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Boda por Vida por Mitzuuki

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Notas del fanfic:

Primer capitulo ^^ definitivamente no puedo dejar de escribir, para las/os que me conocen saben que siempre publico un fic tras otro x.X pero bueeeeeno... espero que la historia les guste (: espero los posibles reviews para saber la aprobación ^^

Matta ne !

BODA POR VIDA

 

 

 

.-LA SOLUCIÓN A LOS PROBLEMAS

 

 

 

En el palacio del Rey todo parecía normal, el día era normal, un cielo celeste adornado de pequeñas nubes esponjosas y blancas, un aire fresco y un sol cálido que hacía estremecer. El canturreo de los pájaros era una suave  melodía, y bajo los árboles se podía disfrutar de una paz incesante.

Dentro de ese gran palacio las mujeres trabajaban agitadas de un lado para otro, una junta con los reyes de cada estación del país se daría en ese lugar esa tarde, los nervios y deseos de que todo estuviera perfecto para los invitados hacía que todo se volviera un caos, las habitaciones tenían que estar listas para el hospedaje, las flores del jardín debían estar bien presentadas, la cena debería estar lista para la hora acordada y la fina decoración tanto del comedor como de la sala de juntas no podía tener ningún error.

-Asegúrate de que todo esté listo en la sala de juntas por favor, Sangría. – Ordenaba la Reina Cecile Von Spitzberg a su sirvienta de mayor confianza, la muchacha asintió con una gentil sonrisa y pidiendo el permiso adecuado se retiró del lado de la Reina para seguir con las labores.

-Lady Cecile. – La mujer volteó su cuerpo hacia atrás, tomando toda la atención a una de las muchachas que le hablaba. – Todo está listo en la sala de juntas, el comedor tiene todos los implementos necesarios y la cena estará lista para la hora acordada, los preparativos van muy bien

-Muchas gracias, puedes retirarte… - Y antes de que la mujer se marchara se recordó de algo muy importante. – Espera… ¿Has visto a mi esposo? Ha desaparecido durante toda la mañana. – La muchacha se paró unos segundos pensando, para luego responder con una sonrisa

-Creo que lo vi temprano dando vueltas en el jardín con su hijo

-Gracias. – Una leve reverencia le fue concebida antes de que se marchara del lugar. Caminó por los pasillos del palacio topándose con los miles de garzones que habían sido contratados para esa noche, era una velada especial y muy importante, el palacio y la ciudad bajo el mandato de su reino sufría una grave baja económica, la gente del pueblo comenzaba a tener problemas con su agricultura y ganadería, el comercio a exteriores había disminuido de sobre manera afectando los ingresos a la ciudad, y si no solucionaban pronto ese problema, el acto terminaría afectando al palacio tarde o temprano, y eso significaba la caída del reinado y de una ciudad que confiaba en ellos. No podían permitirlo.

La curvilínea mujer salió por la puerta trasera del palacio que daba al jardín privado de la familia, en donde solo algunos tenían el privilegio de conocer, caminó con cautela y seguridad hasta donde estaba segura estarían los dos hombres más importantes de su palacio, su hijo Wolfram Von Bielefeld y su esposo Waltorana Von Bielefeld, ambos hombres de prestigio y admiración pública por su preocupación con el resto y el palacio, aunque la situación mantenía con los nervios de punta a su pequeño hijo adolescente.

-Mi amor, nos has encontrado… - Le dio la bienvenida el Rey, estirando su mano para que la mujer la tomara.

-Has desaparecido durante toda la mañana. – Le dijo con preocupación. - ¿Ocurre algo con Wolfy? – Era la peculiar y cariñosa forma que tenía de nombrar a su hijo menor

-Nada fuera de lo normal, madre. – Respondió el de cabellos rubios y ojos verdes. – La reunión de hoy debe salir a la perfección

-Y lo saldrá. – Le dijo su padre con un tono autoritario. – No debes preocuparte por cosas que no te incumben demasiado Wolfram, eres príncipe aún, disfruta este momento, ya llegará el día en que te debas preocupar como un verdadero Rey

-Si lo sé padre, es solo que me es imposible hacer indiferencia a un tema tan importante como este. – su rostro angelical se deprimió de sobre manera. – Como sea, ¿Qué quieren que haga durante la junta?

-Somos los dueños de casa, y si es mi deber estar en esa junta como Reina, también es tu deber estar ahí como príncipe ¿Verdad cariño? – Ante esa camuflada pero directa orden, su marido no tuvo más remedio que asentir.

Ambos sabían que para Wolfram esto era importante, el mayor sueño de su vida era ser un gran Rey cuando llegara el momento, tener un reinado en donde todos estuvieran satisfechos con las obras que él propusiera y se llevaran a cabo, quería hacer cosas incluso más solidarias que las de su padre, es por esto que Cecile luchaba tanto contra su marido por integrarlo a estas juntas tan importantes, era solo por cumplir un capricho secreto de su pequeño hijo adorado.

