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A veces, algo es muy poco. por Bubble x3

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Notas del fanfic:

Hola, estoy muy muy muy emocionada con los ones xD es que tengo cientos sin terminar -nadie le pidió explicaciones xD- y la tentación de terminarlos es tan grande, no la resisto D: bueno, eso, espero que disfruten este one porque es uno de mis favoritos personales y lo hice con amursh

Notas del capitulo:

So... that, enjoy wonderful pipol♥ recuerden que amo a todas las personas que me leen :3

Capítulo único.

A veces, todo es muy poco.

 

 

Okay, ellos están muy lejos aún. No pueden verse, ni oírse, siquiera sienten la presencia del otro. No se conocen, pero déjame hablarte un poco sobre ellos.

 

Solo para que lo sepas, ellos ya se habían visto.

 

No se observaron bien, y ese fue su error.

 

Solo se vieron, y tal vez uno apareció en los sueños del otro.

 

Eso pasa, a veces; pero a veces no. Ahora bien…

 

KiBum es un chico lindo, amante de los gatos, el café, la moda. Sus ojos son hermosos y obscuros, son como un vórtice brillante que te lleva a otra dimensión. Camina siempre seguro, y si le miras bien, puedes ver en su rostro tristeza. Pero él es feliz, creo. Y su vida es extraña, mas está llena de pequeñas alegrías.

 

Cosas como la lluvia, entristecen el día de KiBum.

 

Y aquel, como muchos, era un sombrío día gris.

 

KiBum –o Key, como sus amigos le decían– miraba al cielo, y se sentía un desprecio horrible por aquellas nubes.

 

Quizá por caprichoso, una gota salada chocó con su mejilla.

 

Su entrecejo se frunció, formándose un puchero en sus labios suaves.

 

"Creo que invoqué al dios de la lluvia o algo…"

 

Pensó. Enojado, e infantilmente decidió no salir aquel día.

 

KiBum se fue a casa.

 

Y gracias a eso, no pudo encontrarse con…

 

Oh, espera.

 

No te he hablado del otro, ¿Cierto?

 

Bueno…

 

Jinki es un muchacho amable, de sonrisa cariñosa. Sus ojos reflejan abrazos suaves, sus manos son claras y lisas. Él se duerme escuchando opera, y no es muy ordenado. Es como un sol. Brillante, y lleno de alegría. Aunque no sé si el sol esté lleno de alegría, pero da igual.

 

Jinki –o Onew, como sus amigos le decían– miró el cielo y sonrió. Amaba la lluvia, amaba las gotas finas contra su rostro.

 

Y aquel día nublado le hacía feliz.

 

Enterró su nariz enrojecida y fría en la bufanda, el olor a miel y cerezas le relajó; hundiendo más la cabeza, consiguió el calor que anhelaba.

 

Y apuró el paso, las calles desiertas de Seúl le daban miedo, y escalofríos surcaban su espalda.

 

"Ah, quiero llegar a casa pronto~"

 

Pensó. Su mente traicionera le trajo recuerdos de todo el trabajo que aún debía hacer y, deprimido, caminó calles y calles hasta llegar a su departamento.

 

Abrió la puerta, y un calor conocido y agradable le rodeó.

 

¡Maldito el día, maldita la hora y el lugar!

 

Tal vez ellos no estaban destinados a conocerse…

 

Pero, ¿por qué?

 

Quizá si KiBum no fuese tan obstinado, o si Jinki no fuese tan despistado, solo tal vez, ellos podrían encontrarse, de pura casualidad…

 

Pero son tontos.

 

El sol casi abrazaba el horizonte, y KiBum mordía sus labios. Encerraba su cuerpo en montones de mantas, resguardándose del frío que hacía.

 

-¡Pero si yo te amo!

 

La voz chillona de la actriz resonaba en toda su vacía casa, mientras él se reía exageradamente, golpeando los bordes del sillón con sus brazos.

