Delineé, con suma suavidad, la tersa y perfecta piel de mi ahora no tan pequeño compañero de… vivienda, de banda, de vida. Mis dedos acariciaron disimulada y tranquilamente la fina línea de la mandíbula ajena, mientras que mis ojos se mantenían fijos en aquellas zonas que mis yemas sentían intensamente a cada roce. No tardé en tocar las casi imperceptibles líneas de su cuello y un poco después, simplemente continué con el contorno de sus clavículas, deteniéndome en el hueco entre ellas, posicionando apenas tres dedos allí durante un corto período de tiempo que pude sentir como largos e intensos minutos. Él me miró algo confundido, seguramente se estaba preguntando la razón por la cual me había detenido en mi accionar, pero yo simplemente negué y continué con lo mío, volviendo a rozar su piel tan delicadamente como lo había estado haciendo hasta el momento. Algunas miradas curiosas se paraban a observarnos durante más o menos tiempo pero con la misma intriga de siempre. El staff completo se encontraba un poco intrigado de nuestro accionar mientras que pasaban a nuestro alrededor como naturalmente lo hacían en ese tipo de circunstancias. La verdad, era un poco extraño vernos con tanta cercanía con un par de rostros tan serios y concentrados. Lucíamos como si estuviésemos haciendo algo realmente importante, pero eso no era así en lo más mínimo. Por otro lado, era totalmente común que Changmin y yo tuviésemos esa clase de acercamientos… tan comprometedores a la vista de algunos y tan naturalmente de hermanos para otros. De igual manera, ninguno de nosotros dos prestaba atención a los curiosos, porque sabíamos bien qué era lo que estábamos haciendo y al menos uno de nosotros, no sentía más que un suave cosquilleo por el roce en la piel. Y por supuesto, el dueño de esas sensaciones tan sencillas y superficiales no era yo. En mi particular caso, era… algo más complicado mi pensar y mi sentir. En un principio, había estado de acuerdo con comenzar a hacer aquello, pero a medida que iba tocando, sintiendo, mi cuerpo comenzaba a experimentar sensaciones cada vez más extrañas e inusuales. Por supuesto, no presté atención por un momento, pero cuando aquello se intensificó… algo en mí hizo que me inquietara internamente, pero a pesar de esto no mostré alteración en las facciones de mi rostro o inclusive en el movimiento de mi cuerpo.
Mis manos continuaron moviéndose por la piel de Changmin, él se mostraba concentrado en cada sensación o al menos eso era lo que yo pensaba. Por supuesto, incrustarme en los pensamientos del más alto era un poco difícil para mí y a la vez lo más sencillo del mundo. En esos momentos, no podía concentrarme bien y tampoco lograba dirigir mi oscura mirada hacia la de él. Mis ojos se centraban cada vez más en su pálida tez y en mis cortas extremidades que la recorrían una vez más. Esta vez, mis sutiles y camufladas caricias se direccionaban por su pecho, trazando un recorrido transparente en su pectoral derecho, aprovechando que el traje que ese día llevaba puesto dejaba ver aquella zona de su cuerpo con total facilidad. A veces, sentía una cierta incomodidad con respecto al vestuario que los diseñadores hacían para él. Siempre… dejando ver… partes de su cuerpo que tal vez tenía necesidad de mostrar. Su rostro era lo suficientemente brillante como para encandilar, a mí me daba la impresión… que no debían de agregar más cosas para ello. Pero claro, a pesar de que mi autoridad era alta, no tenía derecho a cuestionar el excelente trabajo de nuestros diseñadores. Nos cuidaban mucho, pero aun así… nosotros éramos, y somos, idols e impresionar a las fans, además de dedicarles nuestro talento, es lo que debemos hacer. Pensaba tanto en cosas tales como aquellas que no me di cuenta, que un pequeño pero audible jadeo se escapó de los labios de Max. Joder, ¿qué era lo que había hecho para que eso sucediera? Observé finalmente, con la lucidez con la que lo tendría que haber hecho antes, la zona que con mis dedos rocé. Su pezón. Ah, maldición. Eso no tendría que haber pasado. Rápidamente, antes de que el ambiente se pusiera aún más incómodo, alejé mi mano de aquel sitio y miré un tanto avergonzado al frente. Pero mi pena no era mayor que la de Min, que me miraba con sus ojos entrecerrados y un suave sonrojo en las mejillas que se me hizo bastante adorable. Sonreí ladino y él simplemente me observó confundido. Claro, esa no era una situación que mereciera siquiera una pequeña risilla traviesa. Negué, una vez más.- Lo siento.-Murmuré, pensando simplemente en mi interior: “Ah, sí. Claro que lo he sentido.” Por supuesto, refiriéndome a otro tipo de sentir, como era evidente. Carraspeé levemente llevando mi mano hacia mi boca, en forma de puño, para poder cubrirme con delicadeza aquella pícara sonrisa que en mis labios se había formado.