-Mis hermanos también estarán aquí ¿Verdad?

-Deben estar por llegar. – Dijo Waltorana. – Vete a cambiar la ropa, ponte el uniforme que corresponde

-Está bien, bajo enseguida. – Ambos padres vieron como el joven desapareció por la puerta de entrada. Waltorana abrazó a su mujer por los hombros y la miró con dulzura

-¿Estás segura de que esto es lo mejor para él?

-Sólo quiero cumplir su deseo, él quiere ser tan buen Rey como tú. – Le sonrió y le dio un casto beso en los labios

 

 

Sacó de su armario el traje que convenía para esas ocasiones, su uniforme azul militar que lo caracterizaba después de su preparación. Puso sus botas negras bien ajustadas, acomodó el cuello de su camisa y se miró al espejo, satisfecho de su imagen sonrió con egocentrismo, era un momento personal que solía darse cada vez que se miraba en uno de éstos.  Adoraba haber sacado lo mejor de ambos mundos, tenía toda la belleza de su madre en una versión masculina, más toda la fuerza, lealtad, valentía y sentido del liderazgo que tenía su padre, eso que le había hecho llegar tan lejos.

Ya casi era la hora de que llegaran los invitados, y en el primer piso del salón se podían comenzar a oír los primeros saludos. Wolfram aceleró su paso, sonriendo cuando vio que era de sus hermanos de quien se trataba.

-¡Hermanos! – Gritó emocionado, mientras bajaba corriendo como un niño los últimos escalones y los abrazaba a ambos a la vez. Y es que había pasado bastante tiempo desde que se habían visto todos juntos, vivían en reinados distintos, él por ser el hijo menor de los reyes de su ciudad, y sus hermanos por haber contraído matrimonio y tomar el cargo en el reino de otras ciudades no tan cercanas.

-Wolfram… Ha pasado tiempo, me parece que estás más alto. – Conrad Weller, alto, delgado y de cabello castaño, se caracterizaba por su amable sonrisa en todo momento y su carácter guerrillero cuando era necesario. Conrad era de las personas que siempre vería a su hermano menor como eso, un pequeño hermano menor

-Vamos Weller, han pasado dos años desde la última vez, es normal que me encuentres distinto, sigo entrenando todos los días. – Dijo con una gran sonrisa y abrazando a su hermano nuevamente. - ¿Cómo está Julia?

-Te ha mandado saludos, quería venir pero le indiqué que no era necesario, no quiero preocuparla por cosas tan sencillas. – Era su mayor virtud proteger a los que amaba, y Julia era prioridad número uno en su vida, esa mujer de celestes cabellos había logrado cautivarlo desde el primer momento, y sin importarle que no constara de visión definida, dio todos su esfuerzos por conquistarla y hacerle entender a su familia que solo deseaba hacerla su esposa para hacerla feliz. Llevaban cinco años casados, y hace tres que Conrad y Julia habían tomado el reinado de su país tras la muerte del padre de ésta.

-Todo saldrá bien, al menos eso dice mi padre. – Comentó Wolfram encogiéndose de hombros

-Así será, si el señor así lo dice, es porque así será. – Gwendal se dirigió al menor ésta vez. Su gesto parecía ser el más temible de todos, pero una cualidad que muy bien escondida tenía, era su afición por las cosas tiernas y lindas, algo difícil de creer si lo mirabas a la cara, pero que Wolfram y Conrad conocían muy bien, incluso mejor que su propia madre

-Gwendal Von Voltaire. – Dijo suspirando Wolfram, apretando en un fuerte abrazo al gigante de su hermano mayor. – Te extrañaba mucho, hermano. – El mayor acarició los cabellos dorados en respuesta, no era hombre de muchas palabras, menos cuando éstas significaban expresar algo que sentía. - ¿También has venido solo?

-Así es, Anissina se ha quedado con su hermano…

-Yo me preocuparía por eso. – Comentó riendo Conrad. – Los dos Karbelnikoff juntos no pueden traerse nada bueno entre manos

-Estoy consciente de ellos, es por eso que le he pedido a su padre que se quede en el palacio mientras yo estoy aquí, él no dejará que nada malo le ocurra a su reino

-Buena jugada. – La sonrisa que Wolfram mantenía en su rostro les daba a entender a los dos hermanos que el pequeño estaba completamente feliz de que estuviera toda su familia junta después de tanto tiempo.

Sin darse cuenta la charla había tomado bastante tiempo, por lo que fueron sacados de su pequeño mundo personal por Cecile, quien les indicó que era hora de entrar a la sala de juntas, todos los Reyes estaban ya dentro y listos para comenzar. Los tres hombres asintieron poniendo sus rostros serios, esperaban que todo saliera a favor del palacio que tanto amaban y que los vio crecer.

