Pues… vine a enseñarle un cuadro y creo que me quedé dormido… - explicó con vergüenza. Itachi alzó una ceja.

 

-¿Juráis por Dios que no habéis llevado a cabo actos impuros en contra de las enseñanzas del señor? – preguntó, como sentenciando.

 

-No se jura por Dios, Itachi, queda feo… - rió el menor. Itachi le lanzó una mirada de odio. – Sí, juramos ante Dios y ante su madre que no hemos llevado a cabo actos impuros en esta habitación… - Itachi pareció tranquilizarse un poco. – Al menos, no todavía… - terminó con una sonrisa socarrona Sasuke. Itachi corrió a agarrarle del cuello, furioso. - ¡Era broma, era broma!

 

Naruto les observaba a los dos asustado. No comprendía como Sasuke podía bromear así con su hermano en esos momentos. Pero había dicho que todavía no ¿no? ¿Es que pensaba hacerlo con él en algún futuro? La idea no le disgustó al rubio, pero se convenció a sí mismo que sólo se había tratado de la broma de un chico, que no tenía que darse esperanzas. Con un hermano inquisidor, le sorprendía que Sasuke no fuese monjita de la caridad.

 

-Entonces nos marchamos. – sentenció Itachi agarrando del pescuezo a Naruto y arrastrándole con él. – El rey te espera, desgraciado. – Esto último se lo dijo al pintor, que asintió con ganas. – Adiós Sasuke. – y se marchó. Andando por los pasillos, pudo escuchar la voz de Sasuke gritando un “¡Cierra esa maldita puerta!” pero le encantaba enfadarle.

 

 

 

 

Naruto descansaba en su estudio. Había estado todo el día pintando retratos de todos los miembros de la familia real, que habían estado muy pesados pidiéndole distintos cuadros.

 

En ese momento, alguien llamó a la puerta.

 

-¿Sasuke? – preguntó esperanzado Naruto. Al abrir la puerta, creyó que moriría de un infarto; Itachi le observaba ofendido.

 

-¿Esperabas por algún especial motivo a mi hermano menor y puro, pecador?

 

-En primer lugar; ¡deje de llamarme pecador, por favor! ¡No hay ningún motivo que demuestre que soy más pecador que usted o que Sasuke! En segundo lugar, esperé que fuese Sasuke porqué le dije que si alguna vez se aburría, viniese a verme. – lo último se lo inventó, pero Itachi no tenía porqué saberlo. - ¿Y qué quieres de éste humilde servidor, si puede saberse? – Naruto se empezaba a enfadar con la actitud del mayor, y el hecho que se esperase ver a Sasuke y se encontrase con su estúpido hermano no ayudaba en nada a aflojar su creciente mal humor.

 

-Venía a… - se sonrojó y evitó la mirada del rubio – venía a pedirte un favor…

 

-¿Un favor? ¿A mí?

 

-Bueno… ya sabes… - se serenó. – Me gustaría que pintaras a mi hermano. – Naruto sintió como una voz dentro de su cabeza cantaba el “aleluya” mientras un mini Naruto empezaba a tocar el órgano y otro tiraba confeti.

 

-Ooh, ¿a tu hermanooo? – se hizo el interesante con una sonrisa maliciosa. – Pues no sé si podré, estoy realmente muuuy ocupado… Tal vez, si me permitieras dibujarle desnudo… - realmente Naruto bromeaba para enfadar a Itachi. Lo que nunca llegó a esperar, fue la respuesta del mayor.

 

-De acuerdo.

 

-Vale, vale, lo comprendo, era una broma, no me pegues por… ¿Eh? – Naruto se apartó las manos del rostro, gesto que había hecho para evitar la futura golpiza del mayor por meterse con su hermano, pero ésta nunca llegó. - ¿Qué? ¿Es en serio?

 

-Sí, haz lo que quieras pero inmortalízalo en un cuadro. – y acto seguido se marchó. Naruto se quedó meditando…

 

 

 

 

-¿Un cuadro? – preguntó Sasuke. Itachi asintió. Había ido a ver a su hermano menor para informarle que quería que Naruto pintase un cuadro de él - ¿Y porqué querría salir yo en un cuadro? – se hizo el desentendido.

 

-Por qué es una buena manera de inmortalizar la belleza con la que Dios te ha donado. – Ya sabía Sasuke que su hermano le saldría con algún rollo religioso raro…

 

-¿Y por qué precisamente desnudo?

 

-Eso ya es criterio del pintor. – Se desentendió su hermano.