- ¿De qué te ríes? – Preguntó con indignación Changmin a lo que simplemente solté una de mis características carcajadas que solo hizo que mi contrario me empujara levemente y saliera caminando a un paso bastante apresurado hacia mi izquierda. Simplemente le miré unos instantes y cuando me dispuse a seguirlo para disculparme por mi tontería, noté que algo me sujetaba firmemente del brazo y comenzaba a arrastrarme en dirección a los camerinos. “¡Debemos apresurarnos! ¡Yunho! ¡Ni siquiera te has cambiado aún!” Era un regaño directo de nuestro manager, simplemente suspiré y noté que era cierto. Había estado tan distraído con la situación en la que me había involucrado gracias a Changmin que ni siquiera me había fijado en que seguía esperando a que algunas imperfecciones en mi traje se reparasen y así pudiese vestirme para el Show que estábamos a punto de dar esa noche. Era nuestro esperadísimo regreso… después de dos años más o menos. Estábamos todos ansiosos, nerviosos y expectantes ante la reacción del público. Yo mismo me sentía al borde de un colapso emocional y, aunque debía mantenerme fuerte por ser el líder, no podía controlar la hiperactividad que sentía al saber que estaba a una media hora o menos de entrar una vez más y por fin a un escenario. Mordía a cada segundo mi labio inferior, una vez estuve en mi camerino. Hacía enfadar a cada rato a las encargadas de maquillarme, ya que con los movimientos de mis facciones no les permitía hacer bien su trabajo. No supe cuántas veces me tuve que disculpar con ellas, ya que era yo el inquieto, pero tenía grandes razones para estar de esa manera… Un comeback… nunca era fácil.
Pasaron los minutos de una manera muy rápida y finalmente, había llegado el momento.- Es tiempo…-Murmuré, compartí entonces una miera cómplice con el único compañero que me quedaba de lo antes habíamos sido. TVXQ, DBSK, TOHOSHINKI… como quisieran llamarnos, en el idioma que fuese posible, se había reducido… Y a mi entender, eso no debía afectarnos mucho más. Seguíamos siendo U-Know y Max, seguíamos manteniendo la esencia de nuestro grupo y por sobre todo, continuábamos siendo aquellos chicos que deseaban todo por sus fans desde un comienzo. Inspiré hondo y, como si hubiésemos compartido el pensamiento, Min y yo juntamos nuestras manos en un fuerte apretón que descargaba nuestros sentimientos en la máxima potencia. Sonreímos entonces y después del típico saludo que entre todos solíamos hacer, nos paramos en nuestras posiciones. Nuestros ojos volvieron a encontrarse al momento en el que la plataforma ascendía… El tiempo había llegado. Las luces se encendieron, los gritos eufóricos comenzaron a inundar el estadio y nuestro brillo se hizo más fuerte que nunca.