Cada quien se sentó en el lugar que les correspondía, a la cabeza de la gran mesa estaba Waltorana, a su derecha Cecile seguida de Conrad y a su izquierda Wolfram seguido de Gwendal, distribuyéndose los demás representantes a lo largo de la mesa.

Cada quien tenía un estilo de documentos en su poder, Wolfram lo hojeó con cuidado, en él estaba escrito todos los últimos problemas tanto sociales y económicos por los que había pasado el reino en los últimos meses, básicamente, peleas y discusiones entre los aldeanos por el poco dinero que lograba comercializarse, el poco dinero que ingresaba a los hogares de cada empleado y el alto porcentaje de personas cesantes, ya que sin dinero, era imposible dar demasiados sueldos, por lo que la reducción de personal en los campos y las pequeñas empresas privadas del reino era algo que se volvía cada vez más habitual.

-Bien, creo que estamos listos para dar inicio a la junta. – Comenzó Waltorana captando la atención de todos los presentes. – En su poder tienen un documento en donde se deja ver claramente los problemas socioeconómicos por los que ha pasado mi reino durante los últimos quince meses. Como comprenderán, me he visto en la necesidad de llamarlos a una junta para pedirles su ayuda, nos vemos en serios problemas y me temo que si no logro encontrar una solución a nuestros problemas, mi reino se verá pronto en una clara decadencia

De inmediato todos los murmullos se comenzaron a escuchar, Wolfram comenzaba a perder la paciencia, odiaba que la gente no tuviera respeto por este estilo de cosas, más cuando su padre estaba ahí sentado mirándolos a todos como discutían diversos puntos.

-Padre…

-Deja que aclaren sus ideas un par de minutos. – Conrad y Gwendal estaban serios observando la misma situación que Wolfram, los tres hombres temían por la desaparición de su reino natal, y si la junta seguía de esta forma, no veían mucho futuro para arreglar las cosas.

-Lord Waltorana. – Indicó el representante del país al Sur, Kiyonobu von Legrand. Todos guardaron silencio atentos a lo que aquel Rey diría. – Es de mi total conocimiento por todos los momentos difíciles que han tenido que pasar usted y su familia, es por esto que me veo en la necesidad de brindarles mi más sincero apoyo, logrando contacto con los jefes de cada empresa y campo de su reino con el mío, para que así puedan entablar conversaciones y ayudarse en las exportaciones

Sólo en ese entonces el rostro de Wolfram y los demás integrantes de su familia logró relajarse un poco, si lograban obtener otros contactos extranjeros que fueran diferentes a los que ya mantenían, su exportación iría creciendo de a poco nuevamente.

-Es de mi conocimiento. – Dijo Lord Enzai. – Que sus productos campestres son los mejores que hay dentro de esta región, y en vista de que en mi reino no trabajamos productos de la naturaleza, cuente con la compra necesaria de frutas y verduras cada mes entrante

-Eso sería de gran apoyo, muchas gracias

-Creo que hablo en nombre de todos. – Dijo Gwendal con una voz bastante autoritaria. – Cuando digo que tendremos una conferencia aparte para ponernos de acuerdo como reinos y ver qué otras cosas podríamos hacer para beneficiar a este reino que me vio crecer, quienes han ayudado a muchos de nosotros cuando hemos pasado por momentos difíciles, somos de un mismo continente y entre países hermanos debe existir una confianza, respeto y apoyo como ninguno

Todos comenzaron a dar palabras de apoyo, estaban de acuerdo con la idea del hijo mayor.

-Yo tengo una propuesta más interesante. – El Rey de un país al Este se puso de pie

-Estamos dispuesto a escucharla Lord Shoma Shibuya. – También era de conocimiento de todos que ese hombre sostenía un gran carácter, que a veces podía llegar a ser frívolo y despiadado, y que todas las ayudas que se dignaba a prestar, eran todas pensadas en un bienestar para su propio reino también.

A sabiendas de esto, el cuerpo de la familia real completa tembló.

-Es de mi conocimiento que su hijo menor, Lord Wolfram Von Bielefeld, aún no ha contraído nupcias con ningún hombre o mujer. – Wolfram quiso caerse muerto en ese instante, la sola idea de pensar en que ese hombre pretendía… no, de ninguna manera, él no estaba dispuesto a aceptar algo así. – Mi hijo menor tampoco ha contraído nupcias, y como ha de saber, mi reino tiene una condición económica bastante alta, por lo que propongo que nuestros hijos contraigan matrimonio y de esa forma la herencia, junto con contactos y mercancía que le corresponden a mi hijo, se vendrían a este reino trayendo nuevamente el alza en todos sus proyectos

La vista de Gwendal, Conrad, Waltorana y Cecile se posó inmediatamente en Wolfram, comprendiendo que la rabia del pequeño había tardado un poco en llegar.

