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Detrás de la puerta por Ryoko_san

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Notas del fanfic:

Es un one-shot pequeñito y s eme ocurrio ahorita, espro les guste, Bye :)

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Me excita la adrenalina, esa sensación de ser descubierto en algo indebido en el momento menos oportuno… me prende, me provoca y me seduce… Dios bendito apiádate de mi alma putrefacta y pecadora, porque no hay peor pecador que aquel que sabe que lo es y no hace nada para corregirlo sino que muy al contrario lo disfruta con tanto ahincó… como una adicción… Perdóneme padre… he pecado... y me ha gustado.


Camino lentamente con parsimonia y sonriendo con descaro en medio de la calle, el día está nublado y pronto lloverá todos corren por llegar pronto a sus casas y evitar mojarse y sin embargo yo, me dirijo a mi cita quincenal al lado de mi “victima” favorita, con aquel ser que al verme sus ojos se abren con horror y trata de evadirme, pero oh bendito sacramento que se lo impide, no puede, no debe negarse…




Veo a la gente salir de la misa de las 6, a esas señoras remilgadas con sus rebosos cubriéndoles su canosa cabeza, sosteniendo entre sus artríticas manos un rosario de cuentas gastadas, como si rezando ahora que ya sienten que pisan el hoyo Dios les perdonará todos sus pecados… que pena me dan… yo sé que ese Ser Superior me ve, me excita saberlo, saber que me aborrece y que en el día menos pensado me enviará el peor de los tormentos… Pero mi queridísimo Dios… Yo lo amo, ¿Eso es pecado? ¿Amarlo a él es peor que todos los pecados del mundo juntos? O ¿Lo que detestas de mí, es el cinismo con el que me paseo por la calle o el placer tan morboso que siento por el simple hecho de saber que me dejo follar por él todos los días?






Y entonces, lo veo… saliendo con su túnica blanca y su eterna sonrisa, se despide de su último feligrés, levanta la vista y ¡zaz! Su mirada y la mía se cruzan… y una sonrisa perversa surca mis labios, él solo me ve y baja la cabeza tristemente mientras la mece negativamente.



-Buenas tardes Padre –Le saludo al tiempo que tomo su mano y le doy un beso


-No me beses la mano, Judas –Exclama él, entre molesto y triste.


-Oh padre, no me llame de ese modo –le reprocho fingidamente –Yo solo vengo a mi confesión quincenal…


-Te he dicho que la confesión no vale la pena si no estás arrepentido y dispuesto a cambiar –Me mira reprobatoriamente, luego pasa su mano por sus rubios cabellos y suelta un suspiro cansado -¿Por qué? –Me pregunta después de unos segundos de silencio -¿Qué te hizo cambiar tanto? te recuerdo desde que eras un niño y no eras así… ¿A caso… él te violó? –Y en su voz hay un cargado tono de dolor.



-¿Violarme? –Le pregunto sorprendido -¡Qué va! –Y suelto una risotada divertida –Lo mejor que me pudo pasar fue que él correspondiera mis sentimientos. –Luego lo miré seriamente, incluso creo que le di miedo porque retrocedió un par de pasos –Usted sabe que fue lo que me hizo cambiar…



El desvió la mirada incómodo –No podía hacer nada, me lo dijo en secreto de confesión… -Se excuso lastimosamente.



-Y no se lo estoy reprochando –Le contesté rápidamente –Pero le sugiero que en este caso, se limite a oírme sin opinar.


El sacerdote solo dejó escapar otro cansado suspiro –Esta bien… -Luego se hizo a un lado de la entra de la iglesia y con un gesto de mano me indico que pasará –Entra hijo, esta es la casa de Dios y a nadie se le niega la entrada –Murmuró.




-Dime tus pecados –Lo oí murmurar, yo sabía que no deseaba escuchar lo que mis pecaminosos labios iban a narrar con tanto detalle y que muy probablemente mi imaginación me provocaría una erección o incluso un orgasmo, pero yo quería que ese Padre me oyera, que se sintiera culpable, quería castigarlo a mi manera quería… quería… que alguien más supiera mi sucio secreto y que no pudiera hacer nada para evitarlo…



-Perdóneme Padre… he pecado –Dije con tono teatralmente culpable.



Oí como él se removía incomodo dentro del confesionario pero no hizo ni dijo nada más, así pues, yo tome la palabra de nuevo.



