El deseo de un alma, el favor de la soledad
Búscalo, encuéntralo, átalo, devóralo, castígalo, muéstrale lo que eres. Has que sienta lo que siento, que respire con lentitud, arráncale las ganas de seguir, destrózalo por dentro, has sangrar su corazón de dolor, que llore mares, que suplique que lo acabes antes que él lo hago.
Y solo entonces dile al odio quien te mando, porque estas frente a su persona, dile que te mande yo el tonto Shuichi como solia referirse a mi, dile que le deseo todo eso que ahora está viviendo, cuéntale que lo que él pasa ahora ya tiempo atrás lo pase también yo.
Cuéntale que me fascina verle de esa forma, repudiando un beso que recibe, odiando hacer el amor con otro, que la mínima caricia recibida hacia su persona es un puñal en su corazón.
Ríete de el en su cara, dile que es como si yo en persona me estuviera riendo, has que te mire en los ojos se reflejen en ellos su demacrado aspecto, con los ojos llorosos, los puños sucios y sangrando de tanto golpear las paredes para descargar su dolor emocional y mezclarlo con lo físico.
Entra en su corazón muéstrale cada recuerdo vivo conmigo, ya que él me conoce. Como nos conocimos, hablamos, como me enamore de él, cuando le entregué mi corazón y mi primera vez, y cuando empiece a iluminarse su mirada por esos momentos felices que le di. Corta toda conexión feliz y recuérdale, cuando me boto de su departamento porque quería hacer el amor con otro y yo le molestaba, como me restregaba a él por una migaja de su cariño, atención, hasta me conformaba con su lastima, y es allí cuando te alegas de él, le apuntas con el dedo, repitiendo las mismas palabras que tiempo atrás yo le dije.
-Sé que soy poca cosa para ti, amado ángel mío, mi cariño, amor, para ti no son nada, te pedí amor, me lo negaste, te pide cariño, no me lo demostraste, te pide atención, me ignoras, te pide lastima, me humillaste. Y ahora ya no te pido nada, hoy me doy por vencido, me hago a un lado de tu camino tomo mis cosas y me retiro de tu refugio tu departamento. Iré a buscar mi lugar, un rinconcito en donde me valoren, ya que contigo nada he podido encontrar más que desamor y llevarme un corazón sin vida Adiós Eiri. Al terminar de pronunciar esas palabras, mira sus facciones como se desmoronan por captar recién el mensaje de tu presencia.
Pues tu eres la Soledad en persona, restregándole en la cara el haber martillado, quemado, matado, todo sentimiento de amor que algún día yo pude sentir.
Demostrándole lo que deje en mi ausencia, enseñándole recién lo que tenía que valorar, y no lo hiso, lo que tuvo y lo perdió. Y recuperarlo es tan lejano como el cielo azul, pues por más que mil amantes tenga, ninguno sasaria su sed de amor, cariño, atención, nadie podrá llenar el hueco que deje ante mi partida.
Ya que cuenta se ha dado de su error, déjalo solo, tu cometido ya cumpliste, el favor que te pedí ya me lo concediste a esta alma, y yo desde aquí un mundo apartado de la vida y la muerte, lo seguiré viendo perderse en cada callejón, porque al final se dio cuenta que me ama.
Lástima lo sintió recién cuando un coche atropello mi frágil cuerpo, que por coincidencias del destino fue a para hacia su lado revelándole que en vida mi amor ya jamás será suyo. Perdiéndose en cada cuadra de la vida, por no haberme pedido perdón, cuando las palabras todavía salían de mis labios.
Fin
THE END
OWARI
