Nosotros somos... por Alaude Gutierrez

Recorrí con mi mirada la vacía sala de estar de nuestro apartamento. Estaban todas las luces apagadas y al haber cerrado la puerta no tenía idea de lo que podía haber frente a mí si es que algo había, claro. Las cortinas de las grandes ventanas que había en la sala de estar se encontraban cerradas, apenas podía notarse la tenue luz de la luna adornar el suelo del sitio susodicho. No tenía gran visibilidad, pero tenía curiosidad por saber dónde estaba “escondiéndose” el maknae. Di un paso hacia adelante y choqué mi pie contra una de las mesas de noche que había a un lado de la puerta, solté una grosería de la nada y me sorprendí a mí mismo con esta reacción. No era de los que utilizaban ese tipo de vocabularios. Torcí con suavidad mis labios y estiré mi mano, para poder prender una de las pequeñas lámparas de noche que adornaban los alrededores del sitio en cuestión. Pude divisar desde mi posición apenas un finísimo hilo de luz que provenía de mí habitación… ¿Changmin enserio había osado el meterse allí? Hm, eso no me desagradó pero a la vez me mantuvo en mi confusión y curiosidad. ¿Qué era lo que había pasado así de repente para que su actitud cambiara? Realmente me tenía intrigado en todos los sentidos posibles y por ello me movilicé pronto, manteniendo mi mirada en aquel hilillo de luz, tragando saliva al sentir mi garganta seca mientras soltaba un suave suspiro… porque sí, porque de la nada me sentía un poco tenso e inclusive algo desanimado. Tal vez, aquella pregunta del menor había sido algo importante y yo no podía recordarlo. Sabía, con todo el egocentrismo que podía tener, que mi memoria era buena pero no lo suficiente como para hacerme cargo de un momento puntual. Mucho menos, cuando no tenía idea de las bases e intenciones que podría conllevar el mensaje de texto en cuestión.- Changmin…-Murmuré mientras apoyaba una de mis manos en la puerta de mi habitación, comenzando a abrirla con lentitud. El suspenso se apoderaba de la situación en cuestión y eso era algo exasperante para mí, pero no podía hacer las cosas de forma abrupta… No sabía con qué clase de hecho me podría encontrar cuando me atreviera a mirar al interior del cuarto.

Mis ojos se dirigieron entonces, a medida que la madera se hacía a un lado, a toda extensión del lugar que pudiese captar mi mirar. Lo recorrí con completa calma y lentitud, captando cada detalle que pudiese ser visible a pesar de que la luz que yo había visto anteriormente provenía de una de las tantas lámparas que yo tenía en mi habitación por comodidad cuando necesitara algo para ver y no quisiera levantarme de la cama. La visibilidad era bastante escasa, pero ya era problema de las bombillas tan pequeñas. Me sorprendí, al encontrar todo en su lugar y como lo había dejado esa tarde, pensando que en realidad Min iba a hacer algo con el cuarto. Apreté levemente mi labio inferior con el superior, entrecerrando mis orbes con algo de… enfado, por no haber saciado mi curiosidad con lo que respectaba al misterio que mi compañero de vivienda había formado repentinamente. Estuve a punto de salir sin más del cuarto, pero su voz me detuvo de repente.

“Espera.” Dijo secamente por lo que de la misma manera volteé mi cabeza, proponiéndome volver a buscarlo. ¿Cómo no había logrado verlo si es que había recorrido con detalle todo el lugar? Tal vez mi distracción había sido demasiada, dejándome llevar por otros pensamientos que no venían a cuento… A fin de cuentas, se encontraba allí, recostado tranquilamente en uno de los lados de mi cama de ancho doble. Se encontraba con el cuerpo ladeado hacia la dirección contraria hacia la puerta y su rostro parecía estar pegado a la almohada debajo de éste. Curiosamente, en dónde él se había posicionado era el lugar que yo solía ocupar con frecuencia, aunque también podía decirse que me gustaba dormir en medio, lo más cómodo posible. Alcé mi ceja cuando él se volteó hacia mí e inmediatamente pregunté.

