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El amor y otros demonios por PauPhanthom

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Capitulo 1 

¿Cual es la verdad?

 

Como todas las mañanas, aquel chico de cabellos color verdes azulados y piel nívea, revisaba unos papeles de su empresa con su ojo descubierto azulado. Su otro ojo tapado por un parche era cubierto a la vez por la nívea mano de este mientras que su codo estaba apoyado en el escritorio. No podía quitarse de la cabeza aquella conversación que había escuchado de su mayordomo y un Shinigami rojo.

—           ¿Por qué no te llevaste su alma una vez cumplida su venganza?— le pregunto aquel Dios de la muerte sonriendo con burla.

 

—           Aún hay asuntos que él tiene que atender— contesto Sebastián, su mayordomo.

 

—           Su venganza está cumplida— canturrio sin dejar de mirar al demonio— ¿Qué más le puede faltar?

 

—           Su memoria— sonrió con recelo el mayordomo, haciendo que el Shinigami Grell levantara una ceja — Sin su memoria, el dolor de su alma no existe. El rencor no existe. Y el alma no sabría igual.

 

—           Vaya —se cruzó de brazos sonriendo— haces que quiera comerte sebas-chan—

 

¿Había perdido la memoria? Era la pregunta que rondaba en su mente junto a un ¿ya cumplí mi venganza?

Dio un golpe sordo al escritorio y tiro todos los papeles al suelo para colocar sus manos en su cabeza y cerrar los ojos con rabia. ¿Cómo había podido olvidar algo tan importante? ¿Qué fue lo que sucedió?

Dos golpes lo hicieron salir de sus pensamientos. Respiro profundo y se levantó de su escritorio para mirar por la ventana, dándole así la espalda a aquel que invadía su estudio.

—           ¿Boochan? — Se escuchó tras el la suave y seductora vos de su mayordomo Sebastián — ¿Por qué esta todo tirado?

Ciel sin voltear a verlo, sabía que este empujo el carrito del te hasta menos de un metro de su escritorio, para luego recoger los papeles que él había botado hace un instante.

—           ¿Boochan? —volvió a preguntar el mayordomo de ojos carmesí, mientras colocaba los papeles ya organizados en el escritorio.

 

—           Limítate a dejar él te —le contesto sin mirarlo aun.

 

Sebastián lo miro abriendo sus ojos un tanto sorprendido ¿Qué le pasaba? Extrañado camino hacia Ciel quedando un paso atrás de él.

—           ¿le inquieta algo? — insistió el demonio algo intrigado.

 

—           Sebastián— dijo el chico al fin volteándolo a ver. Los ojos rojos de aquel demonio se encontraron con el ojo azul profundo y penetrante de su amo — Sal de aquí.

 

Sebastián volvió a verlo totalmente desconcertado. Se quedó mirándolo, intentando sacar la verdad por su ojo pero…aquel ojo era tan turbio que no se podía leer nada.

—           Entendido— dijo finalmente el mayordomo haciéndole una pequeña reverencia para después salir.

Ciel miro hacia su escritorio. No se había dado cuenta de en qué momento Sebastián había servido su té. Miro con fastidio aquel té y de una manaza lo boto al suelo haciendo la que taza se callera rompiéndose en mil pedazos mientras todo el líquido en su interior se derramo en el suelo.

Tomo su gran abrigo y se lo coloco saliendo de su estudio. Allí ya estaba Michaelis a punto de entrar. Al verlo lo revisó a ver si no tenía ninguna herida. Había escuchado cuando la taza se rompió.

—           Limpia el estudio— ordeno Ciel sin detenerse y dejando a un Sebastián consternado.

 

—           ¿A dónde piensa ir? —pregunto Sebastián siguiéndolo.

 

—           No es de tu incumbencia— Ciel freno en seco y lo miro— ve y limpias el estudio y quédate aquí…es una orden— en ese momento la mirada de Sebastián se volvió afilada…cual daga de guerrero en busca de venganza.

 

—           Yes, my lord— contesto mientras sé arrodillaba con una mano en el pecho ante su joven amo.

 

Ciel dio medio vuelta y le pidió a Tanaka que le alistara un carruaje. Así en 5 minutos ya estaba listo y salió con Tanaka hacia la cuidad de Londres. 

Sebastián miro por la ventana del estudio de su amo con indiferencia. ¿Qué le pasaba a su amo? ¿Desde cuando salía sin él? Sus ojos tomaron un color rosado demoniaco y sus pupilas se estiraron como las de un gato. Estaba molesto…muy molesto.

