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Boda por Vida por Mitzuuki

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Notas del capitulo:

Ohayô ^^ Veo que el primer ccapitulo no tuvo mucho exito T_T pero gracias al comentario y a los que leen ^^ es importante saber que por lo menos leyeron el primer cap :D

Espero que este les agrade ^^ Matta ne

.-PRIMER APRECIO

 

 

 

La mañana había transcurrido entre extrañas miradas. Por alguna razón que Wolfram no entendía su familia estaba de alguna manera preocupada y feliz, ¿Pero feliz de qué? No podían estarlo sabiendo que su matrimonio sería solo por conveniencia y con nada de amor. Los Reyes pasaban a su lado y lo miraban como queriendo decirle algo, pero se silenciaban y seguían el rumbo de su camino, haciendo sólo una pequeña y leve reverencia.

Se dirigió al despacho de su padre, lo había mandado a llamar con una de las sirvientas hace algunos minutos. Tocó dos veces a la puerta hasta que le indicaron que podía entrar ya, ahí pudo ver a su padre detrás del gran escritorio con sus manos entrelazadas cargando su mentón, mientras, en el sofá que estaba a un lado del despacho, Lord Shibuya estaba cómodamente sentado con una leve sonrisa tranquila, hizo un gesto con la cabeza cuando el príncipe entró, aunque recibió solo una mirada algo despectiva por parte de Wolfram la ignoró.

-Padre, he venido porque me has mandado a buscar

-Si hijo, por favor ven y toma asiento. – Aunque con una ceja alzada y con ganas de preguntar de un grito que hacía ese hombre ahí, sospechaba la posible respuesta, así que optó por guardar silencio y caminó hasta la silla frente a su padre.

-¿Esto tiene algo que ver con mi decisión? De otra manera no me explico la presencia de Lord Shibuya aquí

-Exactamente por eso le he pedido a tu padre que mandara a llamarte. – Wolfram le dedicó su mirada cargada de rencor, y por qué no, algo de curiosidad también.

-Pues aquí estoy, dígame qué es lo que tiene que decirnos

Wolfram vio como su padre buscaba entre unos papeles algo que desconocía, mientras, Shoma Shibuya se acomodaba en una posición distinta en su asiento y encaraba al menor sosteniéndole la mirada firmemente.

-He mandando un mensajero a mi país, dando aviso de su decisión estimado príncipe, y déjeme decirle que mi hijo ha aceptado con gratitud su aceptación y en estos momentos debe venir cruzando la frontera para tener el primer encuentro con usted

-¿¡Cómo de que ya ha enviado un mensajero!? ¡Eso es imposible! ¡La decisión la he tomado solo anoche y se la he indicado! – Buscó la mirada de su padre pidiendo explicaciones, pero él con un rostro avergonzado y arrepentido le extendió el documento que había estado buscando. Sin preguntar nada Wolfram tomó la hoja entre sus manos y comenzó a leer sin poder creer lo que entendía. - ¿P-Padre? ¿Q-Qué significa… Esto?

-Hijo lo siento…

-¡Me utilizaste! – Se puso de pie bajo la mirada apenada de su padre y algo sorprendida de Shoma. - ¡Me engañaste durante mucho tiempo!

-Hijo estaba en aprietos y la oferta era…

-¡¿La oferta?! ¿Sólo te importó eso? ¿Qué hay de mí y de lo que me decías siempre? ¿Acaso ya no quieres que tenga una vida feliz al lado de una persona a la que sí pueda amar?