 

-Lo siento, pero…

 

¡Volvemos después de estos comerciales!-

 

Frunció el seño.

 

"Estúpida industria de publicidad…"

 

Resignado, suspiró. Mientras, su celular vibraba pidiendo atención, perdido entre los cojines del sofá.

 

Su canción favorita se ahogaba contra el frío cuero, y el oía extraños murmullos en inglés.

 

De pronto el sonido se detuvo, y se volvían a escuchar las voces de los actores.

 

-¡Estoy embarazada!

 

Con una mano cubrió su boca abierta de par en par, ojos sorprendidos.

 

"¡Mentirosa!"

 

-T-tú… Dime que no es cierto…

 

La horrible mujer –a los ojos de KiBum- asentía sin ganas, casi sonriendo.

 

El joven hombre caía de rodillas al suelo, mientras de fondo un avión despegaba, y en él, la única persona que había amado siempre.

 

Una lágrima resbaló por su mejilla, pensando en lo injusto que era el mundo. Lanzó almohadas a la pantalla, y entre ellas halló por fin su celular.

 

Tiene 25 llamadas perdidas del número…

 

-Oh dios…

 

¿Les mencioné que KiBum tiene novio?

 

¿No?

 

Oh, ¿Enserio?…

 

Okay; KiBum tiene novio.

 

Y es muy lindo –casi perfecto- pensaba KiBum.

 

Él tiene brillantes ojos sinceros, brazos fuertes y amables.

 

"Jonghyun…"

 

Suspiró él, tecleando rápido un mensaje de disculpas. Ya sabía que a altas horas de la madrugada llegaría su adorable novio, con el rostro marcado por la angustia, le abrazaría, susurrándole al oído lo preocupado que estaba.

 

Pero no pasó así.

 

La verdad es que no vio a Jonghyun en días, tal vez una semana ya…

 

Y esa misma noche, Jinki se había desvelado corrigiendo partituras, rompiéndose el cráneo para sacar alguna idea decente que escribir.

 

"¿Por qué tenía que estudiar música?… Podría haber sido un gran doctor, ¡o un astronauta!"

 

Con la mano acalambrada se peinó los cabellos rebeldes que caían sobre su rostro.

 

"Mamá tenía razón…"

 

Los párpados le pesaban, de a ratos, cerrándose solos.

 

Se durmió, con la cara apoyada en las hojas escritas. Hay que agradecer a dios que no babeaba al dormir, si no su trabajo estaría ahora arruinado.

 

~

 

-KiBum, tenemos que terminar.

 

El rubio se llevó una mano al corazón, mientras sentía como este se rompía, desgarrándole el alma.

 

Y recordó los diálogos de su drama favorito.

 

"Tal vez ahora tengo que decirle a Jonghyun que estoy embarazado…"

 

Negó con la cabeza, mientras leves sollozos se escapaban de sus labios tristes.

 

-Key, sabes que te amo… Y por eso no quiero hacerte daño.

 

Absurdas, absurdas sus palabras y esa cruel declaración de amor.

 

-Me voy a Japón, mañana.

 

"Jonghyun… Cállate"

 

No podía pronunciar palabra.

 

Y el castaño parecía buscar excusas, más frases para seguir destrozando su pobre corazón.

 

-Adiós.

 

Un beso, un beso y terminó destruyéndolo. Un beso que le sabía a despedida y amargura, a luto y melancolía.

 

No se había ido, y ya empezaba a extrañarlo…

 

Pobre KiBum.

 

Realmente, siento pena por él.

 

Pero la vida sigue, ¿no?

 

Veamos como está Onew…

 

Oh, oh no… ¡Jinki, ten cuidado con el…!

 

Huy, muy tarde.

 

Cayó sobre un niño, aplastándolo. Él parecía delicado, frágil. Teñidas hebras rojas cubrían su cabeza, y los ojos obscuros le miraban, pidiendo disculpas.

 

-Perdón, en serio no vi donde iba y yo…

 

El pelirrojo parecía querer llorar, mientras se excusaba aún bajo el cuerpo de Jinki.