 

Mientras tanto, el carruaje del gran Ciel Phantomhive se estaciono frente a la tienda de su viejo conocido Undertaker.

—           Lo esperaba conde— dijo aquel de cabellos grises con una sonrisa al ver entrar a Ciel por la puerta.

 

—           No tengo tiempo de hablar— corto inmediatamente el chico mirando a Undertaker con frialdad— ¿Qué sabes acerca de mi pérdida de memoria?

 

Una estruendosa  carcajada salió de la boca de aquel sepultero. Esto solo logro que Ciel frunciera el ceño y apretara la mandíbula con rabia.

—           Vaya…al parecer te has enterado— dijo con su vos burlona mientras avanzaba hacia el conde— y todo el esfuerzo que puso tu mayordomo para que no se supiera la verdad— sonrió de nuevo— que mal trabajo— y se volvió a carcajear.

 

—           Dime que fue lo que paso— ordeno Ciel sin quitarle la mirada de encima a Undertaker.

 

—           Yo no puedo darte esas respuestas — volvió hacia un ataúd aquel Shinigami riéndose— Solo te las pueden dar tu querido mayordomo o Alois Trancy —

 

Ciel repitió aquel nombre en su mente “Alois Trancy” la araña de la reina. Lo había conocido hace menos de un año en una de las celebraciones reales. Aquel chico también tenía un demonio como mayordomo, Claude Faustus.

Salió sin decir más de aquella tienda. Por alguna razón no quería preguntarle a Sebastián ¿Por qué? Él no lo entendía. Podría ordenarle que le dijera y este estaría obligado a decírselo…pero algo en su interior le decía que no le preguntara. Algo cansado de tanto pensar subió a su carruaje de nuevo para dirigirse de nuevo a su enorme mansión. 

 

—           Buenas noches Boochan— Saludo serio su mayordomo al verlo entrar junto a Tanaka.

 

Ciel no lo miro y siguió hacia su cuarto seguido por su mayordomo que había estado prácticamente caminando por las paredes al no saber que hacia su joven amo. Al llegar al estudio Sebastián se quedó en la entrada mirando a su amo.

—           Redacta una carta Sebastián— ordeno al fin Ciel mientras voltea a ver a Sebastián— Mañana vamos a la mansión Trancy.

 

—           ¿La mansión Trancy?— pregunto sorprendido Sebastián. Algo andaba mal, Ciel no era de los que iba a esa mansión sin ser invitado. La impotencia de saber que era lo que le sucedía lo estaba matando— Disculpe mi curiosidad pero ¿a qué?

 

—           Tengo que hablar de unos asuntos con Alois— contesto. Sebastián lo miro y lo siguiente que dijo su amo lo dejo totalmente descolocado — y Claude Faustus.

 

—           ¿Faustus? ¿Qué clase de asuntos? — Sebastián estaba perdiendo su bien fingida paciencia. ¿Qué tenía que hablar con ese mayordomo? ¿Por qué no se lo decía?

 

—           Eso lo sabrás mañana — dijo al fin— tráeme la cena. Hoy comeré aquí —

 

—           Entendido—

 

Un aura negra y maligna era despedida por el mayordomo Michaelis, que salió de aquella oficina decentemente solo porque tenía que mantenerse calmado. ¿Qué demonios pasaba por la mente de su amo? ¿Por qué tendrían que ir a ver a aquellos que hicieron que su amo casi muriera en una ocasión? ¿Por qué le enojaba tanto la idea?

Pidió a Tanaka que sirviera la cena a su amo mientras el salía a arreglar unos asuntos. Pero la única verdad era que tenía que irse si no quería incendiar la mansión entera o asesinar a todos los empleados que hay moraban. Algo le decía que su amo se había enterado algo que no debía. A pesar de todo el confiaba en él y le contaba las cosas pero desde hace dos noches su amo había estado indiferente y ensimismado en sus pensamientos ¿Qué era lo que había ocurrido? Frustrado y endemoniado miro la gran luna con recelo. Ciel era como aquel cielo oscuro…a pesar de verse cerca…a pesar de verse hermoso y claro…está demasiado lejos y es todo un ramo de misterios. Pero sin saber porque el mismo estaba decidido a resolverlos.

Notas finales:

Hola

Este es el primer fic que publico en esta pagina que leo desde hace mucho. Acepto criticas constructivas y todo lo relacionado. Muchas gracias por leer. 


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