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Circulo Vicioso. por Ame No Yoru

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Notas del fanfic:

Primer yaoi C: Regalo para mi oka-san~ Ale!♥

Notas del capitulo:

Perdonad si no está bien/Si es una injuria al manga-anime/Si es desatrozo/Si hay que matarme. Hice lo mejor que pude tan solo sabiendo que ambos son exorcistas, poco de sus personalidades y casi nada de cómo se llevan en relación :I

Cualquier cosa, haré otro C: Ah, si...tengo un problemita con la categoria de 'series', no puedo sacar esas....que estan de mas (?) ¿Podrían ayudarme? C:

Hubo una vez en la que creyó desfallecer. Su mente estaba vacía, tenía los ojos dilatados y en su boca se asentaba el sabor amargo de las horas y horas de sueño incómodo, durante el cuál no bebió siquiera, una gota de agua. Era un estado deplorable, deprimido y aunque nadie lo notase, por las noches se sentía un idiota al sufrir por aquella persona, pensando en los ‘hubiera’, en los ‘qué podría suceder’ y en su mundo sin volverlo a ver. Ni escuchar su voz o sentir su mirada de odio –escondiendo algo más-, sobre su persona.
Ahora no quería volver a eso.

Veía los copos de nieve caer con gracia sobre el camino y, con una ligera punzada de satisfacción, sacó una de sus manos de los bolsillos del abrigo y con la palma desnuda expuesta, sintió la fría nieve derretirse al caer en contacto con el calor que emanaba su piel. Sonrió un poco, pero la situación no ameritaba, exactamente, ‘eso’.


Allen escuchó con ironía las pesadas pisadas que detrás suyo comenzaban a acercársele, lentas, pesadas pero que con un ligero cambio de ritmo podrían convertirse en, fácilmente, saltos rápidos.
—Hey, Kanda. —dijo Allen, con una sonrisa leve curvando sus labios, mientras se giraba metiendo la mano antes expuesta dentro de su bolsillo, encontrándose con la mirada expresando odio de Yuu.
— ¿Qué haces aquí?—espetó con vos ronca (muy, muy ronca), con algo de odio pero mirándolo con curiosidad.
Allen se encogió de hombros, fingiendo ingenuidad y antes de responder se le acercó. No sabía que contestar exactamente; esa mañana había despertado agitado con jaqueca y sudando, aún con los grados bajo cero y las motas de nieve que se pegaban contra el cristal de la ventana de su habitación. Solo tenía un objetivo, no volver a aquel estado de desfallecimiento.
Supo en ese momento que ‘algo’ andaba mal, raro y que por eso tenía un revoltijo de recuerdos y confusos retazos del sueño que tuvo esa noche; ese que lo había alterado. Lo único que sabía con certeza era que Kanda aparecía en sus sueños, y eso no era justamente, un buen augurio.
—Me enteré de que te vas....—murmuró Allen, ladeando la cabeza hacia un costado, con el rubor del frío –y algo más-, cubriéndole los pómulos.
Kanda frunció el ceño, mirando por arriba de los hombros de Allen y contemplando el camino teñido de blanco que ‘pronto’ debía seguir, aquél que lo separaría tajantemente de Allen, de esa molesta persona que, a pesar de hacerlo exasperar la ‘mayoría’ de las veces, le era indiferente, aunque tenía que admitir que le surgía un sentimiento de añoro cuando se separaban. 
—No mueras, ¿vale?—dijo con sorna Allen, fijando su mirada en Kanda y guiñándole un ojo. — No quiero ver tu cara pálida y estúpida en el ataúd —añadió, con el único fin de hacer enfurecer a Kanda y hacerle soltar alguna injuria. — Sería molesto.
—Allen, cabrón. — Gruñó— Tsk, no tendrás ‘esa’ oportunidad de verme ‘así’. —finalizó, comenzando a caminar y esquivando a Allen para seguir caminando. — Prepárate, Walker, cuando vuelvas te las verás conmigo.
—Mientras sobrevivas es suficiente. —Prosiguió ignorándole, sin importar que Kanda haya comenzado a alejársele— Así que, Kanda, sobrevive.
—Lo haré. —masculló a unos metros, deteniéndose pero sin darse vuelta. Allen sonrió.—Y espero que también estés aquí.—Dicho eso, retomó el camino, cerrando los ojos y deseando en sus adentros que Allen lo esperara.
Walker soltó una risilla irritable como respuesta. Kanda gruñó.
Su relación podía ser calificada por muchos como absurda. Odio, cariño, miedo e incluso desesperanza o fraternalismo. No importaba el término, por que cada una de estos conceptos finalizaba en tan solo uno, que los encerraba aun con su opuesto, el odio: Amor.
Nada más que eso, amor entre hombres que ‘solo’ ellos poseen. Y les gustaba les encantaba esa relación que tenían, tan escondida, inverosímil y a veces, impaciente.
Por que era un  hecho: 
Allen Walker amaba a Kanda Yuu. Y Kanda Yuu, amaba –a su compleja manera-, a Allen Walker.
Era un círculo vicioso del cual no podían escaparse. Punto

 


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