-Príncipe Wolfram, no debe ponerse así, yo solo negocié antes con su padre y…

-¡Usted no se meta que en estos momentos sería capaz de olvidar que ustedes dos son Reyes de países importantes! – Shoma sin querer decir una palabra más miró hacia otro lado, evitando la fogosa mirada cargada de furia del menor de la sala. – Me has decepcionado tanto padre, como se nota que en estos diecisiete años no has sido capaz de conocerme ni un poco…

-Wolfram te conozco como la palma de mi mano

-¿¡Sí!? ¡Entonces explícame cómo es que no pudiste saber que de todas formas pensaría una propuesta como la que ese señor nos dio! Una vez te prometí que daría todo de mi parte para proteger al país que tanto amo, te prometí que haría lo que estuviera al alcance de mis manos para proteger a mi gente… Sin embargo tú pasaste por alto mis promesas firmando este sucio documento que promete mi matrimonio con ese príncipe

-Podemos deshacer el compromiso… Puedo llegar a un acuerdo con Shoma…

-Por favor papá… Para de hacer crecer la decepción que siento… Soy un hombre hecho y derecho, un hombre de palabra, y ya dije que me casaría con el hijo de Lord Shibuya, no romperé mi palabra y menos defraudaré a mi país… Que eso es lo único que me importa en este momento. – Dio un largo suspiro calmando la rabia que había descargado en ese momento. – Si me permiten, no soporto más estar en este lugar, con permiso. – Salió por la puerta ancha dando un gran portazo a su espalda.

Los dos mayores se quedaron un segundo en silencio sin mirarse. Por la mente de Waltorana solo pasaban las palabras de su hijo, lo había decepcionado en todo el sentido de la palabra y estaba seguro que no lograría cambiar esa apreciación tan rápido, los años de admiración y respeto que había ganado con su hijo en todos esos años se había ido a pique desde que firmó ese maldito documento, dejándose influenciar por una desesperación que comenzaba a embargarlo, y esa opción le había parecido tan caída del cielo, que sólo bastaron un par de palabras del Rey del país vecino para que se decidiera a firmar por el futuro de su hijo, a planearle la vida a quien le había prometido felicidad eterna.

-No debe sentirse así. – Dijo Lord Shibuya. – Son berrinches adolescentes… Se le pasará en unos días

-Conozco a mi hijo, sé que no será así… Es muy llevado a sus ideas y cuando algo se le mete en la cabeza ya es casi imposible hacer que lo olvide o cambie de opinión, comienzo a pensar que fui influenciado por usted y caí en sus redes como un vil insecto

-Por favor no diga esa clase de cosas, estoy al corriente de todas las barbaridades que se hablan de mi en todos los países del continente, sé de sobra que me he ganado la fama de ser un tirano y casi aprovechador de las situaciones, pero créame cuando le digo que no siempre todo es como parece, soy una persona diferente, me gusta el sarcasmo y muchas veces eso es malinterpretado. – Se puso de pie extendiendo su brazo hacia el Rey. – Por favor permítase confiar en mí sólo ésta vez, y verá que todo cambiará y dará un giro bastante sorprendente y emocionante

-No veo que emoción podría tener un matrimonio arreglado, pero como dijo mi hijo, él es un hombre de palabra y yo lo soy también, le he firmado un documento que aunque me haya costado la confianza con mi hijo, cumpliré a como dé lugar mientras él no cambie de parecer

-No hay nada más que decir entonces, mi hijo llega esta noche… Sería bueno que preparara una cita para ellos

-No se preocupe me haré cargo de todo. – Waltorana estrechó la mano del moreno Rey, y éste último con una sonrisa en su rostro salió del despacho.

 

 

Decir que iba convertido en un demonio era poco decir. Tenía ganas de patear las murallas y todo lo que estuviera a su paso, el joven príncipe más que molesto con su padre sentía una gran decepción ¿Cómo había sido capaz de hacerle eso? A él que desde pequeño le había prometido lealtad, felicidad y bienestar, no podía creer que cambiara su forma de pensar tan rápidamente.

Azotar la puerta de su habitación le había causado cierto grado de satisfacción, una vez dentro comenzó a lanzar las almohadas y las cosas que estaban sobre su velador, como un verdadero loco maniático sintió que esa era la única forma de conseguir su paz interior nuevamente, o al menos esa paz que él creía tener.