-¡De ninguna manera pienso casarme con nadie! – Se puso de pie gritando con fuerza, a todo lo que sus pulmones le permitían. – Si quiere ayudar a mi reino que sea de otra forma, no tratando de obtener beneficios a través de un matrimonio arreglado

-¿Beneficios dice? ¿Qué beneficio podría yo extraer de tu reino cuando se ve en tan graves problemas? – Wolfram cayó, ese hombre tenía razón, no podían obtener nada del reino asumiendo la crisis en la que se encontraban

-De todas formas no… Me casaré con su hijo

-Wolfy cariño… Ese niño es alguien muy apuesto, y podría ayudarnos de sobre manera…

-No Cecile. – Interrumpió Waltorana a la mujer que trataba de convencer a su hijo, viendo en esa oferta todas las posibilidades de salir de los problemas. – Si Wolfram no desea casarse con Lord Yuuri Shibuya no podemos obligarlo, la felicidad de nuestro hijo está por sobre todo… Además. – Miró a Wolfram para darle un poco de calma. – Estoy seguro que con la ayuda de nuestros demás colegas conseguiremos salir adelante

Wolfram le dedicó una sonrisa un poco lastimera, se sentó en silencio en su lugar nuevamente con una mueca de preocupación, porque claro que él conocía lo buena de esa oportunidad, pero no podía, sencillamente no quería ni podía casarse con alguien a quien no amaba.

-Bien, creo que la junta termina aquí… En una hora más los esperamos a todos en el comedor para la cena, nuestras empleadas les indicarán sus respectivas habitaciones. – todos comenzaron a ponerse de pie, Wolfram seguía pensando en todas las posibilidades de que su reino subiera a la cima otra vez con la ayuda de los países amigos, aunque costaba y tomaría años que todo volviera a ser como siempre.

-¡De todas formas! – Gritó Lord Shoma Shibuya para captar la atención de todos.- La propuesta sigue en pie. – Dicho esto salió del salón y tras un segundo de una tensa atmósfera, todos comenzaron a salir del lugar también

Wolfram seguía sentado en su lugar sin moverse, tenía la vista fija en un punto ciego y su mentón apoyado en sus nudillos. Cecile se sentó a su lado y puso su mano en su espalda, masajeando levemente, Waltorana estaba de pie con los brazos cruzados y muy pensativo, y sus hermanos estaban detrás de Wolfram sin saber qué hacer o decir, ellos también sabían que se les estaba escapando una oportunidad única.

-Yo creo que deberías ir a descasar hasta la hora de la cena, la proposición de aquel rey te ha dejado un poco desconcertado. – sin decir una palabra Wolfram se puso de pie y caminó casi como un zombie hasta las escaleras del ala norte del palacio, los pasillos le parecieron más solitarios de lo normal, y aprovechó el trayecto para pensar en  lo que le habían propuesto.

Siempre había sido malcriado por sus hermanos y sus padres, a pesar de eso, siempre sabía cuáles eran sus límites, y le había prometido desde pequeño al reino que haría todo lo posible y lo que estuviera al alcance de sus manos para darle bienestar a la gente que confiaba en él para el futuro.

Y sus hermanos ya habían hecho mucho por el país, pero lo que ellos tuvieron que él no tendría si aceptaba la proposición, era un matrimonio creado a base del amor y el respeto ¿Qué amor podía sentir él por alguien a quien no conocía? Solo había oído hablar un par de veces de ese hijo menor, y la verdad era que por los rumores no le gustaba para nada la personalidad del joven al que él consideraba un caprichoso y mal educado.

Pero si todo el reino ésta vez dependía de él y su decisión, lo que sólo podía hacer en ese momento era dejar su prioridad de lado para pensar por primera vez al cien por ciento en el resto.

Se estiró sobre la cama y miró al techo para pensar con claridad un par de segundos, cerró sus ojos tratando de dormir un poco pero no pudo, al contrario, optó por darse una ducha caliente y cambiar su uniforme a su traje de siempre.

 

Bajó las escaleras con la decisión tomada, se dirigió al comedor para notar que todos ya estaban sentados en la gran mesa. Se pusieron de pie para recibirlo y luego de un saludo por parte de Wolfram todos volvieron a tomar asiento.

-Lo siento pero no he venido a cenar con ustedes. – Anunció. – Sólo quería anunciarles que he tomado una decisión respecto a la petición que me hizo usted Lord Shoma Shibuya

-Vaya, me encantaría escuchar su decisión final

-Acepto. – Dijo con voz dura. – Acepto casarme con Yuuri Shibuya

 

 

Notas finales:

Tomatazos? :D


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