 

Sasuke se extrañó. ¿Naruto quería pintarle desnudo? Supuso que sólo habría puesto a prueba la paciencia del mayor y que habría colado, así que intentó no pensar mucho en ello. Sasuke dio un bufido final.

 

-Bueno, está bien, pero serás tú el que informe a nuestro padre que me tendré que desnudar delante de otra persona. No quiero que se enfade cuando se entere que has puesto en juego mi virginidad y por tanto el honor de la familia. – Itachi asintió y se marchó con la misma seriedad con la que había llegado a la habitación de su hermano.

 

Cuando se hubo ido, Sasuke se levantó para cerrar la puerta que había dejado abierta y a continuación se detuvo delante del espejo. Se quedó unos segundos en silencio y se empezó a quitar la ropa.

 

-Mi cuerpo no es atractivo… - susurró, acariciándose la blanca tripa en frente del espejo. – Mi pelo es negro, soso… - se acarició el pelo con una expresión de asco en el rostro – y no tengo un cuerpo bien formado, soy más bien escuálido… - Escuálido, no sabía si esa palabra le hacía gracia o pena.

 

Se estuvo mirando desnudo un buen rato, llegando a la conclusión que no se gustaba a sí mismo. ¿Cómo iba a hacerle un cuadro Naruto si ni él mismo quería su cuerpo? Suspiró una vez más y recogió sus ropas para volver a vestirse. Cuando se hubo puesto los pantalones, llamaron a la puerta. Se levantó sin camiseta y abrió; era Naruto.

 

-¿Te has enterado de…? – el rubio interrumpió su frase al ver el cuerpo del menor. - ¿Qué hacías?

 

-Oh, observaba mi cuerpo. – alegó. Se sacó los pantalones, quedándose completamente desnudo y observó a Naruto. - ¿Te gusto?

 

-¿Eh? – Naruto estaba embobado y no había atendido. – Eh… ¿no? – Sasuke puso mala cara. - ¡Sí! Oh, Dios, por supuesto que sí. – Sasuke le observó como si le estuviese mintiendo. - ¿Un poco? – Naruto no sabía qué decir, puesto que no había escuchado la pregunta. - ¿Qué habías preguntado…? – dijo finalmente sincero.

 

Sasuke se desanimó más y se sentó en la cama con un bufido.

 

-Soy horrible, ¿eh? – preguntó sin ganas. - ¿Todavía quieres retratarme?

 

-Más que nunca… - susurró para sí el rubio.

 

-¿Eh?

 

-Digo que eres el ser más hermoso que he visto jamás. – susurró Naruto, acercándose al menor. Sasuke sintió un sofocante calor de pronto y sus mejillas enrojecieron.

 

-¿Lo dices en serio?

 

Naruto se dejó llevar por sus instintos y le besó en los labios. Rápidamente, el menor se apartó, horrorizado.

 

-¿¡Qué te crees que haces!?

 

-Ah, ¡Lo siento! Yo… - Sasuke se apartó de Naruto, observándole enfadado.

 

-Vete.

 

-Pero…

 

-¡Vete, demonio!

 

-¡No soy un demonio! Yo… ¡Creo que te amo! – gritó desesperado.

 

-¡Largo, vete! – Sasuke estaba asustado, quería que se le comiese la tierra, que le matasen, que no quedase nada de él y… ¿Por qué se sentía levemente excitado? ¡No, no! ¡Eso estaba mal, muy mal!

 

-Sasuke…. – Naruto se lanzó encima del moreno, sentándose sobre sus caderas e inmovilizándole las muñecas con sus manos, fuertemente. Sasuke intentaba revolverse, más Naruto se acercó a sus labios y volvió a besarle. El menor intentó resistirse, pero fue entonces cuando Naruto sintió su excitación en forma de erección.

 

-Te… te gusta… - no era una pregunta. Sasuke apartó la mirada, con odio por verse descubierto. – Sasuke, ¿te gusta que te haga esto? ¿Te gustaría probar conmigo…?

 

Una leve afirmación.

 

Solo necesitó eso.

 

Naruto empezó a besar el cuello de Sasuke, a lamerlo, a suspirar en su piel para hacerle decaer. Sasuke empezó a querer desvestirle, sacando a la luz la gran erección del rubio. El moreno le observó sonrojado.

 

-¿Puedo…? – Naruto asintió levemente. Sasuke se agachó y probó levemente el miembro del mayor. Lo lamió una vez, dos. Empezó un lento vaivén mientras Naruto sentía que moría de placer. Aún así, tenía que evitar gemir o gritar, ya que en cualquier momento podía llegar alguien y encontrarles “pecando”. Claro, pecar… eso no estaba bien.