-Wolfram cariño…

-¡Déjame solo! – Le gritó a su madre que golpeó la puerta hablándole cariñosamente. - ¡Si fuiste una cómplice de mi padre es mejor que te alejes de este cuarto y me dejes solo! ¡Dales el mismo recado a mis hermanos!

-Wolfram, sabemos que nuestro padre tomó una decisión precipitada, pero tienes que entenderlo de cierta manera, comenzábamos todos a preocuparnos enserio por el estado del reino. – Dijo Gwendal para su mala suerte

-Además él se ha arrepentido desde un segundo después que firmó ese papel con el Rey Shibuya… Tienes que pensar las cosas

-No puedo creer que hasta ustedes lo hayan sabido y aún así hubieran estado en silencio todo este tiempo. – Dijo Wolfram abriendo la puerta de la habitación. – Por favor sólo déjenme a solas, aún tengo que digerir el que mi familia me haya traicionado de la forma en que lo hizo. – Iba a cerrar la puerta nuevamente, pero la mano de Conrad lo detuvo entrando a la fuerza. - ¿¡Qué haces!? ¡Dije que quiero estar solo!

Pero Conrad entró y cerró la puerta tras de sí dejando a su hermano y madre fuera de la habitación. Wolfram enojado caminó hasta su cama, sentándose en ella, preparándose para el discurso seguro que se vendría ahora, Conrad se caracterizaba en la familia y el reino por ser un buen consejero.

-Escúchame Wolfram, porque sé que yo soy de las personas que más te consienten en el reino, y tú estás claro sobre eso. – El menor sólo miró hacia un lado, esquivando la mirada de su hermano. – Por favor piensa bien las cosas, sé que mi padre se equivocó, en ese sentido estoy contigo… Pero también trata de comprenderlo, él sólo buscaba el bienestar de su reino, del reino que más ama y del que nos vio nacer a todos…

-Aún así Weller. – Y sólo lo llamaba así cuando estaba realmente hastiado de la situación. – Escúchame tú atentamente a mí ahora. – El mayor asintió. – Sabiendo en la situación en la que nos encontramos como reino, con una junta tan importante como la que se realizó ayer por la tarde, siendo el tipo de persona que yo soy, que desde pequeño he deseado tener un reino tan ejemplar como el que ha construido mi padre todos estos años… Weller ¿enserio piensas que yo no hubiera aceptado la propuesta de ese Lord? Acepto que tal vez me costó tiempo decidirme, pero sería capaz de arriesgar mi vida por este reino ¿Me entiendes? – Conrad no dijo nada, sabía de sobra que todo lo que decía su hermanito era cierto

-Entiendo todo, sólo te pido que trates de ponerte en su lugar… ¿No has pensando en que por su cabeza pudo haber pasado la posibilidad de que tú respuesta fuera negativa?  - Se puso de pie y desordenó con ternura los cabellos de su hermano, dirigiéndose a la puerta para salir de la habitación.

-Conrad… Gracias, siempre es bueno hablar contigo

-De nada Wolfram. – Y con una tierna sonrisa terminó por salir de la habitación.

No había nada más que hacer, no podía dar marcha atrás porque cómo había dicho frente a su padre y Lord Shibuya, él era un caballero que cumplía con su palabra.

Se dio una larga ducha que tenía como objetivo relajar sus músculos y su cerebro, tenía demasiadas cosas en la cabeza y no podía pensar y analizar ninguna de ellas con claridad. Dejó que el agua escurriera por su dorado cabello, bajando por sus mejillas hasta deslizarse por el abdomen. Más de una lágrima había dejado correr entre el agua, diciéndose como excusa que solo era eso, agua que corría desde sus ojos.