- ¿Qué haces aquí? –Olvidándome completamente del mensaje en esos momentos, solo solté mi duda momentánea mirándolo a él directamente aunque por su parte no recibiera aún una respuesta ni tampoco un simple movimiento. Sin titubear un solo segundo, me acerqué con naturalidad hacia la ubicación ajena y me senté en el borde de ésta, observándole así desde arriba. Él no me miró durante un largo rato. Parecía como si estuviera… ofendido, pero yo no podía enterarme cuál era la razón. Changmin… simplemente no solía actuar de esa manera. Él era tan directo conmigo, jamás tenía secretos sentimientos de enfado… Él siempre me decía qué era lo que estaba mal, pero en esos momentos… No había palabra que saliera de su boca. Posé una de mis manos sobre su hombro y en esos instantes dirigió sus oscuros orbes a mi rostro. Su mirada estaba aún más ennegrecida que siempre y eso me preocupaba un poco, pero aun así en mis labios se formó una media sonrisa que mantuve extrañamente por unos segundos hasta que él sólo la cubrió con sus finos dedos, algo desagradado por lo que podía ver.

“¿Por qué sonríes? ¿Te estás burlando de mí?” Preguntó él, haciéndome alzar ahora ambas cejas y cambiar mi gesto amistoso por uno de confusión y nuevamente curiosidad. Aparté su mano de mi boca como si fuese a responderle con palabras, pero solo moví mi cabeza en forma de negación porque obviamente burlarme era lo último que estaba haciendo. Mantuve su mano estrechada con la mía, Min movió sus dedos un par de segundos pero desistió de ese gesto rápidamente. No se separó y yo tampoco quise que esto sucediera, pero aun así no reaccionaba a esas inconscientes caricias que le otorgaba de vez en cuando ante tanto suspenso e inclusive tensión.

- Solo te sonrío porque eres tú…-Murmuré finalmente, después de un largo silencio. Pero él solo se removió incómodo sobre las sábanas, soltando también un extraño pero agradado sonido, soltándose por fin del agarre que había formado siendo siempre sutil y raramente delicado. Deduje que aquello fue por mis palabras, pero preferí no pensar cuál era la razón verdadera. Solía tener esas expresiones tan absurdas entre dos hombres porque era Shim. No tenía una explicación contundente.

“¿Recibiste mi mensaje?” Me soltó sin más, mirándome a los ojos. Su mirada… era un poco extraña, entre suplicante y un tanto tímida. Me parecía intrigante este hecho, porque el Minnie que yo conocía no era así en lo más mínimo. Inclusive, lo tenía como un chico descarado y sumamente desvergonzado la mayoría del tiempo. En especial conmigo, para ser exactos. No teníamos nada que ocultarnos y ambos conocíamos todo del otro. Por eso no entendía su timidez, cuando las posibilidades de que él conociera más de mí que yo mismo, y viceversa, eran bastante altas.

- Sí, pero…-Apoyé mi mano por sobre el cuerpo ajeno, haciéndome un poco más de lugar en la cama el cual me cedió sin ningún problema al parecer. Posó sus manos sobre mi brazo, como si estuviese algo incómodo por la posición en la que me había colocado pero no presté atención y no me moví un solo centímetro. Mi cadera y la suya se juntaron de lado, notando nuestra cercanía de esta manera.- No comprendo… a qué te refieres.-Le dije por fin, apretando con mis dedos las sábanas debajo de su delgado y delicado cuerpo que se veía, en esos momentos, cristalino por el sudor que aún le cubría y no se había secado.

“Yo…” Murmuró él, apretándome un poco más el brazo pero sin ejercer fuerza en lo más mínimo. Al parecer lo que tenía que decirme no era algo muy común, ya que de otra manera me lo hubiese soltado así sin más, dejando de lado el suspenso. “¿Recuerdas que hace tiempo… te pregunté cómo se sentía besar a un hombre?” Me soltó después de todo, haciéndome alzar las cejas en sorpresa ante… semejante pregunta repentinamente. ¿A qué venía eso ahora? Me había dejado helado y con la boca semi-abierta. “¿Y que tú me dijiste… que no lo sabías. Que no preguntara cosas como esas?” Sin dudas no me lo esperaba y esa había sido mi expresión ante tal… pregunta. Pero antes de dejarme contestar, él se apresuró, para tirar de mi camiseta rápidamente. “Quiero que seas el hombre al que bese. Quiero sentirlo.” Me dijo, decidido. Podía sentir esa determinación en su mirar, sus ojos casi me penetraban… Sabía que en ese estado, no podría decirle que no. Y aunque se me hiciera raro… aunque jamás en la vida hubiese besado a un chico, no podía negarme a Changmin. Él… era él, simplemente.