 

-Tranquilo.

 

Se levantó del suelo, ofreciéndole su cálida mano al pelirrojo, quien sonrió agradecido.

 

"Oh, es muy lindo~"

 

Pensaba Onew, mientras decía su nombre al otro.

 

Taemin…

 

Saboreó cada sílaba al repetirlo, sintiendo la dulzura hecha carne cuando veía aquel rostro tierno.

 

~

 

-¡Estúpido Jonghyun, maldito!

 

Mordía su almohada, mientras suaves caricias intentaban calmarlo.

 

-Ven, Key.

 

Le tomó de los brazos, mirándole directo a los ojos.

 

-Ya pasó un mes, no puedes seguir llorándolo.

 

Y nervioso, aún sollozante se revolvió el cabello. 

 

-MinHo, es difícil…

 

Espasmos le movían hombros, un abrazo suave, una leve caricia en la mejilla.

 

-No, es que no puedes seguir así.

 

Con rostro de quién tiene una gran idea, MinHo le habló.

 

-¡Vamos al antro de Chang Min!

 

-No.

 

MinHo formó un puchero, sobornándolo con sus grandes ojos.

 

-Key… Oh, vamos, yo fui a esa estúpida cita a ciegas con Jessica, y créeme, no puedo verla igual desde ese día…

 

-¡Pero yo no te obligué a ir, ranita! ¡Tú me pediste que te consiguiera una "hembra" porque empezabas a sentir cosas por Nichkun! –Y de pronto el rostro del alto se deformó sonrojado, tapándose con las manos las mejillas ardientes.

 

-Okay, tu ganas, voy yo solo, solo yo y mi soledad… -Bajó la mirada, como quien tiene gran pesar, y a Key le hizo gracia su pobre intento de animarlo.

 

-Iré.

 

-Oh, ¿sabías que te amo?

 

-Deja tu lado gay para Nichkun por favor –Y rieron sujetándose los estómagos, había mucho sarcasmo en el aire, estaban sus voces y KiBum solo podía pensar en lo que usaría esa noche.

 

Se miraron, luego de mucho silencio, estaban regados, literalmente, en el piso alfombrado del departamento de KiBum.

 

MinHo no veía sentimiento alguno en esos ojos afilados, KiBum veía algo extraño en esos orbes enormes.

 

-¿Qué piensas? –Preguntó el castaño, de repente, sobresaltando al otro.

 

-¿Te digo la verdad…? -Se paró mientras buscaba su celular en el suelo –En Jonghyun…

 

-Oh, por favor KiBum…

 

-¡Rana insensible! ¡No sabes cuánto lo extraño! –Su mirada volvía a aguarse, y MinHo miraba aterrado su respiración alterada y cara triste.

 

-Ya~ mi niño –Lo jaló de un brazo, Key cayendo de bruces sobre el cuerpo del alto, y este lo mecía, arrullándolo como a un bebé.

 

-MinHo, se hace tarde.

 

-Argh, me voy, vendré a buscarte a las once, ¡Y no me dejes esperando! –Gritó antes de salir con un leve portazo, como medio enojado y en broma.

 

Dejaremos solo a KiBum, porque tiene que arreglarse para salir y esas cosas que son aburridas de relatar…

 

¡Mejor veamos como le va a Jinki!

 

Hace más de una semana había empezado a conocer a ese tierno niñito llamado Taemin, conocerlo había sido la más dulce coincidencia del destino, pensaba él. Y bueno, a Taemin también le agradaba mucho Onew, lo llamaba constantemente, le pedía consejo y ayuda en sus deberes escolares, aunque aún con un tinte de vergüenza en la voz. Tímido, pensó Jinki, encantado con el hermoso rubor de esas mejillas apenadas.

 

Taeminnie es muy lindo~

 

Taeminnie es tan tierno~

 

Taeminnie parece un muñequito~

 

Eran algunos de los pensamientos que cruzaban más de una vez en el día la mente de Onew.