Era una persona orgullosa y odiaba llorar, pero Wolfram Von Bielefeld más que todo en la vida, odiaba ser engañado por la gente a la que él consideraba importante, odiaba que le dieran la espalda, que jugaran con su vida, y eso era exactamente lo que su padre había hecho en su momento.

Salió de la ducha con una toalla cubriendo su cintura, mientras pensaba en las palabras que Conrad le había dicho. ¿Y si su padre de verdad había estado en una etapa de desesperación sin que él lo notara? Esa posibilidad la había pensado antes, pero aún así le molestaba y entristecía el saber que ni siquiera fue capaz de preguntarle su opinión, de avisarle que planes tenía pensado para el reino y para su vida, porque estaban decidiendo con su vida, sin que él pudiera hacer mucho para evitarlo, pues el reino dependía de la decisión que él llegase a tomar.

Ya vestido y arreglado se dirigió a buscar a su padre. Una de las empleadas le indicó que estaba en la habitación principal con su madre. Resopló, de seguro la mujer estaría dándole su reprimenda también, porque ella aunque muy parte del plan secreto hubiera sido, era la que más lo entendía dentro de este castillo.

Caminó por los pasillos hasta llegar al ala principal del palacio. Golpeteó tres veces seguidas la gran puerta de la habitación hasta que escuchó el “adelante” que decía su madre.

-Con permiso. – Dijo entrando con su ceño fruncido, tomó una postura totalmente erguida y a la defensiva, posición que sus padres conocían muy bien. Era la que les indicaba que cualquier palabra en su contra que dijeran haría que Wolfram los condenara a muerte en su propia ley personal, esa posición que decía que lo que tenía que hablar era serio, nada de chistes. – Sólo estoy acá para preguntarle a mi padre cuando es que se contraerán las nupcias, digo… Quiero saber si al menos conoceré a mi prometido antes de encontrarnos ante un altar

-Wolfram no hables así…

-En este minuto lo que menos deseo es escuchar tus palabras de arrepentimiento padre, porque déjame decirte que sí logré comprender el por qué firmaste ese contrato, yo hubiera hecho lo mismo en un momento de desesperación. – La mirada de Waltorana se iluminó al escucharlo. – Pero eso no quiere decir que te perdone el que no me hayas dicho nada hasta el día de ayer, eso me costará olvidarlo

Su padre suspiró rindiéndose a la situación, sería imposible hacerle cambiar de opinión en esos momentos, ya tendría tiempo más adelante para ganarse el cariño y respeto de su hijo nuevamente.

-El príncipe Shibuya debe estar por llegar, ha iniciado su viaje ayer por la tarde. – La rabia de Wolfram solo consiguió aumentar más, eso quería decir que desde antes el viaje del príncipe ya estaba planeado.

-Bien, pediré que me avisen cuando el invitado llegue… Porque supongo y estoy casi seguro de que has planeado una cita para cuando eso ocurra

-Es algo sencillo, como a ti te gusta… Solo una vuelta por los jardines, así el príncipe Shibuya logra conocer los alrededores

-Perfecto, seré guía turístico. – Dijo con sarcasmo, dando media vuelta y retirándose de la habitación

Waltorana se estiró hacia atrás en la cama, con ambas manos puestas en su rostro suspiró una vez dejándose estar.

-Temo que no me perdone jamás

-Eso no ocurrirá. – Le dijo Cecile, acariciando con ternura el cabello de su marido. Había estado en silencio durante todo el momento en que ambos estaban hablando, estaba analizando el comportamiento de Wolfram para saber qué era lo que realmente le ocurría.– Está muy dolido, y sí, tal vez le cueste perdonarte, pero lo hará tarde o temprano. – Le sonrió y ayudó a que se incorporara

-Eso espero Cecile, eso espero. – La besó en los labios y se sonrieron tiernamente

 

Los minutos pasaban y sinceramente no sabía si tenía más rabia que otra cosa, estaba parado junto a la ventana de su habitación mirando como los empleados se movían ajetreadamente de un lado para otro recibiendo órdenes de Lord Shibuya, de seguro el príncipe estaría por llegar.

