La ley del más fuerte
En esta vida el más fuerte es el que gana ese pensamiento es con el que creció Horokeu algo que le enseño su padre que se convirtió en una leí única incluso en este momento que tenía el cuerpo del Tao bajo el propio sujetando ambas manos del chico sobre su cabeza con una sola de las suyas, mientras con su mano libre recorrió el cuerpo del más pequeño que estaba a su merced totalmente desnudo. Las carisias y besos del Usui estremecían el cuerpo de Ren sacando de sus hinchados y rojos labios una variedad de gemidos que insistía en no dejar salir, lagrimas salían de sus dorados ojos por la humillación de verse dominado por el baka ainu según él.
-¿Qué es lo que le pasa al gran Ren Tao?- le dijo sensualmente y en un tono sarcástico- Tanto te molesta y aun así no eres capaz de defenderte- termino mordiendo el oído del chino.
Ren solo lo miro con odio mientras un gemido escapaba de su boca por el tacto de los labios del shaman de Hokkaido en su oído, se encontraba totalmente desnudo y sus ropas totalmente destruidas esparcidas por el suelo de la habitación que se veía obligado a compartir con el chico de ojos negros en la residencia Asakura.
-Esta es la ley del más fuerte ¿Lo sabes verdad Ren?- pregunto con burla mientras introducía unos de sus dedos en la entrada del más pequeño, sacando mas lagrimas de los dorados ojos y un gemido de dolor- sabes que solo tienes que disculparte y parare- susurro al odio del Chino en un tono suave y hasta dulce.
Como es que habían llegado a esa situación que ya no podían detener es lo que se preguntaban ambos shamanes.
////////////////////// FB ////////////////////////////////////////////////////////////////// Como siempre Horo-Horo y Ren, se encontraban en una de sus muchas discusiones, que terminaban en una lucha con sus over soul y que siempre dejaba como vencedor al chino. No es que este fuera mucho más fuerte que el ainu, sino todo lo contrario. Pero Horo-Horo no tenía intenciones de herir al orgulloso chino o por lo menos eso era hasta hoy.
-Ambos sabemos que soy más fuerte que tú- Dijo el chico de ojos dorados en un tono de superioridad- no sé porque lo sigues intentando baka ainu- término de decir el chino mirando con desprecio al chico que tenía enfrente.
Horo-Horo ya estaba alto de la altanería del chico, pero no por eso dejaba de sentir lo que sentía por su compañero. Lo que lo llevaba a buscar peleas solo para sentir el cuerpo del más pequeño contra el propio.
- Me pregunto cuándo piensan volver, es que me muero de hambre - dijo el ainu ignorando lo antes dicho por el otro chico -¿cierto Damuko?- dijo con un rostro dulce y ojitos de corazón, cosa que molesto enormemente al Tao que estaba celoso del espíritu del ainu.
-No sé porque le hablas a esa estúpida mujer- dijo el chino con un tono notable de enfado en su voz, en el que se notaban los celos que sentía por el espíritu que era el único amor de Horokeu –Ella fue tan débil que murió solo por un baka ainu- termino el chino sin medir sus palabras.
Horokeu miro con odio al Tao y se lanzo contra el violentamente golpeando el cuerpo del menor contra el frio suelo de la habitación que se veían obligados a compartir en la residencia Asakura.
-Discúlpate inmediatamente Tao- grito claramente molesto y con odio el ainu, mirando con sus ojos negros llenos de enfado al chino.
- No me disculpare Joto- dijo Ren con cierto miedo por la mirada del ainu que por primera vez lo miraba en ese modo.
-Eso es lo que crees Tao- dijo sujetando con fuerza ambos brazos del chino sobre su cabeza –Créeme que te disculparas - Dijo mientras besaba violentamente los labios del shaman mientras con su mano libre destruía las ropas de este y las tiraba por el suelo de aquella habitación.
– ¡Estás loco!- le grito el chino cundo se vio libre del beso y al sentirse desnudo – ¿Qué crees que haces?- pregunto con algo de miedo.
-Esto es solo la ley del más fuerte Ren- dijo acariciando el cuerpo del menor. //////////////////////Fin FB ////////////////////////////////////////////////////////////
Ren miro con medio al ainu que tanto amaba, desde que se dio cuenta de lo que sentía soñó con las caricias del chico de Hokkaido pero no las quería de ese modo, así que se tragaría su orgullo.
-Lo siento- dijo en un susurro con lágrimas en sus dorados ojos.
Horo-Horo lo miro tiernamente, mientras acariciaba las sonrojadas mejillas del de ojos dorados y le daba un tierno beso en la frente, cosa que sorprendió al Tao.
-Repítelo Ren- dijo tiernamente completamente diferente al tono anterior, pero introduciendo dos dedos mas a la entrada del menor moviendo los en el interior de este, sacando otro gemido de dolor y mas lagrimas.