- Changmin-ah…-Murmuré sin saber bien qué decirle. Nuestros rostros estaban a una escasa distancia, casi nuestros labios se rozaban de lo cerca que nos encontrábamos. Moví mi cabeza levemente hacia adelante, casi de forma inconsciente, él se sorprendió evidentemente sin esperarse ese tipo de acción, pero la repitió y logró que finalmente nuestras bocas chocaran con suma delicadeza. Bajé mi mirada a la par que él cerró sus ojos, moví mis labios finalmente contra los de él, soltando un profundo suspiró contra éstos. Tenía una piel muy suave, eso lo sabía. Pero jamás había tocado sus labios de esa manera y podía sentirlos más delicados que ninguna otra parte de su cuerpo que hubiese tocado antes. Se sentían húmedos y a la vez bastante subidos de temperatura. Junté un poco más el roce, volviendo a hacer que su cabeza cayera contra la almohada posicionada debajo. Entrecerré mis ojos cuando él me abrazó por el cuello, yo sólo volví a apretar con mi mano las sábanas debajo de nosotros. Me atreví después de unos momentos jugueteando a lamer su labio inferior, pidiendo un sutil permiso para profundizar aún más aquel beso; pero Min finalmente se separó de forma abrupta, al parecer… ¿algo disgustado?

“N-no es necesario…”Susurró mientras se llevaba una de sus manos a la boca, mordiéndose suavemente el labio inferior. Suspiré suavemente en ese momento… Sabía que Changmin no había besado a muchas chicas en su vida y por ello, además de que yo era un hombre, no estaría demasiado acostumbrado a un tipo de beso… Más intenso. Iba a disculparme cuando un gesto suyo me llamó la atención. Él solo dio un suspiro muy pesado y largo, recostándose nuevamente en la cama como si fuese a quedarse allí el resto de la noche. Me miró y yo le miré. Había pensado que después de un gesto como el que anteriormente habíamos tenido, el ambiente entre nosotros habría sido mucho más incómodo, pero yo me sentía bien así… Nada en mí se sentía en tensión ahora que la duda del mensaje había sido despejada. “No quiero ir a esa fiesta.” Me soltó y yo negué con mi cabeza casi inmediatamente.

- Tienes que ir. Es nuestro regreso. No podemos fallarle a las fans.- Le respondí, poniéndome en el papel de líder que usualmente solía llevar. No solía mostrarme demasiado maduro a menos que fuese en cuestiones como la que me estaba ofreciendo ahora mi acompañante. Él parecía estar demasiado cómodo sobre el colchón como para querer levantarse.- Al menos un par de horas…-Dije después, flexionando mi determinación por una razón que no supe descifrar en ese instante.

“No me siento bien…” Dijo en un contraataque a mi orden, pero solo le observé con un gesto que dejaba ver mi poca credibilidad a sus palabras. ¿No se sentía bien? Si hacía media hora más o menos había dado un concierto espectacular y su energía había estado a mil… “Me duele la cabeza.” Añadió por lo que me acerqué sin decir palabra a él relamiendo mi labio inferior. Era un accionar un poco sugerente pero en esos momentos no me di cuenta. De igual forma, mis labios no se dirigieron a ningún otro lado que a su frente, besándola durante unos largos segundos. Parecía tener un poco de temperatura, pero no era nada grave pero para asegurarse….

- ¿Quieres que le diga al manager que llame a un médico? – Le pregunté, aun estando cerca de su rostro. No podía alejarme mucho más tan rápidamente. De la nada, la idea de estar lejos de él se me hacía un poco… pesada o desagradable. Torcí mis labios una vez más y llevé una de mis manos hacia mi cabello, revolviéndolo con suavidad cuando Min negó con su cabeza, obviamente diciéndome que no a la idea de llamar a un profesional. “Sólo déjame descansar… esta noche. Aquí.” Esas palabras sonaban como súplicas pero a la vez podía notar en su voz un tono que sólo me decía una cosa… Y ésta se refería a que de allí no se movería por más que yo mismo me dignara a cargarlo hasta su cuarto, como si fuese una princesa herida.- Hm… Suenas como un pequeño niño lleno de caprichos.- Le dije en un tono un poco más juguetón, sonriendo una vez más y en aquella ocasión, él acompañó mi gesto.- Te dejaré quedarte, si aceptas que un médico te revise.- Le dije como proposición y él golpeó mi pecho con su puño, indignado al parecer. “Eso es chantaje.” Me respondió y antes de que yo pudiese contraatacar a esa acusación el manager se asomó por la puerta de la habitación, mirándonos un tanto confuso.
No comprendí por qué era, hasta que me di cuenta que había algo mal con la posición en la que estábamos. Cerca… estábamos demasiado cerca y por eso la expresión de espanto que tuvo la persona intrusa en esos momentos no me sorprendió más que por un par de segundos e inmediatamente, de la nada y con un tono de enfado, se escuchó resonar un tremendísimo “¡NO!” que sin dudas hizo que tanto yo como Changmin, nos sorprendiésemos más de la cuenta.