Resopló sin abandonar su posición inicial, de verdad que no sabía que haría, si el príncipe llegara en ese minuto estaba seguro que lo encararía por ser un fraude igual que su padre, de seguro él estaba al tanto de todo esto, todos lo estaban, menos él claro.

-Adelante. – dijo Wolfram cuando escuchó que golpeaban suavemente a su puerta

-Príncipe Wolfram, su padre me ha enviado a avisarle que el príncipe Shibuya ya está acá.- miró a la chiquilla con miedo, era una de las empleadas a la que más confianza le tenía

-Dime como es…

-Parece un buen joven, al menos ha sido amable con todos…

-Ya veo.- Dijo sin más. – Bajo enseguida. – La muchacha asintió con una sonrisa y se retiró de la habitación dejándolo sólo. – Es hora Wolfram… Conocerás a tu prometido… Que emoción. – Salió de su cuarto dando un leve portazo, y otra vez caminó por los pasillos del castillo, pero esta vez había algo diferente, quería verle la cara a ese tal príncipe, quería ver si era igual a su padre, si tenía la misma expresión de descaro que él, se moría de las ganas de ver cómo era.

Al llegar al salón de inmediato vio a su padre, a Lord Shibuya y a su madre que hablaban sonrientes entre sí, mientras al otro lado se encontraban sus hermanos y dos morenos, uno más joven que el otro.

-Buenas noches. – Dijo con voz autoritaria el rubio. - ¿Y bien? ¿Dónde está mi dichoso prometido?

El ambiente en el salón se tornó un poco tenso, todos miraban a Wolfram un poco incómodos. Pero desde donde estaban sus hermanos, se asomó el moreno que era el mayor de los dos que se encontraban ahí.

-Buenas noches príncipe Wolfram. – Wolfram se asustó al ver al moreno ¿El era su prometido? ¿Alguien que era por lo menos seis o siete años mayor que él? Miró con espanto a sus hermanos pero ellos tenían una expresión neutra, solo estaban mirando la escena.- Es un honor conocerlo, creo que usted no dice lo mismo

-N-No me malinterprete… S-Solo que la situación se dio un poco extraña. – Refunfuñó un poco nervioso, esto ya no le estaba gustando nada. - ¿Usted es…?

-Shori Shibuya, hijo mayor de Lord Shibuya.-  La cara de relajo de Wolfram fue evidente para todos los ahí presentes. Shori esbozó una sonrisa mientras no dejaba de mirar al menor. – Afortunadamente no soy su prometido, veo que usted es…

-Shori basta. – Wolfram miró de inmediato al que salía en su defensa, era alguien de su edad, con el pelo tan negro como el de los otros dos señores presentes, pero sus ojos eran más oscuros, resaltaban en su rostro moreno, y el traje que llevaba puesto acentuaba su figura aparentemente tonificada. – No tienes por qué ser pesado con él, no viene al caso, estás siendo mal educado

-Lo siento mucho si lo ofendí príncipe

-No se preocupe, no ha pasado nada. – Wolfram alzó una ceja, ese hombre era un tirano más y no le había entrado en gracia su presentación, para nada

-Lamento la confusión. – Le dijo el moreno acercándose a él. – Soy el príncipe Yuuri Shibuya, su prometido. – El rostro de Wolfram tuvo una mezcla de enfado y vergüenza, su ceño estaba fruncido pero sus mejillas encendidas a todo dar

La familia de Wolfram se preocupó al no ver la reacción que esperaban en Wolfram, Waltorana estaba a punto de acercarse a su hijo cuando Wolfram por fin habló.