 

Tal como un verdadero enamorado, pero más como una enamorada… Porque la forma en que Jinki decía "Taeminnie" no es muy masculina…

 

Pero bueno, eso es ya cosa de él, y yo no puedo hacer mucho.

 

Onew pensó que esa sería otra de sus aburridas noches en vela, estudiando o tratando de exprimir su cerebro para sacar ideas e inspiración.

 

Y no se equivocaba tanto, pasaría la noche en vela, pero no en esas actividades tan aburridas y cotidianas.

 

Su celular sonó vibrándole en el bolsillo trasero del pantalón, y el coreó la canción con entusiasmo antes de revisar el mensaje que le había llegado.

 

Seguro es un plan de bolsas de mensajes o algo así…

 

No había por qué emocionarse, era solo un pobre y triste…

 

¡Mensaje de Taemin! ¡De Taemin!

 

Eso hacía el mensaje especial.

 

Tanteó la pantalla y leyó con secreta emoción cada palabra escrita.

 

Para: Onew

De: Tae~

Mensaje: Hyung! Quería preguntarle bueno >//< Si usted puede venir hoy, más bien acompañarme a un antro, el dueño es un amigo mío, y yo… No quería ir solo así que… Espero su respuesta, cuídese hyung! ^ ^

 

Y volvió a leerlo unas tres veces para revisar la hora en su reloj.

 

10:37…

 

¿No es muy tarde para que un menor salga de fiesta? ¿No sería él un mal hyung si lo acompañaba y/o alentaba a salir tarde y visitar bares nocturnos?

 

Eso era exactamente lo que no se preguntaba Jinki, porque estaba demasiado emocionado como para pensar siquiera, rápidamente tecleó una respuesta.

 

Y en media hora más estuvo listo.

 

Taemin ya lo había llamado, y solo debía caminar unas calles y llegaba.

 

Se miró al espejo en el baño, arreglando con sus dedos esos mechones castaños de cabello que casi le cubrían todo el rostro. Sonrió, practicaba en su mente una conversación para no tener de esos silencios incómodos con Taemin, y ya feliz con su imagen salió de la casa.

 

Celular, llaves, identificación, dinero…

 

Todo listo.

 

KiBum esperaba en el sofá a MinHo, quién dijo no querer esperarlo y ahora quien esperaba era Key.

 

Quince minutos, quince minutos de mi vida perdidos.

 

Pensaba el rubio.

 

Y maldecía el nombre de MinHo, maldecía su altura y sus ojos, sus abrazos y esa bocina que le avisaba que ya había llegado.

 

-Tardaste ¡Siglos! –Exageró el rubio, golpeando con fingido enojo el brazo fuerte de MinHo, este rio encantadoramente y entraron juntos al auto.

 

La noche oscura ya había caído, las estrellas brillaban en el cielo, y resplandecían en los ojos sonrientes de Onew, en los orgullosos de KiBum.

 

Ellos siguen lejos, ni siquiera se han visto, pero pronto, el destino se encargará de juntarlos.

 

Quizá, pero tal vez no.

 

El destino es así; indeciso, tan caprichoso como el mismísimo KiBum.

 

Bailó el rubio hasta cansarse, miradas no le faltaban, chicas y muchachos que intentaban sacarlo a bailar o invitarle un trago, y el coqueto aceptaba, solo a aquellos que llamasen su inalcanzable atención.

 

Entre esos chicos que miraban, entre esos ojos curiosos puestos sobre Key, estaban los de Jinki.

 

Le había visto bailar, le había visto sonreír, le había visto y KiBum solo una vez le había correspondido la mirada.

 

Es hermoso, pensó, y de un momento a otro, Taemin salió de su pensamiento.

 

Aww, quiero hablarle.

 

Pensó con un puchero, mientras Taemin le ofrecía una bebida de dudoso contenido, y él no preguntó nada y lo tomó de un solo trago.