 

-Sasuke… detente… - susurró. – Tu hermano nos matará…

 

-No me importa. – añadió levemente Sasuke. Entonces, Naruto se mordió fuertemente la lengua, evitando un grito de placer. Se acababa de venir, en la cara de Sasuke. El moreno se lamió levemente el rostro, observando a Naruto sorprendido.

 

-¿También es tu primera vez? – preguntó. Naruto asintió con una sonrisa avergonzada. – Naruto, me gustas. – susurró, mientras se giraba para que el otro pudiese observar su ano. Naruto se relamió inconscientemente. Agarró un poco de su propia semilla y se embadurnó los dedos con ella. A continuación, metió un dedo en el ano del menor, con miedo de hacerlo mal su primera vez.

 

-¿Se siente bien? – preguntó.

 

-Es extraño… - susurró Sasuke mientras apoyaba la cabeza en el cojín. – Es como una mano invisible que va tocándote por dentro… - no sabía si la descripción había sido demasiado clara. Naruto entonces coló un segundo dedo, sorprendiendo al menor. Ahora el agujero era más grande, se había contraído un poco y era más fácil mover sus dedos dentro de él. Poco después metió el tercero, sacando un pequeño gritito de Sasuke.

 

-Ése se siente incómodo… - susurró. Naruto asintió, pero no sacó los dedos. Siguió intentando agrandar su ano. Finalmente, se estiró en la cama, observando su propia erección completamente recta.  Casi parecía que le estuviese a punto de explotar el pene.

 

-Siéntate… encima…

 

Sasuke asintió, incorporándose encima del rubio. Con la mano cogió su miembro e introdujo la punta en su entrada, notando como una leve emoción y nerviosismo le embriagaba. Él quiso hacerlo lentamente, pero Naruto se estaba muriendo de nervios, así que levantó sus caderas y su miembro entró en Sasuke completamente, provocando gemidos de las dos partes.

 

Naruto acalló ambas bocas con un beso.

 

-¿Cómo te sientes? – preguntó Sasuke sonrojado hasta la médula.

 

-Muy… bien…. – respondió el rubio, empezando a sudar. - ¿Y tú?

 

-En el… ah… paraíso….

 

Ambos se dejaron llevar, empezando un ligero vaivén que les llenaba lentamente de placer. Sasuke saltaba encima de Naruto y éste iba moviendo la cadera para ayudarle. Finalmente, ambos se vinieron, ocultando su grito de placer.

 

Antes que ninguno pudiese hablar, Naruto se levantó y empujó a Sasuke a la cama, alzándole el culo. Así, empezaron una segunda ronda donde Sasuke tuvo que morder la almohada para evitar gritar y que se enterase todo el castillo de lo que estaba disfrutando. Naruto mordía de tanto en tanto su hombro, ocultando también sus chillidos. Cuando se vinieron de nuevo, fue Sasuke el que se giró y levantó las piernas para que el rubio empezase una nueva ronda y ahora fue su turno de morder a Naruto cada vez que sentía que el placer le ahogaba.

 

-Te amo, Sasuke… - susurró Naruto entre embestida, suspiro, mordisco, semen, sudor y embestida. Sasuke simplemente afirmaba con la cabeza, no siendo capaz de decir ni una palabra.

 

Finalmente, Naruto se vino por sexta vez en el trasero de Sasuke del cual ya había empezado a salir un pequeño rastro de sangre después de tanta actividad. Se levantó de la cama, dispuesto a ir a trabajar un poco a su estudio. Sasuke se levantó con él, para despedirle con un beso. En el momento en el que se levantó, sintió un escalofrío.

 

-¿Qué te ocurre? – preguntó Naruto miedoso.

 

-Es desagradable… - dijo simplemente. Naruto se fijó en todo el semen que escurría desde su culo hasta el suelo goteando o pasando entre sus piernas. Se sonrojó inmediatamente, recogió su ropa y se marchó corriendo. Sasuke se quedó observándole unos segundos y rápidamente se limpió, se vistió y ordenó la habitación, ocultando los rastros del pecado.

 

Justo después de eso, llegó Itachi a la habitación.

 

-Querido hermano, Dios me ha enviado una señal. – alegó.

 

-¿Sí? Me alegro, ¿qué decía? – preguntó Sasuke con una sonrisa. Tenía suerte de haberlo limpiado todo antes de que llegase su hermano.