-Hoy, he dejado que mi hermano me penetrará por el culo –Le dije en un murmullo y el rubio Sacerdote tosió molesto –Estábamos sentados en la cama, dentro de la recamara que compartimos –Seguí hablándole, incluso creo que mi voz se torno ronca por la excitación del recuerdo – “Nuestra madre está abajo” me dijo mientras posaba su mano en mi entre pierna, sobre mi ropa “Imagínate que un día nos cache follando” mordió mi oreja y yo deje salir un gemido bajito, entonces él se levantó y entre abrió la puerta, luego regresó a mi lado “No hagas mucho ruido Sasu_chan o mamá podría oírnos, aunque el riesgo me pone más caliente, ¿A ti no?” y sonrió de medio lado… ahhh como me gustan sus sonrisas seductoras, Padre, creo que con solo una mirada y una sonrisa suya podría venirme copiosamente –Y deje salir un grave gemido de placer cerca de la ventanilla del confesionario.



-Limítate a narrar tus pecados no a revivirlos –me regaño el cura


-Pero Padre, debo de decirle todos mis sucios recuerdos o Dios no me perdonará –Le conteste con una voz infantil.


-Ya basta Sasuke –Y se levanto del asiento dentro del confesionario –No te permito que te vengas a burlar de la casa de Dios con tu asqueroso y obsceno incesto consensuado –Me dijo indignado y con la firme intención de salir de ahí.



-Mi padre se lo cogía todos los sábados sobre el altar y por eso no lo delato, por eso nunca dijo todo lo que nos hacia el desgraciado -Le acusé enojado, entonces el rubio pareció meditar un momento con una expresión de eterno sufrimiento, incluso creo que se le escaparon un par de lagrimas, luego volvió a sentarse. Yo sonreí con prepotencia, tal vez él no sabía que nosotros, Itachi y yo, teníamos conocimiento de la relación que llevaba con mi padre cuando éste aun vivía.



-Yo lo amaba… -Murmuro bajito y con voz quebrada.


-Usted amaba que se la metiera, nada más –Le conteste serio - ¿Cómo podría amar a alguien que sometía a sus hijos a una vida austera? ¡Era un maldito fanático religioso que le quemo a las manos a Itachi el día que lo vio masturbarse cuando tenía 11 años! ¡El mismo hijo de perra que me coloco un cinturón de castidad por considerarme demasiado bonito para ser un niño! ¡Maldita sea, yo solo tenía 8 años cuando me lo puso y me provoco una infección que me dejo estéril! –Exclamé lleno de resentimiento- Nuestra madre… -siseé demasiado enojado –Lo sabía y siempre estuvo de acuerdo la muy mustia, mojigata perra maldita… mi hermano y yo crecimos reprimidos, pensando que todo era pecado… teníamos miedo de nuestro padre, nadie nos creería y un día nos esteramos que usted lo sabía y nunca hizo nada por ayudarnos… porque no quería perder a la verga que lo follaba…


-No es así Sasu…


-¡Cállese! –Le grite y él al instante se calló –No sé que tanto le “confeso” mi padre, no sé si se entero de los días que nos dejaba en “ayuno” o cuando nos ataba a la cama durante semanas o cuando nos daba latigazos o nos hacia memorizar la biblia… y ahora… no me interesa. –Luego me calme un poco, y con mi voz falsamente dulce volví a hablar –Entonces… Padre, deje termino de contarle mis pecados…









Salí de ahí, airoso con la cabeza en alto y sonriendo con cinismo desmedido.



Llegue a casa, nuestra madre iba de salida, llevaba flores en su regazo… iba a la tumba de nuestro padre “la Santa Viuda” así le decían en la calle “esa mujer es una santa… Como lo fue su marido” decían las vecinas con dolencia… a mi me daban ganas de reírme en su cara, por favor, ella sabía que su marido se tiraba al cura del pueblo y que azotaba sus hijos, pero como le gustaba “guardar las apariencias” decidió seguir con la farsa de “la Perfecta Familia Religiosa”. Decidí entrar a la casa.




-Hola mi amor –Me dijo mi hermano mientras me besaba con delicadeza en los labios.



-Hola- le conteste después de terminar el beso.


-Mamá salió a dejarle flores a su marido –Me informo.


-Sí, ya la he visto –Le contesté mientras besaba las cicatrices que desfiguraban las manos de mi hermano, antes, él se avergonzaba de sus manos quemadas hasta los codos y solía esconderlas con guates y camisas largas, pero desde que padre murió, se dio cuenta que lo que él había hecho no era ningún pecado y no tenia que avergonzarse de las heridas que un demente le provocó, así pues, ahora andaba por la calle con sus manos al aire, con la cabeza en alto escuchando los murmullos de la gente.