-¡Lo siento!- esta vez grito tragando su orgullo – nunca volveré a hablar mal de la chica a la que amas, así que detente que duele- pidió con lagrimas el Tao.
-Lo siento Ren, pero ya no puedo parar- beso al chico y llevo una de las manos del menor a su pantalón mostrando su creciente erección – Si luego me odias viviré con eso, pero no me pidas que pare, no hora- beso nuevamente los hinchados labios del menor, soltando las manos del menor.
El menor se sorprendió, pero se sintió feliz porque eso quería decir que Horokeu sentía lo mismo que el, correspondió el beso y para intensificarlo rodeo con sus brazos el cuello del peli celeste acercando sus cuerpos mucho mas. El de ojos negros sostenía los cabellos del chico peli morado haciendo el beso mucho más demandante y mantenía moviendo sus dedos en el interior del más pequeño. Por falta de oxigeno se tuvieron que separar, sus respiraciones agitadas, sus cuerpos sudorosos, sus mejillas sonrojadas, sus frentes pegadas y sus miradas sobre el otro llenas de deseo y amor.
-Ren te amo- el primero en romper el silencio fue el ainu – Te amo tanto- repito dulcemente en el oído del descendiente de la dinastía Tao.
-También te amo Horo- dijo el chinito totalmente sonrojado y con los ojitos vidriosos de la felicidad y el dolor por la invasión de los dedos del mayor.
Horo-Horo lo miro con dulzura y continúo con la preparación del chinito, moviendo sus dedos en el interior de este y simulando penetraciones. Gemidos empezaron a escapar de la boca del peli morado, lo que antes era doloroso se había vuelto placentero, y movía sus caderas al ritmo que marcaba el mayor con sus dedos entrando y saliendo de su cuerpo, saliva escapaba de la comisura de sus labios lo cual a ojos del ainu era sumamente sensual.
-Ren no lo soporto, ya quiero estar dentro de ti- dijo repartiendo besos y mordidas por el cuello del menor marcándolo como suyo.
El Tao solo lo miro con sus ojos llenos de necesidad, concediéndole el permiso que el shaman de Hokkaido necesitaba. El Usui remplazo sus dedos, con su erecto pene introduciéndose en la cálida estreches del chinito. Los ojitos del menor se llenaron de lágrimas por la intromisión, los dedos fueron placenteros pero el tamaño del pene del ainu era mucho mayor lo cual le causo dolor en su virginal entrada. El ainu beso las lágrimas del peli morado tratando de borrarlas del rostro de su adorado chinito.
-Ahh.. Ren que estrecho eres - dijo sensualmente contra el oído del menor – Ya pasara el dolor – y le dio un beso tierno en la frente.
El ainu se quedo quieto para no lastimar más a su compañero, con sus manos daba caricias en la erección del menor y repartía besos por su rostro. El chinito dejo escapar gemidos de placer al sentir las cálidas manos de su amor en su erección. Se mantuvieron así por algunos minutos hasta que el menor se acostumbro a la invasión y comenzó a mover sus caderas.
-Ahhh… Horo muévete…- ordeno el chinito, con saliva escurriendo de sus labios y la mirada perdida en el deseo.
Horo-Horo sin decir nada comenzó con las penetraciones, primero fueron lentas y con el paso del tiempo se volvieron salvajes. Ambos cuerpos se movían como si fueran uno, a un ritmo que solo ellos conocían. El Tao se afirmaba del cuerpo del mayor como si fuera su único salvavidas en ese mar de pasión desenfrenada.
-Ahhh… Horo creo que… me vengo- gimió el chinito, mientras derramaba su semilla entre sus vientres apretando su entrada.
-Te amo… ahhh … Ren- dijo mientras se venía en el interior de su chinito.
Paso un tiempo en el que se mantuvieron juntos, sintiendo la respiración del otro que comenzaba a tranquilizarse. El ainu salió del interior de su chinito dejando un rastro de semen en el frio piso de la habitación. El Tao se sonrojo al sentir el semen del Usui de su interior.
-Baka- dijo mirándolo con un puchero y sus mejillas completamente sonrojadas.
-Pero soy el baka que amas- dijo en un tono juguetón y abrazando su chinito- jejeje a las finales yo soy más fuerte- susurro ganándose un golpe por parte de su lindo chinito.
Por su parte Ren solo le dio un golpe y comenzó quedarse dormido en los brazos del mayor. Horo-Horo estaba feliz, no importaba quien fuera el más fuerte lo único que importaba era que se amaban y que siempre se amarían. Puede ser que la ley del más fuerte fuera la que regia la naturaleza pero entre ellos eso jamás importaría con ese pensamiento Horokeu cayó en brazos de Morfeo.