 

-Wow, hyung, no sabía que le gustase beber –Musitó Taemin, la vista fija en un punto que Jinki alcanzaba a ver.

 

-Yo tampoco –Rio, mientras se decidía a hacer algo "osado" por primera vez en la vida -¿Me disculpas? Creo que vi a un amigo ahí cerca…

 

A paso decidido se acercó a la mesa donde KiBum reposaba sus codos, aburrido. MinHo alejado bailando con un enano, y una sonrisa sugerente en ese rostro de rana.

 

-Em, disculpa… -Carraspeó Jinki, sus dedos nerviosos se entrelazaban y separaban, dándole un aire tierno, dulce, lindo que ni Key podía negar –Me llamo Jinki, ¿quieres… bailar?

 

Sonrió.

 

Y esa sonrisa se clavó en lo más hondo del corazón de Key.

 

Asintió sonrojado, las manos inquietas del mayor se posaron en su cintura, atrayéndolo. Key pasó sus brazos flacos por el cuello del castaño, y cuando sus pieles se rozaron, por un breve momento, algo, un algo empezó a crecer en ambos.

 

-¿Cómo te llamas? –Susurró cerca de su oído, y el rubio se estremeció antes de contestar.

 

-KiBum, pero dime Key.

 

Jinki sonrió, pero el otro no pudo verlo, su mentón reposaba en el hombro delgado.

 

-Entonces, dime Onew.

 

Entonces todo pasó muy rápido, pero ellos lo recuerdan en cámara lenta y como una memoria empolvada.

 

En un momento estaban bailando una canción lenta en un bar, y al segundo estaban solo ellos dos, sus manos tomadas, un sonrojo, dos corazones alborotados, ellos caminando lejos del ruido y la estridente música.

 

Callados, era un silencio cómodo que Jinki jamás pensó experimentar.

 

Se sentaron y Key le sonrió por primera vez en toda la noche, entonces, la cosas fluyeron por si solas.

 

Hablaron toda la noche, de filosofía, de cine, de literatura y música.

 

Increíblemente, a ambos les apasionaban las letras y melodías, Jinki cantó un poco para Key, y este quedó embobado con su dulce voz.

 

La conversación tenía vida propia, ellos no controlaban sus palabras, las sonrisas, los ligeros roces que ambos necesitaban, que buscaban. Como sus manos reposando sobre la madera desgastada de la banca, y que a veces se movían lentas, hasta rozar solo un poco la piel del otro.

 

Jinki sabía que él se llamaba KiBum, KiBum sabía que él se llamaba Jinki.

 

Y nada más.

 

Se hizo el amanecer, y un MinHo desesperado llamó a Key, se escuchaba molesto, más no enojado. Quizá, y había pasado algo con el enano en el bar.

 

Entonces, Key se levantó de la banca donde habían pasado toda la noche conversando, y no supo como despedirse.

 

Onew se acercó, Key se acercó.

 

Un beso.

 

Sus labios unidos, un toque leve, frágil. Y luego un sonrojado KiBum se alejó corriendo, perdiéndose en el horizonte, un ¡Adiós, Onew! se escuchó en la lejanía.

 

Luego todo pasó como una película.

 

MinHo le gritaba a Key que era un desconsiderado, con un puchero, y Key no escuchaba sus reclamos, porque estaba aun en él la sensación exquisita de esa boca dulce, de esa enorme sonrisa que esbozó la mayoría del tiempo.

 

Pasó el tiempo, y Onew no podía olvidarlo. Soñaba con sus ojos y Key imaginaba su sonrisa.

 

Trataron de buscarse, y empezaron por los lugares equivocados.

 

Jinki sabía que él se llamaba KiBum, y KiBum sabía que él se llamaba Jinki.

 

Y nada más.

 

¿Como fueron tan tontos?

 

No intercambiaron números, e-mail, Facebook, ¡Si quiera y se habían dicho sus apodos!