-¿Sabes por qué se va cuando estamos ambos en la casa? –Me pregunto mientras mordisqueaba mi cuello.


-No – le conteste –No lo sé



-Ella sabe que nos follamos Sasuke –Me informo, entonces yo lo mire con una ceja alzada – Es más que obvio que ha oído tus gemidos y mis gruñidos, incluso la cama rechina cuando te embisto, pero quiere hacer como que no sabe nada, como que nada pasa… como siempre lo ha hecho, le gusta mentirse y vivir en su mundo de fantasía y pendejismo –Y soltó una risilla desdeñosa. –Ya no la soporto –Me dijo serio. –Luego me miro y sonrió divertido -¿A dónde fuiste, pequeño travieso?


-A confesarme, como nuestro adorado padre querría que hiciéramos –Dije fingiendo modestia



-¿Fuiste a atormentar al Padre Minato otra vez? – Y se rió por lo bajo –Eres perverso Sasu_chan



-Pues ya que a ti no te gusta ir a expirar tus pecados pues tengo que ir yo por los dos –Contesté falsamente indignado.



-Oye, ya tengo el dinero suficiente para largarnos de aquí –me informo emocionado


-¿En serio? –Y yo me emocioné aún más -¿Cuándo podremos irnos?



-Ahora –me dijo sonriente


-¡Perfecto! –Exclame –Deja voy por mis cosas - me volteé pero antes de poder dar un paso mi hermano me tomo del brazo.


-¿No sabes qué día es hoy? –me pregunto juguetonamente



-No –Conteste sinceramente


-Hoy es la misa de aniversario luctuoso de Padre –Dijo y una enorme sonrisa surco sus labios


-y ¿eso qué? –No entendía nada.


-Pues antes de irnos de este mugroso pueblo lleno de pecadores hipócritas, quiero dejarles un grato recuerdo de nosotros –Y sonrió perversamente y yo al entender el hilo de sus pensamientos sonreí aun más.









-Bienvenidos a la casa del señor –Empezó el Sacerdote con su sermón –Hoy recordamos al pulcro y sensato Fugaku Uchiha, hoy se cumple un año más de su partida hacia los cielos y…



Entonces el portón de entrada se abrió de par en par y por ella aparecieron los hermanos Uchiha, el menor traía un corto y ajustado vestido negro junto con unas altas zapatillas a juego y el mayor vestía un traje negro, luego se abrazaron y se besaron apasionadamente. Todo el pueblo ahí reunido los miro estupefactos y Mikoto fingió el más creíble desmayo de su vida, como si lo que estaba viendo no se lo hubiese imaginado antes.

Luego los hermanos sonrieron.



-Le haremo un favor a Dios –Dijo Itachi, sonriendo – Le enviaremos a todos sus feligreses y al sacerdote a su lado –Y soltó una carcajada –me saludan a su idolatrado Fugaku… -Luego su voz se tornó profunda, resentida y fría- Aunque igual y no lo ven, por que el Hijo de puta a de estar quemándose en el averno.



Acto seguido salieron y atrancaron la puerta.


-¿Me haces el honor, mi amor? –Preguntó Itachi mientras le daba una cajetilla de fósforos.


-Claro – Entonces Sasuke prendió un par de cerillos al mismo tiempo y los arrojo a las faldas del portón de la iglesia, la cual estaba bañada en gasolina, al instante todo ardió en llamas.


-Lo bueno de un pueblo chico es que todos caben en una pequeña parroquia –Dijo Itachi con aire burlesco.


Entonces ambos se subieron en la camioneta de su madre y salieron del que pronto sería un “pueblo fantasma” y se dirigieron a su nueva vida en libertad…












-Vaya, ustedes deben de ser los nuevos residentes del pueblo –Saludo amenamente el párroco


-Sí, somos los hermanos Uchiha –Contestaron al unísono, ambos vestidos con ropa casual.


-Pues sean bienvenidos –Dijo sonriente el cura.


-Gracias Padre –Contestó cortésmente el mayor, luego volteó a ver a su hermanito -Bueno Sasuke, voy adelantándome para arreglar las cosas de la casa, ¿ok?



-Si hermano –Contestó el pelicorto luego volteó a ver al padre – ¿Me podría confesar, por favor? -Dijo con una hipócrita mirada apenada.



-Claro, por aquí –le guió el sacerdote mientras entraba a la iglesia y posteriormente al confesionario. –Adelante hijo mío, dime tus pecados…



-Padre… Perdóneme… he pecado…



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Notas finales: Review? :)

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