 

-Me ha dicho que seguirás siendo puro mucho, mucho tiempo. – dijo con una sonrisa confiada Itachi. Sasuke quiso desternillarse de risa en el suelo, pero se aguantó las ganas.

 

-¿Y padre?

 

-¿Padre? – Itachi se extrañó. – Sabes que padre no es puro, ¿verdad?

 

-¡Me refería a lo que te ha dicho en referencia a pintarme!

 

-Ah, pues ha dicho que está de acuerdo. – alegó sin mucho interés el mayor. – Que mientras tú tengas el honor de conservar tu pureza, la familia estará a salvo.

 

-Me alegro. ¿Me dejas solo, que estoy cansado? – interrumpió a su hermano. Itachi asintió extrañado por lo raro que estaba hoy su hermano. Finalmente, se marchó. Sasuke se levantó una vez más – sí, a cerrar la puerta – y se estiró en la cama. Realmente estaba cansado, muy cansado. Se quedó dormido al instante.

 

 

 

 

Sasuke entró en el estudio del pintor, sacándose la ropa en el proceso. Se estiró en un pequeño sofá que tenía éste y espero a que le diesen órdenes.

 

-Un poco más a la derecha. Así. Ahora estírate, con una pierna cruzada, así. No queremos que nadie vea nada interesante en el cuadro, ¿verdad? – broma made in Naruto. – Muy bien, ahora alza los brazos y mírame, así, con una sonrisa.

 

Naruto empezó a pintar. Sasuke hacía todo lo que podía para evitar que su pecho se moviese demasiado por los nervios que sentía al posar para su primer cuadro. Tenía que permanecer quieto mucho tiempo, demasiado.

 

 

 

 

-Espera un momento, ¿eh? Ya casi termino… - susurraba el rubio. Mentiras, solo eso. Hacía tres cuartos de hora que le había dicho lo mismo. Sasuke bufó una vez más y siguió observando la cara de Naruto concentrado.

 

El rubio hacía dos horas que había terminado el cuadro, pero ver a Sasuke observándole con ese rostro soñador hacía que no desease terminar de pintar. Había sido una de las mejores experiencias de su vida y realmente amaba haber sido artista para haber podido conocer a Sasuke.

 

-¿Estás ya? – realmente fue consciente de que Sasuke se aburría y decidió terminar con el juego.

 

-Sí, ya estoy. Levántate y vístete (si quieres) – añadió bajito. Sasuke le sonrió e hizo lo que le pidió. Se acercó a ver a Naruto.

 

-¿Puedo ver cómo ha quedado?

 

-Claro. – Naruto se lo mostró.

 

Realmente, era una obra digna de los mejores artistas. Sasuke observó el pequeño cuadro maravillado, con una sonrisa en la cara. Se gustaba, se gustaba a sí mismo y le gustaba el cómo Naruto lo había dibujado, con una cara ensoñadora, enamorada.

 

-La pena es que ahora tengo que darle el cuadro a tu hermano. – rió el rubio. Sasuke asintió.

 

-¿Y? ¿Quieres una recompensa? – preguntó lujuriosamente.

 

-Bueno…

 

De nuevo, ambos terminaron sobre la mesa, amándose, besándose. Naruto desvestía lentamente a su amor mientras éste sonreía como nunca antes le había sonreído a nadie.

 

Naruto le embistió contra la mesa del estudio, agarrando fuertemente sus caderas y embistiendo con fuerza y pasión. Sasuke dejó escapar algunas lágrimas del placentero dolor que sentía mientras se dejaba hacer. La verga del rubio entraba y salía del interior de Sasuke con pasión, desespero, amor y carnalidad. Casi no podían detener sus gritos de placer.

 

Desgraciadamente, ninguno de los dos oyó los pasos de alguien en el pasillo. Alguien serio, duro, que se acercaba a paso firme.

 

La puerta se abrió de golpe.

 

Naruto se quedó quieto, paralizado. Sasuke sintió como su corazón se hacía cada vez más pequeño. Itachi les miró. Primero sorprendido, luego con odio. Finalmente, el silencio se rompió por los pasos de Itachi, que corrieron a separar a Naruto del menor.

 

-¿¡Has forzado a Sasuke?! ¡¡ Responde!!

 

-¡No, hermano, no es lo que parece! Yo…

 

-Sí. – interrumpió Naruto. Ambos hermanos le observaron. Itachi con odio, Sasuke con miedo. – Cuando Sasuke se ha desvestido para que le pintara le he embestido contra la puerta y le he obligado a pecar conmigo. Le he forzado, Itachi. Se trata de una violación. – su voz era firme.