-¿Está listo para comenzar con nuestro tour turístico? Porque eso es lo que han preparado nuestros padres, un tour por el castillo

-¡Pero qué buena suerte! – Exclamó el moreno para sorpresa de todos, menos de sus familiares. – Porque si hubieran preparado una cita no sé cómo me las hubiera arreglado con usted, no me interesa ver la cara de amargura de un príncipe durante lo que hubiera durado nuestra velada

-¡Entonces no se hable más! – Casi gritó Wolfram con un claro enojo. – Lo espero en diez minutos en los jardines principales para comenzar la guía… Claro, a no ser que alguien como usted necesite de más tiempo para acomodarse. – Yuuri arrugó su entrecejo. – No quiero pensar que es un enclenque, príncipe Shibuya. – Salió riendo de la habitación ante la cara de póker de su prometido

El padre del moreno iba a decirle algo, pero Yuuri alzó una de sus manos y le dijo

-No quiero ni una sola palabra… - Y salió también de la habitación dejando solo a los familiares dentro, consternados vale decir ante toda la situación.

-Yo pensé que esto sería diferente… - Exclamó Waltorana

-Fue tal y como lo pensé. – Dijo por el contrario Shoma. – Habiendo conocido el carácter que posee su progenitor, y el carácter que ha tomado últimamente mi hijo, era fácil imaginarme una escena como la que acabamos de ver. – Le sonrió a Waltorana, quien le devolvió la sonrisa aunque un poco preocupado. – Es tarde y estoy cansado, si me disculpan me iré a mis aposentos

-Que descanse Lord Shibuya. – Exclamó Cecile educadamente, Shoma hizo un gesto con su cabeza y se retiró. – Yo creo que deberíamos tomar la misma decisión, es tarde y deberíamos dejar que Wolfram y Yuuri puedan tener su cita tranquila

-Ojalá sea tranquila. – Suspiró Shori más como un pensamiento en voz alta.- Bien, que tengan una noche tranquila, que descansen. – El último Shibuya de la habitación se retiró también, y los demás en silencio imitaron el camino de los dos morenos desapareciendo del salón, dejándolo vacío.

 

Se encontraba sentado en una de las bancas moviendo uno de sus pies frenéticamente, apretaba sus manos una contra la otra y miraba la oscuridad del cielo que era iluminado solo por pequeños destellos llamados estrellas.

Ya no había nadie merodeando por los jardines o el castillo, se habían ido todos a descansar y sólo estaba él en ese jardín sólo esperando por el desagradable de su prometido.

-Buenas noches, querido prometido. – Yuuri se paró junto a Wolfram, obligando a que éste levantara su mirada para verlo a los ojos

-No hace falta el cinismo en este momento ¿Podrías solamente ser tu?

-Está bien. – Le sorprendió el que aceptara sin mayores rodeos. - ¿Comenzamos nuestro tour?

-¿Acaso está emocionado por esto príncipe Shibuya? – Molestó Wolfram poniéndose de pie, acercándose descaradamente al cuerpo de su prometido. - ¿Le emociona el saber que estamos solos en estos grandes jardines?

-No trate de provocarme príncipe Wolfram. – Alejó las manos del rubio despectivamente. – Que usted no me provoca nada

-Usted a mí tampoco, estamos a mano

Wolfram con las mejillas sonrojadas comenzó a caminar hacia el que él llamaba el laberinto, era un conjunto de arbustos alineados de tal forma que era fácil perderse en ellos. Yuuri con una sonrisa disimulada lo siguió a sus espaldas, viendo como el joven príncipe caminaba hecho una furia hacia un lugar que desconocía. Le parecía lindo, adorable… Después de todo, todo este show tenía un propósito…

-Este jardín lo ha creado mi madre. – Habló Wolfram con más calma. – Desde que tengo uso de razón que ha estado al pendiente de estas flores. – Se sentó en el borde de un estilo de pileta en donde estaban plantadas las hermosas flores. – Venir aquí es casi un milagro, los arbustos que mi madre ha enviado a plantar hacen de esto casi un laberinto. – Sonrió a lo que los ojos de Yuuri fue con dulzura