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Estábamos exhaustos después de nuestro regreso. Habíamos dado un concierto ciertamente emocionante y completo. Changmin y yo, solo nos paramos a firmar un par de autógrafos que se convirtieron en decenas y decenas de ellos. Finalmente, la seguridad comenzó a alejar a las fans pero nosotros igualmente las saludamos con energía que… realmente no sabíamos de dónde habíamos sacado. El sudor cubría nuestros cuerpos y aún no habíamos tenido siquiera la oportunidad de cambiarnos o ducharnos. Sentía ganas irremediables de llorar. Simplemente de la emoción que me provocaba un momento así. Sentí la mano del menor sobre mi hombro, solo le sonreí nostálgico y él hizo lo mismo. Suspiramos casi al mismo tiempo mientras que por mi parte pasaba una mano por su espalda, terminando por involucrarnos a ambos en un abrazo de compañerismo simplemente… pero se podían escuchar, aun así, los gritos de las fans casi desesperadas. Reímos cómplices a la vez que nos adentrábamos en el coche que nos llevaría hasta nuestro apartamento y de allí, a la fiesta que seguramente nos tendrían preparada por nuestro exitoso regreso después de tanto tiempo.
En el transcurso de nuestro viaje, recibimos centenares de mensajes y llamadas a nuestros respectivos móviles. Hablamos sin cesar con cada quien que nos llamaba solo para felicitarnos, desearnos mucho más éxito que ese, elogiarnos por lo que habíamos hecho y muchas cosas más. Agradecidos, simplemente les dábamos un poco de conversación y colgábamos sin más. Sabíamos que muchas personas nos apoyaban, pero no teníamos realmente ni idea de que fuese tanta. Esto nos hizo sonreír. Yo, particularmente, me sentía muy orgulloso… de mí y de mi Minnie. Él que siempre había sido tan tímido, se había mostrado como una fiera en el escenario y eso me hizo sentir, que estaba madurando y que ya no era un niño en lo más mínimo. Cerré los ojos durante unos segundos mientras que recostaba mi cabeza en el respaldo del asiento que estaba ocupando. No sabía cuánto faltaba para llegar a casa, pero de repente quise que sólo llegáramos a nuestro destino y punto. Así de la nada, sentí la pesadez sobre mis hombros pero no comprendí en esos entonces qué era lo que me estaba pasando. Y mientras estas sensaciones recorrían mi ser, en mi mano no paraba de vibrar mi móvil, repleto de mensajes de texto que deseaba y a la vez no tanto, leer. Volví mi mirada, después de un momento, a la pantalla para al menos abrir los agradecimientos pues solo unos pocos respondí, continuando con esta tarea hasta llegar por fin a nuestro amado hogar.
Me bajé del automóvil y volví a sentir el aparato tecnológico entre mis dedos una vez más. Me distraje con esto un momento y para cuando volvía a alzar mi mirada, Changmin ya no estaba allí. Se había apresurado a entrar, aunque ni la prensa ni las fans estuvieran alrededor de la casa en esos momentos. Solo arqueé una ceja y observé a nuestro manager quien se alzó de hombros dándome a entender que no se enteraba de lo que le había pasado al menor para que este saliese tan rápidamente del coche para volver a casa. Suspiré, intrigado por el asunto y caminé hasta la puerta del recinto con suma tranquilidad, para disimular la curiosidad que estaba surgiendo en mí. Posicioné, en cuanto llegué al sitio en cuestión, mi mano sobre el pomo de la puerta pero también mi mirada sobre la pantalla del móvil una vez más. ¿Un texto de Changmin? ¿Eso a que venía, uh? En esos momentos, la intriga realmente me consumió y decidí que leer aquel mensaje sería lo mejor, para comprender tal vez cuál era la razón por la que Max había salido tan rápido del carro. Y evidentemente, una vez terminé de leer el texto simplemente abrí la puerta y me adentré, observando hacia todos lados en busca del responsable de las palabras que contenía el sms. ¿A qué venía semejante pregunta en un momento así? Sería estúpido contestarle al contrario si no lo tenía enfrente, así que hallarlo para mantener una conversación sería lo mejor en esos momentos.
“¿Recuerdas… Aquella vez en la que te pregunté…?” Y sólo eso contenía el mensaje. ¿A qué se refería? Él me había preguntado muchas cosas a lo largo de su tiempo de convivencia, ¿cómo esperaba… que yo recordara un momento puntual con respecto a eso? Realmente… ¿Qué pretendía lograr con ese tipo de cuestionamientos?