 

Sasuke dejaba caer sus lágrimas. Itachi sonreía satisfecho.

 

-La pena por tu pecado es la hoguera. ¿Estás de acuerdo?

 

-¡No! – gritó Sasuke.

 

-Estoy de acuerdo, pero me gustaría mantener el secreto esto.

 

-¡Naruto! – parecía como si nadie quisiese escuchar al menor.

 

-Se hará como tú digas. Nadie se enterará del pecado que has cometido contra este pobre chico inocente y puro. Será borrado de nuestra memoria. A cambio, morirás en la hoguera. Se te quemará vivo, como hijo del demonio que eres.

 

-Que así sea.

 

-¡No, por favor, escuchadme!

 

 

 

 

 

La preparación estaba lista. Un gran tablón de madera se alzaba sobre la plaza. Bajo él, una montaña de madera seca, lista para arder. La gente se iba arremolinando y concentrando en la plaza, lista para el espectáculo.

 

Sasuke lo observaba todo desde su posición en el escenario entre su hermano y su padre. Oía a la gente susurrar. “¿Pero porqué le queman?” – preguntaban. ”Dicen que ha violado y matado a una muchacha de un pueblo vecino” – se respondían entre ellos. Sasuke se sentía mísero, tenía ganas de llorar, de morir, de ser engullido por un monstruo gigante y carnívoro devastador.

 

-Hermano, yo… - Sasuke intentaba explicarse.

 

-Ya lo sé todo. – explicó el mayor, en un susurro. -. No hace falta que me cuentes nada.

 

-Pero… era consentido, ¡lo juro!

 

Itachi observó a su hermano.

 

-No pienso perderte por un pecado como ése. Sé que Naruto pensaba lo mismo. No vamos a perderte Sasuke, te queremos. Naruto se ha sacrificado por ti y yo le he hecho el favor de protegerte en vez de quemarte como lo merece tu pecado.

 

-Es injusto… - susurró, desesperado. Itachi asintió levemente.

 

Acababan de traer a Naruto. Iba esposado y parecía asustado, nervioso. Lo ataron al mástil y empezaron a leer unas palabras de algún extraño libro en latín. Prendieron fuego.

 

Sasuke no lo soportó más. Se levantó y salió corriendo, pasando entre la gente, que le observaba extrañada. Aunque los guardias intentaron detenerle, los esquivó y consiguió llegar donde estaba Naruto. Le observó con pena.

 

-Sasuke… vete… - el humo del fuego le empezaba a ahogar y sus pies se estaban ya quemando.

 

Sasuke entonces hizo algo que les dejó a todos paralizados.

 

Saltó encima de la montaña de madera y fue escalando hasta llegar a Naruto, que le gritaba que se marchase. Sasuke le agarró el rostro y le besó, despertando quejas del público. Itachi, desde su lugar, le gritaba que se marchase, que huyera. El padre de ambos observaba a su hijo mayor con lástima.

 

Sasuke se abrazó a Naruto fuertemente.

 

-¡No! ¡Vete!

 

-Cuando me besaste, te pedí que te marcharas y no me hiciste caso. Ahora me toca a mí no hacerte caso. – susurró el menor, que empezaba a sucumbir a los efectos intoxicantes del humo. Sus pies empezaban a arder. El fuego les rodeaba.

 

-Sasuke, por favor… ¡¡¡Huye!!!

 

-¡¡No quiero!!

 

Y ante la mirada del horrorizado público, murieron estos dos amantes, juntos.

 

El cuadro de Naruto fue pasando de mano en mano, siendo tratado como un cuadro maldito. Finalmente, llegó a mis manos hace dos semanas, casi de casualidad.

 

Investigué un poco y descubrí esta historia, acontecida ya hace unos cuantos siglos. Negué que estuviese maldito. Ahora mismo lo tengo colgado en mi salón. Lo estoy observando. Realmente, Naruto tenía talento dibujando. Podría estar a la altura de otros pintores famosos como Velázquez, Rubens, Jaques-Louis David, Leonardo da Vinci o incluso Goya.

 

A veces, si lo observas atentamente, todavía siento que puedo oír las voces enamoradas de los dos jóvenes.

Notas finales:

En fin, aquí termina.

¿Les gustó o les pareció que debo buscarme otro hobby de medio tiempo?

Sí, tal vez algunas me regañen por hacer tanto tiempo que no escribo... no sé.

¡Reviews! (^w^)/


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).