 

Para Onew, ese de ojos de gatito era Key, no Kim KiBum.

 

Para Key, ese de ojos sonrientes era Onew, no Lee Jinki.

 

En serio fueron tontos.

 

Y el semblante de Key se fue oscureciendo con el tiempo, el recuerdo de Jinki no era tan vigente, ya no lo pensaba cada minuto del día, ya no lo soñaba.

 

Ahora Onew tenía una eterna mueca triste, el recuerdo de Key no era tan vigente, ya no se inspiraba en él para hacer sus canciones, ni veía su rostro en todas sus letras.

 

De pronto, se olvidaron, pero no del todo.

 

O quizás si.

 

Pero siempre tuvieron la esperanza de volver a encontrarse.

 

Y un día, Key cansado de la monotonía, Onew intranquilo y nervioso, ocurrió eso que tanto deseaban.

 

Se juntaron, mas no pudieron verse a los ojos.

 

Key estaba sentado en una banca, la misma donde reposaba el cuerpo cansado de Jinki.

 

El rubio miraba con aburrido pesar la gente a su alrededor, ansioso, emocionado.

 

Y es que, al mundo le gustaba burlarse de la gente. Y cuando el destino por fin había decidido juntarlos, Jonghyun volvía a la ciudad.

 

A que no adivinan quién fue la primera persona a la que llamó Jonghyun para avisarle que estaba en Seúl.

 

Podría darles mil pistas y no lo adivinarían…

 

¿Lo adivinaron?

 

Llamó a su mamá.

 

Y luego, a KiBum, quien corrió emocionado donde lo habían citado.

 

Onew…

 

Él miraba las nubes mientras pensaba en Taemin, en sus cabellos rojos y ojos oscuros, en la forma suave de sus labios, en su nariz delicada y… Bueno, eso.

 

No se vieron.

 

Lamentable, ¿verdad?

 

A veces, algo es muy poco.

 

Como aquel beso en el parque, que se dieron sin conocerse, como una despedida. Como cuando se dijeron sus nombres mientras bailaban, y no señalaron apellidos ni dirección. Como ahora mismo, cuando están solo a unos centímetros y no pueden verse, porque no están observando en realidad.

 

Lástima.

 

Yo quería que terminaran juntos.

 

Pero el destino es cruel y le gusta jugar con las personas.

 

Solo para asegurarme, veré que están haciendo ahora, pero no prometo continuar si nada sale como lo planeé.

 

Jonghyun llega, abraza a Key por la cintura y lo besa.

 

Le promete jamás dejarlo otra vez, que sus estudios ya acabaron, que estarán juntos por siempre, y esas cosas que se dicen en una reconciliación.

 

Taemin llega, y Onew lo saluda impaciente, lo abraza y aprieta contra su pecho, porque siente un frío terrible, porque hay algo ahí cerca que lo está molestando. Entonces, Taemin junta valor y le besa la mejilla. Se sonroja, y Onew solo puede sonreír.

 

A veces, algo es muy poco.

 

Como esa vez cuando nos conocimos y hablamos toda la noche, ¿Recuerdas? Cuando te dije mi nombre, y tu me dijiste el tuyo, cuando hablamos sin tapujos ni prisa, cuando nos conocimos sin saber quién éramos, donde íbamos, por donde veníamos.

 

Extraño esa noche, cuando ese algo, fue muy poco.

 

Y como soy cruel y me gustan las historias con finales inconclusos.

 

No diré si no es después de un tiempo, si esta historia acabó.

 

Por el momento;

 

Fin.

 

Notas finales:

Y eso fue, realmente, amo demasiado esta pareja, y pronto estaré subiendo un Shut con personajes de otros grupos iejgostrgodsj solo puedo decir que amo a las divas... y a los líderes, uy, dije mucho xD bueno, eso, espero que hallan disfrutado leyendo tanto como yo escribiéndolo. Coméntenme, y de paso me animan a terminar el capítulo de mi fic♥ D:


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