-Son muy lindas, tienes razón en eso. – Tomó asiento a su lado. – A mi madre le encantaban las flores, habían muchas de ellas en mi castillo, se veía todo muy alegre

-¿Le gustaban? ¿Qué ocurrió? – Wolfram notó como se ensombrecía un poco la mirada de Yuuri, su gesto se ablandó un poco como entendiendo a lo que se refería

-Le dio meningitis, estaba muy avanzada y… Cuando mi padre llevó a los mejores médicos del continente para que la trataran, ellos dijeron que era demasiado tarde

-Yuuri, lo… siento mucho, no fue mi intención hacerte recordar algo tan triste….

-Recordarla me hace bien, ha sido un año duro sin ella para todos, pero mi padre es el que más mal la ha pasado, por las noches lo oía llorar los primeros meses, muchas veces con Shori tuvimos que acompañarlo para hacerle la noche más tranquila… Han sido duros momentos. – De pronto Yuuri se calló, le estaba revelando demasiada información a alguien al que apenas había conocido hace algunos minutos. – Lo siento, no debí haber dicho todas estas cosas. – Se puso de pie de donde estaba sentado y se alejó unos cuantos pasos de la mirada sorprendida de Wolfram, pero el rubio no dijo nada, lo imitó al ponerse de pie y le indicó silenciosamente que siguieran su camino.

No le resultaba un momento tenso, al contrario, su presencia era como contar con el amigo que siempre quiso y le fue difícil de conseguir durante toda su vida. Pero el pensar en que tendría que casarse con esta persona que había demostrado tener otra personalidad más frívola y esquiva le daba escalofríos, no quería que su matrimonio fuera sin amor, menos con alguien con el que se llevara como perro y gato.

-Estas son las caballerizas… - Entró al establo y buscó a su caballo. – Este amigo me ha acompañado a todos los viajes que me han enviado, es un aliado muy fuerte. – Acarició la cabeza de su caballo y le propinó un beso

-¿Ya me has mostrado todo? Estoy cansado y deseo retirarme a mi habitación. – Wolfram arrugó su entrecejo al escucharlo, y lo encaró con un claro dije de molestia

-Lo siento si lo he aburrido príncipe Shibuya. – Dijo con un tono acido. – Pero sería bueno y conveniente que comenzara a tener un poco de respeto frente a este palacio, ya que algún día tendremos que reinarlo juntos, aunque a ninguno de los dos nos entre en gracia la idea

-¿No nos entra en gracia la idea? Déjeme decirle príncipe Wolfram que la idea no me molesta tanto como lo pensaba, es más… Hasta me agrada. – Lo tomó fuertemente de la cintura pegándolo a su cuerpo. - ¿A usted sigue disgustándole? – El cuerpo de Wolfram se tensó al ver que el moreno estaba demasiado decidido en sus acciones, con espanto trató de forcejear para que lo soltara antes de que hiciera lo que tenía en mente, pero fue demasiado tarde, sintió los cálidos labios del moreno sobre los suyos y sin creerlo sintió como un retorcijón en el estómago le indicó que esto no estaba bien. Lo empujó con fuerza con las manos en el pecho ajeno y con una mirada enfurecida le gritó

-¡Ni piense que podrá hacer lo que se le pegue la gana conmigo! ¡No olvide que este matrimonio es una farsa! ¡Que yo no siento nada por usted y por esa razón debería tener un poco más de respeto por esto que está sucediendo!

-Príncipe yo… Lo siento mucho…

-Buenas noches. – Finalizó Wolfram y lo dejó sólo en el establo, caminando otra vez enojado hasta el interior del castillo, subió las escaleras hasta su habitación y se metió en su habitación de una sola vez.- Esto será un infierno… - Sentenció con lágrimas mojándole las mejillas

 

 

Notas finales:

Sayo ^^


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